El fuego como herramienta adquiere el significado de la mano que lo empuña: purificador, asesino, censor, liberador. Corrupto cuando incendia los bosques para urbanizarlos. Tierra quemada para librarse pero también como castigo. No es el fuego, es el ser humano que lo empuña. Cuando se libera de nosotros tiene sus propias normas, destruye y crea. ¡Que temor el de los ojos que lo contemplaron por vez primera, qué rasgo de triunfo quien lo dominó y lo hizo suyo para decidir después si crecía en el amor de la noche o en la soberbia de la locura! Como el poder. Quien lo detenta tiene muchas formas de usarlo: hogar donde acoger, hoguera donde quemar ideas.
8 comentarios:
De acuerdo, pero es lo de siempre. Cómo una herramienta constructiva, y bien la denominas, puede convertirse en devastación. El destino de la propia mano que practicó su domesticación y control (existir en la naturaleza ya existía) es el destino de la destrucción planificada. Llámalo fuego, pero ya sabes que más allá del fuego está todo lo nuclear y ahí uno se aterra del todo.
Un abrazo.
Yo ya estoy temblando desde hace mucho...
Besos
;)
Y recordemos que ese dominio del fuego no es de ayer, los hombres de hoy somos lo que somos gracias a ese fuego dominado.
Así es, Pedro, para al final, se reduzca todo a cenizas.
Un abrazo
Bueno, hoy se cumplen 31 años del accidente de Chernóbil. No sé si habéis visto fotos de las personas afectadas por esa radiación.
Un abrazo
Y lo mejor es que por mucho que lo manipulemos seguirá incólume a nuestros antojos incapaz de dejar de ser lo que siempre fue.
Si, pero para tener la sabiduría, el coraje y generosidad de Prometeo, nuestros políticos tendrían que ser hijos del titán Lepetos (o jápeto) y la oceánida Climene. Por lo visto, los nuestros son de muy mala estirpe, ergo mala cepa.
Besos
Es fuego, poder y destrucción,pero también con habilidad, se puede controlar
Besos
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