Ser mujer en épocas, culturas y países en los que se está muy lejos de la igualdad es vivir en tierra hostil. Si en los países occidentales, en los que las leyes y las ideas marcan la igualdad, se está a cierta distancia de conseguirla en todos y cada uno de los ámbitos, en los lugares en los que ni siquiera esta se halla en el espíritu de la ley ni en la mentalidad predominante en la sociedad la diferencia es brutal. Por eso, luchar por la visibilidad de la mujer en esos países y culturas es un acto heroico en el que muchas veces se arriesga la libertad o incluso la vida. Allí ser una mujer con una vida profesional pública o tener una vida creativa asociada con algún tipo de arte es muy difícil. Más aún en tiempos en los que las herramientas digitales, internet y las redes sociales abren una ventana al mundo y es imposible no cotejar la situación propia con la ajena. Ya no es que se intuya que en otras partes del mundo es posible otra realidad, no es que se sepa como algo lejano, es que la comprobación está al alcance de una pantalla. La globalización habrá traído muchas cosas negativas relacionadas con el mundo de las finanzas y el poder de las grandes corporaciones y la falta de regulación mundial que contrarrestre la especulación pero también ha traído muchas positivas. Y una de ellas es esta, la posibilidad de estar informado en tiempo real de lo que ocurre en el mundo, de acceder a aquello que nos preocupa sin el obligado filtro de lo permitido o descubrir que lo que pensamos normal por habitual y próximo no lo es en realidad. De ahí la obsesión de muchos países de controlar el acceso libre a internet o de limitar la posesión de nueva tecnología. No es que piensen en la maldad de la globalización financiera -con la que suelen establecer alianzas-, es que temen el libre pensamiento de sus ciudadanos y el acceso rápido a la información.
Shadi Ghadirian nació en Teherán en 1974. Su biografía atraviesa las últimas décadas convulsas de aquel país como mujer. Y como fotógrafa que toma conciencia de la situación de la mujer en su país. Como todos los días es la primera exposición de esta autora en España (comisariada por Mario Martín Pareja puede verse en la Sala municipal de exposiciones de San Benito de Valladolid hasta el 16 de abril). La mayor parte de las series mostradas reflexionan sobre esta cuestión. En Qajar (1998) se dialoga con antiguos retratos de hace más de un siglo en los que las mujeres iraníes posaban mostrando objetos que demostraban su posición social. En los suyos encontramos un decorado y un vestido tradicional con el que contrastan los elementos de modernidad que muestran estas mujeres. En Like Everyday (2000) el rostro de las mujeres es sustituido por objetos cotidianos asociados a lo doméstico (una plancha, una taza...). En West by East (2004) se interviene, imitando a los censores, tachando las partes del cuerpo femenino no cubiertas por la ropa occidental en las fotografías de jóvenes iraníes. Aunque la exposición está ordenada por cronología de las series, la siguiente debería ser Miss Butterfly (2011) en la que Ghadirian muestra sus emociones cuando se recluye en casa aterrorizada ante la posibilidad de ser detenida: ese tiempo de espera en soledad simbolizado por la tela de araña.
Siempre con la presencia de lo femenino, superan ese componente de denuncia de la condición de la mujer Ctrl+Alt+Del (2006), reflexión sobre el cuerpo humano en el mundo digital, y Nil Nil y White Square (2008), en las que hay un contraste entre lo cotidiano y la ruptura provocada por la violencia de la guerra.
La calidad técnica de Ghadirian se pone al servicio de la provocación que quiere la reflexión en el espectador. A partir de fuertes contrastes busca esta participación intelectual, el diálogo con quien ve las imágenes y se siente necesitado de opinar. Un arte comprometido que apela al receptor. No dejen de verla o de buscar las imágenes en internet.
Shadi Ghadirian nació en Teherán en 1974. Su biografía atraviesa las últimas décadas convulsas de aquel país como mujer. Y como fotógrafa que toma conciencia de la situación de la mujer en su país. Como todos los días es la primera exposición de esta autora en España (comisariada por Mario Martín Pareja puede verse en la Sala municipal de exposiciones de San Benito de Valladolid hasta el 16 de abril). La mayor parte de las series mostradas reflexionan sobre esta cuestión. En Qajar (1998) se dialoga con antiguos retratos de hace más de un siglo en los que las mujeres iraníes posaban mostrando objetos que demostraban su posición social. En los suyos encontramos un decorado y un vestido tradicional con el que contrastan los elementos de modernidad que muestran estas mujeres. En Like Everyday (2000) el rostro de las mujeres es sustituido por objetos cotidianos asociados a lo doméstico (una plancha, una taza...). En West by East (2004) se interviene, imitando a los censores, tachando las partes del cuerpo femenino no cubiertas por la ropa occidental en las fotografías de jóvenes iraníes. Aunque la exposición está ordenada por cronología de las series, la siguiente debería ser Miss Butterfly (2011) en la que Ghadirian muestra sus emociones cuando se recluye en casa aterrorizada ante la posibilidad de ser detenida: ese tiempo de espera en soledad simbolizado por la tela de araña.
Siempre con la presencia de lo femenino, superan ese componente de denuncia de la condición de la mujer Ctrl+Alt+Del (2006), reflexión sobre el cuerpo humano en el mundo digital, y Nil Nil y White Square (2008), en las que hay un contraste entre lo cotidiano y la ruptura provocada por la violencia de la guerra.
La calidad técnica de Ghadirian se pone al servicio de la provocación que quiere la reflexión en el espectador. A partir de fuertes contrastes busca esta participación intelectual, el diálogo con quien ve las imágenes y se siente necesitado de opinar. Un arte comprometido que apela al receptor. No dejen de verla o de buscar las imágenes en internet.
3 comentarios:
Las buscaré.
Maravillosa entrada. No conocía a esta fascinante fotógrafa
Ya estoy buscando información. Gracias por tus enlaces
en el texto. Impresionantes la fotografía del Burka
con la plancha y la de la tela de araña....
Mil gracias y besos
Ojalá pudiera ver la Exposición in situ...
Interesante perspectiva. Indagaré más.
Gracias por traerla.
Besos.
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