Chaves Nogales no se anda con tapujos a la hora de arrancar A sangre y fuego. En su primer cuento, ¡Massacre, massacre! nos pone frente a una situación en la que la barbarie se adueña de la historia. Nos encontramos en el Madrid sitiado y bombardeado por los militares sublevados. La aviación franquista ataca de forma indiscriminada y casi sin oposición puesto que los aviones republicanos no pueden enfrentarse con ella: uno de los fragmentos más impactantes del cuento relata la muerte de los aviadores ingleses (Uno tras otro han muerto todos en combate. Formaban una escuadrilla de voluntarios que se han batido heroicamente. Hasta que ayer cayó el último. ¡Unos tíos jabatos los ingleses!). Las víctimas civiles de los bombardeos aéreos se cuentan por decenas, como esas mujeres que guardan la cola para comprar en una tienda. Sin embargo, a todo se acostumbra la población en guerra, que toma como una lotería cada bombardeo. Los que salen ilesos se ponen a vivir ansiosamente hasta el siguiente ataque. En el relato, Chaves Nogales opta por una estrategia inteligente para introducirnos en el tema central: la reacción bárbara, vengativa, de los milicianos ante estos ataques y la amenaza de la quinta columna. Presta singular atención a la construcción por el general Mola de este concepto en sus alocuciones radiofónicas (Pocas veces una simple frase ha costado más vidas). La ira y el temor se suman y la persecución de los sospechosos se desata.
El inicio del cuento comenzaba casi como un cuento infantil en el que unos niños jugaran a la guerra. El uso de los diminutivos no es inocente por parte del autor (pompita, pajarito, bolita). Pero aquello no es un juego: detrás de esos diminutivos se esconde la amenaza de los bombardeos sobre la sociedad civil, incluso por la noche. Chaves Nogales asienta el punto de partida con firmeza: esos bombardeos indiscriminados que intentan minar la resistencia de los madrileños y el regreso del frente de los milicianos, que vuelven a la ciudad con la barbarie de la guerra, la crueldad feroz del hombre. El autor ha preparado suficientemente la entrada en escena de la Escuadrilla de la Venganza, un grupo de milicianos que no obedecen al gobierno y que actúan por el simple impulso de la venganza de los muertos. Es tema central de este y de otros cuentos la desunión, los recelos y los problemas organizativos en el bando republicano, en el que nadie se fía de nadie.
Y se desata el afán vengativo. La barbarie de la guerra abre la puerta a la acción violenta: la sangre llama a la sangre. Los miembros de la Escuadrilla de la Venganza liderados por Enrique Arabel buscan militares retirados o en activo sospechosos de participar en la quinta columna y los fusilan sin miramientos, incluso dentro de la prisión. Sorprende aún pero debió sorprender más en aquel tiempo, que un republicano como Chaves Nogales relatara los actos violentos que se cometen en su bando sin dejar por ello de condenar la violencia fascista: ese es el error frecuente, pensar que en aquella guerra como en todas hay dos bandos enfrentados, sin matices. ¿Estamos los españoles preparados hoy para aceptarlo? Lo mismo ocurre con la aparición en una taberna vasca de Malraux, Alberti, Bergamín y María Teresa León (esta con revólver en la cintura), una escena en la que Chaves Nogales pone toda la intención en la caracterización de los intelectuales españoles -no así del francés-, como quien quiere pasar factura de lo que ha visto desde su condición de liberal republicano.
Solo hay un interesante momento de pausa en mitad de toda la violencia y sangre, de tanta crueldad. El miliciano comunista Valero y su padre, militar con inclinaciones fascistas, se sientan en silencio a fumar un cigarro en la cárcel. El hijo podría salvar al padre pero sabe que no debe hacerlo, como también lo sabe el padre. Ese tiempo del cigarrillo en el que ambos piensan en el otro sin decirse nada, antes de abrazarse y besarse con ternura, es el único momento de paz de todo el cuento.
El inicio del cuento comenzaba casi como un cuento infantil en el que unos niños jugaran a la guerra. El uso de los diminutivos no es inocente por parte del autor (pompita, pajarito, bolita). Pero aquello no es un juego: detrás de esos diminutivos se esconde la amenaza de los bombardeos sobre la sociedad civil, incluso por la noche. Chaves Nogales asienta el punto de partida con firmeza: esos bombardeos indiscriminados que intentan minar la resistencia de los madrileños y el regreso del frente de los milicianos, que vuelven a la ciudad con la barbarie de la guerra, la crueldad feroz del hombre. El autor ha preparado suficientemente la entrada en escena de la Escuadrilla de la Venganza, un grupo de milicianos que no obedecen al gobierno y que actúan por el simple impulso de la venganza de los muertos. Es tema central de este y de otros cuentos la desunión, los recelos y los problemas organizativos en el bando republicano, en el que nadie se fía de nadie.
Y se desata el afán vengativo. La barbarie de la guerra abre la puerta a la acción violenta: la sangre llama a la sangre. Los miembros de la Escuadrilla de la Venganza liderados por Enrique Arabel buscan militares retirados o en activo sospechosos de participar en la quinta columna y los fusilan sin miramientos, incluso dentro de la prisión. Sorprende aún pero debió sorprender más en aquel tiempo, que un republicano como Chaves Nogales relatara los actos violentos que se cometen en su bando sin dejar por ello de condenar la violencia fascista: ese es el error frecuente, pensar que en aquella guerra como en todas hay dos bandos enfrentados, sin matices. ¿Estamos los españoles preparados hoy para aceptarlo? Lo mismo ocurre con la aparición en una taberna vasca de Malraux, Alberti, Bergamín y María Teresa León (esta con revólver en la cintura), una escena en la que Chaves Nogales pone toda la intención en la caracterización de los intelectuales españoles -no así del francés-, como quien quiere pasar factura de lo que ha visto desde su condición de liberal republicano.
Solo hay un interesante momento de pausa en mitad de toda la violencia y sangre, de tanta crueldad. El miliciano comunista Valero y su padre, militar con inclinaciones fascistas, se sientan en silencio a fumar un cigarro en la cárcel. El hijo podría salvar al padre pero sabe que no debe hacerlo, como también lo sabe el padre. Ese tiempo del cigarrillo en el que ambos piensan en el otro sin decirse nada, antes de abrazarse y besarse con ternura, es el único momento de paz de todo el cuento.
Noticias de nuestras lecturas
Myriam Goldenberg publica un análisis de la novela a partir de la psicología y de la forma en la que se despersonaliza a la víctima en los actos violentos. No os podéis perder esta entrada sobre A sangre y fuego.
Pancho publicó su segunda entrada sobre la obra de Chaves Nogales: entrada en la violencia, en la guerra sucia, en la guerra real. Y qué bien viene un Sabina. En la tercera, comenta el cuento sobre la Columna de Hierro, un relato duro sobre lo acontecido durante los primeros meses de guerra en la retaguardia republicana y la desunión de sus bandos.
Dorca`s Library se inspira, entre otras cosas, en nuestra lecura, para componer un relato y una reflexión sobre la guerra, la violencia y el ser humano. Te lo recomiendo.
Mª Ángeles Merino sigue contándonos el diálogo de su madre con lo narrado por Chaves Nogales. Del cotejo del texto y de los recuerdos salen asombrosos parecidos. Un testimonio impagable.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog.
Mª Ángeles Merino sigue contándonos el diálogo de su madre con lo narrado por Chaves Nogales. Del cotejo del texto y de los recuerdos salen asombrosos parecidos. Un testimonio impagable.
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.
Durante el resto del curso leeremos:
-Media vida, de Care Santos (abril). Esta novela ha obtenido el último Premio Nadal y su lectura se programa en conjunto por varios clubs de lectura de Burgos.
-Brillante, de Luis Ángel Lobato (mayo). El autor publicará en breve un nuevo poemario.
-Pasos en la piedra, de José Manuel de la Huerga (junio). Como es ya conocido, esta novela ha obtenido el XV Premio de la Crítica de Castilla y León, fallado el pasado día 8 en Ávila, lo que da mayor interés, si cabe, a su lectura.
-Media vida, de Care Santos (abril). Esta novela ha obtenido el último Premio Nadal y su lectura se programa en conjunto por varios clubs de lectura de Burgos.
-Brillante, de Luis Ángel Lobato (mayo). El autor publicará en breve un nuevo poemario.
-Pasos en la piedra, de José Manuel de la Huerga (junio). Como es ya conocido, esta novela ha obtenido el XV Premio de la Crítica de Castilla y León, fallado el pasado día 8 en Ávila, lo que da mayor interés, si cabe, a su lectura.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog.
El viernes 10 tuvimos el encuentro mensual habitual del club de lectura presencial, en este caso para cerrar el comentario de Patria, la novela de Aramburu que nos ocupó en febrero. La novela ha gustado a la mayoría de los lectores y suscitó un buen debate sobre lo que ocurrió y ocurre en el País Vasco y la manera en la que el autor lo relata. Mª. Ángeles Merino ha pubiclado su crónica habitual del encuentro.
Como estaba previsto, el pasado viernes día 10 se celebró la sesión del Seminario de Literatura y Danza organizado por la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos y nuestro Club de lectura. Resulta súmamente interesante esta fusión de perspectivas. Vimos y analizamos El sombrero de tres picos, el ballet de Falla basado en la novela de Pedro Antonio de Alarcón. Mª Ángeles Merino asistió e hizo de relatora en una entrada en su blog.
6 comentarios:
Debo ponerme al día, contigo y con los blogs de los comentaristas. Espero hacerlo muy pronto.
Un abrazo
Comencé a leer los relatos de A sangre y fuego y aquello me sonaba a la guerra de mi madre en Alcalá de Henares. Como dices: "Del cotejo del texto y de los recuerdos salen asombrosos parecidos". Personas como mi madre pueden dar fe de la barbarie, avalan lo que Manuel Chaves Nogales nos cuenta. Barbarie que no cesa, pocos abrazos y muchos disparos.
Tengo apuntados más recuerdos y el libro me sigue sugiriendo paralelismos.
A sangre y fuego merece la pena, a pesar de su dureza.
Dos abrazos, el mío y el de mi madre.
María Ángeles Merino y María Ángeles Moya
Estos cuentos de Chaves Nogales que tienen la Guerra Civil como material narrativo fundamental sorprenden y son de agradecer por el esfuerzo que se le nota al autor por parecer lo más imparcial que se puede ser en un conflicto a vida o muerte entre gente que viven junta, que comparten el agua, el aire que respiran e incluso compartieron la casa y la leche de la madre que los parió. No estamos acostumbrados a la franqueza e independencia con la que se narran los hechos. Con el valor añadido que fueron escritos justo cuando estaban ocurriendo, cuando hacerlo era mucho más comprometido.
Leyendo tus reflexiones se da uno cuenta de muchas cosas que uno ni se entera al leer. Por ejemplo ese comienzo como de cuento infantil que le da una dimensión novedosa al relato. Bueno, por algo no es aconsejable dejar de leer nada de lo aquí publicado...
Un abrazo y buena celebración de los doscientos años del poeta romántico que traspasa edades y tormentas por Sevilla.
Si todas las guerras son terribles y crueles, la Civil
que enfrenta hermano contra hermano es la peor de todas,
Con o sin matices ninguna guerra debiera existir jamás,
para eso estamos dotados de palabra y pensamiento.
Leí la crónica de MARIA DE LOS ANGELES sobre el Sombrero
de tres picos, me alegro de que todo hubiera salido tan lindo
y fue tan interesante.
Abrazos
y fuera tan interesante, digo.
-.-
Mañana publico mi último aporte a esta lectura.
Besos
Lo comencé a leer en verano pero al saber que lo leeríamos aquí lo dejé, y ahora vuelvo, Es un libro tremendo. A través de un podcast de RNE he sabido también sobre su vida y sus otras obras. Me está interesando mucho. En cierta manera, y no sé muy bien la razón, este libro desdibuja el anterior que leímos.
Un abrazo
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