domingo, 12 de febrero de 2017

En el desayuno

Carmen dormida, de Antonio López. Instalación actualmente en el Museo Patio Herreriano de Valladolid
Se obsesionó tanto con ser él mismo que terminó siendo otra persona a la que no saludaba al desayunarse.

7 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Normal que no se salude, no se conoce.

andandos dijo...

Supongo que existe una Carmen despierta. Quizás la una y la otra te han llevado a alguna idea. Reconozco que frente a estas esculturas no sé qué decir.

Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

El uno y el otro cabezón se miran y...

Fackel dijo...

Pendiente de verla, a ver si me acerco esta semana.

María dijo...

Gracias por compartirlo, de esta manera saboreamos parte de lo que allí se encuentra.

Un beso.

Myriam dijo...

Soberbio micro-relato.
¡Me encanta!

Besos

Ele Bergón dijo...

Pues yo me imagino que esta línea es un aforismo, como los muchos y buenos que escribe nuestro común amigo José Luis Morante, pero es verdad que también puede ser un microrrelato como te indica Myriam.

No suelen ser buenas las obsesiones porque te pueden cambiar la vida.

Besos