Para mi madre,
cruzar el puente
era el Pisuerga helado
hacia la textil
con el frío en las manos:
el viento de diciembre y las nieblas
densas, húmedas, muros
que separaban
la infancia;
salir del barrio
era romper el hielo de las fuentes
con las manos de niña
para coger el agua y limpiar suelos;
tener libre una tarde
a la semana
y comprar unas pipas con mi padre
y sentarse en un banco
del Campo Grande
a contar palomas
y reír esperanzas.
© Pedro Ojeda Escudero, 2016
10 comentarios:
Te abrazo, Pedro.
De mi madre también aprendí esa humildad...
Y es que las raíces encallan en nuestro presente, tantas huellas indelebles...
¿Verdad?
;)
Vivieron una etapa dura, Pero dejaron un buen legado.
Un abrazo
Esa vida dura ha dejado personas fuertes que no entienden bien nuestro agobio y desgana ante esta vida de bienestar que vivimos hoy y no queremos reconocer...siempre sabiendo que existen casos de dureza extrema....pero ellos, nuestros padres, nos dieron un ejemplo de lucha y esfuerzo.
Lo que se puede decir en un breve texto a modo de lembranza que casi resume un tiempo y una vida.
Qué poco basta para tener suficiente. En la juventud casi todo está del otro lado del puente. Y ahora que estamos del otro lado solo nos queda el puente que es este poema y esa imagen
Nadie sabe ahora atar una bufanda como lo hacían nuestras madres. El frío de un tiempo que no vivimos pero conocimos a través de nuestros mayores.
Esas manos cansadas, agotadas, llenas del frío en la niebla y la nieve, estaban llenas de cariño y de mucha fortaleza y valor.
Besos
Mi preceptora, en el colegio me habría dicho: así se acompaña a la Sagrada Familia en este período del año...
Hoy yo digo que estás honrando a tus padres y eso sí que acompaña a la Sagrada Familia. El amor filial, para mi, es sagrado y me emociona mucho hoy, sobre todo este año Pedro, en que se desarmaron todas mis estructuras y eso quedó!
Te abrazo con el corazón!
Ali
La etiqueta que le has puesto, retrato de interior, es muy adecuada, y seguramente es la que representa a muchas personas de aquella generación, la de tu madre, tus padres.
Un abrazo
Lo poco, lo mucho...tan relativo. A veces, lo poco libera. Y, hoy, hoy tenemos mucho...
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