En las cosas pequeñas corre sangre
de animales y tierra separados
por las cosas sublimes.
Y al viento las banderas y los himnos,
palabras que reposan
junto al cuchillo.
Tanta sangre en el musgo
espesando el camino
de las hormigas,
empapando con una sed extraña
los líquenes pegados a los robles.
No hay lugar en el mundo que no haya sido
apelmazado
por la sangre.
© Pedro Ojeda Escudero, 2016
4 comentarios:
Pues la verdad es que tienes razón, toda la razón, no hay lugar, no.
Besos
;)
Por desgracia así es, la sangre ocupando los sitios que no le pertenecen.¿Cuando aprenderemos?
Besos
En las pequeñas y en las grandes y no debiera ser así. Se me apelmaza el corazón...
Parece que entre lo pequeño y lo sublime no queda espacio cuando en realidad es el espacio más verdaderamente nuestro.
Publicar un comentario