Entrada a la Casa de Zorrilla de Valladolid. Fotografía tomada de su perfil de Facebook. |
Como en las vacunas, las responsables de la Casa de Zorrilla de Valladolid crearon hace unos años los Bautismos poéticos de recuerdo para los poetas con vinculación con esta ciudad y con la Casa. El poeta al que se recibe renueva, así, sus votos poéticos. El acto resulta muy entrañable y suele culminar en el salón principal de la Casa, junto al piano, brindando por la poesía.
Mi vinculación con la Casa -que depende del Ayuntamiento de Valladolid- viene de lejos. Cuando no se había reformado tal y como la podemos encontrar hoy -un espacio museístico aconsejable para todos los que pasen por Valladolid-, la visitaba como investigador para mis trabajos académicos. En sus dependencias se encontraba una donación que todos los estudiosos del siglo XIX español admirábamos y nos comunicábamos como quien sabe un secreto: la biblioteca de don Narciso Alonso Cortes (1875-1972), escritor, profesor de lengua y literatura e investigador al que se deben los mejores estudios sobre Zorrilla y gran parte de los escritores vallisoletanos. Por aquellos años ochenta y noventa, la Casa no tenía calefacción y contaba con pocos recursos materiales y los investigadores teníamos que trabajar con los guantes y las bufandas en los meses de duro invierno. Pero todo lo vencía el cariño, dedicación y esfuerzo de quien nos abría las dependencias, Ángela Hernández. A su voluntad, trabajo e inteligencia se debe gran parte de lo que hoy es la Casa. El testigo lo compartió y lo recogió con el mismo cariño, trabajo y eficacia Paz Altés, que promueve nuevas aventuras a partir del respeto de esa tradición, algo que una institución de este tipo no puede olvidar nunca. Gracias a esto, la Casa de Zorrilla se ha abierto a la cultura local, se organizan eventos artísticos y literarios de todo tipo, además de profundizar en una política museística moderna. Poco a poco, la Casa se ha convertido en un referente cultural de la ciudad y su jardín romántico en un pulmón de tranquilidad en pleno centro urbano, abierto a todo aquel que quiera pasearse por él. La reforma completa de la casa que se hizo hace unos años la dotó de todas las comodidades necesarias tanto para los visitantes como para los trabajadores. En ella ya no está la biblioteca, que se trasladó al Archivo municipal, pero la sala dedicada a Narciso Alonso Cortés se acondiciona para los eventos culturales.
Cuando Paz Altés me propuso ser recibido por la Casa Zorrilla en un Bautismo de recuerdo no lo dudé. Tras unos años alejado de la cultura de mi ciudad natal, me resultaba emocionante volver a un lugar como este, que tanto significó para mí cuando era joven y tenía el futuro por delante y las ilusiones intactas. Recuerdo todavía cómo abría aquellos libros y revistas del siglo XIX, cómo disfrutaba con la lectura de los textos satíricos, cómo recorría los viajes que proponían las ilustraciones... Como padrinos pensé inmediatamente en Ángela Hernández por lo que he dicho antes y porque yo también quiero respetar la tradición que marca el reconocimiento a las personas que han hecho tanto como ella. Y en mi amigo Diego Fernández Magdaleno, uno de los mejores pianistas europeos actuales, gran escritor y excelente persona, también ahijado de la Casa. La sala estaba llena de amigos y amantes de la poesía y tras el acto académico de bienvenida, juntos subimos a brindar por la poesía. Pensé un momento en muchas cosas personales -en mi padre, que no ha podido llegar a verlo, en mi trayectoria profesional, en mi abandono durante años de la escritura, en mi larga ausencia de la vida cultural de Valladolid- pero también en Zorrilla niño corriendo por esas estancias o ya anciano, visitando la casa en la que nació, como uno de los poetas más populares de su tiempo. Hay una foto suya en el jardín que siempre me ha llamado la atención por eso mismo, por el regreso a la infancia de una persona con un mundo entero dentro de él.
Quiero agradecer a todos la presencia ayer. A Paz Altés, a Ángela Hernández y a Diego Fernández Magdaleno por sus generosas palabras sobre mi persona y mi obra. También al personal de la Casa y, especialmente a Javier, que nos recibirá en los próximos años caracterizado de don José Zorrilla. No solo físicamente, Javier es un apasionado de su trabajo y tiene un excelente futuro por delante.
Como ahijado de la Casa Zorrilla me he comprometido a colaborar en todo lo que pueda con sus proyectos. Espero estar a la altura.
9 comentarios:
El espíritu romántico vive ahí...
No está mal que reconozcan a uno en su ciudad natal. Vaya autor que nos enlazas y sin tener ni idea de su existencia. Qué poco sabemos.
Fue un acto muy emotivo....acompañado de las maravillosas vibraciones que está casa y todos los que trabajan en ella siempre me provocan.
Tngo que visitarla un día... siempre que voy a la comisaría a algo del DNI me lo propongo, pero después nunca voy...
Me alegro de ese Bautismo de recuerd que disfrutaste...
Abrazo
Se te ve muy feliz ahí con Zorrilla y en su casa. Enhorabuena. Estupendo que se te vaya reconociendo tu valía
Besos
¡Vaya un bautismo! Todo un lujo. ¡Disfruta!
Besos.
;)
Enhorabuena, me alegro por ti y por todos los demás. No sabía lo de los bautismos poéticos, es una idea buena, creo. Seguro lo pasasteis bien, y no haría ahora tanto frío como entonces. Hasta sabañones.
Un abrazo
Mil felicitaciones y besos. Te felicité por Fb y ahora, dejó constancia aquí.
Refelicitado quedas :-)
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