Un jardín que contempla la piel fresca del agua,
un árbol junto al pozo,
una rosa de octubre,
una línea de chopos,
el aroma rojizo de las nubes,
la tarde lenta y frágil del otoño,
la tarde sola y lenta,
tu mano sabia
dando vida a esta tierra,
tu espalda silenciosa, en el trabajo.
La noche que se llega,
¡atardece tan pronto!
Desde entonces,
sueño tu mano en sombra sobre mi hombro.
© Pedro Ojeda Escudero, 2016
7 comentarios:
Bellísimo tu poema de otoño, atrapada desde el principio hasta el final, y la imagen una preciosidad.
Un placer leerte, Pedro.
Un beso.
Qué verso tan ... Bueno como el titular, perfecto de ritmo y métrica, de acento, de compás a las cinco en sombra de una tarde colgada al hombro:
sueño tu mano en sombra sobre mi hombro.
Lindissimo este teu poema, sinceramente!
Amigo mio, besos y buen finde.
Esa mano sabia que arranca vida a la tierra, es capaz de, al posarse en un hombro, arrancar de ese cuerpo un recuerdo... y quizá también algún suspiro. Me ha parecido bellísimo tu poema.
Un abrazo.
Bello retrato de paisaje...
Bello recuerdo... el otoño es propicio para la nostalgia y para traer a la memoria a los que "ya no están"...
Abrazo
Me parece muy bello, esa es la verdad, aun con dosis de ambigüedad, quizás por eso también, como en las fotos. Vi el atardecer de tu tierra en Tiedra, y creo que no había visto un sol tan lejano de mí en el horizonte desde que vi otro atardecer en el mar. Donde vivo, las montañas, aunque no muy altas, hacen que el sol se oculte antes. Me gusta Castilla, y el silencio, y los pueblos separados, y el poco tráfico, y la gente amable, y mi mujer y yo. Vivimos un mundo más grande que el de nuestra infancia, pero mucho más cerca físicamente por las comunicaciones y la técnica.
Un abrazo
Las rosas de otoño...
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