Deberíamos llevar velas en las manos este mes de noviembre. Los días se acortan y conviene recogerse en grupos pequeños y hablar en voz queda. Entre amigos. Las estrellas, ahora, quedan demasiado lejos. No importa. Estamos juntos y vivos y celebramos este fuego, el nuestro. Cerca, más cerca. Contándonos lo que de verdad nos preocupa y las historias sobre la niebla. Comencemos. Y si no llega la primavera, habrá valido la pena juntarnos a pasar este invierno tan cerca.
7 comentarios:
Estas velas tan pequeñas y esos azares tan grandes... que raro es todo a veces.
Tus palabras me recuerdan lo que dijo un nativo peruano que hablaba acerca de la cosmovisión andina, y decía precisamente eso...reunirse en círculos, pequeños grupos y más aún si son amigos... Nada compensa más que el calor que ahi se genera, se comparte y se entrega...
Hermoso momento Pedro...
beso,
Ali
Mes que nos roba el sol.
Hay que llevar velas por lo acontecido en el Parlamento como por el recorte de la hora, que nadie sabe porqué.
Saludos
Qué poco me gusta el horario de invierno, el que nos roba las horas de la luz envolviendo la tarde en la noche.
Un beso.
No me gusta esta época... nunca me ha gustado... y desde hace cinco días, mucho menos...
Abrazo
En nuestra infancia noviembre era un largo páramo en el que no sucedía nada. Era la antesala de Navidad, no la prolongación del verano por otros medios. Y pocas fiestas, entonces. La nostalgia no sirve de nada. Bueno, transformada en "arte", pequeño, mediano o, preferiblemente, arte con mayúsculas, sí.
Un abrazo
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