El título de esta exposición (Caminos a la modernidad. Pintura española de los siglos XIX y XX. Colección Hans Rudolf Gerstenmaier, en la Sala municipal de exposiciones del Museo de Pasión de Valladolid, hasta el 16 de octubre), la define con toda exactitud. La comisaria Marisa Oropesa ha conseguido explicarla perfectamente. Y eso es de agradecer, porque no siempre ocurre.
Caminos a la modernidad tiene un doble interés. Por una parte, el artístico. En esta muestra se recogen cuadros de casi todos los grandes pintores del período de inicio de la modernidad pictórica en España, desde finales del siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX. Desde el pionero en la trasformación del paisajismo en España, Carlos de Haes, hasta José Gutiérrez Solana. La nómina de autores cuyos cuadros figuran en las paredes es irreprochable, además de los citados: Aureliano de Beruete y Moret, Mariano Fortuny Marsal, Raimundo de Madrazo, José Navarro Llorens, Isidro Nonell, Darío de Regoyos, Santiago Rusiñol, Joaquín Sorolla, Daniel Vázquez Díaz, Ignacio Zuloaga y un largo etcétera. Siguiéndolos de forma cronológica presenciamos el salto cualitativo a la modernidad que propusieron en lucha contra el academicismo, la introducción de los movimientos artísticos europeos que tomaban el uso del dibujo, el color y la luz de manera radicalmente diferente y, sobre todo, el nuevo tratamiento del paisaje y del retrato. Sin ellos difícilmente hubiera sido posible la eclosión del arte de vanguardia en España y pintores de la talla de Picasso o Juan Gris. El impresionismo vino de su mano y con él nuevas técnicas de pintura que propiciaron un arte más libre y actual. La colección, en este sentido, es impresionante y merece una visita detenida o varias para poder apreciar todo su valor y prestar atención a la forma de usar la pintura, conseguir iluminar los cuadros y la expresión de los temas.
Por otra parte, la historia de esta colección nos sitúa ante el cierto desprecio por el arte propio que hemos padecido en España, que parece solo prestar atención a unos pocos nombres de moda e ignorar al resto de los que constituyen la tradición propia de cada movimiento artístico. Según parece, su propietario, Gerstenmaier, afincado en España desde hace más de cuatro décadas, ha adquirido buena parte de estos cuadros en subastas y anticuarios de varios países, apreciando su verdadero significado para la historia de la pintura y poniéndolos en valor. En varios casos ha recuperado cuadros que ya se habían olvidado. Con su adquisición, además, ha conseguido que no salieran de España o retornarlos. Y otra cosa más que interesante: agrupándolos y dándoles unidad temática y sentido, no solo la colección es extraordinariamente interesante sino que cada una de las piezas mostradas adquiere su sentido y dobla su interés.
No se pierdan esta exposición. Yo he aprendido mucho en ella y, además, he disfrutado de su calidad artística.
2 comentarios:
Lo pones muy interesante.
Muchísimas gracias por tu reseña, Pedro.
He visto que ha estado dando vuelta por varias ciudades,
estaré atenta a ver si la pesco en alguna por la que me mueva.
Es una pena que en esta ocasión me la pierda,
Ay! si la dejaran unas semanas más!
Besos
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