El refrán (locución adverbial, me corrige sabiamente Carmen) dice de higos a brevas, es decir, mucho tiempo. De higos a brevas está el otoño, el invierno y la primavera. De brevas a higos, ocurre el verano. Debería dar igual, aunque no tengan el mismo sabor. La higuera nos regala brevas e higos: tomarlos directamente de las ramas y comer estos frutos hasta con piel. Antes no había patio de casa humilde sin una higuera, que es agradecida y a poco que se cuide da con regularidad abundante cosecha para acompañar la comida, vestir la mesa, matar el hambre y hacer mermelada. Digo esto porque el otro día quería saltarme el verano para llegar al otoño y hoy quiero congraciarme con este tiempo de brevas y esperar sin prisas el de los higos. Y porque ayer compré brevas -no tengo patio con higuera- en la frutería de mi barrio. Y estaban carnosas, como las tardes lentas del verano.
11 comentarios:
Espero que antes de que lleguen los higos, tengamos un gobierno que nos dirija... no pienso e el mejor gobierno, solo alguno...
Un saludo
Me encantan, las brevas y los higos.yo soy especialista en el refrán, así que lo del tiempo, el mucho tiempo, lo manejo muy bien.
Esperemos a los higos y sepamos disfrutar de las brevas.
Besos veraniegos!
;)
Buenas noches, profesor Ojeda:
Me ha venido a la cabeza el poema ‘La higuera’ de Juana de Ibarbourou.
Abrazos.
Ahora estamos en tiempo de brevas, el otro día me tomé tres, le faltaba un punto de dulzor y de ese sabor que antaño tenia la fruta, lo mismo eran del hemisferio sur donde ahora es invierno. La globalización.
Saludos
Y te ha caído una buena breva... la de un verano dulce, y por estrenar.
Besos, Pedro.
Mi querido amigo. Me toca usted el alma. Mi infancia está vinculada a las higueras y a los higos. También a las aceitunas, pero los higos los cogíamos y comíamos subidos a la higuera frondosa, y las aceitunas venían en barriles. Gustos diferentes, sabiduría gastronómica de la niñez. Otra cosa no sé si comeríamos, pero higos y olivas, a mansalva (alguna cosa más que ahora no cito)
A mi estos frutos me gustan más por su diseño que por su sabor, no sé el motivo, y con esa imagen que has puesto casi alcanzan cierta calidad artística que nos demuestra una vez más eso de que la naturaleza es sabia y tiene buena mano para el arte.
Año de brevas nunca lo veas.
Afortunadamente para mí este año ni una por señal en la higuera de mi patio.
Supongo que siempre ha sido así: todo va, muy lentamente, a peor. Cuesta levantar la vista.
Un abrazo
Me has recordado la gran higuera en la quinta
de mis abuelos maternos en Argentina...
Gracias,
Besos
También hay higos secos... pero no es lo mismo.
Un abrazo
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