jueves, 21 de enero de 2016

¿De algo malo puede salir algo bueno? o el final de Los Pazos de Ulloa y noticias de nuestras lecturas


Cuando se termina la lectura de Los Pazos de Ulloa -sobre todo si se desconoce la continuación de la novela-, el lector se pregunta si es posible la bondad en tierras en las que no hay orden e impera la naturaleza más brutal. Se tiene la sensación de que en aquellas tierras la historia solo pasa para remover la superficie porque todo, en el fondo, sigue igual. Los dos grandes caciques han cambiado de partido político por la evolución de los tiempos pero permanecen enfrentados y repartiéndose el poder con artimañas poco democráticas y hasta delictivas, los sacerdotes y otros elementos propios de la iglesia católica intentan frenar el progreso según los nuevos tiempos mientras que los partidarios de este tampoco son ejemplos a seguir.

Ante el desorden de los seres humanos, imperan las normas de la naturaleza salvaje de aquellos pazos. A la casona de los Ulloa no llega la civilización ni el progreso en esta novela. Destruida la relación de fuerzas del Antiguo Régimen, la casa ha caído en decadencia, como la estirpe que le da nombre y cuyo último ejemplar es don Pedro. Esta decadencia provoca un vacío de poder civilizador y el dominio de las fuerzas más primitivas (de ahí el nombre del mayordomo): el sentido de la posesión de hombres y tierras, un sentido de la tradición cargado de componentes nocivos, las explosiones de furia, el poder de la sexualidad. Nada pueden oponer frente a ellas las personas de carácter débil, como don Julián o Nucha.

Sin embargo, hay un elemento diferenciador en Emilia Pardo Bazán. Ante la brutalidad del drama y los acontecimientos, la debilidad o la inocencia pueden convertirse en una fuente de esperanza. Es algo que la separa del naturalismo puro. En la espiritualidad de don Julián observamos una extraña fortaleza de la debilidad de su carácter. Con el final -casi epílogo- de la novela, la autora parece indicar que esa debilidad de don Julián, aunque no pueda evitar los dramas inmediatos que proceden de las explosiones de violencia, es la única opción de sobrevivir a tanta fuerza primitiva. Se sufre pero se triunfa finalmente. De hecho, los diez años que el sacerdote pasa en una parroquia en mitad de la nada lo convierten en un eremita, casi en un santo, que puede volver para intentar reparar algo de lo que ocurrió. Como si el sufrimiento que le provocó la debilidad de su carácter le convirtiera en un ser puro. Hay una pizca de ascetismo en la intención de este personaje, sin duda.

Finalmente, la escena final -preparada a lo largo de toda la novela- en la que vemos a los dos jóvenes hijos de don Pedro, abre la puerta a la esperanza. Doña Emilia parece querer encender una luz a los lectores a los que previamente ha sobrecogido con buena dosis de folletín truculento. Perucho y su hermanastra se encuentran un tanto por encima de la fealdad del mundo. Ya lo estaban desde el principio, a pesar de las circunstancias de sus vidas. De ahí su complicidad a lo largo de la segunda mitad de la narración, una complicidad que procede de la intuición y no del interés, que nace de la bondad de su carácter y que se ejemplifica en sus acciones y, sobre todo, en la belleza física de ambos. La autora parece contradecir aquí el naturalismo que quiere aplicar a lo largo de la novela diciéndonos que de algo malo puede salir algo bueno. La mirada que les dirige don Julián en las líneas finales es todo un síntoma de que doña Emilia no era capaz de mantener la tesis naturalista en todos sus aspectos. Para comprobar por dónde se decanta sería necesario leer La madre naturaleza...

Puede consultarse el interesante y documentado portal sobre la escritora alojado en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (en este enlace), en el que se halla una buena edición de la obra (aquí). También aconsejo ver la excelente serie de televisión que adaptó la novela (en este enlace).

Noticias de nuestras lecturas

Paco Cuesta compara con cuadros de tonalidades diferentes la obra y los rasgos de personajes y acciones. Y acierta.

Pancho presta atención a la forma en la que trascurre el paréntesis de calma y en la manera en la que se describe la decadencia de estas casas solariegas ganadas irremediablemente por fuerzas naturales al dejar de prestar su función de ordenación del territorio. Después comenta la focalización de la narración a través de los ojos de Julián y los cambios que ocurren en la casona cuando acontece el embarazo de Nucha.

Gelu nos da la versión que de doña Emilia tenía José Sánchez Rojas. Y un pequeño regalo: el vídeo con las imágenes de la autora en 1920. Para no perdérselo.

Para aquellos que no pudisteis acudir a la reunión del club de lectura en su formato presencial (que mantuvimos el pasado martes), Mª Ángeles Merino hace la detallada crónica correspondiente. En ella podréis leer el debate sobre la actualidad o no de esta novela que para algunos lectores ha envejecido mal.

Recojo en estas noticias las entradas que hayáis publicado hasta el miércoles anterior. Si me he olvidado de alguna, os  agradezco que me lo comuniquéis.

Nuestra próxima lectura: 
El alcalde de Zalamea, de Pedro Calderón de la Barca


Con la entrada de hoy cerramos el comentario de Los Pazos de Ulloa. Aprovechando que la Compañía Nacional de Teatro Clásico ha montado El alcalde de Zalamea y que podemos verlo en alguno de los teatros españoles del circuito habitual de la compañía, leeremos esta obra de Calderón de la Barca. Ya sé que muchos no compartís mi afición a leer textos teatrales y así me lo habéis hecho notar en otra ocasión, pero en esto soy muy tozudo... Hay suficientes ediciones disponibles en el mercado en papel y en formato electrónico. Os recomiendo aquellas que vengan acompañadas de prólogo y notas a pie de página. En Internet podéis encontrar una fiable y gratuita en el Portal que la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes dedica al autor en este enlace.

Como curiosidad: "mi debut" en el teatro con una compañía profesional fue con la que formó Fernando Fernán Gómez en 1979 para poner en escena esta obra. Tenía yo 16 años y necesitaban figurantes locales en su paso por el desaparecido teatro de la Feria de Muestras de Valladolid (en el que tanto buen teatro vi en aquellos tiempos). Hacía de campesino.

--

Coro Entreaguas comienza muy acertadamente el comentario de El alcalde de Zalamea vinculando la obra con la violencia de género, algo permanente en la sociedad que está en el desencadenante del conflicto del drama.

El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace

9 comentarios:

Fackel dijo...

Estas labores de trabajo recreativo y supongo paciente que os traéis con la literatura son admirables. Os felicito a todos, Pedro.

Abejita de la Vega dijo...

Yo pienso que ha envejecido muy bien y que sus "cuadros" nos hacen pasar un buen rato, nos enseñan y nos emocionan en muchos momentos. Estoy leyendo "La Madre Naturaleza" para disfrutar del goce lector, eso siempre, y conocer a dónde nos conduce doña Emilia. Hay mucho de ascetismo y un halo de romanticismo en el cura Julián. Sigo viéndolo como un enamorado, casto y enamorado.

No sé si el peregrino me dejó más cartas, tal vez.

Me pondré con la ofensa de nobles y el castigo de villanos. A por Calderón. Me hubiera gustado verte en tu papel de campesino. Fernando Fernán Gómez era, en la versión cinematográfica, un don Lope de Figueroa con todas sus malas pulgas y alguna más de la propia cosecha de don Fernando.

Fue un placer redactar la crónica.

Un abrazo


Unknown dijo...

Enhorabuena. He leído Los Pazos de Ulloa y me he recreado en la prosa de la Pardo Bazán. Ví de jovencita la serie de TV y recordaba añgo del argumento. Conocer este blog ha supuesto una motivación más para leer. Gracias y a los participantes también. Da gusto el aprendizaje continuo.

Unknown dijo...

Enhorabuena. He leído Los Pazos de Ulloa y me he recreado en la prosa de la Pardo Bazán. Ví de jovencita la serie de TV y recordaba añgo del argumento. Conocer este blog ha supuesto una motivación más para leer. Gracias y a los participantes también. Da gusto el aprendizaje continuo.

pancho dijo...

La ley natural, el orden impuesto por la naturaleza salvaje, es cruel por definición. Se hace necesaria la intervención del hombre para embridar el caos y ordenar un poco aquello aunque no lo parezca.La mejor prueba la tenemos en nuestro entorno, nunca antes habíamos vivido en la paz relativa que ahora tenemos a lo largo de toda la historia de la que tenemos memoria. Ya hubieran querido los habitantes del S XIX tan convulso y lleno de guerras y barbaries de todos los tipos tener el privilegio que ahora tenemos. Por eso es tan necesario conocer las circunstancias espacio-temporales y motivaciones que rodearon la escritura de cualquier relato. Doña Emilia tiene interés en poner fecha y lugar a su novela cuando cita a personajes de la política real como el ministro González Bravo o la reina Isabel II. No todo es ficción en el relato.La realidad como materia narrativa.
La buena Literatura clásica nunca pasa de moda, se enriquece en manos de los lectores de épocas distintas.
No nos habías dicho que además de experto en teatro, también eres actor o al menos lo fuiste... Si la obra viene por aquí, procuraremos estar al tanto porque las entradas desaparecen en un momento.
Un abrazo.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenos días, profesor Ojeda:

En internet se encuentran tesoros. Buscando información de José Sánchez Rojas, encontré a su buen amigo zamorano Francisco Antón que me llevó a Francisco Morán López y a la conferencia que dio en Salamanca, en 1905, en la que se refería a que doña Emilia Pardo Bazán no había hecho gran aprecio a la poesía del poeta campesino Gabriel y Galán.

Abrazos.
P.D.: ¡Vaya!, así que usted también fue actor-campesino en la obra de Calderón.
He mirado en mi archivo de programas de mano de cine, y tengo el de la película que hicieron de 'El alcalde de Zalamea', del año 1954. Haré una entrada para la próxima semana.

Myriam dijo...

Habremos de leer "La Madre Naturaleza": no dejaré de hacerlo,
después de haber leído Los Pazos de Ulloa.
Ya te comenté antes que leí "La Cuestión Palpitante".
Me encantó , entre otras cosas, como dejó de vuelta y media al Señor Marqués de Premio Real.

Ya empecé con el Alcalde...

¡Qué linda experiencia la tuya!
Haber actuado en una Compañía, es una forma muy efectiva
de enamorarse del Teatro.

Voy a los trabajos de los compañeros.

Besos y abrazos para todos

Paco Cuesta dijo...

Si bien es cierto que desde el comienzo, es previsible el final de la novela, la sorpresa queda para la segunda parte.Los Pazos y La madre son piezas separadas, sí, que necesitan caminar juntas.
Gracias
Un abrazo

andandos dijo...

Me ha gustado mucho. No sé si ha envejecido mal pero el talento de su autora no lo ha hecho. Es un placer leer vuestros comentarios, ahora que ya la he acabado. Vamos con la siguiente. Creo que en Movistar+ está la serie, casualmente. Un abrazo a todos.