Todos los años me llaman la atención esas rosas tardías de noviembre. Rosas que apuran los últimos veranillos para florecer. Algunas quedan en botones, capullos casi abiertos. No sorprenderán a quienes habiten en lugares más cálidos. Estas rosas de noviembre, que buscan los escondites a los fríos para quebrar el hielo negro. Unas pocas logran permanecer, como si fueran frágiles esculturas congeladas, durante meses. Secas en sus ramas pero con toda la hermosura de la rosa. Ellas no lo saben, pero son una lección de estética y de vida.
14 comentarios:
Por esas rosas otoñales que expresan que el florecimiento y la hermosura es posible fuera de la temporada de sazón habitual. Me asombra lo observador que eres de lo natural y sencillo. Yo vivo encerrado en mi casa (y en mi trabajo) con mis aparatos tecnológicos a cualquier hora. Alguna vez habré de empezar a observar también, aunque me cueste tener conciencia de ello.
Saliendo de mi casa, al subir las escaleras que llevan a mí coche, hay un rosal trepador con rosas de invierno. Yo las miro a diario con el mismo pensamiento: por dios que frío :)
Pero no olvides que tienen espinas.
Saludos
La resistencia de la belleza: sólo gozo.
te equivocas... ellas SI lo saben...
besos y bello día!
Ali
todas las flores tardías o fuera de época son especiales
besos
Vi ontem dessas rosas, algumas pareciam veludo (terciopelo)
Besos, amigo mio
Rosas....siempre rosas!
Me gustan las rosas y en especial este "otoño de las rosas". Las suelo mirar en mi jardín y observar cómo van adaptándose al tiempo que pasa entre sus pétalos.
Besos
Yo nací en este mes y, de alguna manera, me siento una rosa de noviembre ;)
Incluso las pequeñitas de mi ventana. Rosas urbanas y minimizadas, pero rosas.
Y qué lección!!!!
Un Beso
Cierto y ello. Gracias.
Qué no nos falten nunca!
Publicar un comentario