sábado, 5 de septiembre de 2015

Tiempos de melancolía. Creación y desengaño en la España del Siglo de Oro


Merece la pena acercarse a esta exposición (Tiempos de melancolía. Creación y desengaño en la España del Siglo de Oro, en el Palacio de Villena del Museo Nacional de Escultura de Valladolid hasta el 12 de octubre, aconsejo descargarse el dossier de la exposición en este enlace). Por varias razones: todo lo expuesto son piezas de enorme valor artístico (Rubens, Ribera, Velázquez, Durero, etc.), la exposición está montada inmejorablemente y muy bien explicada y, por último, contribuye a la mejor comprensión de la temática porque no pretende solo exponer sino también investigar y suscitar nuevas preguntas (cosa que es una de las constantes más relevantes de las últimas exposiciones de este Museo).

La melancolía fue definida en la antigüedad grecolatina y diagnosticada como enfermedad y -a la vez- característica de los seres humanos más geniales, creativos y con capacidad de liderazgo. En el Renacimiento y en el Barroco se abordó en los tratados médicos y fue llevada constantemente a todas las artes. En la literatura, Calixto, Hamlet o don Quijote son ejemplos de personajes aquejados de melancolía. En las artes plásticas generó una iconografía propia, fácilmente reconocible. Santa Teresa -melancólica ella misma- insistía en que debía tratarse duramente la tendencia a la melancolía en cuanto se detectara en las monjas de sus conventos. Quizá por eso tuvo una actividad febril durante muchos años de su vida, porque reconocía en ella misma los síntomas.

No solo se veía como algo individual. Ya en el Siglo de Oro se generalizó la idea de que España era un país melancólico y que de ahí le venían tanto sus grandezas -las grandes hazañas históricas y su escaso sentido práctico- como sus debilidades -cierta tendencia al abandono-. De esa misma raíz podía salir tanto la picaresca como la mística. De hecho, una de las perspectivas más acertadas de esta exposición es explicar buena parte del arte religioso del Siglo de Oro a partir del concepto de la melancolía, incluso el tratamiento de Cristo como un individuo con todas las características del ser melancólico.

Como tantas cosas del Siglo de Oro español, la reflexión obsesiva sobre los efectos de la melancolía culmina en la visión del cráneo descarnado como el último refugio del ser humano, la gran interrogación sobre su vida y la aceptación de que la cuna y la sepultura están íntimamente ligadas para dimensionarlo todo. Sale uno de esta exposición por una parte sobrecogido por la dedicación obsesiva del arte de aquellos tiempos a este tema y por otra con las ideas más claras sobre cómo una nación entera puede encerrarse tanto en sus males sin que nadie hiciera lo posible para remediarlos. No creo que esto fuera la intención de la comisaria de la exposición, pero es una de las derivadas más interesantes.



5 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Cuando ataca la melancolía hay que hacer como Santa Teresa.

Gelu dijo...

Buenas tardes, profesor Ojeda:

Muchas gracias por informarnos de esta exposición de arte, que habrá costado mucho reunir, y que debería darse a conocer ampliamente para que todo el mundo la pudiese disfrutar, y tal vez hacerse preguntas parecidas a las que usted ha llegado:...” sobre cómo una nación entera puede encerrarse tanto en sus males sin que nadie hiciera lo posible para remediarlos”.
He visto que hay reunidas más de 70 maravillosas piezas. He ido navegando, para conseguir juntarlas, pues en ningún enlace salen al completo.
Preciosas todas. La Sibila, de El Españoleto, que ilustra la portada tiene vida.
También me ha llamado mucho la atención, entre las piezas expuestas, la «Alegoría de la Orden de los Camaldulenses», de El Greco.

Abrazos.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, de nuevo, profesor Ojeda:

Leo el comentario de Abejita de la Vega, y me quedo dudando. ¿Qué habrá que hacer?: Escribir, escribir, escribir, o "hacer fundaciones".
Quedo esperando respuesta.

Abrazos.

LA ZARZAMORA dijo...

Aquí, en el Grand Palais hace unos años hubo una muy similar sobre el mismo tema, con 4 pisos que fueron un bálsamo de belleza para cualquier alma sensible.
Te dejo el enlace:
http://www.froggydelight.com/article-2308

Cuánto me gustaría poder ver esta también!
Beso, y espero que la disfrutases.

Ele Bergón dijo...

Debe ser un rasgo de nuestro carácter, esa melancolía que nos impide actuar. Y en este comentario también anda implícito, esa aceptación de lo inevitable. Debe ser que voy presintiendo el otoño. No, no me resigno, la acción siempre es lo importante.

Besos