lunes, 6 de julio de 2015

Un olivo


Si tú y yo plantáramos un olivo. No un eucalipto ni un chopo, ni si quiera un plátano, si tú y yo plantáramos en aquel rincón del huerto, no sé, un olivo -es un ejemplo, puede ser también un acerolo o un peral o un almendro- y después nos sentáramos a compartir unas aceitunas aliñadas y un poco de agua fresca.

13 comentarios:

Misterio dijo...

Pues seguro que sería lo más especial del mundo.

Besos

Alimontero dijo...

Si tú y yo plantamos ese olivo, disfrutaríamos esas aceitunas aliñadas y agua fresca, no te quepa duda alguna...

besos,
Ali

Emilio Manuel dijo...

Si, todo muy bonito, pero hay que esperar unos años y puede que no se tengan suficientes.

Saludos

Amapola Azzul dijo...

Estaría muy bien.

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

El cielo en la tierra
sentarse
junto a las personas queridas
y compartir el tiempo
y los frutos sencillos
que nos da la naturaleza
y nos bastan.

Un abrazo

lichazul dijo...

en un rincón plantar un árbol... mejor al centro de cualquier patio
los rincones son de temer

besitos

la seña Carmen dijo...

No basta con plantar el olivo, me temo.

omar enletrasarte dijo...

si lo haces, no nos preguntaremos
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?
.
me gusta la certeza y la libertad de contemplar el fruto
de la siembra de mis manos
un abrazo

María dijo...

No solo es cuestión de plantar un olivo, sino después, de cuidarlo, y estar pendiente de ello, trabajarlo, y demás.

Un beso.

Campurriana dijo...

Un plan tan especial como el momento que crea.

andandos dijo...

Pues sería una deseable vida normal, sin tiempo tasado. Lo fácil que parece y lo difícil que suele ser.

Un abrazo

Myriam dijo...

Sería un rincón mágico...

Abejita de la Vega dijo...

Viví en tierra de olivos y me manché los dedos con su fruto, suele ocurrir.