Quizá no sabes -no sé- que llevas un mar adentro. Más allá de la última roca en donde Venus se hace saliva sobre tu cuerpo, lentamente. Por eso mismo, por tu terca ignorancia te asombras -me asombro- cada vez que la brisa te desordena el pelo y te expone a la misma pregunta. Asilah es blanca y azul. Quizá más hermosa porque fue cruel bajo esta luz que ahora te ciega para que la vista te alcance mar adentro, hacia el pecho, a pulmón limpio, aunque ya sepas la respuesta. Pero qué importa. El día es plácido, oscurece tarde y el tiempo parece detenido por un momento. Suficiente.
6 comentarios:
Críptico y bello lo que escribes...lo agudiza el misterio que encierra.
A mi, que me registren.
Saludos
No entiendo ni papa lo que has escrito, pero he descubierto que existe una ciudad marroquí que es Asilah que me gustaría conocer. Y es cierto que es blanca y azul.
bienaventurados los que tienen el mar dentro
por su misterio, por su mansedumbre, por su rebeldía,
por su riqueza
abrazo
Suficiente
Bueno, sueles escribir o muy concreto o muy ambiguo. De cualquier modo me anima a visitar esas tierras y esas gentes.
Un abrazo
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