En estos tiempos en los que todo es digital quizá la mejor expresión de rebeldía artística sea crear objetos únicos. Volver a la materia y lo tangible, a escribir a mano y trazar la caligrafía de lo biográfico. Dicen los expertos que escribir en el ordenador o en cualquiera de los soportes digitales cambiará nuestra forma de pensar porque no supone lo mismo que el acto físico de escribir a mano, con la lentitud que requiere. Escribir a mano, además, trasmite rasgos de la personalidad de quien realiza ese acto. Y nos comunica las emociones del momento irrepetible: la inclinación de la línea, el pulso tembloroso o firme. O el gesto con el que a veces se traspasa el papel al firmar. Todo eso desaparece en el actual sistema digital. Quizá vendrán otros que lo recuperen en el futuro, pero por ahora es así. Como es así que perderemos el camino entre borradores que supone la composición de cualquier obra o incluso, como pronostican algunos, todo lo que ahora guardamos tan celosamente en archivos digitales que podrían ser ilegibles en un futuro mientras todavía podremos leer un manuscrito medieval.
Eduardo Fraile expone sus Poemas manuscritos sobre lienzo (Sala de Exposiciones del Teatro Zorrilla de Valladolid, hasta el 3 de mayo) como quien desvela algo íntimo en el proceso de escritura: la letra propia del poeta, su pulso. Estos manuscritos se pueden leer como poemas, se pueden contemplar como parte del proceso artístico lleno de enmiendas, pero también como puros objetos artísticos que explican en sí mismo la visualización de un arte que está hecho para muchas cosas además de para ser leído y escuchado. Eduardo Fraile (Madrid, 1961) es uno de los mejores poetas españoles de su promoción, con una obra arriesgada en muchos aspectos, personal y -a la vez- generacional, que siempre indaga en la memoria biográfica como forma de explicar una época, la nuestra, desde la vida de quienes hemos asistido a esta historia porque parece siempre que Eduardo nos está contando eso, nuestra propia vida. De su larga producción, yo prefiero Teoría de la luz (2004), Quién mató a Kennedy y por qué (2007) y La chica de la bolsa de peces de colores (2008). Pero lo que expone en esta recomendable exposición va más allá que sus textos, es parte de ese momento único de la escritura poética. No se olvide de pedir el folleto gratuito, diseñado por el propio autor y numerado, es una pequeña joya y quedan ya pocos.
6 comentarios:
Muy interesante, entre otras cosas porque no sé muy bien qué hacer con mis fotos y su revelado, y esta exposición me hace pensar en la importancia, también, del soporte y en las demás cosas que no son exactamente su contenido, aunque también.
Un abrazo
Soy profesor de secundaria, como sabes, y corrijo continuamente ejercicios escritos de mis alumnos. Su letra es expresión clara de su personalidad. A una mente ordenada suele corresponderle una letra armónica; a una mente caótica y discontinua le corresponde una letra desordenada, inarmónica, quebrada... No es baladí este aspecto de la letra casi como obra de artesanía que se está perdiendo. Yo apenas escribo ya nada a mano. Solo cuando viajo solo y escribo algo a modo de diario. Entonces me gusta explayarme, dejar que mis meridianos nerviosos fluyan a través de mi escritura. No hablo de grafología sino de evidente expresión del ánimus.
Gracias poe esta reflexão, querido Pedro.
Feliz semana
Hola profesor: en el primer parágrafo
expones unpesamiento que a mi también me hace pensar.Mi madre decia siempre que todo lo que está escrito simpre se podrá leer.
Pero todo lo digital serà duradero? dentro de solo trescientos años, ¿podremos leer lo que ahora escribimos?, igual duda tengo con el material fotográfico que tan celosamente gaurdamos en los archivos de nuestro PC. ¿Como resistirá el paso del tiempo?
un saludo, estareé atenta prosi das alguna pista de lo que tu piensas sobre ello. Un abrazo.
sea papel o pixel
quien quiera leer
sabrá darse maña
para dar con el asunto
no me asusta que la gente no escriba y solo digite
para mí lo principal es que se exprese y saque a la luz sus pensamientos , sueños, que haga catarsis y construya realidades y escenarios en donde nos reflejemos
besitos y buena semana Pedroetr
Cuando daba clase, los alumnos en especial los adolescentes jóvenes, se quejaban de coger apuntes y yo siempre les decía: " De la mano va al cerebro", creo que es una forma, un poco más costosa de escribir, pero de asentar el conocimiento mejor.
Ya había leído algún artículo sobre esto del soporte digital que parece que no es eterno como sí lo es el manuscrito y he visto unos cuantos que están en los archivos desde hace siglos y aún se pueden leer.
Interesante la exposición que reseñas.
Besos
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