Hasta el tiempo anda revuelto... y con "Le diable au corps", aquí que siempre llueve, el sol arrecia en verano disfrazado de otoño interminable.
El caso es que tampoco soy de las de volver la vista atrás, como Machado, y como que me va la complicada sencillez del tiempo que me toca vivir. Besos, Pedro.
Está bien eso de ir avanzando. Pero de vez en cuando, hay que detenerse y contemplar lo que nos rodea. Quizás la mirada atenta nos descubra que hay cosas que siguen estando ahí, aportándonos belleza, sin que nosotros hayamos podido hacerlas desaparecer, ni siquiera con nuestra indiferencia.
El cielo, un camino y los pies por delante. Estoy habituado a esta imagen por mi faceta de caminante. Nada hay (o casi nada) tan estimulante que el camino y el cielo para un caminante. El cielo sobre tus pasos, inmenso, multicolor, denso, dramático, azul... Este verano caminando por la ruta vasca del camino hacia Burgos encontré una plantación de opio que se parece bastante a la inflorescencia que fotografías aquí. Me quedé sorprendido y me costó reaccionar. Luego lo entendí. Se cultivaba con control policial para fines médicos.
Tengo un blog de fotografía en donde publico una foto cada día. Te dejo su referencia por si algún día quieres pasarte: FUE UN INSTANTE FUGAZ
Estoy convencida de que la felicidad está hecha de cosas que tenemos a nuestro alrededor, que suceden todos los días y que no les prestamos la suficiente atención, como esas nubes que van y vienen por los cielos de Castilla.
Y es que en las cosas sencillas es donde se puede alcanzar la felicidad, pero debemos valorarlas, debemos disfrutar de ellas, debemos intentar dejarnos llevar por su belleza para poder llenarnos de las cosas tan bellas que tenemos y no sabemos apreciarlas en su intensidad.
10 comentarios:
Hasta el tiempo anda revuelto... y con
"Le diable au corps", aquí que siempre llueve, el sol arrecia en verano disfrazado de otoño interminable.
El caso es que tampoco soy de las de volver la vista atrás, como Machado, y como que me va la complicada sencillez del tiempo que me toca vivir.
Besos, Pedro.
Está bien eso de ir avanzando. Pero de vez en cuando, hay que detenerse y contemplar lo que nos rodea. Quizás la mirada atenta nos descubra que hay cosas que siguen estando ahí, aportándonos belleza, sin que nosotros hayamos podido hacerlas desaparecer, ni siquiera con nuestra indiferencia.
Nos detenemos y contemplamos. Contemplar en lugar de ver.
¿No son sinónimos?
Mirar, eso es.
El cielo, un camino y los pies por delante. Estoy habituado a esta imagen por mi faceta de caminante. Nada hay (o casi nada) tan estimulante que el camino y el cielo para un caminante. El cielo sobre tus pasos, inmenso, multicolor, denso, dramático, azul... Este verano caminando por la ruta vasca del camino hacia Burgos encontré una plantación de opio que se parece bastante a la inflorescencia que fotografías aquí. Me quedé sorprendido y me costó reaccionar. Luego lo entendí. Se cultivaba con control policial para fines médicos.
Tengo un blog de fotografía en donde publico una foto cada día. Te dejo su referencia por si algún día quieres pasarte: FUE UN INSTANTE FUGAZ
Llenarse de ligereza.
Ahí es nada. Ahí se anda.
Un abrazo.
Son palabras sencillas que generan procesos complejos.
Saludos
Preciosas fotos con sus nubes.
Estoy convencida de que la felicidad está hecha de cosas que tenemos a nuestro alrededor, que suceden todos los días y que no les prestamos la suficiente atención, como esas nubes que van y vienen por los cielos de Castilla.
Un abrazo
Luz
Creo que lo más importante, ahora, es la llegada del otoño.
Un abrazo
Y es que en las cosas sencillas es donde se puede alcanzar la felicidad, pero debemos valorarlas, debemos disfrutar de ellas, debemos intentar dejarnos llevar por su belleza para poder llenarnos de las cosas tan bellas que tenemos y no sabemos apreciarlas en su intensidad.
Preciosas imágenes, Pedro.
Un beso.
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