No acabo de comprender este aserto. Yo soy un desastre en mis habilidades manuales. Soy incapaz de componer nada averiado. Mi compañera sí que es hábil y es la que suele arreglar las cosas empezando por la ropa. Yo compongo algo los ordenadores. Si en lo de componer las cosas rotas encontramos un sentido más existencial, ahí sí que podría ponerme a pensar. La vida de uno está hecha de desgarrones, de fragmentos, de cuestiones que es mejor olvidar (o no olvidar). La composición de un ego, de una posible identidad en tal caso podría entenderse como el de un compositor de una partitura rota en fragmentos que deviene de nuevo a la vida tras su interpretación nueva, gracias a la anagnórisis. Pero no sé si tu post tenía esta intención. Me temo que no. En fin.
Los objetos, como las personas requieren conservación. El tiempo va dejando su huella, y se advierte la falta de cuidados si no se reparan los deterioros.
No necesariamente. También está la posibilidad de sustituirlas por algo nuevo. Saludos.
P.D. Hace un par de días te vi por uno de los parques de nuestra ciudad. Ibas tan concentrado en el paisanaje, que no te saludé para no romper ese momento de concentración.
Soy un poco maniática de buscar la forma de restaurar las cosas. Pero tengo claro que soy nula para los asuntos del espíritu. Ese cruce de maderas ya me sugiere...
10 comentarios:
No acabo de comprender este aserto. Yo soy un desastre en mis habilidades manuales. Soy incapaz de componer nada averiado. Mi compañera sí que es hábil y es la que suele arreglar las cosas empezando por la ropa. Yo compongo algo los ordenadores. Si en lo de componer las cosas rotas encontramos un sentido más existencial, ahí sí que podría ponerme a pensar. La vida de uno está hecha de desgarrones, de fragmentos, de cuestiones que es mejor olvidar (o no olvidar). La composición de un ego, de una posible identidad en tal caso podría entenderse como el de un compositor de una partitura rota en fragmentos que deviene de nuevo a la vida tras su interpretación nueva, gracias a la anagnórisis. Pero no sé si tu post tenía esta intención. Me temo que no. En fin.
Me encanta la foto.
Sigamos componiendo, da igual lo hagamos mal, no somos perfectos, y aprenderemos de nuestros fallos, pero sigamos creando.
Un beso.
Buenas noches, profesor Ojeda:
Los objetos, como las personas requieren conservación.
El tiempo va dejando su huella, y se advierte la falta de cuidados si no se reparan los deterioros.
Un abrazo.
Gran verdad que suscribo.
Besos, Pedro.
Pues sí, es cierto, aunque a eso se le llama reciclar nuestra vida.
Saludos
No necesariamente. También está la posibilidad de sustituirlas por algo nuevo.
Saludos.
P.D. Hace un par de días te vi por uno de los parques de nuestra ciudad. Ibas tan concentrado en el paisanaje, que no te saludé para no romper ese momento de concentración.
No sé en qué contenedor debe echarse nuestra vida. ¿El de vidrio, quizás?
Queda siempre alguna señal del arreglo pero seguimos funcionando.
Soy un poco maniática de buscar la forma de restaurar las cosas. Pero tengo claro que soy nula para los asuntos del espíritu. Ese cruce de maderas ya me sugiere...
Besos.
A eso lo llamamos resiliencia.
Un saludo
Maritza
Publicar un comentario