Habrá septiembre porque habrá esperanza. La esperanza somos nosotros porque merece la pena sentir tu calor al lado del mío para que juntos tomemos las plazas y las noches, para que juntos acudamos a decir que estamos aquí, que hemos llegado para quedarnos.
En Puerto de Béjar, como en otros lugares de montaña, apilan la leña para el largo invierno. Para que no se venga abajo el montón colocan contrafuertes de la misma madera. Unos leños sujetan a otros en prodigiosa y sencilla construcción solidaria. En Puerto de Béjar, como en otros pueblos de sierra, el invierno vendrá pero habrá leña y no faltará quien acoja al viajero que llega del frío para calentarlo con el hogar, con el abrazo y con la palabra.
Yo he venido aquí para quedarme. Mientras el cuerpo aguante y haya gente a mi lado, calor con calor, para salir a las plazas y las cafeterías, para hablar en las aulas y en los oídos, para escuchar lo que tengas que decirme. Y transformar las carreteras inhóspitas en alamedas.
11 comentarios:
Pedro, me gusta regresar a tu rincón cálido, acogedor. Gracias. De verdad.
Mientras haya oídos que escuchen, habrá poetas.
Un besito.
Qué gusto da saber que hay gente como tú dispuesta con la bella palabra precisa, a convertir la escarcha en agua calentita con la que hacerse un té o un chocolate. El invierno se hará más corto, menos duro. Los troncos de leña alimentarán el fuego necesario para que nadie sienta ni frío, ni soledad.
Un abrazo, poeta.
Me encanta septiembre, me encanta volver a casa, tu blog.
Besos Pedro.
Lo sabía, cómo no iba a haber esperanza.
Bienvenido.
¿De verdad lo crees?
Ojalá sea así, Pedro.
Besos de bienvenida.
Me encanta que blogguer vuelva a ser una ciudad viviente en el mes de septiembre porque en el verano se queda muda, es una alegría volver a leerte a ti y todos los que regresáis, gracias por seguir aquí con nosotros, Pedro.
Un beso.
Viendo las provisiones es seguro que no pasaremos frío por un buena temporada, esperamos que sea larga.
Y la Esperanza que no falte.
Besos.
Sin los otros, no hay esperanza posible. Como esas astillas apiladas, juntas y sosteniéndose. Un beso
Aunque el sitio donde vivo no es de montaña. yo mismo apilo leña para los fines de semana de invierno, o de otoño. Es cierto que me enseñó el señor que me la traía, que sí era de montaña. Me alegro de volver a leerte de manera habitual, un fuerte abrazo. Hemos venido para quedarnos, aunque estemos, realmente, de paso y de alquiler.
Un abrazo
Los maderos se apoyan los unos en los otros. Todos son iguales, todos igualmente necesarios. Es una metáfora poderosa.
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