En Literatura hispanoamericana, una de las asignaturas que imparto este semestre, tenía previsto culminar la materia con el comentario de Cien años de soledad de García Márquez. Más ahora, tras su fallecimiento.
Me gusta estructurar mis asignaturas con un hilo argumental más allá de los temarios tradicionales que ahora pueden encontrarse con facilidad en manuales, monografías y otro tipo de materiales didácticos. En este caso he querido explicar la construcción del imaginario colectivo hispanoamericano a través de la literatura, lo que me llevaba desde los Diarios de Colón a Rubén Darío. Este poeta es la cristalización definitiva y prodigiosa de la explicación de una idea de lo americano y su puesta en valor para el siglo XX. A principios de aquel siglo, Darío encabeza y da forma a la corriente de pensamiento que reúne lo indígena con lo español, las creencias tradicionales de los pueblos precolombinos con la espiritualidad católica, lo antiguo americano y el substrato grecorromano del Mediterráneo. Todo ello sin renunciar a la modernidad que recorre Europa. Este sincretismo que se define entonces como hispanidad se hace bandera frente a lo anglosajón. En él los elementos no están subordinados sino que nutren por igual la sangre de Hispania fecunda que cantó Darío. La hispanidad tal y como nació no es un concepto peninsular sino que tiene un fuerte sentimiento americanista. Rubén Darío, como su creador vitalista, cantó con entusiasmo las bases que sostenían lo hispánico. A él se debe también la reconciliación de los intelectuales americanos con lo español puesto que todo el siglo XIX había buscado la culpabilización de todos los males de la sociedad americana a la herencia española. Fue grande Rubén Darío por muchas cosas, pero sobre todo por esta mirada integradora que logró fusionar en un proyecto de lo americano cosas que hasta ese momento se habían pensado irreconciliables. Harían bien algunos intelectuales en revisitar estas ideas.
Después de Darío, nadie como García Márquez en el mismo sentido. En él es muy notoria esta construcción del imaginario colectivo americano que comenzara a fabricar Cristóbal Colón en las páginas del Diario de su primer viaje trascrito por fray Bartolomé de las Casas . Sus famosas declaraciones en las que temía que España, al ingresar en la Unión Europea en 1986, se olvidara de América evidencian que García Márquez participaba de la misma corriente encabezada por Darío.
La obra del colombiano es una construcción de esa conciencia de la historia americana en la que se integran los mismos elementos de la hispanidad pero actualizados a las corrientes de pensamiento político de mediados del siglo XX. Culmina todo ello en Cien años de soledad: Macondo es el espacio simbólico en el que toda esa historia se hace presente. Pero donde mejor se ve esta cualidad es en el uso del lenguaje español que en García Márquez se hace castizo, americano, moderno y antiguo, todo ello a la vez, para dejarnos el testimonio de un idioma para todos los hispanohablantes. Es una obra maestra por muchas razones pero sobre todo porque en su lenguaje consigue unir de verdad ese proyecto de la hispanidad que latía en Darío. Es una de las obras literarias que más han hecho por la unidad del idioma en el último siglo. Se puede afirmar, sin ningún género de dudas, que en los textos de García Márquez -mucho más que en laos de Vargas Llosa, otro de los grandes pero con un pensamiento más occidentalizador- el idioma español deja definitivamente de ser peninsular hasta para los más recalcitrantes academicistas para hacerse eso, español, en el sentido de hispánico. García Márquez merece pasar a la historia por muchas razones -es uno de los maestros más importantes del periodismo en lengua española, trabajó como pocos la frontera entre la realidad y la ficción, construyó prodigiosas historias de amor y tiempo, etc.- pero sobre todo porque en él se hace realidad el proyecto de ese concepto de lo hispánico tanto en la materia narrativa como en el idioma.
España, que está desorientada desde hace demasiado tiempo en lo económico, en la innovación industrial, en lo cultural, ha buscado con lógica una proyección europea pero lo ha hecho casi como expiación de un sentimiento de inferioridad y nunca ha llegado a presentarse en Europa como lo que debería ser, el puente de conexión con Hispanoamérica encabezando un proyecto común. Ha habido notables esfuerzos -las Cumbres Iberoamericanas, cada vez más descafeinadas; el certero proceder de la Real Academia Española al construir nuevos modelos de diccionarios, gramática y ortografía basados en lo hispánico y ya no en lo peninsular-, pero falta la construcción de un verdadero proyecto integrador. Para ello quizá deba asumir el concepto de hispanidad que está sobre todo en la obra de Darío y de García Márquez y no en la rancia celebración que nos dejó el franquismo.
11 comentarios:
Me parece muy interesante todo lo que tenga que ver con la creación del imaginario colectivo hispanoamericano. Tu exposición/clase no sólo es un homenaje (y reconocimiento)a grandes como Rubén Darío y Gabriel García Márquez, que han trabajado en ese sentido, sino que deja con ganas de más.
Besos
Me gustó mucho esta entrada, la hispanidad, un tema siempre tan interesante, y que tenemos más presente gracias a los grandes de la literatura del otro lado del mar. buen Recuerdo para Darío, y merecido homenaje a García Márquez.
Gracias.
Besos.
Pedro, querido Maestro, hoy mas que nunca remarco esto en tí.
Me fascina aprender y sobretodo de quien sabe. Soy una eterna aprendiz de todo, y tú un gran Maestro...
contigo aprendo, contigo crezco, contigo permanezco...
te abrazo en agradecimiento!!
Ali
bien por esa cátedra que harás con autores latinoaméricanos, la riqueza de nuestro continente es Inmensa
son tantos y tantos y tan poco conocidos , tan poco divulgados
que realmente es una pena
bss
pd te dejo el nombre de un escritor que tarde he empezado a leer
sus poemas son insuperables
José Emilio Pacheco es de México
:D
Buenas noches, profesor Ojeda:
Hay que ponerse al día teniendo en cuenta los cambios de la sociedad en todos estos años, en los que la emigración ha sido al revés, y hay tantas personas del otro lado del océano, con las que -por suerte- compartimos el idioma.
Se me ocurre poner un enlace con una entrada de hace tres años, en la que hablábamos de la obra de García Márquez.
Mañana haré reparaciones, pues han retirado videos YouTube, pero quería dejar constancia del recuerdo y admiración por el gran escritor de Aracataca.
Serán muy interesantes las clases de Literatura hispanoamericana con sus alumnos.
Abrazos.
Hispanidad con mayúsculas, el legado de García Márquez.
Soñar no cuesta nada
me resultaría inmensamente grato colarme por una rendija, profesor, para escuchar sus clases
/el mosquito chipariqué
Tus puntos de vista son muy atractivos, es un placer leerte y aprender.
Que lo sepas una vez más.
Besos
Dos grandes autores, hispanos por antonomasia. Estrecharon lazos de allí para acá, lo que no son capaces de hacer los autores españoles. Ni hacer de puente con Europa. Diciéndole el JuanCA a Chavez: por qué no te callas?? Desde q se descubrió la ojeriza que le tiene a los elefantes, ya ni eso.
Que hablen los académicos y callen los de las mamandurrias
Mucho hemos ganado con la literatura hispanoamericana, García Márquez macó el camino.
Un abrazo
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