domingo, 30 de marzo de 2014

La locura del fútbol. Los 5.200 obreros muertos en las obras del Mundial de fútbol de Qatar y El sistema Pelegrín de Wenceslao Fernández Flórez e Ignacio F. Iquino.


1.200 trabajadores han muerto a consecuencia de accidentes laborales o las penosas condiciones en las que viven en las obras de las infraestructuras para el Mundial de Fútbol que se celebrará en Qatar en 2022. Se calcula que, de no cambiar completamente la situación, de aquí a la inauguración habrán fallecido otros 4.000. La mayoría son inmigrantes contratados con sueldos y seguros médicos no homologables en cualquier país occidental e injustificables si se compara con las cifras que se suelen mover en torno a un Mundial de fútbol, tanto en los contratos de los jugadores que en él participan como en el dinero invertido en infraestructuras, derechos televisivos y de imagen y publicidad. Sorprendentemente, la noticia no ha abierto los informativos de máxima audiencia del mundo ni se encuentra en las primeras páginas de los periódicos más prestigiosos, sino que ha sido relegada a las secciones de deporte.

Seguro que habrá alguna parodia anterior de todo lo que se mueve en torno al mundo del fútbol, pero no la conozco, como tampoco conozco otra más acertada. Wenceslao Fernández Flórez era uno de lo escritores españoles más conocidos en su época. Aunque ahora casi nadie lea sus obras, estas mantienen un aire de actualidad porque supo sacar partido de cosas que son arquetipos del comportamiento humano. En 1949, en la cima de su carrera, publicó El sistema Pelegrín. Novela de un profesor de cultura física. Él mismo escribió el guion para su adaptación al cine: El sistema Pelegrín, dirigida por Ignacio F. Iquino (director irregular y prolífico, que supo sobrevivir a modas y situaciones de todo tipo), se estrenó en 1952. Eran tiempos de penuria económica en plena postguerra, por lo que directores como Iquino debían inventarse el cine con unos presupuestos bajísimos. A cambio, descubrieron los exteriores más cotidianos como lugar de rodaje y solucionaron los problemas técnicos de forma un tanto ingenua pero eficaz. Aquellas películas no son ni podían ser obras maestras sino productos propios para el entretenimiento. Protagonizada por Fernando Fernán Gómez -que compone su personaje a partir de un tono de farsa pero dotándolo de la ternura necesaria para que el espectador se encariñe con él- y por la actriz portuguesa Isabel de Castro, más un cuadro de esos secundarios que podían salvar cualquier película de aquellos tiempos, El sistema Pelegrín no es una gran película pero se deja ver si el espectador sabe ponerse en la situación necesaria. Es divertida y tiene momentos realmente graciosos y hasta con cierto toque crítico, como el diálogo sobre la socialización de los goles (se propone, para evitar discusiones de los padres sobre quién debe marcarlos, que se sumen todos los conseguidos y al final se repartan entre los mejores alumnos pero se descarta la idea por marxista), el comportamiento de los padres, la corrupción en torno a los fichajes, etc.


La novela y la película cuentan la historia de Héctor Pelegrín, un fracasado vendedor de seguros metido a profesor de educación física en el Gran Colegio Ferrán para poder sobrevivir. Reinventándose a sí mismo consigue dinamizar al centro escolar hasta crear un equipo de fútbol que competirá contra el de la Academia Enciclopédica. La rivalidad entre ambos centros escolares se traslada al pueblo en el que se encuentran. Pronto toda la población se divide entre los partidarios de uno y los partidarios de otro. Ambos equipos comienzan una carrera desenfrenada de fichajes hasta el punto de que en el Gran Colegio la mayoría de los jugadores ya no serán alumnos del centro y en el de la Academia Enciclopédica sucederá otro tanto. El pueblo, que vivía en la más absoluta armonía antes se convierte en lugar de enfrentamiento: los clientes dejan de ir a una barbería porque en ella alaban al rival; un tabernero se niega a vender vino a los del equipo contrario; los novios rompen por ser cada uno de un equipo. Los padres de uno de los chavales fichados por el Gran Colegio sueñan con aprovecharse de las condiciones futbolísticas de su hijo. El partido que enfrenta a ambos equipos será arbitrado por Héctor Pelegrín con una camiseta bordada con sus iniciales (H.P., lo que es un divertido toque de humor en la camiseta de un árbitro), con lo que se asegura la victoria de su propio equipo. Al final, todo acaba en un solución de caballeros que se escenifica con un toque de farsa paródica.

Wenceslao Fernández Flórez practicó una escritura amable y un humor sutil y lleno de ternura. A pesar de eso, en varias de sus obras no dudó en tocar -siempre desde la farsa, la fábula y el humor- la penosa condición del ser humano inclinado al egoísmo y la violencia y proponiendo finales utópicos de reconciliación basada en la educación y el cariño. Curiosamente, ostenta -y por algo será- la medalla del ser el autor español más veces llevado al cine (recordemos la obra maestra de José Luis Cuerda El bosque animado). En El sistema Pelegrín, a partir de la denuncia amable y la farsa cómica, no dejó de denunciar la irracionalidad que mueve el mundo del fútbol. Lo escribió en fecha tan temprana como 1949, anticipándose y mucho a este silencio criminal que se extiende sobre los 1.200 muertos reales y 4.000 previstos del Mundial de Qatar. Que no se nos olviden cuando disfrutemos en el año 2022 de los goles, no precisamente socializados, de las estrellas del fútbol de ese momento. Cada uno de ellos habrá costado demasiada sangre.

13 comentarios:

Campurriana dijo...

Tremendo, Pedro.

Myriam dijo...

Y con todo el Petróleo que Qatar tiene... ¡qué espanto esta esclavitud del S XXI! ¿Quién dijo que esta abolida?

Besos
Me apunto la película.

Juan Luis Garcia dijo...

Recuerdo a Fernández Flórez de haber leído hace años "El bosque animado" y algún que otro relato, pero esta novela no la conocía.

Ya ni siquiera se intenta esconder toda la basura que hay detrás del fútbol y sus negocios, y lo peor, es que lo sabemos y no nos importa.

Luis Antonio dijo...

Los datos que aportas sobre los muertos en Qattar me han sobrecogido...

Me gusta el fútbol, pero me lo tomo con mucha moderación y también me escandalizan las cifras Que se barajan en su entorno.

La camiseta anterior del Barça que promocionaba Unicef despertó mi simpatía. No puedo decir lo mismo de la equipación actual y menos después de leer tu entrada.

Un abrazo

lichazul dijo...

todas las mega construcciones a través de la historia tiene de base no solo piedras o cemento Pedro, sino huesos de los caídos en la faena, y los seguirá habiendo a pesar nuestro

la manía de los arquitectos y empresarios por construir cosas fuera de toda escala humana...

para los psiquiatras esto es un signo de la megalomanía indefectible del ego humano

bss

pancho dijo...

Esas cifras de muertos -si son verdaderas- son de escándalo, ni que fueran de una guerra.
El Método Pelegrín es una metáfora perfecta del balompié de este país.El autor era un visionario. No me parece mal que las rivalidades se resuelvan y se queden en un campo de fútbol, aunque sea a costa del sufrimiento de las madres de los colegiados. Cuántos gallegos geniales vamos conociendo.

Anabella dijo...

Muy bueno tu planteamiento y lamentable que las personas, y cuánto más desprotegidos y vulnerables,sean cada vez más, puro objeto de usar y tirar. Y gracias por la recomendación de la película, me la apunto.

virgi dijo...

Impresionante, seguimos en un mundo con esclavos, qué tristeza.
Ví El bosque animado hace tiempo y hace muy poco lo leí. Me encantaros los dos.
Besos

Esther dijo...

Conocía ya esta noticia, aquí fue tema de los medios de comunicación hace ya agunos meses cuando Shannon Burrow (Secretaría Geneal de ITUC) denunció las condiciones infrahumanas en las estaban los trabajadores extranjeros en Qatar, parece ser que les pagaban la miseria de 78 céntimos a la hora y encima los tenían hacinados en cuartuchos sin climatizar, y por si esto fuera poco, la exclavitud total; existe una ley en Qatar que no permite salir del país a los trabajadores extrajeros sin el consentimiento del empresario que los contrata, muchos de los trabajadores estan trabajando y retenidos en el país en contra de su voluntad. Se estuvo presionando a la FIFA para que le retirase a Qatar el mundial, sin éxito claro. A mi siempre me gustó mucho el deporte, hasta el fútbol, pero ya llevo tiempo sin seguir las grandes competiciones, demasiada corrupción, demasiado doping, demasiada farsa.

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Hasta el siglo pasado los esclavos eran llevados a la fuerza, y vendidos, por gentes sin escrúpulos.
Actualmente, muchos trabajadores -buscando salir de la pobreza- se han convertido en esclavos de un mundo de ricos sin corazón.
No conocía esta obra de Wenceslao Fernández Flórez, llevada al cine por Ignacio F.Iquino. Tomo nota para -en breve- dedicar a ambos algunas entradas.
Buscando en la Red, he encontrado un video de ‘El sistema Pelegrín’ en este enlace.

Saludos.

Amnesty International dijo...

Treatment of migrant workers in Qatar is systematic, often amounting to forced labour, Amnesty International report shows

Paco Cuesta dijo...

Es interesante pensar lo que hubiera escrito hoy día.
Un abrazo

dafd dijo...

Me gusta el fútbol. Lo que pasa es que me parece todo a su alrededor muy caro. Hay una absorción de recursos en manos de unos pocos, que no convive bien con mi afición.