Esta mañana, en mi clase de literatura barroca, no sé cómo -sí sé cómo pero ahora no importa- pasé de Góngora a Rothko. Antes de la vanguardia del siglo XX, Luis de Góngora es el representante máximo de una de las claves de lo que ocurre en las primeras décadas del siglo XX: el arte se reivindica a sí mismo de tal manera que se pone en primer plano. El tema es el mismo arte. Por eso, los autores del grupo del 27 recuperan a Góngora como maestro vanguardista hasta tal punto que el homenaje que le hicieron en Sevilla en 1927 se convirtió en el emblema con el que pasan a la historia de la literatura. No eran inocentes, sabían que los procedimientos eran los mismos, sabían que tanto Góngora como ellos coincidían en centrar la mirada sobre el lenguaje artístico antes que sobre el tema o cualquiera de las connotaciones emocionales, sociales o históricas que solemos enlazar con el arte; pero también sabían que sus mundos y sus objetivos finales eran muy diferentes. Como vio bien Ortega y Gasset en La deshumanización del arte, la vanguardia de aquellos tiempos tendía a la falta de trascendencia: el arte era un objeto en sí mismo. El llamado arte puro. Hoy no somos conscientes del valor revolucionario que suponía aquel gesto y algunos lo clasifican como un mero juego de salón de artistas procedentes de la burguesía acomodada. Esta descalificación se cae por sí misma: fueron ellos los que unos pocos años después tendieron desde la vanguardia al compromiso no para volver a un estilo realista sino para hacer vanguardia comprometida, lo que no es una contradicción a la altura de mediados de los años treinta ni mucho menos. Pero antes del compromiso, elevaron el arte puro a ruptura con el arte anterior. Góngora pretendía algo más. Quiso poner el lenguaje artístico en un primer plano por dos razones. En primer lugar, porque exigía de sus receptores un esfuerzo que les era recompensado intelectualmente. Un gozo estético que convertía en gozo intelectual: cuanto mayor era, más se ascendía en la jerarquía de los seres humanos, tal y como dejó establecido Gracián en Agudeza y arte de ingenio. Hasta aquí, algo similar al placer estético que define Ortega para la vanguardia y que, según él, no era posible para el hombre-masa. Pero Góngora da un paso más: este estilo puesto en primer plano sirve para ordenar el mundo, comprenderlo y ampliarlo. Es, por lo tanto, una herramienta del conocimiento y del pensamiento y elabora conceptos de acuerdo a una filosofía. Bajo la vanguardia poética Góngora se guía por un afán trascendente. El cordobés, lógicamente, es hijo de su tiempo.
Constato con curiosidad que a mis alumnos les es cada año más difícil aceptar la vanguardia que nace en el siglo XX. Intento volver en positivo todos los argumentos que ellos exponen: en efecto, el arte de vanguardia es sencillo, lo puede hacer y comprender un niño y aparentemente no exige unas destrezas técnicas como la pintura de Velázquez o una talla de la imaginería barroca. Todo esto que habitualmente se maneja contra la vanguardia es su defensa más clara. Solemos confundir arte con técnica y habilidad artística. Ideológicamente se fabricó una interesada consigna contra esta vanguardia adjudicándola, por la procedencia sociológica de la mayoría de los artistas, a unos principios conservadores. Al contrario: si algo busca el arte de vanguardia tal y como nace en las primeras décadas del siglo XX es la creatividad precultural del ser humano en contra de la cultura unidireccional creada desde el renacimiento y, especialmente, desde la construcción de la sociedad liberal. Por eso son los niños los más capacitados para comprenderlo. Decir que un niño puede pintar igual o mejor que Miró no es una descalificación de la obra de Miró sino su más exacto elogio.
Si algún legado nos dejaron los vanguardistas de aquellos años es la idea de que la creatividad es común a todos los seres humanos y que debemos explorarla rechazando los límites marcados por la educación o las convenciones artísticas y sociales. La creatividad nos hace libres y verdaderos artistas, no la técnica que, cada vez más, está al alcance de todos y puede reproducirse eficazmente a partir de procedimientos informáticos (hoy una impresora 3D puede hacer una escultura perfecta a partir de una fotografía). La técnica, además, siempre ha sido un corsé canónico. Es más difícil crear arte de verdad que dominar y perfeccionar la técnica de cualquier modalidad artística. A los 18 años, Picasso pintaba con tal asombrosa perfección técnica que buscó el arte en otro lado: desaprendiendo esa misma técnica y buscando inspiración en fases preculturales, antes de la modernidad renacentista. Y en cuanto a los procedimientos ideológicos, hoy les he pedido a mis alumnos que se pregunten por qué todos los gobiernos autoritarios del mundo persiguen la vanguardia, la desprecian por inmoral, inútil, vacua, etc., e intentan dirigirla a una única forma de entenderla, al servicio de la propaganda. En esto coincidieron Stalin y Hitler. Fomentando la creatividad que está en la base de la vanguardia -es decir, todos podemos ser artistas y un niño puede pintar como Miró- seremos más libres y seremos más difícilmente controlables. Por desgracia, la educación de las materias artísticas nos lo pone difícil porque no fomenta la creatividad y encorseta nuestra mirada. Me gustaría que alguien me explicara por qué nunca hay tiempo para explicar la vanguardia que nace a principios del siglo XX en clase cuando esa vanguardia es lo que mejor explica nuestro mundo.
En todas las guarderías y escuelas infantiles occidentales, hoy se utiliza la creatividad basada en conceptos de vanguardia artística para educar a los niños. Sin embargo, hay un momento en el que se decide que la creatividad ya no es tolerable y se adocena a los jóvenes estudiantes sometiéndolos a procedimientos tradicionales de enseñanza en los que se usa la tecnología no tanto como un procedimiento de libertad sino como un sustituto fácil de las antiguas enciclopedias. De ahí el recurso al corta-pega y la reproducción sin más de la información hallada. De hecho, en España, con la última reforma se han perjudicado notablemente las enseñanzas artísticas y se conduce todo a una educación resultadista: inevitablemente, se estudiará solo lo que resulte evaluable en las pruebas finales de cada ciclo. Si alguien se molesta en repasar la normativa, lo que se deja fuera es, precisamente, la creatividad y la cultura que nace de ella. Así seremos productores y consumidores de un arte basado eficazmente y casi en exclusiva en la técnica pero muy alejado de la verdadera creatividad del ser humano.
13 comentarios:
Curiosamente, hablaba yo también de Góngora en una clase esta mañana y defendía su genialidad y esa innovación nada valorada por muchos estudiantes en la actualidad.
En el fondo, negar el valor e importancia de las vanguardias argumentando su "facilidad" es, creo, la postura más conservadora de todas.
Propiciar una enseñanza basada en contenidos "esenciales" directamente enfocados a superar una prueba "objetiva" y cercenar todo lo creativo en nuestro sistema educativo no hará sino que caigamos en un pozo aún mayor que en el que ya agonizamos.
Cualquiera que se atreva a crear rompiendo viejos moldes y creando nuevos, se arriesga a recibir críticas duras e injustas. Cambiar la forma de crear no tiene por qué rebajar la categoría de dicha creación.
En literatura como en cualquier otra forma de expresión, los temas ya están inventados desde hace tiempo, es la forma de narrar, de construir, de crear belleza, lo que varía y puede enriquecer.
Hacer de lo creativo un deleite por sí mismo, sólo lo logran los grandes.
Es creatividad?
Espero que me lo aclares en un próximo futuro.
Por desgracia, la educación de las materias artísticas nos lo pone difícil porque no fomenta la creatividad y encorseta nuestra mirada. Me gustaría que alguien me explicara por qué nunca hay tiempo para explicar la vanguardia que nace a principios del siglo XX en clase cuando esa vanguardia es lo que mejor explica nuestro mundo
Si en la enseñanza no se potencia la creatividad de los alumnos con las asignaturas de música y plástica, tendremos personas capadas en muchas más capacidades: la música ayuda al aprendizaje de las matemáticas, y todas las cuestiones espaciales son fomentadas por la enseñanza plástica entre otras muchísimas consecuencias más. El fomento de la creatividad es absoluamente necesario, incluos para producir meros productores mecánicos aptos para el "mercado".
Estoy completamente de acuerdo con usted. Es una pena, la nueva religión de nuestra sociedad ya no es nisiquiera la ciencia sino la técnica. Para un crecimiento continuo de la economía lo que se requieren son técnicos, que encajen y trabajen como piececitas en un engranaje, sustituibles en cualquier momento sin que con ello se produzcan grandes pérdidas para la máquina, ni de tiempo, ni de producción y mucho menos, vayamos a tonterías, pérdidas económicas. El sistema no necesita "personas creativas", no son rentables a corto plazo, necesita técnicos con conocimientos muy específicos pero limitados, fáciles de sustituir. De todas maneras, me imagino que con la nuevas reforma educativa pasaremos de mal a peor porque en España, por lo menos en mis tiempos, nunca se le dió mucha importancia a las materias artísticas, se las consideraba despreciativamente "Marías", y "el corta y pega" de hoy me parece que no es más que la versión técnica del aprender de "memorieta" de entonces. Creatividad? Para qué?, para que nos de la idea de pensar que las cosas pudieran ser y hacerse de otra manera? Qué tontería!, pero si todo está perfecto y ordenado como está.
En la célebre imagen de la reivindicación de
Góngora de Sevilla hay tanto talento junto que hubiera dado lo mismo hacer grupo, generación o lo que les hubiera dado la gana hacer, habrían sobresalido de cualquier forma por todo lo que tenían que decir. Y no están ahí todos los coetáneos que podrían haber estado.
Claro que "no eran inocentes", cómo iban a serlo si eran la élite intelectual del país. Mucho de lo que somos desde el punto de vista cultural es porque ellos lo impulsaron.
El arte y la cultura al servicio de la propaganda política. Qué pocos aciertan a seguir su camino de independencia.
El poder sabe que tiene que contar con el talento para perpetuarse y hace lo que sea con tal de ganarlos para su causa.
Guardo esta reflexión en papel, que se lee mejor, tan bien hilada para volver sobre ella cuando sea menester.
Un abrazo.
la creatividad es siempre energía fluyendo , cada quien tiene la idea y la ejecuta según sus propios métodos, pero hay quienes gustan de encasillar y de delimitar períodos y tendencias y modas y darle título a todo , una forma de encapsular a la gente y otorgarle un estilo ¿?
en fin , creatividad una palabra que siempre queda grande para los que la manosean
buena jornada Pedro
De acuerdo contigo, Pedro, la creatividad debería estimularse en la enseñanza, los verdaderamente creativos, no sólo son libres, mueven la sociedad hacia adelante.
Besos
Arte por arte, sem nada mais do que arte...acho um pouco vazio demais,principalmente em Literatura.
talvez por questão geracional e também de gosto, evidentemente, não me atraem muito certas inovações .Aliás, eu falei nisso quando fiz a recensão do livro de Mário Vargas Llosa sobre o tema.
Muchas gracias por más esta classe.
Besos, querido amigo mio
De acuerdo, Pedro. Pero yo sigo sin saber apreciar un Miró, me educaron así y no tiene remedio.
Besos
Las vanguardias son necesarias y sin ellas vamos al desastre. Siempre me han gustando y en especial las del principio del siglo XX. ¡Vivan las vanguardias! Sin ellas la libertad se muere.
Un abrazo
Luz
Para un niño es muy fácil ser niño y actuar como tal. Ser mayor es un "rollo"-dicen. Los mayores no lo entendemos así, por eso estamos más lejos de las Vanguardias. ¡Son tan simples!
Un abrazo
Me pregunto si creatividad y conocimiento se quitan tiempo entre sí, si son actitudes antitéticas.
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