Muñoz Molina siempre ha sido un gran retratista de personajes y ambientes. No solo en sus textos narrativos. Todavía recuerdo la magnífica serie de artículos publicados en 1998 en el periódico El País con motivo del juicio sobre el caso GAL en los que retrataba los personajes principales de aquella negra historia de terrorismo de estado. Esos artículos, además de toda una lección de periodismo judicial, supusieron un precedente claro de lo que encontramos en Todo lo que era sólido.
En Todo lo que era sólido, tras sentar las bases iniciales del ensayo, se dedica el autor a retratar ambientes y personajes. Destacan, por contraste, los despachos de la administración municipal en los que comenzó a trabajar y la desproporcionada terminal T4 del aeropuerto de Barajas. Pero también los tres retratos iniciales con los que arranca el libro: el constructor valenciano, el financiero brasileño y el presidente Rodríguez Zapatero. De los tres el lector saca la misma conclusión. la superficialidad de sus planteamientos, una sensación de que no saben bien lo que tienen entre manos pero se muestran muy seguros del camiino a seguir.
Entre esos espacios y esos personajes, el autor, Muñoz Molina, se convierte en un hombre asombrado ante la desproporción de todo, un observador al que la dirección tomada por la sociedad no deja de parecerle una pérdida del horizonte humano. Es impagable la descripción que de sí mismo hace cuando acude a visitar al financiero brasileño en la oficina de Nueva York en la que trabaja.
Noticias de nuestras lecturas
Pancho comenta con todo acierto los pasajes en los que Muñoz Molina retrata el crecimiento desmesurado en España de la circulación de dinero y la trasformación del urbanismo del país.
Antonio Aguilera nos muestra una de las facetas más presentes en Todo lo que era sólido: la corrupción y el saqueo de lo público que ha tenido lugar en España porque nos desentendimos de la política.
Luz del Olmo tira de refranes en su entrada para comentar las cosas que nos han pasado y que tan bien retrata Muñoz Molina.
Paco Cuesta busca en cada uno de nosotros la falta de origen sobre la que otros han cimentado la catástrofe relatada en Todo lo que era sólido.
Los personajes galdosianos tomados por Mª Ángeles Merino siguen con su comentario de la obra de Muñoz Molina. Ahora hablan de pelotazos...
Myriam completa y desarrolla de manera admirable el tema del cainismo español que se refleja en la obra de Muñoz Molina.
No os perdáis la nueva entrada de Pancho sobre la novela de Galdós, con una excelente mirada sobre la ténica del autor para traernos noticias histórica o los avatares psicológicos de los protagonistas.
Ya tenemos cabecera para la lectura de Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda, poemario que leeremos en enero. Me la ha remitido una de las comentaristas habituales de La Acequia, Rita, a la que varios de nosotros tuvimos ocasión de conocer con motivo de la Ruta de El Hereje del pasado curso. Además, acaba de abrir su propio blog, que podéis conocer en este enlace.
Como prólogo de nuestra próxima lectura de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda, bien puede valer la entrada que publicó Purificación (Pamisola) hace unos días, sobre Confieso que he vivido.
Manuel Casadiego también publicó una excelente interpretación del Poema 10 de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Más que recomendable.
El martes pasado tuvo lugar, en la sala habitual de la Biblioteca General de la Universidad de Burgos, la reunión de diciembre del Club de lectura en su formato presencial. Fue un encuentro intenso e interesante porque Todo lo que era sólido daba para hablar de lo que nos ha pasado en España. Hubo intercambio de opiniones y varios puntos de acuerdo: la ceguera en la que vivimos (casi) todos, la impunidad con la que dejamos actuar a los corruptos, a los corruptores y a los que facilitaron su indeseable labor y la calidad del texto de Muñoz Molina, no exento de esperanza. La siguiente reunión tendrá lugar el martes 21 de enero de 2014. Comentaremos Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda.
Ya sabéis que recojo, en estas entradas de
los jueves, los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen
en sus blogs hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo
jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais
saber.
7 comentarios:
Siempre es un placer leerte. Gracias por todo Pedro. He tenido mucha suerte en conocerlos. Fue un día maravilloso. Espero volver a repetir este curso.
Besos.
Rita.
Cada vez que vengo aquí a ponerte un mensaje, me voy por los cerros de Ubeda y me pierdo en los enlaces, a ver si ahora sí: De acuerdo contigo, AMM describe a estos personajes de forma muy gráfica igualmente las situaciones, ni que las estuviera viendo en cine o ahí mismito.
Besos
Otro de los aciertos del ensayo es la división por capítulos abarcables de un vistazo. Algunos incluso de un solo párrafo, como si fueran columnas breves de un diario o una entrada de un blog. Esta disposición favorece su lectura y rumia posterior, ahora que estamos tan acostumbrados a la lectura fraccionada, a salto de mata, con la llegada de internet. Incluso se puede empezar a leer al azar por cualquier sitio, no se le pierde el hilo. Aquí se nota que el autor no está alejado de las tecnologías modernas de los que llevan la vista baja.
Me parece extraordinaria la manera de describir la grisura uniforme de los últimos años del franquismo. Los que andamos por esa edad lo entendemos perfectamente.
El financiero chileno era un ejecutivo sinsustancia, le daba más importancia a la fachada que a la inteligencia, manejaba millones por arrobas pero fue incapaz de comprometerse con unos cuantos miles de dólares para utilizarlos en cultura hispana, habrían sido la mejor inversión de su vida.
La ampliación del club de lectura y escritura y las vacaciones que empiezan son dos buenas noticias para el mismo día.
Personajes huecos entre columnas huecas. Magistrales pinturas las de Muñoz Molina, especialmente dura la del presidente Zapatero.
Muñoz Molina se mira los puños, quiere ir al servicio y no se atreve, se arrepiente de haber pedido vino en una comida de trabajo; todo es gris y calvinista en el despacho del financiero chileno, parece un obispo, habla y habla y su conversación no conduce a nada. M.M. se siente incómodo y nosotros nos incomodamos con él.
Como ves, mi entrada hace algunos guiños a la reunión de la lectura colectiva, interesante y amenísima. Y no abandono a Galdós, quién me lo iba a decir.
Besos, feliz Navidad.
Lo que cuenta M.M. es la fea y oscura realidad de este país desmenuzada y batida para que se extienda y nos dé en los morros a ver si aprendemos a ser ciudadanos consecuentes con la misma eficacia que los corruptos evaden su dinero, por ejemplo.
Gracias Pedro, por incluir mi entrada aquí.
Besos.
Me enganchó MM con una obra de la q apenas se habla: Plenilunio. En ella hace un retrato de lo invisible. De un asesino q como todos vuelve de nuevo al escenario del crimen
Veinte poemas me lleva a mi primer año de Universidad...lo viví, lo entendí a mi manera. Como se entienden todos los versos...
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