lunes, 9 de diciembre de 2013

Reflexiones sobre la Doctrina Parot y la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos

Esta entrada de hoy, que sé polémica, quiere ser respetuosa con las víctimas de aquellos delincuentes que se han visto beneficiados por la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que ha resuelto contra la aplicación de la llamada Doctrina Parot en España. No soy jurista y lo que expreso a continuación tiene más que ver con mi condición de ciudadano alarmado por la radicalización y la intransigencia que percibo en el ruido de los medios de comunicación, que ha calado notablemente en la opinión pública.

En este espacio me he manifestado en varias ocasiones contra el terrorismo de ETA y siempre he mostrado mi solidaridad con sus víctimas. También quiero expresamente detestar los crímenes de violencia sexual y asesinatos cometidos por aquellos delincuentes a los que se aplicó en su día esta Doctrina y que, como consecuencia de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, salen a la calle en estas fechas. Reconozco que en las últimas semanas he pensado en varias ocasiones manifestar mi opinión al respecto y que si no lo he hecho no ha sido tanto porque me faltara valor como por ese respeto a las víctimas. Sin embargo, dos cosas me llevan a escribir este texto ahora: en primer lugar, una persona muy querida había notado que en la La Acequia no había opinado sobre esto; en segundo lugar, ver cómo una parte de los medios de los medios de comunicación españoles -casi todos, en realidad- han convertido este asunto en una parte más del desgradable espectáculo mediático en el que se trasformado el debate en España, que ha perdido su carácter sosegado y con la misma radicalidad opina de fútbol que de política o de decisiones políticas. Y con el mismo interés por las audiencias fomenta la intransigencia que muestra con morbo -hoy mismo, en un telediario de máxima audiencia- el dolor de una madre por la muerte de su hija de tres años en el incendio de su vivienda.  Hoy en España no se puede razonar sobre nada en los medios de comunicación, solo se sabe gritar y ofender en busca de dos cosas: el tertuliano se convierte en un monigote esperpéntico para ser contratado por su carácter vociferante antes que por sus opiniones; los medios de comunicación viven de generar banderías y acaparar audiencias.

Soy consciente también de que la Doctrina Parot fue una hábil estrategia jurídica de apoyo a las medidas políticas que pretendían el final de ETA y que, como tal, ha servido como una parte de las acciones que la sociedad española democrática elaboró con aquella finalidad. Las cosas deben llamarse por su nombre. Entre estas acciones se encontraba también la Ley de Partidos y las negociaciones mantenidas por los gobiernos de uno y otro color con la banda territorista. Estas acciones en el límite de lo legal -y otras fuera de la legalidad- han sido usadas por todos los gobiernos del mundo en situaciones similares. España no es un país diferente en esto al resto.

Como se sabe, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, cuyas sentencias España se ha comprometido a respetar, ha dictaminado en contra de la aplicación retroactiva de la Doctrina Parot, no de esta Doctrina, cuya esencia se mantiene vigente sin mayores problemas. Es decir, el endurecimiento de las penas que reclaman la mayor parte de las personas que se han manifestado contra la sentencia del Tribunal Europeo, ya se aplica a los condenados con la nueva situación desde hace años. Hablamos, por lo tanto de unos casos concretos porque antes de la aplicación de la Doctrina Parot de forma retroactiva los delincuentes salían a la calle cuando habían cumplido sus condenas incluidos los beneficios de redención de penas y los juzgados desde entonces llevan incorporadas ya las medidas que ahora se reclaman como si no existieran.

Con todas las salvedades anteriores y pronunciándome de nuevo contra el terrorismo etarra y la violencia sexual y los asesinatos cometidos por estos delicuentes que ahora salen a la calle tras haber cumplido sus condenas, tengo varias preguntas.

En primer lugar, me gustaría saber por qué la mayoría de aquellos que están en contra de que salgan a la calle los terroristas de ETA una vez cumplidas sus condenas proceden de sectores que son incapaces de condenar los crímenes cometidos por el franquismo. Las personas que en los medios de comunicación alientan contra la sentencia del Tribunal Europeo y ven en todo lo sucedido una conspiración de Estado en la que se encuentran el Presidente del Gobierno anterior, el actual, los últimos Ministros del Interior y los jueces del Tribunal Europeo de Derechos Humanos no ven mal que un Ley de punto final elaborada en el postfranquismo impida juzgar a los que cometieron crímenes bajo la dictadura franquista. En un medio de comunicación de la llamada TDTparty, significativamente inclinado hacia el conservadurismo más radical, he visto a un reportero preguntar a los vecinos de un pueblo del País Vasco qué les parecía que un terrorista etarra pusiera, tras salir de la cárcel, una cristalería en los bajos del edificio en donde vive la viuda de un hombre asesinado por él. Evientemente, es algo manifiestamente rechazable. Pero en ese mismo medio de comunicación jamás he visto un reportaje similar -en el que el entrevistador opinara y forzara las respuestas- en el que se preguntara qué le parecía al hijo o al nieto de un asesinado por el franquismo que su padre o su abuelo aún permaneciera en una cuneta o que aquel que fue culpable de su asesinato siguiera como una de las fuerzas vivas de su pueblo o qué le parecía al familiar de un torturado por la policía franquista que el torturador cobrara la pensión correspondiente del Estado democrático y que en España no se le pueda juzgar por lo que hizo.

En segundo lugar, me gustaría saber si de verdad estas personas que se manifiestan de forma tan radical son conscientes de lo que significa que una medida legislativa o una Doctrina jurídica se aplique de forma retroactiva. Es decir, de la inseguridad jurídica que esto significa y de los peligros de aplicarla según la alarma social creada por los medios de comunicación y de dejar en manos de los legisladores actuales acciones tan arriesgadas jurídicamente y que desde su inicio son seriamente cuestionadas como contrarias a los Derechos Humanos.

Descontados los terroristas de ETA, me gustaría saber si somos conscientes de cuántos presos van a salir a la calle tras la sentencia del Tribunal Europeo y si esto justifica la alarma social creada. Evidentemente, aquellos que han cometido crímenes basados en la violencia sexual tienen un alto índice de posibilidades de volver a cometer los mismos crímenes por los que fueron condenados y todos nos sentiríamos más seguros si fueran controlados de alguna manera que no vulnerara sus derechos de ciudadanos libres por la policía. Medidas suficientes han sido probadas en países democráticos sin atentar a sus derechos pero que tranquilizan a la opinión pública. Sabiendo todos que la absoluta seguridad no existe con ninguna medida policial o legislativa. Me gustaría saber qué se propone que no esté en el nuevo Código en vigor y que pueda ser homologable con un sentido de la justicia democrática.

Desde hace unos, en España se ha hecho espectáculo mediático de las entradas y salidas de los juzgados. La alarma social creada por los medios de comunicación en la opinión pública ha hecho que se endurezcan severamente las penas y que ya no se confíe en la función redentora de la prisión. Pienso que no es el camino acertado como detesto el linchamiento o la justicia como venganza. Aunque sienta el mismo temor que cualquiera ante la posibilidad de que uno de estos criminales viva en mi barrio tras haber cumplido su sentencia.

No me gusta el ceño airado que se les ha puesto a mis compatriotas. No me gusta una sociedad en la que no se puede debatir sin gritos. No me gusta una sociedad tan maleable y asustadiza cuya capacidad de raciocinio está sesgada por los medios de comunicación que han hecho de la opinión un espectáculo. No me gusta una sociedad que te expulsa de ella en cuanto aplicas la serenidad y no el forofismo de los habituales tertulianos, sean de la ideología que sean.

13 comentarios:

Spaghetti dijo...

Estoy contigo en el rechazo del efecto retroactivo de la "Doctrina Parot", tanto como en el deplorable espectáculo de los debates en los medios de comunicación y que la cárcel no reeduca ni redime a nadie. Pero la diferencia con los crímenes del franquismo, es que no queda nadie para ser inculpado (al menos como ejecutor material), ni a quién aplicar las penas que se merecieron (porque deberían tener más de 100 años); mientras que los condenados por otros delitos de sangre son aún jóvenes que se acogen a todos los beneficios que los otorgamos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Querido SPAGHETTI: no quiero que se nos olvide que la dictadura de Franco se terminó en 1975 y que todavía quedan muchos responsables de crímenes vivos. No es solo de la época de la Guerra civil de lo que deberíamos hablar.

Campurriana dijo...

Pedro, ya había puesto una entrada en el saloncito sobre este tema. Las cosas se hicieron mal en España. El Tribunal de Estrasburgo ha hecho lo que tenía que hacer. Debemos asumir responsabilidades pero no lo hacemos.

Respecto a los medios, ¿qué te voy a contar?. Mi opinión ha sido siempre clara al respecto. Sólo buscan juicios facilones y sangre, mucha sangre. La culpa también es de la audiencia, que la absorbe como sirope de fresa.

En cuanto a los crímenes del Franquismo, yo sigo pensando que debiéramos centrarnos en lo que podemos solucionar de alguna manera a partir de ahora para una futura sociedad más limpia, más justa, mejor. Lo demás, venganzas que, desde mi punto de vista, apenas sirven para algo. El tremendo daño ya está hecho. Desde todos los bandos (no lo olvidemos).
Me ha venido a la mente, por cierto, la película de La Mula. La vi el otro día y, aunque no me gustó demasiado, sí me gustó ese punto de vista que muestra sobre la guerra y sus consecuencias absurdas. Recordaba las comentarios de mis abuelos...tanta sabiduría en ellos...

Jaime González dijo...

Buena reflexión y acertado el enfoque que propugna el diálogo sereno y la seriedad intelectual.

Me gustaría añadir que todo este desbarajuste se debe a la constante chapuza legal española a la hora de redactar, modificar e implantar las leyes. Y a la vista de las ocurrencias legislativas del actual gobierno, el asunto no tiene visos de arreglarse.

mojadopapel dijo...

¿Seremos capaces de crear alguna vez una doctrina que sea igualmente justa para todos?.

Anónimo dijo...

Me parece muy sensato el comentario de "campurriana campo" Pedro espero que lo entiendas: desde los dos bandos, para que tantas preguntas????? sobre los crimenes del franquismo. Siempre tengo presente la actitud de mi abuelo ( dejar a su esposa y cinco hijos para ir a luchar ) y de mi padre que con 18 años, dejó sus estudios para el mismo fin, ir a la guerra.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

CAMPURRIANA: De acuerdo con tu argumento. Ahora bien, si en España hemos sido capaces de dar un paso más allá de la venganza en cuanto a los crímenes del franquismo -en este caso no hay dos bandos, pueso que los que pudieron cometer los antifranquistas ya fueron juzgados por los tribunales de la Dictadura, mientras que al revés no ha habido jamás ocasión-, ¿por qué no con el resto? Sobre todo cuando esos crímenes ya han sido juzgados por tribunales democráticos, con todas las garantías jurídicas y los criminales ya han cumplido sus penas de prisión. Es decir, ¿por qué a algunas personas les resulta tan difícil dar un paso más allá con el terrorismo de ETA -con los crímenes ya juzgados y purgados en prisión- y lo han dado tan fácilmente con el franquismo? ¿O solo hemos de pedir grandeza de espíritu a unos y no a otros?

pancho dijo...

Precisamente uno de los aspectos en los que radica la grandeza de la Democracia es que ofrece una segunda oportunidad a los asesinos y terroristas. Por lo que se observa en la calle, en las conversaciones improvisadas con amigos y en los bares, el pueblo llano es mucho más radical, de primeras está a favor de la ley antigua: ojo por ojo. El que la hace, que la pague. Después ya caen en la cuenta que existe una justicia que es necesario y obligatorio respetar, es la garantía que tenemos los ciudadanos de que todos vamos a ser tratados de la misma forma en caso de enfrentamiento o discrepancia con la sociedad.
El asunto de los que aún no conocen dónde están enterrados sus seres queridos muertos en la Guerra Civil es una vergüenza nacional. Debería haber sido el primer trabajo de la nueva Democracia, pero los políticos influyentes de los tres partidos que han gobernado estaban a otras cosas más lucrativas y lucidas. A nadie le gusta estar por ahí desenterrando osarios.
Completo resumen para leer y releer con calma, que abarca los aspectos más comprometidos de la historia reciente.

omar enletrasarte dijo...

que tema Profe, qué tema
.
pienso que la justicia debe circunscribirse a las leyes y en consonancia con los principios incoados en los derechos humanos
.
aquí que aún padecemos la injusticia de no saber de muchos desaparecidos y se ha hecho difícil ajusticiar a los torturadores, nuestro respaldo a la justicia siempre es endeble
.
de ese padecimiento en carne propia, colijo que las víctimas del franquismo sentirán oprobio cuando la ley añade cientos de años a un etarra y los asesinos del franquismo no purgaron penas
.
que dolor también conocer en una entrevista un ex-gal dando detalles de sus fechorías de terrorismo de estado y sin consecuencias
.
qué berenjenal, xD
un abrazo

Anónimo dijo...

Me encanta leerte. Difícil entrada la de hoy. Estoy completamente de acuerdo contigo.

Rita.

Abejita de la Vega dijo...

En este tema estoy hecha un lío, Pedro.

Esther dijo...

Estoy completamente de acuerdo con usted, yo también estoy absolutamente en contra del terrorismo de ETA, es más estoy abasolutamente en contra de cualquier tipo de violencia como medida para conseguir fines políticos y como usted, detesto igualmente el linchamiento y la justicia como venganza. Ya sé que sonará hasta ingenuo pero yo creo profundamente en la dignidad de la persona y defiendo por este mismo motivo, tanto la dignidad de las vítimas como los criminales, porque estos también la tienen en su condición de persona, y aunque nos cueste aceptarlo y en muchos casos los demonicemos y consideremos "monstruos" son personas con sus derechos y sus obligaciones, es mi opinión. Precisamente sobre esa base, a mi entender, se les puede pedir responsabilidades sobre sus hechos. Soy perfectamente consciente del dilema ético al que nos exponemos, sobre todo en el caso de la puesta en libertad de individuos con altas posibilidades de reincidencia; yo tampoco soy jurista, no obstante, como cualquier persona me planteo la peliaguda pregunta de a qué debe dársele prioridad, si a los derechos de un individuo en particular a su libertad, o por el contrario a los derechos de la sociedad en general a su seguridad y no sé qué contestarme, es por eso que considero un alivio las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y confío en que, como usted bien apunta, se apliquen medidas de seguimiento de los individuos potencialmente peligrosos, ante la duda. la libertad. Con respecto al tema de los crímenes que se comentieron durante y después de la Guerra Civil Española, tema que concierne a nuestra conciencia histórica, pues no entiendo muy bien por qué nos empeñamos en hacer de él un tema tabú, y no creo que una sociedad pueda perdonar en el olvido, perdonar creo yo que se perdona en la conciencia, y olvidar, bajo mi entender, es más reprimir que perdonar. Vivo en Alemanía desde hace más de veinte años y unas de las cosas que aprecio de la sociedad alemana es precisamente su conciencia histórica, su no poder ni querer olvidar el pasado, creo incluso, que este es uno de los motivos por lo cuales los populismos radicales tanto de la derecha como de la izquierda no están teniendo actualmente tanto auge como en otros países europeos.

Ele Bergón dijo...

Uno de los problema que tenemos los españoles, según mi modesto entender, es que todo lo pasamos antes por el corazón que por el raciocinio y así seguimos catalogando a los hechos según nos conviene a nuestros intereses e ideas. No en vano la democracia tardó demasiado tiempo en venir y aún tenemos mucho que aprender en eso de intentar comprender las ideas y actitudes del otro, por eso quizá somos tan influenciables y en vez de pensar por nosotros mismos nos dejamos llevar por lo que otros ciegos nos muestran con su vehemencia.Al menos así me pasa a mi, en este tema, porque si lo razono como has hecho tú, lo comprendo, pero si me dejo llevar por la emoción, me cuesta aceptarlo.

Un tema interesante que deberíamos tratarlo con calma y razonando todos los puntos de vista.

Otro defecto que tenemos es que siempre echamos la culpa o responsabilidad a los otros, sin meditar qué parte nos corresponde a cada uno .


Un abrazo

Luz