No dejes nunca que tu vida la condicionen aquellos de condición ruin. Ellos no saben apreciar la belleza de que no importe el viento frío de este otoño desatado en invierno y quieras tomar un café con pastas largo, muy largo, a media mañana. Mientras el sol entra por la ventana que queda a tu espalda y se enreda en tu cabello y en tus gestos. Tú no lo sabes pero sí quien te mira hablar. Y todo se queda en calma.
14 comentarios:
Hoy tus impresiones me llevaron con el hilo del pensamiento hasta La tempestad de Shakespeare.
;-)
Mientras queden cuerpos y cafés, quedará lejano el condicionamiento exterior y sus daños colaterales...
y el aliento que nos impulsa se crecerá y se hará si cabe más grande.
Besos, Pedro.
Es lo que deberíamos aprender a hacer: que nada ni nadie nos condicione, sino caminar por donde queramos hacerlo, sin que nada nos influya, sin sentirnos manipulados, pero... es dificil, muy dificil seguir estos consejos, Pedro.
La fotografía es preciosa.
Un beso.
Buenas noches, profesor Ojeda:
Y qué bien sabe ese café, tomado lento, viendo caer la nieve tras el cristal, mientras se llena el pensamiento de cosas bellas y de tantas personas que relucen y existen, a pesar de las ruines.
Un abrazo.
a la intemperie se sabe mejor
besos
No lo permitamos.
En la calma que invita al gesto que brota del corazón...
Y todo se queda en calma porque nosotros, al no condicionarnos por los que no nos gustan, nos llenamos por dentro de una tranquilidad que irradiamos a los que nos escuchan.
Un abrazo
Luz
¡A por ese café con pastas, yaaa! Seguro que sabe a gloria en las alturas y en la tierra paz, a toda mujer de buena voluntad que se halle por ahí, en túnel, refugio, cueva o plaza.
/El topo Gigio
Elevarnos sobre nuestras propias circunstancias...que facil y que dificil al mismo tiempo.
De nuevo con vosotros.
Un abrazo.
Hola Pedro:
Estas palabras pueden ser la aptitud como respuesta a lo que tan acertadamente exponías en tu texto "Donde nos Quieren Llevar no me Gusta". Cuando todo se acelera, se dispara, sin orden ni rumbo, lo mejor es detenerse, mirar la belleza que nos rodea, y que los demás se estrellen, si quieren.
Me gusta como escribes porque planteas cuestiones que calan.
Un abrazo.
Así es...son los momentos de disfrute que nos procuramos...los que cuando se saborean, lo demás no importa.
Tan largo que esa mirada se haga eterna.
Un abrazo
La sencillez de los momentos tranquilos. Esta mañana he tenido una de esas soledades deseadas sobre la mesa del desayuno eterno. El sol también hizo su papel. Ese sol tan deseado...
¡Qué difícil resulta a veces no dejarse condicionar! Tienen tal arte, que sin darte cuenta te arrastran
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