miércoles, 13 de noviembre de 2013

Trabajar (o educar) por objetivos no es un valor positivo.


Desde hace un tiempo, se ha convertido en un tópico la necesidad de trabajar por objetivos. El concepto pronto se ha extendido a los sistemas de educación. Y una legión de entusiastas lo ha adoptado como si fuera la solución a todos los males globales e individuales. Lo usan los gurús de la economía, también se ha generalizado en el mundo empresarial, en las relaciones laborales y en la boca de los políticos que han modernizado su lenguaje y no quieren que se les note lo de los planes quinquenales. Cuando relleno la ficha docente de las asignaturas que imparto debo tenerlo en cuenta. Mi curriculum académico debe desarrollarse de acuerdo también a ese trabajo por objetivos. He leído decenas de artículos -todos iguales- redactados por psicólogos y entrenadores personales -perdón, personal trainers- en periódicos y revistas que enseñan cómo conseguirlo. La obsesión por lograr los objetivos no repara en nada: en el mundo laboral puede suponer el despido de trabajadores para abaratar costes o la compra de una empresa para cerrarla, todo ello presentado en un colorido documento power point. En la enseñanza, los centros escolares preparan la temida prueba de acceso a la universidad dejando de lado los temas que saben que no caerán en ella, a los que prestan escasa  o nula atención a pesar de que estén en el programa y sean, por ejemplo, los grandes textos de la literatura española. En mi curriculum académico vale tanto un artículo mediocre como un buen libro.

Cuando trabajar -o educar- por objetivos se convierte en un valor en sí mismo deja de ser lo que es en verdad, una estrategia. No debería ser otra cosa. Si una herramienta o método, por muy útil que sea, se convierte en ideología hemos perdido capacidad cultural y libertad individual y nos trasformamos en meros agentes mecánicos de los intereses marcados por un sistema social que nos trata solo como productores o consumidores de bienes de consumo desechable. Y puede ser peligroso si, además, los objetivos no los marcamos nosotros mismos o asumimos sin crítica los objetivos que nos dictan aquellos que quieren conseguir con todo esto sus propios objetivos, que es lo que ocurre, en realidad: nos marcamos un trabajo para conseguir los objetivos que alguien nos ha planificado como el camino ortodoxo, una especie de verdad de fe que de pronto alguien ha plasmado en una normativa sin consultarnos previamente. Deberíamos pensar si esos objetivos que tanto buscamos son de verdad los nuestros, los que nos interesan. Deberíamos ser un poco más cautos, menos mecánicos. Menos víctimas de los objetivos de otros, de aquellos que de verdad nos gobiernan y que no nos dejarán tener, en realidad, más objetivo que sus propios intereses.

16 comentarios:

Myriam dijo...

De acuerdo contigo. Trabajar por objetivos, es solo una estrategia de mercadotecnia, no un fin en si mismo.
Por eso hay que preguntarse "¿A quién sirve el Grial?" y no repetir de memoria sin pensar que hay detrás de cualquier propuesta o plan, o como lo llamemos.

Un beso

lichazul dijo...

el otro día leía un post sobre un colegio particular en
España que debió de recibir alumnos de otro colegio público que cerraba, los responsables del colegio en cuestión habían mandado una circular a los padres para que estuvieran tranquilos ya que los alumnos no tendrían contacto con los que venían del sector público, pues se haría todo diferido incluyendo espacios de aula y patio evitando que los xicos se mezclaran

Si esto sucede a nivel educacional con mayor razón en la sociedad toda

besos


Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Ojeda:

Estupenda entrada, para reflexionar.
Por suerte hay muchas personas que no fijan su meta en ‘el triunfo’ y en la consecución de objetivos a la actual usanza. Seguramente se les considerará que no son ni serán triunfadores.
No es fácil salirse del sistema, de los que sí se han marcado unos objetivos que lleven a lograr el mayor número de integrantes para sus planes.

Un abrazo

Spaghetti dijo...

En la foto veo que Prometeo se ha escapado de la roca en la que estaba encadenado.
Los antiguos, o los clásicos, decían que todo lo que se hace, es por dos objetivos, por la honra o por el beneficio. Porque luchar, vivir o trabajar sin un objetivo es perder la vida.

Señor De la Vega dijo...

Mi Señor Ojeda,

Se nos llenó Sevilla de Tenorios
que plantaron carteles de objetivos:
si frustrados los ven, a espada y tiros
sacrifican amor y ambulatorios

pues seguros dirigen escritorios
y deciden sus planes excesivos
atentos argumentan los motivos
aunque mañana son contradictorios

no hay novicia en colegio que no toque
ni sector que no aplique las medidas
y bajo shock se asume bien el choque

aunque en su juego jueguen nuestras vidas
no limitarán fuerza en cada estoque
y así verán las metas bien cumplidas.

«Aquí está el neoLiberal,
y no hay hombre para él.
Desde la finanza altiva
a comisión de ruin banca,
no hay renta que no suscriba;
y a cualquier empresa abarca,
si en oro o valor estriba.
búsquenle los reñidores;
cérquenle los jugadores;
quien se precie que le ataje,
a ver si hay quien le aventaje
en robo, estafa o deudores>>


Suyo, Z+-----

Abejita de la Vega dijo...

Lo de los objetivos es algo con que nos vienen machacando a los maestritos desde tiempo inmemorial. Y arrastramos los objetivos del papel y llevamos dentro de nuestra cabeza lo que verdaderamente queremos conseguir. Cortar y pegar...

Besos

Abejita de la Vega dijo...

...queremos y podemos conseguir, que esa es otra.

Bertha dijo...

Tiene razón MªAngeles:que los objetivos nos los llevan machacando desde hace ya un tiempito pero cada maestro o profesor tiene sus objetivos a realizar(no es lo mísmo el objetivo económico que tener la responsabilidad de estos muchachos).Y mucha culpa la tiene la inspección educativa que estan todo el santo día machacando sin revisar el porqué ; simplemente que quieren menos alumnos suspensos y punto.

Un saludo Pedro.

Joselu dijo...

Como profesor de bachillerato que prepara a los alumnos para la prueba de selectividad de Literatura española -arbitraria, casuística y absurda- he de darte toda la razón. Hubo un tiempo que ignoraba esta prueba y la asignatura resplandecía en libertad y en creatividad. Limitarse a lo dado, es tan útil como aprender a aparcar como enseñan las academias, solo para el examen. Enseñar literatura es entonces algo penoso y esconde todo su gozo y maravilla.

virgi dijo...

Esa cadena que nos ata a las "criaturas lúcidas" que dicen saber y conocer perfectamente lo que debemos enseñar, cómo, cuando, con qué medios, esa cadena digo, hay que romperla a cada poco.
Besitos
(años en la enseñanza para ver papeleos inútiles y alejados de la realidad)

Edurne dijo...

Como ya somos un@s cuant@s los y las que por esta Acequia caminamos, lo que yo diga ahora ya está dicho, pero sí es verdad que los objetivos están para interiorizarlos y hacerlos nuestros según el material humano que nos toque en gracia, es decir, yo, que este año tengo un curso de los llamados "especiales", lo tengo clarísimo, mi cuadrilla no va a brillar en el firmamento de los Nobel ni en escalafones más modestos, pero sí que tengo un objetivo más que claro, como ya he dicho: hacer de ellos buenas personas, con una autoestima suficientemente elevada como para poder caminar por la vida sin complejos, y con un cambio de etiqueta (de ser el peor grupo del centro a ser los de 6ºB, los de Edurne...), y conseguir que sus aspiraciones vayan más allá de las de vivir de las ayudas sociales como sus padres, porque, total... para qué estudiar, para qué trabajar?
La realidad, como dice Virgi es otra bien distinta a la que pretenden que dibujemos desde las mesas de los despachos de los mandamases incompetentes de turno, preocupados únicamente por las cifras,las estadísticas.

Besos.
;)

Edurne dijo...

Unos cuantos docentes quería decir...

omar enletrasarte dijo...

por acá se huele a lo mismo, los objetivos...
hay para hacer un libro con esta premisa neoliberal
.
pero hablemos de tu sino y tus destrezas para con la educación:
si la verdad de la milanesa, es enseñar a aprender, enseñar para liberar, enseñar para adquirir aptitudes, enseñar para resolver
¿cómo establecer los guarismos para definir si el objetivo es cumplido o no?
todos los jóvenes deberán "rezar" los mismos conocimientos, ¿en forma y grado?
.
si el objetivo es salvar materias mediante exámenes ¿tendrá alguna razón, detenerse en algún punto de la currícula, para enseñarles cómo los recibirá la sociedad cuando salgan al mundo del trabajo?
¿o hay que largar gurises a la marchanta?
.
Los uruguayos somos famosos por inventar la forma de no hacer para que parezca que hacemos, -no todos-, y ya están "achicando" los objetivos para que sean fácilmente conseguibles
.
¡qué mundo!
un abrazo Profe

Esther dijo...

Bajo mi entender, el problema resulta no tanto de educar por objetivos sino, como usted bien indica, por reducir a los mismos a las necesidades económicas de unos pocos en particular, o de la sociedad en general, potenciando con ello una educación completamente focalizada en un tipo de eficiencia que luego se traducirá en un trabajo productivo, olvidándonos así del individuo en todas sus facetas. No hay nada más que ver la importancia que se le da hoy en día a las materias técnicas, a todos los estudios que tengan “salidas”, sin embargo, con tanto utilitarismo económico nos estamos olvidando que no sólo de pan vive el hombre. Me han gustado mucho los objetivos educativos de Edurne y la felicito por su empeño, tiene mucha razón, no todos podemos ser merecederos de un Nobel, pero no por ello vamos a tener que ser peor personas o sentirnos menos satisfechos con nuestras vidas, yo creo que aquí está el verdadero reto de la educación. Ya sé es un ideal, pero si todos los docentes persiguieran objetivos parecidos a los que se propone Edurne tendríamos en un futuro menos víctimas de objetivos ajenos, y posiblemente, esos artículos o manuales de “éxito” que reducen al individuo a su condición de “homo oeconómicus” hasta estarían de más.

andandos dijo...

Estoy de acuerdo contigo. Creo que el único objetivo es vivir de manera razonablemente feliz, y suele incluir todos los demás. A veces lo que nos hace felices no es precisamente lo que nos da dinero, y trabajar con objetivos como tú explicas lo que hace es rentabilizar al máximo todo. Todo, hasta el último minuto.

Un abrazo

dafd dijo...

Pues sí. Trabajar para un partido, para ganar una competición deportiva puede requerir tener un objetivo. En otros sectores, en cambio, como el de dar servicios a la gente, no hay un partido, porque todos los días, cada minuto, cada segundo es el partido. En tal caso, no hay ninguna competición, sino la voluntad de dar un buen servicio. Pero eso no es un objetivo, es la naturaleza misma del servicio. Escamotean la esencia, de la que participan todos los miembros del grupo implicado en el trabajo, y nos la sustituyen por el accidente (el guarismo, lo mensurable), impuesto desde fuera.