La forma en la que Baroja hace entrar y salir a los personajes de la trilogía es una parte de su atractivo. En todo ello hay el pulso excepcional de la vida. Como en esta, los personajes entran a veces sin ser llamados, desaparecen sin dejar rastro aunque el lector quisiera saber más de ellos o regresan a la vida de Manuel para cerrar hilos argumentales o hacer más compleja su vida o darle soluciones que el protagonista, por sí mismo, no puede conseguir. Sucede con la Justa, la hija del trapero, que reapareció para que Manuel pudiera satisfacer su impulso pasional y tener un amago de familia pero que, con las mismas, desapareció para volver como una mujer soez y descarada: la forma en la que Manuel rechaza su acercamiento y trabaja psicológicamente su olvido, pone de manifiesto la evolución de Manuel en su proceso de madurez. Lo mismo ocurre con Salvadora (que amarra a Manuel al sentido común) o con Jesús o Juan (que sirven, estos dos, para confrontar la evolución ideológica y el aburguesamiento del protagonista).
D. Alonso es otro de esos casos. El viejo hombre del circo, que tanto había aparecido y reaparecido en los malos tiempos y que tan simpático se había hecho al lector porque en su rareza e insistencia en contarnos su biografía había mucho de ternura, vuelve ahora. No en persona, sino como relato implicado con el final de otro de esos personajes constantes en la vida de Manuel, el Bizco. Ortiz, el policía, le cuenta que D. Alonso acabó siendo policía, de forma tan extravagante como lo había sido su vida. La muerte de D. Alonso y el trato cruel que se le da a su cadáver, encaja perfectamente con su vida, tan pendiente de que llegue la buena entre tantas penalidades como sufre mientras se agarra a esa esperanza. Y sirve para que al lector se le retuerzan las tripas al comprobar el estado de una sociedad en la que pocos restos de humanidad quedan.
Noticias de nuestras lecturas
Pancho analiza las claves de la narración de Mala hierba, desde la muerte de Vidal hasta el diálogo final entre Jesús y Manuel. Excepcional entrada que nos ayuda a comprender mejor la apuesta narrativa de Baroja.
No os perdáis la segunda selección de fragmentos de Mala hierba realizada por Gelu, en ella os daréis cuenta de la variedad de la obra de Baroja. Y en la tercera, la forma en la que tiene de ilustrarlo con la música de Chueca, que tan bien va a Baroja, incluso con la ironía del vasco...
Mª Ángeles Merino, a través de su diálogo con el protagonista, aborda e ilustra con ernorme acierto los nuevos ambientes en los que se asienta la vida de Manuel. Parece, por fin, haber alcanzado la estabilidad junto a una nueva forma de familia.
Paco Cuesta señala con todo acierto, la sensación que sentimos como lectores al leer la discusión ideológica de la obra, que nos desconcierta a veces.
Paco Cuesta señala con todo acierto, la sensación que sentimos como lectores al leer la discusión ideológica de la obra, que nos desconcierta a veces.
Próximas lecturas
La lectura de Aurora roja termina el próximo jueves, 28 de marzo. Cumpliendo el programa anunciado, el siguiente libro es La marca del meridiano, de Lorenzo Silva (mes de abril). Después leeremos Campos de Castilla de Antonio Machado (mayo, podéis descargarlo gratis aquí) y El hereje, de Miguel Delibes (junio). Es posible que nos veamos todos en julio, en Valladolid, en la ruta urbana que se ha organizado en la ciudad para explicar los lugares en los que trascurre esta última novela. Con ello, terminaremos el presente curso del Club de lectura.
12 comentarios:
Buenas noches, profesor Ojeda:
Da gusto ver ahora a Manuel entre sus amigos, lejos de las malas compañías.
A don Alonso, parece que “la buena” le rehuía.
Qué mal nos cayó el Bizco desde el principio.
Las mujeres, Flora y Justa, en algún momento, son más crueles que Vidal y su primo.
Qué bien ver la interpretación de todos los lectores. No es fácil encontrar un profesor que haga ‘trabajar’ tan a gusto.
Abrazos.
Me gustaría seguiros con "La marca del meridiano" de Lorenzo Silva--aunque, lo siento, me repatean los premios Planeta -- pero aún estoy terminando dos: "Anatomía de un instante" de Javier Cercas y "La vida de Mario" del joven escritor ibicenco, Miguel Torres. Lo intentaré pero si que prometo seguirte a ti y a los compis. Besotes lectores, M.
pues yo me he perdío de casi todas las lecturas, pero no por ello dejo de leerte cada entrada aunque no diga nada
conseguir lo libros por este lado del mapa no es fácil, a pesar que hay pdf en la web, no todos traen la obra completa
de todos modos la forma en que el autor pinta y expresa a sus personajes no deja de ser llamativo
besitos y feliz jornada PEDRO
a mí también me gustaría engancharme a alguna lectura pero no me llega la energía... aunque lo de Valladolid... ¡que buena pinta!
Pancho con El Hereje ya tiene mucho adelantado, que si no me engaño la estuvo comentando en su blog ¿no?
biquiños,
Sigo con la lectura del tercer libro, que me parece sumamente interesante, ante todo el cambio de vida del protagonista, a mejor,y la inclusión del tema de la anarquía para lo que D. Pío se sirve de Juan. Y es verdad que llama la atención el dinamismo con que maneja a los personajes, cosa que hace mucho más amena la lectura.
A la vez que sigo las entradas de los compañeros, siempre tan interesantes y complementarias.
Besos.
ALDABRIÑA, sí PANCHO empezó con la lectura que yo seguí religiosamente. Me encantó. Y eso del paseo vallisoletano siguiendo sus huellas suena MUY interesante :) Besotes, M.
Pío Baroja es un especialista en fabricar personajes peculiares, por sus obras desfilan representantes de todas la clases sociales. No hay genero o actividad que escape a su capacidad de observación. Pero lo más destacable son los tipos más populares, los del pueblo llano y del submundo de la marginación y delincuencia. En ellos vierte su enorme humanidad, que a menudo expresan sus ideas sobre cada asunto que trata en la novela. Es observable el esfuerzo que hace el autor por dotar a estos seres desvalidos y marginales de cualidades positivas, aunque a veces tenga que buscarlas en lo más profundo, con excepción del Bizco, que no tiene salvación posible porque es malo, malo de verdad. (más malo que la carne el pescuezo, que diría un castizo).
Un placer y un lujo contar con estos textos tuyos tan trabajados que dicen tantas cosas en tan pocas palabras. Y tan bien dichas. Literatura que supera al original.
estoy perdido en la lectura, para colmo me he suscrito a la editorial yaugurú y recibo libros que obviamente leo...
discúlpame, un abrazo
Baroja presenta la muerte trágica y violenta sin conmocionar al lector.
Un abrazo
Como dice Gelu, trabajamos a gusto.
Baroja aparca a algunos personajes y a otros los estrella en su lucha por la vida. No podíamos sospechar la evolución de la Justa, convertida en prostituta basilisco. El pobre don Alonso nos caía tan bien con su optimismo y va don Pío y zas...nos lo mata.
Nos esperan lecturas interesantes, el de Silva es ameno, los otros dos son clásicos que siempre es bueno releer. Lo de Valladolid estupendo, Pedro.
Besos, Pedro.
Dices "Dn Alonso" y me lo veo luchando con el cangrejo jajajaja ese pasaje es genial y como se fue saltando luego de rama en rama. Y a pesar de Napoleón le hiciera la pascua en "Uaterlú" a "la buena", no merecía morir de esa manera. Pero sí como personal de Sanidad, soy muy consciente de la enorme denuncia que ésta implica.
Besos
PD- De las siguientes lecturas, creo que te dije que tengo todos los libros incluso Machado, aunque gracias por el enlace.
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