martes, 29 de enero de 2013

Situación actual de la Universidad española

Ayer, la mayor parte de los centros universitarios españoles estaban cerrados. Tomás de Aquino fue declarado santo patrón de las universidades por la Iglesia católica en 1880 y el día 28 de enero celebran tradicionalmente su festividad las universidades españolas. Nunca mejor día para anunciar que las Becas Séneca, que facilitan la movilidad de los estudiantes entre los campus universitarios españoles, corren el riesgo de ser eliminadas a partir del próximo curso. Este anuncio se suma a otras medidas similares que han afectado al Programa Erasmus y otros programas de becas, que han visto reducidas considerablemente su cuantía, así como el vertiginoso recorte en las ayudas a la investigación, que han provocado que España caiga considerablemente en el puesto que ocupa en el listado de países europeos que apuestan por salir de la crisis a partir de la formación superior de sus jóvenes y el desarrollo de programas de investigación propios. También se anuncia una reforma de la legislación universitaria que, si es tal y como ha manifestado el ministro del ramo, será una de las de mayor calado de la historia reciente del sistema universitario español. Lo que se ha sabido, hasta ahora, nos enfrenta a un cambio estructural y cultural: España pasaría de un sistema universitario a la mediterránea -por definirlo de alguna manera- a otro anglosajón.

Los más viejos lectores de La Acequia, saben que en este espacio he sido muy crítico con la situación de la universidad pública española en las últimas décadas y que también lo he sido con los logros conseguidos a partir de los fondos destinados a la investigación en ese tiempo. Se ha crecido sin una planificación a medio plazo, respondiendo exclusivamente a modas sociales (lo que ha provocado, por ejemplo, números de licenciados en una misma materia que no pudieron encontrar trabajo en su especialidad ni en los tiempos buenos pero que, ha cambio, han permitido que todo estudiante universitario estudiara la carrera de su elección en una Universidad cercana a su domicilio si esta era su elección, salvo en algunas titulaciones muy concretas) y se ha dejado frecuentemente que las decisiones finales las tomaran grupos de presión locales que han distorsionado las plantillas universitarias de manera sorprendente para cualquier observador razonable. El progresivo aumento de los fondos destinados a la investigación -que nunca llegaron a situar a España en el puesto que le correspondía en los países de su entorno puesto que siempre estaban por debajo de lo exigido para convertirse en un país verdaderamente competitivo y con una base sólida de investigación propia, salvo excepciones notables- generó sobre todo una investigación repetitiva, escasamente innovadora y muy poco vinculada con el mundo empresarial, uno de los mayores defectos de la Universidad española. Salvo excepciones.

A pesar de ello, muy ciegos deberíamos estar si no viéramos los muchos logros: estas décadas han conseguido renovar la Universidad española, dotarlas de infraestructuras, profesorado, personal de administración y servicios, técnicos, becarios y equipos que han sido la envidia de muchos países europeos. De hecho, buena parte de los becarios que ahora se están quedando sin posibilidades de encontrar nuevos proyectos de investigación en España encuentran fácil acomodo fuera del país. También se ha conseguido una red de centros universitarios extendida por toda la geografía española que tienen en la proximidad y la vinculación con su entorno una de sus fortalezas y no una de sus debilidades, como se nos quiere hacer pensar ahora. Finalmente, se ha facilitado el acceso a titulaciones superiores a un tanto por ciento de la juventud muy superior a otros países europeos y se han desarrollado programas de formación que estaban destinados a personas mayores y profesionales, a lo que se han abierto las puertas de la universidad.

En la Universidad española han fallado los controles y la planificación a medio plazo, como en toda la sociedad española, así como el impulso de una mentalidad de emprendedor -uso el término que está tan de moda ahora y que tan poco dice si se no explica más allá- puesto que ha sido llamativa, por ejemplo, la escasa o nula formación sobre cuestiones empresariales que había en la mayoría de las titulaciones universitarias o la también escasa oferta de cursos de postgrado que la desarrollaran a partir de los conocimientos adquiridos en la licenciatura. Ha sido uno de los males de la época de crecimiento que ha causado desde el derroche hasta la corrupción y ha impedido la planificación de unas estructuras sólidas que aguantaran las malas épocas. Pero esto no debería llevarnos, en la actualidad, a cuestionarlo todo hasta el punto de que algunos reclamen la piqueta para derribar sus estructuras, cerrar centros o planificar el mapa de las titulaciones de forma radical aunque sorprendentemente poco imaginativa. Tampoco debería llevarnos a suprimir o asfixiar por falta de recursos proyectos tan útiles como Erasmus o Séneca, los Programas de la Experiencia destinados a personas mayores de cincuenta y cinco años, aquellos que formaban al profesorado no universitario para la enseñanza bilingüe, etc. Mucho menos a la reducción de los presupuestos en investigación. Lo que debe exigirse es un mayor control en el uso de estos recursos y en sus resultados.

Es curioso que se pretenda un cambio de la cultura universitaria española (pasar del que he denominado sistema mediterráneo al anglosajón) sin que se acompañe del desarrollo de los beneficios que el nuevo sistema debería tener para que funcione: una Ley de Mecenazgo que merezca ese nombre con dignidad, el apoyo eficaz a la enseñanza pública que siempre debe pasar por su universalidad y por la protección de estudios fundamentales poco favorecidos por las modas sociales, una política de becas y ayudas a los estudios universitarios que sea el orgullo de la nación, la dignificación del profesorado y no su cuestionamiento permanente, el aprovechamiento de lo mucho invertido en los últimos años para vincularlo de verdad con el entorno geográfico y social en el que se encuentra. Si en las medidas se toma como primer horizonte el recorte de la inversión en la educación universitaria sin más para ajustar los números a lo requerido por los socios europeos y el Fondo Monetario Internacional, nos encontaremos con lo que tenemos ahora: cambios legislativos cada pocos meses, toma de medidas generales en cuanto docencia o investigación que afectan por igual sin distinguir en particularidades y que consiguen agravar las desigualdades en vez de solucionarlas, soluciones provisionales y tomadas con urgencia de tiempo en cuanto al mapa de titulaciones y que obligarán a ser repensadas cada pocos meses, poco o ningún recorrido de nuestros investigadores a los que se empuja a irse fuera del país, escasa implicación de la empresa privada en la universidad, etc.

Es justo en épocas de crisis como la presente en donde se debería cimentar lo que España debería ser en el futuro próximo. Y el papel que debe representar en él la Unversidad pública, por supuesto.

12 comentarios:

Myriam dijo...

Que necesario es cuidar la Educación Pública Superior teniendo en cuenta lo que señalas: ley de mecenazgo, sistema de becas, protección de estudios fundamentales, la dignificación del profesorado, la optimización de los recursos, etc., etc. y evitar la fuga de cerebros...

lichazul dijo...

pues de este lado del mapa solo podemos ser testigo de las oleadas de españoles que vienen otra vez como antes a América a buscarse futuro y fortuna,
es como un deja vu , cuando nosotros emigramos hacia tierras ibéricas

abrazos Pedro, es una pena lo que ocurre en tu país, crisis que se enfrenta o se resigna ... todo depende de la voluntad conjunta y participativa entre todos los ciudadanos o que cada quien se salve como pueda


Merche Pallarés dijo...

Suerte querido Pedro... Creo que me imagino donde fueron a parar esas ayudas europeas... Besotes pedagógicos, M.

dafd dijo...

Da un poco de miedo que el nuevo modelo universitario, aunque venga avalado por estadísticas de éxito, no se adapte a nosotros, a nuestro modo de ser, si es que existe.

andandos dijo...

Los que creemos en la educación pública hemos de luchar por ella, cada uno en nuestro ámbito, sea educación primaria, secundaria, superior o especial.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Cuando todos esos recursos fueron mal utilizados, casi nunca hubo una queja real de los responsables o docentes de las universidades. Todos estuvimos callados y ahora pagamos nuestro silencio. Y a los jóvenes que pierden sus derechos les diría que mas difícil lo tuvimos nosotros para conseguir lo que ellos han disfrutado, las huelgas y manifestaciones, entonces, eran un peligro real de ir a prisión y ser maltratados, doy fe de ello, pero no nos dimos por vencidos que es lo que parece que les pasa ahora a ellos, tanta facilidad en vez de hacerles mas luchadores les ha hecho ser mas sumisos, como si luchar por lo que les pertenece no fuera cosa de ellos.

matrioska_verde dijo...

y siguen los tijerazos!

biquiños,

omar enletrasarte dijo...

Repetiré un comentario de un joven catalán, "tengo mi diploma de psicología, ¿y ahora qué?"
.
Si no existe una orientación, una planificación para la educación se pierde el sentido del futuro
.
Creo que lastima más, tener un título y no saber que hacer, que no tener nada y trabajar de lo que venga
-lamentablemente, digo-
.
mi admiración por tu esfuerzo
un abrazo, el de siempre

Lola Fontecha dijo...

Ayer mi hijo me lo comentó "indignado". Mi economía está un poco tocada por la situación y el ve peligrar sus estudios por ello diosssssssssss que manera más tonta de retroceder en el tiempo. Un beso

Bertha dijo...

Totalmente de acuerdo, que la enseñanza universitaria esta sujeta a modas sociales.Que la investigación es repetitiva escasamente imnovadora.Por eso se debe de exigir mayor contról de estos recursos y atajar este derroche y corrupción.Al margen de los muchos logros que se han conseguido.

Saludos feliz día.




Paco Cuesta dijo...

La política en España, adolece de profesionales formados en el el campo laboral y está sobrada de políticos profesionales.
Un abrazo

pancho dijo...

Una de las claves del éxito de cualquier tipo de formación es que al terminar los estudios los alumnos puedan encontrar un medio de ganarse la vida que compense los años y recursos que los padres o el común han empleado en formarlos. Si eso no se produce, sucede la desilusión y la frustación, como pasa ahora con muchos titulados que o bien cogen la maleta o aceptan trabajos que no dan para vivir. Y eso ni es trabajo ni es nada como le decía DQ a S.

Desde fuera del sistema universitario parece que se observa una cierta rigidez a la hora de ajustar ofertas formativas. En mi opinión debería haber más flexibilidad a la hora de ajustarse al mercado de trabajo. A la larga sería más beneficioso para todos.

De todos modos tu eres el que conoce la situación y esta reflexión, en línea con las que de vez en cuando nos propones, merece amplia difusión. Los demás no sabemos más que lo que leemos en los medios o lo que cuentan los vástagos que por allí andan.

Un abrazo.