Me detengo, en clase, en la explicación de este ensayo que publicó Miguel de Unamuno en La España Moderna de febrero a junio de 1895. Se proponía Unamuno lanzar un método de comprensión y análisis de lo que sucedía en España entonces, la intrahistoria. Estudiar lo propio de una cultura, de un país, lo que permanece esencialmente -el alma de una nación-, buscar las causas que han conducido a su decadencia y marasmo y ver la forma de reaccionar. Unamuno recupera el pensamiento romántico puesto que busca en el pueblo y en sus manifestaciones tradicionales estas claves; pero también el pensamiento liberal romántico, al afirmar que todo se rompió a mediados del siglo XVI, cuando España se cerró al contacto exterior y puso como brazo ejecutor a la Inquisición, que acabó enraizando tanto en la cultura española que se convirtió en inquisición latente cuando se suprimió. Falta en España la reforma espiritual que se hizo en el resto de Europa y que aquí había dado grandes frutos en esa primera mitad del siglo XVI y, en especial, en la mística. El cierre de las fronteras mentales provoca la decadencia y la enfermedad, como les pasa a los cuerpos que solo respiran el aire que exhalan. Cuanto más se mira a sí misma una nación y estrecha sus fronteras morales, menos preparada está para regenerarse. De ahí la necesidad de que soplen nuevos aires, afirma, de que España se europeíce de verdad, más allá de la moda superficial.
Quizá esta es todavía una tarea pendiente. Aunque suene raro hablar ahora de Europa.
16 comentarios:
Unamuno es lejos uno de los mejores pensadores que ha dado España
al menos para mí, pues su visión es muy vigente en muchos aspectos
besos
Seria bom que sim, que os países deixassem de se cerrar sobre si mesmos e se abrissem à Europa.
O drama é que a própria Europa se encerrou num círculo fechado.
Mas como dizes no post anterior, quando damos conta de que estamos num túnel , esse momento é o início da nossa saída para o exterior.
Amigo mio, bons sonhos.
Unamuno y la verdad, como la historia y el pensamiento corroboran.
Otra cosa es si en estos tiempos de agitación descomposición hubiera aguantado el tipo Don Miguel redivivo.
Abrazos, Pedro
Habrá que leer ese ensayo con calma... Besotes castizos, M.
Sí, oportuno comentario, el otro día estaba pensando en él, deberíamos estar más abiertos a las modas, al pensamiento, a lo nuevo que viene de otras partes y que nos pueden servir para crecer, Unamuno hablaba de euperizar España, ahora se habla de españolizar a Catalunya, o catalanizar España, lo bonito que sería coger lo mejor y caminar juntos, con una idea clara del bienestar y el desarrollo de la sociedad.
Sigue lo castizo encasillado y las afueras a lo suyo.
Besito.
un país es el fiel reflejo de las personas que viven en él y creo que últimamente muchos se miran el ombligo y así nos va... menos mal que todavía existen muchas otras personas que creen en ideas renovadoras, en solidaridad, en tolerancia, en agrupaciones...
biquiños,
Mi Señor Ojeda,
Sabe que le agradezco su pertinaz estilo de hacer deseable lo reseñado en su reseña; mucho más cuando viene tan al caso, a Unamuno (del que desconozco la totalidad de su obra) si tuviese que juzgarle por las primeras líneas del citado ensayo, sería como juzgarme; una concatenación de metáforas y símiles, para poblar de imágenes un espacio donde compartir lenguaje.
Prefiero escribir mi comentario antes de leerlo completo, y lo haré así, porque no sé si tendré el tiempo de leerlo con cuidado, porque con cuidado se debe leer lo que ha sido escrito en modo descuidado. Diré antes, que nunca fue santo de mi devoción Unamuno, como no lo soy de mi mismo, quizás sesgada mi opinión por el sesgo con que trata el literato la obra de Cervantes en 1905, quizás por sus ideas de patria, política o espíritu; y no le redime ante mis ojos su dignidad como rector frente a guerreros bárbaros ni su dignidad como librepensador, que sin duda era, ni pienso que necesite redención alguna, quien se expone a la condena, a sabiendas de tomar parte, porque hacerlo siempre implica que nos podemos situar en la peor de ellas; y como comienza él mismo definiendo su estilo ensayístico, recurriendo como un péndulo a la hipérbole para que sea el lector quien equilibre sus propias conclusiones; sus apoyos políticos, su evolución intelectual, me parece que no abandonaron igual estilo y solo la mirada en perspectiva lo centra en nuestra mente, si tal cosa es posible.
Me aventuro a imaginar, habiendo como digo apenas leído unos párrafos de este ensayo, que existe un claro positivismo en Unamuno, y si reviso su reseña mi Señor Ojeda, la conclusión unamuniana parece que concluye en buscar un verdadero europeísmo regenerador; quizás por ser obra temprana de 1895 el péndulo hiperbólico será el contrario de la frase dicha por el mismo años más tarde (tópica y paradójica) y por muchos repetida como cliché “¡Qué inventen ellos!” refiriéndose al resto de europeos, no a los castizos españoles.
El polémico Unamuno, descansa (no sé si en paz), pero igualmente y sea como sea, he de coincidir en un párrafo de su ensayo de un subjetivismo enorme, pero que destapa un verdad brutal, casi de especie, y que resume lo que yo pienso sobre lo que me resulta importante, y lo repito: “A ese arte eterno pertenece nuestro Cervantes, que en el sublime final de su Don Quijote señala á nuestra España, á la de hoy, el camino de su regeneración en Alonso Quijano el Bueno; á ese pertenece porque de puro español llegó á una como renuncia de su españolismo, llegó al espíritu universal, al hombre que duerme dentro de todos nosotros. Y es que el hondo fruto de toda sumersión hecha con pureza de espíritu en la tradición, de todo examen de conciencia, es, cuando la gracia humana nos toca, arrancarnos á nosotros mismos, despojarnos de la carne individuante, lanzarnos de la patria chica á la humanidad.”
Suyo, Z+-----
Este país parece "condenado" o abonado a una incomprensible espiral hacia el interior, hacia una continua repetición de sus errores, a un desprecio absoluto de lo bueno que tiene y a permanecer ciego tanto a lo que pasa como a lo que puede hacerle avanzar y sordo a las voces que lo dicen.
En nuestras manos está ...
Nada importa que las mentes más privilegiadas fueran capaces de dar con las causas y proponer soluciones a los problemas de "la cosa". Buenos somos aquí para hacerle caso a lo que diga un filósofo. Cada uno tiene una solución diferente, a cada cual mejor y más efectiva. Tanto sacrificio ciudadano no sirve más que para ir de despojo a la escombrera de los bonos basura o a la nube de la prima de riesgo.
Con todo eso junto, aún no hemos llegado a la situación de hace más de cien años; habían perdido Cuba y llegaban cantando coplas y habaneras. Es el refugio que nos queda y la historia se desanda.
“Me preparé por lo menos las bases de la reunión de la nación española y la catalana ya que Cataluña [sic] ha de acabar, y muy pronto, por separarse del todo del Reino de España y constituirse en Estado absolutamente independiente”, se lee en veloz caligrafía que Miguel de Unamuno (1864-1936) tiró sobre las cuartillas amarillentas la Nochebuena de 1918, destinadas a su amigo Manuel Azaña (1880-1940).
Claro que se dirá: hay un número de gentes que todavía no saben bien el castellano. En efecto, habrá bastantes. Hace poco que decía un catalán -y tenía razón-: ¡Hombre! En tantos siglos, los maestros castellanos no han sabido enseñar el castellano en Cataluña. Y yo decía: ¿Cómo? ¡Ni en Castilla! (Risas.) ¡No parece sino que los chiquillos de Castilla saben el castellano porque se lo han enseñado los maestros! (Risas.) Lo saben por otros cauces, y, algunas veces, a pesar de los maestros. (Risas.)
Unamuno estuvo tres semanas en Barcelona en octubre de 1906. El 15 del mismo mes, pronunció un discurso bastante prolijo ante el Congreso Internacional de la Lengua Catalana. Esta conferencia, provocativamente titulada -Solidaridad Española» en deliberado desafío a Solidaridad Catalana, entonces en pleno triunfo político, fue mal recibido 1. No sólo atacó Unamuno el malestar económico y las hipocresías políticas y religiosas de España, sino que denunció a Solidaridad Catalana como fenómeno efímero, defendió una unidad española basada en el amor, y exhortó a los escritores catalanes a que se expresasen en castellano (siguiendo los ejemplos del escocés Robert Burns y del bretón Renan, quienes escribieron en inglés y en francés respectivamente) 2.
Otros frutos de la visita de Unamuno a Barcelona fueron el poema «L'Aplec de la Protesta» (Barcelona, el 21 de octubre de 1906)» un ataque amargo y sarcástico contra la superficialidad catalana «y dos artículos periodísticos, fechados en octubre de 1906. En «Barcelona» (reimpreso más tarde en Por tierras de Portugal y de España), Unamuno ataca la «megalomanía» el -delirio de persecuciones», el «ambiente de agresiva petulancia», la «follonería», la «avaricia», y la -sensualidad» que había encontrado en la capital catalana 3. En «Sobre la literatura catalana» (publicado en La Nación 4 en diciembre de 1906), Unamuno, a pesar de su elogio extravagante de Verdaguer y de Maragall, califica como derivativa la literatura catalana contemporánea que según él se inspira en las tradiciones francesa y castellana. A los escritores catalanes les falta la nota «vernacular» que se encuentra en la literatura portuguesa moderna. Así, João de Deus («un guitarrillo portugués de dos solas cuerdas, la elegíaca y la erótica») posee un tono más auténticamente regional que el de Verdaguer. Además, el mercado para la literatura catalana es artificial, estimulado para fines políticos; la lengua catalana se fundirá un día con el castellano.
Buenos dias.
Muy actual.
Una encarxada de mans.
Un hombre que, en un principio (en abril), aparentemente escogió con la libertad para elegir con la "comprensión viva de lo necesario", pero no supo resistirse, en aquella aciaga -y diría que heroica- jornada del 12 de octubre, a optar más bien por lo que individualmente sentía (aunque suene vano, me hubiera gustado estar presente viéndole batirse el cobre en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca).
Tan crítico, no renunciaba a depurar de toda degradación, falsos mitos, al país. Escucharle es un poco doloroso, pero no menos saludable, como el antiséptico sobre una herida.
Cuando dije entre paréntesis en abril, quería decir, aunque obviamente no sea abril, al principio de la Guerra Civil
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