jueves, 4 de octubre de 2012

El brusco despertar de la infancia y noticias de nuestra lectura


La infancia se le termina a Nino demasiado pronto, cuando entra la brutalidad en su vida, cuando el mundo, como dice, se pone del revés. Irrumpe, de golpe, en su vida, la historia: la cara más dura de la historia, esa que se rige por grandes ideologías y odios. Los combates entre los guerrilleros y la Guardia Civil y la represión brutal, hace que el mundo del niño cambie definitivamente y que preste más atención a determinadas actitudes de los que le rodean, en especial de sus padres y de su amigo Pepe. Filtrado por el yo narrador adulto, podemos intuir lo que va cristalizando en la mente del niño y el desarrollo de una sensibilidad y de unas ideas que anuncian lo que hará en los próximos años. Como todos los niños, lo que ocurre a su alrededor le desconcierta, por eso espía: espía los ruidos mientras protege a su hermana, espía el comportamiento de sus padres, de su amigo en el molino. Necesita atar certezas porque el mundo ha irrumpido, definitavamente, en su biografía. Aunque sea en una mezcla entre lo que intuye, lo que escucha, lo que le cuentan y las leyendas, como la de Cencerro, el guerrillero que renace.


Noticias de nuestra lectura

Si queréis saber cómo Nino conoció el mar, no dejéis de leer la entrada de Asun con piscinas naturales.

Merche Pallarés centra otro de los temas fundamentales de la novela: el descubrimiento, al mismo tiempo, del amor y el odio, como dos caras invevitables de la misma moneda.

Mª Ángeles Merino comenta también este momento central, en el que el mundo ha cambiado alrededor de Nino.

Paco Cuesta analiza una de las sensaciones de la novela, tan real que atenazó a la sociedad española durante demasiado tiempo: el miedo.

10 comentarios:

lichazul dijo...

ese despertar bruto y violento pasa hasta ahora en nuestras narices, es cosa de ver como lo están llevando los niños en Iraq o en cualquier ciudad presa de violencia (que ya son casi todas)

sorry si me salgo del texto que leen

buen viernes

Alimontero dijo...

Hola Pedro, fui a los enlaces que dejaste y pude enterarme más.

Muy interesante esto de juntarse y comentar y aprender a través de las lecturas.

Antonino tiene, desgraciadamente, el destino de muchos niño hoy en día.

Besos,

Ali

El Gaucho Santillán dijo...

Creo que si el niño aprende hacia donde debe disparar el guerrillero, este mundo puede cambiar.

el problema son esos remalditos "maestros" pagados para desinformar.

Un abrazo.

El Gaucho Santillán dijo...

Creo que si el niño aprende hacia donde debe disparar el guerrillero, este mundo puede cambiar.

el problema son esos remalditos "maestros" pagados para desinformar.

Un abrazo.

Hernando dijo...

Ésta novela la he leído en el último mes de junio, gracias al gran acierto de una persona que aprecio que me la regaló. Ahora se comenta en La Acequia, que últimamente tenía olvidada.
Es la segunda novela de una trilogía, creo que falta la tercera, la primera "Inés y la alegría" también la he leído.
De "El lector de Julio Verne" me quedo con los gritos y la vida de un cuartel de la Guardia Civil, donde se tortura y a la vez se convive, familias que en la guerra podían haber pertenecidos a los dos bandos. Luego El molino y la casa de las mujeres, con la maestra republicana, que es de donde salen los libros de Julio Verne y otros, nuevamente la cultura, el progreso, la sensibilidad, frente a las tosquedad, brutalidad de la casa cuartel. También la casa de las mujers es un poco "La casa de Bernarda Alba" en ella se respira tensión, miedo, necesidad de amar........

mj dijo...

Un viento que circula y gira sobre sí mismo por las calles desnudas de esperanza. Caminos pobres y de triste apariencia que derrotan la primera ilusión en los ángulos del silencio. El espantoso golpe entre adultos y niños.
Sigo disfrutando de la lectura Pedro.
Un abrazo

pancho dijo...

En los años sesenta los hijos de guardia civil seguían viviendo en los cuarteles de los pueblos. Recuerdo que los envidiábamos porque no tenían ninguna de las obligaciones que teníamos los demás niños del pueblo. Después de salir de la escuela había que echar una mano en la multitud de tareas que siempre había en una casa de labradores. Nunca se acababan. Unas detrás de otras. Mientras tanto ellos tenían tiempo de hacer tantas cosas como Nino.

La autora muestra gran destreza para mezclar los muchos ingredientes, bien seleccionados, que componen esta buena novela. Me encanta cuando reflexiona sobre los tipos de lecturas. Lo hace sin ponerse solemne, pero adjudica a cada lector la lectura más adecuada a su curiosidad por aprender o sólo por pasar el rato y divertirse. Aunque parezca un asunto de tono menor en el relato, le da solidez a la novela.

Abejita de la Vega dijo...

Recuerdo cuando alguna compañera de colegio nos amenazaba: se lo digo a mi padre que es guardia...

Me gusta mucho cuando Nino resuelve sus dudas echando mano de la lectura, incluso cuando no ha tenido acceso a los libros de calidad. ¿Es su padre un cobarde por quedarse escondido en el dormitorio? Las humildes novelas del Oeste le dan la respuesta: los que hacen algo así son sensatos,no cobardes. El poder de la palabra escrita.

Tienen una fuerza enorme las palabras de Nino que intenta tranquilizar a su hermana mientras se oyen los golpes, gritos y torturas. Me recuerda a la película "La vida es bella".

Como dices "lo que va cristalizando" en la mente de este niño.

Besos, vamos al encuentro de Nino con los buenos libros.

Asun dijo...

Nino pasa de ser niño a adulto prácticamente de la noche a la mañana. Ese mundo de violencia encubierta –y a veces no tanto– que le rodea hace que sea consciente de lo que realmente pasa en aquella casa cuartel y en el pueblo, y con ello todo se tambalea en su interior.
Nino demuestra ser un niño muy fuerte, porque hay que serlo para seguir adelante en esas circunstancias.

Un beso.

Esilleviana dijo...

ABC 2 de marzo de 2012

"La escritora madrileña escribe desde el punto de vista de los perdedores, pero no debe entenderse que este se corresponde en su totalidad con los republicanos. Casi tan perdedores como ellos son unos cuantos personajes que por ideología, empleo o azar deberían considerarse vencedores. Son aquellos que, como el padre del protagonista, se dan cuenta de que a veces han de actuar de manera injusta o arbitraria, o quienes asisten sin poder impedirlo a los excesos de la autoridad. En definitiva, pobres vencedores que hallan más dignidad entre los vencidos que en sus propias filas".

Un saludo cordial