Olivier Messiaen (1908-1992) compuso sus Visiones del Amén para dos pianos en 1943. Sin duda, aun estaba bajo la impresión de la II Guerra Mundial y sus consecuencias. Apresado en Verdún, permaneció encarcelado en un campo para prisioneros de guerra cerca de Górlitz desde mayo de 1940 hasta marzo del año siguiente. La experiencia de la guerra acentuó en él su visión espiritual católica, que le llevó a componer su Cuarteto para el fin de los tiempos (estrenado durante su estancia en el campo de prisioneros) y estas Visiones del Amén. Si la influencia del catolicismo es palpable en casi toda su obra, en estas Visiones hay un evidente uso de lo espiritual como forma de aceptar y superar el conflicto pasado y conseguir una reconciliación de la historia con las creencias propias. Messiaen pertenece al género de artistas católicos que reflexionaron sobre la espiritualidad en el siglo XX (singularmente tras la II Guerra mundial, pero también antes, como George Bernanos) desde la vanguardia de la música, la poesía, la narrativa o el teatro, intentando sumar las propuestas más avanzadas técnicamente con la tradición espiritual para comprender lo que ocurría en tiempos tan convulsos o hallar consuelo del sufrimiento (recordemos como ejemplo que Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, se publicó en 1944 y El Poder y la Gloria de Graham Green lo había sido en 1940). Más allá de esta visión espiritual, varias de las obras para piano de Messiaen se pueden considerar como piezas maestras de las corrientes del siglo XX, dentro de las que fue un innovador que abrió caminos.
El trasfondo espiritual de las obras de Messiaen junto a sus propuestas rítmicas consigue provocar en las Visiones del Amén, un estado de sugestión en quien escucha estas siete piezas, más allá de su significado católico. El conjunto y su disposición y estructura consigue llevar de la mano a quien escucha esta música hacia el sosiego final. Tuve el privilegio de asistir ayer al conciero en el que el Sophia Hase y Eduardo Ponce (Atlantis Piano Dúo) interpretaron acertadamente la música de Messiaen en un lugar que contribuía mucho al éxito: el Patio de los Reyes del Museo Patio Herreriano de Valladolid, que lo había programado a precio verdaderamente asequible (5 euros, a lo que respondió el público, llenando el aforo) en los actos con los celebra el décimo aniversario de su irregular y, por momentos, decepcionante funcionamiento que le ha impedido ocupar el lugar que debería haber tenido en la ciudad y que ojalá ocupe en estos tiempos en los que tan necesitados estamos de proyectos culturales en unos momentos en los que parece que la cultura es la primera víctima de la crisis.
Hacia la mitad del concierto oscureció y una leve brisa hizo descender algunos grados la temperatura, unos pequeños murciélagos revoleteaban nerviosamente por encima del claustro y si la luz de la ciudad no lo hubiera impedido se hubiera podido apreciar el cielo estrellado. Parecía que el patio renacentista del Herreriano se había trasformado en gótico, mucho más acorde con la temática del concierto. No sé si esto había sido contemplado por los programadores, pero contribuyó al excelente efecto logrado y la sensación de haber asistido a un buen concierto.
Hacia la mitad del concierto oscureció y una leve brisa hizo descender algunos grados la temperatura, unos pequeños murciélagos revoleteaban nerviosamente por encima del claustro y si la luz de la ciudad no lo hubiera impedido se hubiera podido apreciar el cielo estrellado. Parecía que el patio renacentista del Herreriano se había trasformado en gótico, mucho más acorde con la temática del concierto. No sé si esto había sido contemplado por los programadores, pero contribuyó al excelente efecto logrado y la sensación de haber asistido a un buen concierto.
11 comentarios:
Debió ser sobrecogedor escuchar ese concierto con este exitoso dúo de tan amplio repertorio y la escena que describes. Curiosamente no recuerdo haber escuchado jamás una composición de Olivier Messiaen. Tendré que remediarlo.
Besos
Música, patio herreriano, aire de ese que llamamos fresco por aquí y... murciélagos. Perfecto.
Besos, Pedro.
Aprecio música, gostaria de ter estado presente no concerto.
Porém quanto a catolicismo, que me perdoe quem o segue, mas não posso pertenecer a uma Igreja machista , que se defende a si mesma e abandona as Vítimas de pedofilia e que até hoje está manchada de crimes de sangue.
Besos, querido amigo mio.
Tiene que haber sido una experiencia religiosa... Tampoco conocía a ese compositor Olivier Messiaen. Veo que es relativamente moderno. Me alegro de que hayas disfrutado del concierto y el entorno de ese Patio Herreriano con murciélagos incluidos :)) Besotes pianos, M.
bien por tu salida y por compartirnos esa sensación que describes al final
feliz finde
besos
Después de disfrutar de las peculiaridades del pueblo, vengo hambriento de conciertos, teatro, etc.
Un placer volver a disfrutar con tus entradas, Pedro. Todos aprendemos y eso no tiene precio.
Un abrazo
Parece que todo acompañaba: la música, el lugar, la caída de la noche, los murciélagos sobrevolando...
Me alegro de que disfrutaras de una bonita velada.
Besos.
Vaya, siempre digo que no hay nada como el poder sugestionador de la música para despertar en nosotros sensaciones emotivas. Sin duda te dejaste llevar por ese entorno rodeado de fragorosas melodías.
Un abrazo Pedro.
Qué pena estuve por allí la semana pasada. Me lo perdí. Y me hubiera gustado porque no conozco el Patio Herreriano.
Otra vez será.
A pesar de las irregularidades que mencionas, disfrutaste del concierto. ¡La música es la música!
Me alegro
Un abrazo
Me has empujado a oír estas Visiones. Una música que parece moldeada por los acontecimientos contemporáneos a su creación.
Quiero imaginar que este tipo de conciertos no se verán trastornados por la crisis, y que los aficionados podrán seguir contando con estas oportunidades.
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