En todos los finales de curso hay una mezcla extraña de sensaciones. Dejaré de ver a los alumnos con los que he compartido horas de aprendizaje y muchas otras cosas, aunque algunos rostros y nombres quedarán en la memoria por alguna razón que los hace especiales. Se junta la satisfacción de ver cumplida la vocación con la necesidad de descanso para preparar el próximo curso en el que otros rostros y nombres se sentarán en las aulas. Todavía, aunque hayan pasado ya tantos años, recuerdo las sensaciones que tenía al final de cada curso cuando era estudiante. Pero, aunque hayan terminado las clases, aun queda mucha tarea: corregir exámenes y trabajos finales, calificar a los alumnos, acudir a las reuniones en las que cada vez predomina más la burocracia y menos lo académico, recoger el material empleado en el curso. Por otra parte, la promoción que termina este año la Licenciatura de Humanidades me ha elegido como padrino de su graduación y me queda rematar el discurso en el que insistiré en la defensa de los estudios humanísticos en estos tiempos de lobos. Siempre que he disfrutado de este honor lo agradezco y asumo con la responsabilidad de decir unas palabras especiales, ajustadas a esa promoción que la Universidad ha preparado para salir al mundo profesional y al contexto histórico y social al que salen que, en esta ocasión, está marcado por la profunda crisis económica española y el cambio que se está produciendo en el mundo y que lo trasformará.
Esta vez no será menos: aun los recuerdo cuando les di la primera clase de literatura española o cuando se sintieron llamados a protestar por la última reforma universitaria y ocuparon pacíficamente la Facultad durante días o en cada una de las veces que me han llamado para estar a su lado más allá de las aulas y en las que siempre he intentado estar a su altura o cuando, como trabajo de fin de curso de mi asignatura de Literatura histórica entrevistaron al Cid como si acudiera a un programa rosa de televisión. Nunca han dejado de sorprenderme en estos años y espero que no dejen de hacerlo en los próximos, aunque ya no sean mis alumnos. Eso les diré el día de su graduación.
Cada curso es un nuevo reto que me ayuda a mantenerme con ganas de seguir adelante en mi profesión. Todavía queda mucho para cerrar de verdad el curso universitario que, en España, se concluye a finales de julio. Y queda, sobre todo, la conciencia de que se avecinan tiempos muy duros para la Universidad pública española.
28 comentarios:
Lo malo de estos finales de curso son los años que van quedando atrás. Pero como diría uno que yo me se... ¡que nos quiten lo bailao!
Un abrazo
¡¡Felicitaciones, otra vez padrino de graduación, qué orgullo!!
Felicitaciones por el fin de curso a ti y a tus alumnos, también.
Besos
Me ha encantado esta entrada en la que haces balance del curso que se termina y con él tienes una sensación de nostalgia por los alumnos con los que has compartido horas de aprendizaje y ya se van, pero te queda la ilusión de volver a comenzar otro nuevo curso con otros alumnos para volver a pasar horas en su compañía.
Me parece tu trabajo muy bonito: el de enseñar, y a la vez aprender de tus alumnos.
Me encantaría poder escucharte en ese discurso, presiento, será muy interesante, ójala lo grabaras en vídeo y pudieras compartirlo con nosotros aquí en "La Acequia".
Sí, parece que vendrán difíciles tiempos para la Universidad Pública, y más lo siento porque, en aquellos años que aún están por venir, serán los que, probablemente, les toque a mi hija y a la tuya, que creo son de parecida edad.
Un beso.
bien por este cierre que compartes
recuento personal y profesional
a veces fácil de equilibrar otras todo un desafío y hasta un descalabro
besos
Hola! Por lo que dices ya no es el primer año, que te eligen como padrino de graduación. Y no me extraña nada. Se nota a la legua, el que enseña por verdadera vocacion, y le que cumple con el espediente. Siempre he visto en tí un ejemplo a seguir.
Y los estudiantes de ahora, con lo que saben!!! que quieres.
Felicidades profesor,
Esperemos que el curso que viene, no sea tan oscuro como nos lo pintan, nuestros políticos. ni en la universidad, ni en nungún otro estamento.
Quedo con esta confianza. porque cuanado las cosas ya no pueden ir a peor, cambian el sentido de la marcha y mejoran rapidamente.
Saludos entrañables
Hola profe. Yo tb termino este curso con mis alumnos. He sido su tutora en primero, en segundo, les di lengua en tercero y he vuelto a ser su tutora en quinto y en sexto. Gran parte de su vida escolar a mi lado y ahora que se van al Instituto me invaden mil preguntas para las que no tengo respuestas.
Les he visto pasar de niños a adolescentes durante este curso. Hemos perdido juntos la paciencia para recuperarla juntos. Nos hemos reído, jugado, trabajado y mil cosas más.
Ahora irán a escuchar otra voz y a mi, como cada dos años, me invade la inquietud de qué será de ellos...como si fueran mis hijos. Sé que suena manido, pero no por eso deja de ser real.
El mundo les espera y nada podemos hacer por librarles de las duras batallas que se irán encontrando.
Besos muy muy fuertes.
Nuestro trabajo es mucho más que eso, es pura emoción, vocación y devoción...!
Nosotros los vamos moldeando y los lanzamos al mundo: párvulos, la primaria, la secundaria, el bachillerato, la universidad o la formación profesional...
Somos ejemplos, modelos a seguir e imitar (qué miedo me da eso, cada vez más y ya son treinta largos años recuperando año tras año la inocencia, la curiosidad, las ganas de saber, con ellos y ellas...)
No sabes la alegría que me da oír palabras y reflexiones, sensaciones, experiencias como las tuyas, que las hago mías también.
Tengo alumnos muy especiales que, a lo largo de los años siguen siendo mis chico@s, con los que me veo y hablo y comparto... y hasta he tenido el gusto de desarrollarme y crecer como maestra y persona con sus hijos también...
Y muchísmos alumnos que han decidido seguir mis pasos y han llamado siempre a mi puerta para que sea su tutora de prácticas. Todo eso, enorgullece y te dices: caramba, no lo habré hecho tan mal!
Yo también sigo con la ilusión intacta, aunque los tiempos que corren no sean buenos ni para la lírica ni para casi nada...
Estoy encantada de ser lo que soy, y de saber que en cada escalafón de nuestra ESCUELA, todos tenemos nuestro valor: desde los compañeros de preescolar hasta los de la universidad (y es que antes han de pasar por nuestras manos para llegar a las vuestras)!
Y cómo podemos influir en ellos y sus decisiones, su forma de andar por la vida, qué estudiar... me apasiona descubrir las posibilidades de cada uno, y también contagiar mis entusuiasmos...
En fin, Pedro, que tus palabras de hoy son para adoptarlas sin duda alguna, para suscribirlas totalmente.
Felicidades por tener la suerte, inmensa suerte, de poder quedar así de satisfecho al final de cada curso!
Un super abrazo, profe!
;)
Como apuntas, cada curso es un nuevo reto, y el que acaba un cúmulo de emociones. Esa es la grandeza del paso del tiempo.
Pedro, ojalá nunca dejen de ser capaces de seguir aprendiendo, de seguir mejorando y de mejorar lo que tienen alrededor. Esas letras no debieran perderse nunca...la historia es lo que nos hace ser cómo somos y, esperemos, también nosotros aprendamos algo del pasado, del presente...
Hoy necesitamos mejorar más que nunca. Lo necesitamos de verdad.
ES ASI, Y QUE SUERTE QUE SEA ASI, LOS QUE NO LUCHAN MORIRAN SIN LUCHAR, Y LOS QUE LUCHAN MORIRAN LUCHANDO, GRACIAS
Mi complicidad con tu vocación, estimado Pedro. Un abrazo enorme.
Estos tiempos son malos para todos y para la educación, horribles. Y "ellos", barriendo para sí.
La ventaja -o la desventura- que tenéis los que os dedicáis a la enseñanza es que representáis todos los años la vida. Cada curso es una vida completa, desde su alumbramiento, primeros pasos, crecimiento, rebeldías, aprendizajes,... Y la aventura. Y los riesgos. Y los tropezones. Y las caídas al abismo. Un curso, como la vida, siempre te tiene al borde del abismo. No importa que acabe, eso ya lo sabíamos. El curso, como la vida, es una excepción. Y lo extraordinario es que esa excepción consiga cambiarnos. Tengo la impresión de que a ti te cambia.
¡Me hubiese encantado ser profesora universitaria! Te envidio. Siempre rodeado de juventud y de entusiasmo aunque terminar el curso sea como una pequeña muerte ya que se acaba lo que se daba y supongo que la nostalgia debe invadirlo todo. Enhorabuena por tu padrinazgo de la graduación y esperemos que el curso que viene no sea tan negro como lo pintan... Besotes de fin de curso, M.
Son tiempos muy duros y ellos son parte de la esperanza.
Felicidades Profe por se el padrino de ceremonias.Yo llevo un tiempo de tutora, de jefa de estudios, de orientadora.Con mís más y menos: pero siempre con la ilusión de que es un trabajo con dedicación plena.
-Soy de Educación Especial y sin vocación y devoción no hay nada que hacer.Antes lo fuí de Bachillerato de Artes...Por lo que me conozco dos etapas completamente distintas...Pero me encantan tanto una cómo otra.
Feliz evento!
Un abrazo.
Ellos no parecen cambiar de un año para otro. El peso de los años lo siente el profesor.
Con capas de la cebolla o sin ellas, con peral de humanidades o sin él, a la espera quedamos de participar de la última lección a tus alumnos antes de dispersarse por ahí cada uno a lo suyo.
Casi todos los fines de curso tienen un poso triste que se une a la alegría de la tarea cumplida. Todavía recuerdo lo que lloré el primero de mis treinta y tres cursos, al despedirme de mis alumnos. También hubo alguno que acabó con un suspiro de alivio, todo hay que contarlo.
Esos estudiantes tienen mucha suerte, qué envidia me dan. Quién como ellos a pesar de los malos tiempos que corren.
Felicidades a los alumnos y al padrino profesor.
En tu entrada se trasluce la nostalgia de dejar volar a esos alumnos con los que has compartido tantos buenos momentos. Es muy emotivo leerte. ¡Y qué gran profesor van a dejar ellos! ¡Y qué ciegos están quienes gestionan y controlan la enseñanza española! Qué politicastros tenemos. Mantenemos, para ser más exacta.
Saludos, Pedro.
Felicitaciones por el honor, y bien dices que la enseñanza pùblica, pasarà cada vez por peores momentos.
Un pueblo sin instruccion, es mas manejable.
Un abrazo.
Estoy segura de que eres un estupendo profesor y que tus alumnos te echarán de menos. En algunos habrás dejado una impronta que no olvidarán nunca. Siempre es así cuando la humanidad está presente en quien enseña. Felicidades por tu padrinazgo y ojo con las lagrimitas... :D
Bien dices de cada curso siempre quedan algunos nombres que en uno u otro momento vuelven a cruzarse en nuestras vidas.
Con respecto al futuro de los graduados en Humanidades.. pues eso que disfruten de la fiesta.
Un abrazo.
eres causa y efecto Pedro
besos
Buenas noches, profesor Ojeda:
Es un momento muy importante, en especial para ellos, que tienen todo el camino por delante.
Dejo el poema de Cavafis - Viaje a Itaca .
Un abrazo
P.D.: Sus alumnos han sabido escoger muy bien. Felicidades para todos.
Estoy encantada de ser lo que soy, y de saber que en cada escalafón de nuestra ESCUELA, todos tenemos nuestro valor: desde los compañeros de preescolar hasta los de la universidad (y es que antes han de pasar por nuestras manos para llegar a las vuestras)!
Excelente, un cordial saludo
consejos de amor
un amor imposible
En fin, Pedro, que tus palabras de hoy son para adoptarlas sin duda alguna, para suscribirlas totalmente.
Felicidades por tener la suerte, inmensa suerte, de poder quedar así de satisfecho al final de cada curso!
Un super abrazo, profe!
;)
un cordial saludo
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Afortunados son los que disfrutan con su trabajo, y afortunados también los alumnos que tienen profesores como tu. Besos Isabel.
Lo harás muy bien Pedro, además de por lo mucho que sabes, porque lo haces de corazón.
biquiños,
Fin de curso significa perder -por un tiempo- el necesario apoyo. Caminar sólo es más dificil
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