Mientras no aprendamos a descubrir los trucos, todo charco parecerá un océano. Ni siquiera espejismo: puro trampantojo puesto por aquellos que se empeñan en explicarnos las cosas. Para salir del redil solo tenemos las opciones que combinan dos elementos: salvarse uno a sí mismo o hablar con las demás ovejas. Llevamos mucho tiempo leyendo libros de autoayuda que insisten en la salvación individual a partir de la sagrada pócima de instalarse en el presente. Conozco a pocos que lo hayan conseguido puesto que casi todos los que insisten en esa vía no se salvan de verdad, tan solo se vuelven más egoistas. La mayoría de ellos ni siquiera son más felices, solo están más solos y más ciegos. Entre otras cosas porque se ha ampliado tanto el redil que cuando pensamos estar ya fuera nos hallamos en realidad en uno de sus rincones. Y allí nos quedamos, mirando un charco que creemos no es el de los otros.
27 comentarios:
Vim ler-te, e desejar-te, um final de semana, Admiravel
¡Madre mía! los libros de auto-ayuda, eso sí que es literatura de bagatela. Al único que se ayuda comprando esos libros es a su editor y quizás un poquito al autor.
P.D Si el trampantojo está bien pintado a veces nos gusta recrearnos con él.
He dicho.
pues esos libros que nombras ni que me los regalen los leo jajaja
ni siquiera el título
soy de la idea de que cada uno haga su camino con sus trampas y aciertos y que sus experiencias sean su mejor historia
las historias que nos cuentan los políticos en todos lados tienen patas que cojean, y somos nosotros los que insistimos en mantenerlos en sus escaños
el burro por lo tanto no es el político, sino el que lo vota
me gusto la palabra trampantaojo , acá decimos atrapa ojo, o entrampaojo
giros idiomáticos
Besos y feliz fin de semana Pedro
la felicidad es una cuestión de Actitud personal :)
Todo en la vida es relativo, incluso los charcos pueden parecer un oceano, como tu dices, o una gota de lluvia, depende desde donde miremos...
Me gusta más leer novela, me enseña más como es el humano, al que tengo, yo incluida, en muy mal concepto.
Saludines
Las trampas para los ojos, son como minas antipersona que nos revientan el alma...con nuestro consentimiento.
Un abrazo
Aparte de que el egoísmo sea una "virtud" cívica de primer orden... pues todos tienden hacia la felicidad individual...los métodos empleados no "autoayudan" pero producen beneficios a chamanes, pseudo-psicólogos y psicomagos del tipo Jodorowsky y sus ridículos métodos.
Solo la reflexión introspectiva de nuestros actos, miedos, impulsos, etc. puede ayudarnos, no existen "libros milagro". Que cada cual cree su propio método porque será el único que le sirva.
Un abrazo.
Pdta: Te veo algo abstracto más que surrealista ... pero intento comprender más allá de tus pinceladas...dime si me equivoco.
Pues, a construir barcas o puentes entre todos... la mejor ayuda es la solidaridad, el estar para el otro, el brindarse, porque es ahí donde uno se encuentra: en la mirada del otro.
Te aseguro que jamás he leído unos de esos libros. Siempre me han parecido nefastos.
saludos
El rebaño tiene miedo y prefiere quedarse quieto. La autoayuda son los nuevos evangelizadores.
La protección que te ofrece la tribu es atractiva para cualquiera. Hay quien prefiere ir de francotirador y condenarse o salvarse, renunciando a la servidumbre de la secta para ser un poco más libre, pero sólo un poco.
El trampantojo amplía nuestra angustia y eso es lo que ellos quieren.
El mejor libro de autoayuda, el Quijote.
Besos
¡Estoy con ABEJITA! Ay, nuestro Quijo... Un bálsamo para nuestros corazones. Besotes sin trampantojos, M.
A mí me gustaban antes los libros de autoayuda, a mí sí me gustaban, aunque hace tiempo que no los leo.
Un beso.
Mi Señor Ojeda,
Desvió por un momento mi atención con su quiebro a los libros de autoayuda, pero luego volví a su foto, porque a pesar de los giros que le diere, la foto asume uno (un trampatojo) que nos hundió por años y nos ahogará por décadas en el océano de nuestro desengaño.
No es casual que en la pintura se usasen las falsas construcciones o elementos decorativos jugando en perspectiva, ahorrando con talento materiales o ganando efectos de profundidad que el plano no tuviere.
Vivir en el engaño español de la opulencia fue un trampatojo clásico en los dos planos, aparentar ser un país rico y poderoso, y que los españoles (casi todos) de tanto oírlo lo asumieren.
Pero en el trampatojo, basta que una onda mueva el charco para hacer que todo desvanezca, o el óxido que nace, o la pintura mal secada, o las grúas sin carga.
La sátira es buena práctica para juzgar lo expuesto en su grotesco, y así dejo este ejemplo de vídeo: [Simiocracia].
Como los comentaristas, confío en los textos que descubren lo vulnerable de lo humano partiendo del nosotros, que muestran su entorno íntimo o mundano, y lo descubren sólo, con el filtro de su arte o de su genio.
Así los balcones de la blogosfera que me ayudan, son solo aquellos que me aceptan y me cuidan, dejando que yo sea, dejando que ellos sean.
Curioso trampatojo es el Quijote, que ya en su prólogo nos explicará los trucos que han de usarse para hacer del libro un tratado de altura, elevando a su autor y obra a base del engaño, y así satirizando su propia profundidad anima al lector sin animarlo, a no dejarse llevar por lo superfluo y leer entre las líneas, lo que en valor, a su opinión crítica se ciña.
Suyo, Z+-----
Descubrir los trucos para que no nos engañen.
Vaya objetivo, terminaría con los privilegios de muchos de los que nos gobiernan.
Abrazo.
¿Habrá por ahí algún libro que despeje los trucos? Se reduciría en mucho la autoayuda y podríamos desenmascarar a unos cuantos con más eficacia.
Besos, Pedro
lo que no estoy seguro es que esa foto se pueda consederar trampantojo, lo que cuentas sí.
Creo que el hablar con las demás ovejas sería la solución más adecuada, no olvidemos que la unión hace la fuerza.
Besos
Demoledora tu entrada y tu pensamiento y me ha llegado muy adentro, por eso no sé que contestarte.
Besos
( Voy leyendo, como siempre, tus entradas invertidas en el tiempo, quzá por eso con esta me dejas descolocada.)
Embobado me quedo con la imagen.
Trampantojo,que en catalán significa, tripijoc, una trampa o un embuste manifiesto. No sabia que los libros de auto ayuda fueran tan perniciosos.
Creia que eran eficaces y hasta recomendables con las personas, cuya fortaleza i descirnimiento, no eran lo suficientemente fuertes,con los avatares de la vida.
Saludos, profesor.
Cuando llegó la moda (porque no se trata de otra cosa) de ese tipo de "literatura" entrábamos de lleno en ese nuevo universo social del individualismo.
Vivir el presente sin más.
Consumir.
El goce del placer.
No pensar más allá del recuerdo ni aventurarse en el mañana.
Cortaron las alas del pensamiento reduciéndolo al instante y apagando las luces del entendimiento.
Si bien el ser humano no está hecho para el sufrimiento, tapar heridas y cicatrizarlas es una etapa del mismo así como la visualización en un futuro con perspectivas de superación.
Esa trampa de cartón, de "Epicurianismo" a ultranza, sólo podía traer y aportar las deficiencias del yo. Su traumatismo agazapado en el malestar de estos tiempos: la soledad individual.
Un beso, Pedro.
Es mejor aprender a nadar y dejar los flotadores en la tienda...
Mirando y mirando me he quedado sin comprender la foto. Que no le encontraba el pie al vallado, justo como si levitara en el aire.
La solución ha estado más en leerte que en comprender lo que veía. En este caso, como en muchos otros, una buena explicación explica más que mil imágenes.
Qué fotografía más impresionante. He tenido que mirarla un rato para descubrirla. Me ha trampantojado :-)
Nunca he leido un libro de autoayuda. No me han llamado jamás la atención, aunque estoy con los compañeros en lo del Quijote. Esa sí que es ayuda.
En lo de salvarse tengo poca fé. Ni dentro ni fuera del redil. Estamos fatalmente condenados. O eso creo. Pero eso sí, siempre hacia adelante, peleándolo. No hay otra.
Perdimos la costumbre de consultar a nuestros mayores. Quizá sea una de las claves.
los libros de autoayuda no ayudan mucho pero cuando un charco nos parece un océano, toda ayuda es poca y nos agarramos a lo que podamos.
nos dan miedo los rincones.
biquiños,
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