Las Sonatas -no debería olvidársenos- tienen forma de memoria galante y fragmentaria: cuentan la vida del Marqués de Bradomín al hilo de sus amores. Al final de la Sonata de invierno aparece la razón verosímil de las memorias: como es razonable, son dos mujeres las que piden que las escriba, la Reina y la princesa Margarita. Su pariente, la Marquesa de Tor, que le conoce bien, gruñe: Lo más interesante no lo diría. El Marqués, galante y jugando a diablo atractivo, confiesa: Diría solo mis pecados. Un obispo que anda por allí demuestra no haber comprendido nada y alaba la sinceridad de unas memorias escritas a la manera de San Agustín, como confesiones. El Marqués le interrumpe cuando ve que la atención de las damas decae ante el discurso del prelado:
Consigue su propósito, sin duda, volviendo a ser el centro de atención y provocando la indignación del obispo. He ahí la razón de las memorias: Bradomín desea ser siempre el centro y, cuando no lo consigue, ofende o humilla. No importa si para volver a llamar la atención debe estilizar tanto la realidad que ya no se la reconozca: el estilo es más importante que la substancia. Lo que puede ser un rasgo de la psicología de Bradomín se convierte en la clave de interpretación literaria de las Sonatas y, por extensión, de toda la obra de Valle.
- Yo no aspiro a enseñar, sino a divertir. Toda mi doctrina está en una sola frase: ¡Viva la bagatela! Para mí, haber aprendido a sonreír, es la mayor conquista de la Humanidad.
Consigue su propósito, sin duda, volviendo a ser el centro de atención y provocando la indignación del obispo. He ahí la razón de las memorias: Bradomín desea ser siempre el centro y, cuando no lo consigue, ofende o humilla. No importa si para volver a llamar la atención debe estilizar tanto la realidad que ya no se la reconozca: el estilo es más importante que la substancia. Lo que puede ser un rasgo de la psicología de Bradomín se convierte en la clave de interpretación literaria de las Sonatas y, por extensión, de toda la obra de Valle.
Noticias de las Sonatas
Pido perdón a Merche Pallarés porque no informé de una excelente entrada en su blog la semana pasada. Se trata de algo que, además, le pedí personalmente: la reproducción de una entrevista que realizara hace años para el Diario de Ibiza a Antonia Maxwell. Os sorprenderá, al leerla, la relación que tiene con nuestras Sonatas y el pretendiente don Carlos.
Pancho, en su entrada, comprende con precisión la nueva situación del Marqués de Bradomín al perder el brazo -ese brazo que no vuelve a Estella- y su necesidad de cambiar de registro.
Pancho, en su entrada, comprende con precisión la nueva situación del Marqués de Bradomín al perder el brazo -ese brazo que no vuelve a Estella- y su necesidad de cambiar de registro.
Noticias del Quijote
Bien quijotesca y recomendable es la noticia que nos da Kety en su blog sobre la exposición de fotografías de su hijo.
Noticias de Urtaín
Aunque yo comenzaré a publicar mis entradas a partir de la próxima semana, tras terminar el comentario de las Sonatas, algunos compañeros de lectura ya han hecho magníficas aportaciones que cabe reseñar.
Mª Ángeles Merino publica una magnífica entrada para hacernos entrar en materia: nos despierta todos los sentidos, incluido el del gusto.
Merche Pallarés es rotunda al expresar las emociones que nos despierta la obra. No puedo estar más de acuerdo con su entrada.
Myriam hace una magnífica entrada en la que analiza la violencia en la obra, comenzando por la primera, la básica, la que Urtaín hace contra sí mismo. Imprescindible.
13 comentarios:
Paso a saludarte y cuando deje este "descanso forzado", quiero reemprender las lecturas conjuntas que tan ameno se me hace gracias a este blog.
Un abrazo.
Soy Anna Jorba Ricart
¡qué interesante! la verdad es que no se me ocurrió pensar en los motivos que tenía Bradomín para escribir sus memorias...
Perdón por adelantarme con La Obra de Teatro, crei que publicabas hoy la primera clase de Urtain.
Besos
Siempre el centro de atención este Bradomin, cierto es que de una forma un tanto brusca pero sabe como hacerlo. Seguiremos leyendo conjuntamente segun el tiempo me lo permita. Un besito Pedro
MYRIAM: Habéis hecho bien. Con tu entrada y la de los otros compañeros se ha puesto un inicio de lectura muy interesante.
Ha sido un placer seguiros -aunque no he participado- en la lectura de Las Sonatas.
El video de Urtain tuve que dejarlo a medias, lo intentaré de nuevo.
Hace poco salió en TV El Poli (el potro de Vallecas)...
Pedro, gracias por poner mi enlace.
Un abrazo
Al fin uno no sabe si Bradomín es las Sonatas o las Sonatas son Bradomín.
Yo acabo de aterrizar en tu blog hace poquito asi que primero iré tomando posición y luego opinaré...
Saludos
florerito de mesa el marqués hasta la muerte
conozco alguno/a así, que sea para bien o mal, pero que siempre se hable de ellos
Besos Pedro
pd...en todo caso personajirillos como este marqués , no son de mi recordados jajaja
estoy cursando la última materia para saber sonreír,
saludos
Después de tantas semanas siguiendo las aventuras de este Bradomín viajero y canalla, se nos había metido en casa, como si fuera uno más de la familia. Ojalá Valle hubiera seguido escribiendo Sonatas de esta altura literaria hasta el final de sus días.
Según dejaron dicho los que le conocieron, Valle era el centro de atención de cualquier sitio al que acudiera por su ingenio. Le hubiera gustado ser como el Marqués, por eso no le mató en alguna desventura.
Me ha gustado ver la explicación del feo, católico y sentimental al final de todo, terminando la narración como la empezó.
Y así terminó el periplo de las sonatas, no me percaté de ese detalle final.
Un saludo Pedro.
Unas memorias con estilización de la realidad, la realidad vista en un espejo de feria, de esos que deforman la figura a lo largo. Me enfadé con Bradomín y no quise escribir más de él, que le eche la bronca la tía y santas pascuas. Menudo elemento, pero hemos disfrutado con su manera de contarlo. Estilo.
La entrada de Urtain me salió de un tirón, no me suele ocurrir eso. Será porque es un personaje muy cercano. La escribí alternando con otra que tengo en el horno, el capítulo 13,1 del Quijote. Me voy de entierro, escuchando al resabido de Vivaldo. Nada que ver con el pobre Urtain. En cuanto entierren a Grisóstomo, la publico.
Gracias por tus palabras y por ponernos en situación de aprender amenamente.
Besos, Pedro.
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