lunes, 27 de febrero de 2012

Pimentón


Mi madre añadía el pimentón al sofrito con el que realzaba las lentejas. Es todo un arte poner la cantidad justa, el fuego adecuado y el tiempo exacto que impida que se queme. Es todo un arte cocinar sin prisas, ponerse el mandil, rectificar de sal. Comprobar que todo se va haciendo, lentamente, hasta que llegan tus hijos a casa con hambre y noticias tan importantes que el guiso puede reposar un tiempo mientras el mundo se ordena.

43 comentarios:

lichazul dijo...

yo aún lo hago así, y no solo con el sofrito para las lentejas

dejarle reposar es clave escencial para que los sabores y aromas se complementen

Deliciosa entrada Pedro
Besos

Myriam dijo...

¡Qué tierno! ya te imagino con el mandil y el cucharón cocinando...

María dijo...

Antes las lentejas se hacía en las cazuelas a fuego lento, con el sabor de la leña (en tiempos de mis abuelos), ahora se hacen en la olla, pero según he oido estaban mejor antes.

Un beso.

Antón de Muros dijo...

Cuando recuerdas a tu madre y su sabiduría, hago lo propio con la mía (que en paz descanse)

Abrazo.

Antón.

Fernando López dijo...

Cierto: todo un arte y nada fácil. Hay que tener muy buena mano

Montserrat Sala dijo...

Ah1 mi querido profesor! casi nada.
Dudo mucho que cuando estaban las, lentejas guisadas y oliendo a cielo, esperabais todos a que e mundo quedase en orden, para comerlas. ¿No sería que pasaba al revés?
Cualquiera se puede resistir ante un plato tan sabroso!!!

saludos muy cordiales y entrañables

Fe r dijo...

Hoy resonamos en esto de los tiempos que hay que darle a las cosas para que salgan bien y alimenten no sólo el cuerpo, Pedro. Uno siempre añora ese alimento...

Una bella reflexión con gusto a guiso materno y a hogar.

Un saludo.

Spaghetti dijo...

Eran otros tiempos---cuando se tardaba más en cocinar que en comer ...

Campurriana dijo...

Las madres....un tesoro.

Mariluz GH dijo...

Has traído aromas de mi madre :) qué agradable sensación me has dejado justo antes de irme a dormir :)

abrazos, amigo Pedro

São dijo...

Fico feliz por teres essa terna memória de tua mãe, amigo mio!

Bons sonhos.

SAUVIGNONA dijo...

wow! debe haver sido una gran cocinera....algo nunca nadioe podria decir de mi(jaja)
pero viste pedro? porque sera?
cuando llegas a casa y tu madre te tiene una comida riquisima de madre todo es diferente todo se calma ..como lo dijiste"todo se ordena"
es algo magico....algo que le pasa a todos los hijos con cada una de sus madres....y es algo unico..

besines pedro..que lindo post-!

adeu
SAU

Merche Pallarés dijo...

Sí que el pimentón tiene su truco, parece fácil pero no lo es. Como dices "es todo un arte poner la cantidad justa..." para que no se queme. Ahora que tengo todo el tiempo del mundo, me paso el día cocinando. Hoy vienen amigos a comer y voy a hacer bacalao a la vizcaina. Besotes culinarios, M.

Merche Pallarés dijo...

¡Os habeis fijado que Blogger ha vuelto a cambiar todo! Qué manía... Pues no me gustan tanto como están los comentarios ahora. Los encuentro fríos, tanto azul...

MIMOSA dijo...

Una entrada bien entrañable Pedro. Todo en su justa medida....
Me dulcificaste el café.

Por ello,hoy toca besos y abrazos!

Hernando dijo...

Conocí, la manera de cocinar lentamente, un puchero arrimado al fuego, cociendo lentamente, unos días garbanzos, otro día alubias, el tercer día lentejas, los domingos paella para variar un poco, a las nueve mientras desayunábamos, mi madre, ya con el mandil puesto, que solo se lo quitaría a las cuatro uando se reunían en el patio de la casa para coser y oír la radionovela, preparaba el cocido a las 10 tocaba ir a la escuela, a la una salíamos de las escuela, a las 2 del mediodía estaba en su momento para comer, todos reunidos a la mesa, disfrutando de un comida hecha lentamente. La lentitud ha desaparecido de nuestras vidas.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

añoranza de lo que relatas...pero ahora microondas, vitrocerámica...comida rápida, pre-cocinados y congelados....nos falta la tranquilidad, pensar, meditar...las prisas no son buenas...así nos va

Joselu dijo...

Me encanta hacer lentejas y efectivamente les echo pimentón y laurel… No sé si me salen tan bien como las que describes pero a mí me gustan aunque el mundo no acabe de ordenarse ni a la de tres.

pancho dijo...

A las madres les suele gustar el orden y saben mejor que nadie qué es lo importante y de qué se puede prescindir. Las prisas para los ladrones y los malos toreros.

Lola Fontecha dijo...

En su punto, en su justa medida....... a fuego lento como lo importante de la vida. Besos Pedro

Abejita de la Vega dijo...

Me parece precioso ese viejo bote de pimentón, con su pensamiento.

El pimentón se quema enseguida, hay que saber hacerlo.

Como mi madre no es amiga del pimentón, aprendí a hacerlo en Campo Real, un pueblo madrileño muy manchego, aleccionada por mis alumnas más mayorcitas, maestras de la comida lenta.

Ahora hay que hacerlo todo deprisa, en parte hems ganado, en parte hemos perdido. Yo, como mujer de ahora, me parece demasiado esclava la vida de aquellas mujeres. ¿Eran felices?

Besos

Unknown dijo...

Yo, a mis años, aun encuentro a faltar ese chup, chup con quien lidiaba mi Madre al hacer de una aparente simple y sencilla comidas un verdadero alimento para los dioses.

Un abrazo

Isabel Huete dijo...

Bueno, en casa se comía de delicia gracias a mi madre también, aunque no le gustaba nada cocinar. Quizá por eso, porque le ponía mucha técnica pero poco amor, el orden tampoco se impuso sino todo lo contrario. El silencio era demoledor.

Asun dijo...

Como todo en esta vida, que en su justa medida y dedicándole el tiempo que requiere, produce grandes satisfacciones.

Mi madre también antes era de las de cocina lenta, aunque el mundo nunca llegábamos a ordenarlo. Sería que las noticias que traíamos tampoco eran tan importantes.

¡Me está dando el hambre a estas horas evocando esos guisos! Mmmmmmmmmm ¡Qué buenos!

Gracias por esta apetitosa entrada.

Besos

Crisandbar dijo...

Yo muchas veces soy la que lleva el desorden y el hambre. Es una parte muy necesaria de la buena cocina jaja =)

El Gaucho Santillán dijo...

Cuantos recuerdos!!

Bonita imagen.


Un abrazo.

LA ZARZAMORA dijo...

Tengo la suerte de que mi madre aún me las siga preparando así.
Besos, Pedro.

omar enletrasarte dijo...

soy un buen cocinero 'de olla'
a saber, saludos
memorable entrada

Isabel dijo...

Para cada uno, su madre, es la mejor cocinera del mundo. Los guisos nos saben tan bien, porque están preparados con mucho amor.
Y es verdad, al sentirte querido y seguro con ella, hace que el mundo se ordene. Besos Isabel.

JESUS y ENCARNA dijo...

Buenas noches Maese Pedro, con todo respeto tu Madre era sabia.
Saludos cordiales.
Jesus

Isabel Barceló Chico dijo...

No me imagino qué dirán nuestros descendientes de nosotros con esa añoranza con que evocas tus recuerdos. ¿Tal vez hablarán de ese sueño nuestro de comunicarnos a través de internet? Un abrazo.

J. G. dijo...

quizás el tiempo se paró ahí, pero la imagen ha seguido viajando tanto que todavía la veo cuando visito familiares en el pueblo como en este puente andaluz que hemos tenido.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Maravilloso pensamiento...
=)

Natàlia Tàrraco dijo...

Pedro, ayyy, no hay manera de poner un soplo de palabra, me lo niega. A ver ahora...

Hay que ponerle una pizca de pimentón a la vida. Loada sabiduría culinaria, vital, pausada, de todas las madres.

Kety dijo...

Como soy abuela, tengo de todo; quien añora mi comida, y quien prefiere la suya, eso si, cuando vienen, se comen todo. ¿Por qué será?
Me gusta ese homenaje a las madres.

El pimentón, especia fundamental en la comida casera.

Un abrazo

Gabiprog dijo...

Es que... ¿Qué es la vida sin los condimentos?

Anónimo dijo...

Es una delicia la buena cocina... Claro que si!!!!!!!!

Saludos y un fuerte abrazo.

virgi dijo...

Me chiflan las lentejas. Haría como Caín.
Besos

virgi dijo...

¿Qué digo? Ese no es el personaje correcto...son los hermanos Esaú y Jacob, ahora que lo pienso...
Pues más besos

matrioska_verde dijo...

vísteme despacio que tengo prisa.

no hay nada mejor que la lentitud, el deleite, la no prisa... y el orden (el que sea necesario en cada momento).

recuerdo entrañable.

biquiños.

p.d.: me han entrado ganas de lentejas.

Caminante dijo...

... Para qu el pimentón no se queme nunca:

No echarlo directamente en el aceite sino echar el aceite caliente sobre el pimentón -sobre la cuchara que contiene el pimentón- y de inmediato añadir al guiso.

No me meto en sentimientos incorporados a la imagen...

SALUDOS desde Madrid: Paquita

Estrella dijo...

Qué foto más entrañable. Antes los niños entrábamos en casa preguntando qué había para comer, ahora son las madres las que preguntan a sus hijos para que decidan ellos. Triste.

En mi casa se comen unas lentejas riquísimas. Y potajes y habichuelas. Por suerte aún hay tiempo para guisar, comer y ordenar nuestro pequeño mundo.

Saludos, Pedro

Paco Cuesta dijo...

Al mundo actual le sobra pimentón y le falta reposo.