Valle Inclán, en las Sonatas, usa la religión católica con varios fines. He de decir que a mí nunca me pareció que Valle tuviera una intención ideológica de defensa del catolicismo como algunos pretenden -hay quien insiste demasiado en que el Marqués de Bradomín era una máscara de Valle, como si el escritor necesitase más máscara que la suya propia-. Valle quiere, en primer lugar, caracterizar una sociedad bien alejada de la modernidad que ya se apuntaba. El juego estético que con ello consigue es de gran altura: los personajes están llenos de creencias ancestrales que se agarran al paisaje -no olvidemos que estamos en el modernismo y esta es una de las claves del movimiento- y que dotan de un cierto grado de atemporalidad a la historia, cuando no de una textura onírica. Pero no se para en ello: el choque entre el deseo y la sensación de pecado que implica es una de las características de la relación del Marqués y Concha. No solo de ellos: de todos los que las conocen y amparan, como las mismas hermanas monjas de la amante. Con ello consigue Valle algo muy díficil de hacer tan correctamente en la literatura: una fuerza erótica que se instala en el centro de la obra. Evidentemente, la época y la publicación en la prensa, impiden que Valle sea explícito. Pero también por el lirismo en el que instala la narración (de hecho, en otras obras decantadas por lo grotesco, Valle lo es). Solo puede entenderse este choque de fuerzas en una cultura católica como lo era la España del momento: la sensación de culpa por disfrutar libremente del amor con toda la intensidad de la pasión. Qué bien juega Valle con todo esto para construir la novela y condicionar la recepción del lector.
Noticias de las Sonatas
Firvulag paladea, nada más comenzar la lectura, el estilo de Valle y envida la experiencia de los primeros lectores cuando publicó estos fragmentos en la prensa.
Paco Cuesta da toda una lección en la aproximación a la forma en la que Valle trata el paisaje a la manera de los pintores impresionistas de su época.
Merche rebautiza al marqués de Bradomín, nada más comenzar el comentario -me temo que tendrá suerte, como sucedió con don Quijote- y nos lleva hasta las flores de una tumba que, por ahora, tardará en llenarse...
Pancho escribe un interesante panorama para situar a Valle en su época y un exacto y jugoso comentario del viaje de ida del Marqués para reencontrarse con Concha.
Myriam avisa y da explicaciones -no tenía por qué- de la razón de su retraso en el comentario de Valle. Merece la pena que miréis la entrada.
Entre mirtos y laberintos se mueve Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, para comentar -sin que se le escape ninguna de las palabras mágicas y musicales de Valle- el viaje del Marqués hasta la casa de Concha.
Pancho escribe un interesante panorama para situar a Valle en su época y un exacto y jugoso comentario del viaje de ida del Marqués para reencontrarse con Concha.
Myriam avisa y da explicaciones -no tenía por qué- de la razón de su retraso en el comentario de Valle. Merece la pena que miréis la entrada.
Entre mirtos y laberintos se mueve Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, para comentar -sin que se le escape ninguna de las palabras mágicas y musicales de Valle- el viaje del Marqués hasta la casa de Concha.
Noticias de las lecturas anteriores
Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, nos devuelve al Quijote para satisfacción de todos al comentar el capítulo 10 de la Primera parte de la novela. Y no le hacen falta secundarios para hacernos disfrutar, no.
J.G. nos habla de la casa de prostitución como lugar de refugio, que hallamos en Riña de gatos. Un excelente texto.
J.G. nos habla de la casa de prostitución como lugar de refugio, que hallamos en Riña de gatos. Un excelente texto.
18 comentarios:
También hice una entrada nueva sobre la sonata, te ha debido despistar la rosa...
El Quijote, de la mano de tus entradas anteriores, no me abandona ni con agua hirviendo.
Gracias, un beso y feliz camino.
Yo veo en el Marqués de Bradomín un perfecto sinvergüenza, el remordimiento del pecado se lo deja a sus posibles víctimas, su meta conquistalar yacer con ellas, y en qué situaciones si es un poco el marqués de Sade, de momento con una moribunda que su último suspiro es yacer con el marqués antigüo amante y siempre recordado y ahora (en sonata de primavera) con todo una novicia con todo el erotismo que conlleva llevar al pecado del sexto mandamiento a una futura monja.
El marqués de Bradomín es el perfecto anarquista, en él no hay moral, ni leyes solo hace lo que le guía su alma de don Juan.
Te entendo: aqui também imperava o catolicismo...por isso "tudo" era pecado.....
Te agradeço tuas visitas. É importante para mim esse teu apoio.
Meu marido está doente, (cancer) e temos vivido tempos muito difíceis.
Obrigada, meu amigo.
Oh,...muito obrigada pela resposta pronta e pelas palavras preciosas, meu amigo.
Um belo dia para ti, sim?
BESOS
Como en bachillerato tuve un profesor de literatura tan deplorable, a Valle Inclán llegué en Preuniversitario, a través de una obrita incluída en el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte. A alguien se le ocurrió que yo podría ser actor. Fui mal actor pero conocí a Valle y desde entonces compré casi cada semana un librito de Austral. Sinceramente, en toda su obra yo creo que quiere despellejar a la sociedad caduca y beata que le toca vivir. Lo hace con Max Estrella y lo hace con Bradomín, hipócrita y mujeriego, tan alejado de él.
Ser o no ser: he aquí el dilema.
Decir sin decir: he ahí la solución.
Hay un desbordamiento de voluptuosidad en el que mezcla lo religioso con el erotismo junto a buenas dosis de refinamiento y sutileza. No deja títere con cabeza. No me extraña que fuera un escritor maldito entre la gente de orden. Y lo siga siendo. Su valor estriba en su espíritu independiente y rebelde, nunca hincó la rodilla ante nadie, a pesar de que lo intentaron porque su genio sobresalía. Tanta incomodidad vende poco.
muy acertado, a mi juicio, lo que apuntas: el deseo, su represión y la culpa, ese triángulo explosivo que termina por desatar un goce desatado. Hoy, a la inversa, quizás el sentimiento de culpa anida y carcome a quien no siente deseo o tiene sexo, dado el pansexualismo hedonista (aburrido en realidad) que se respira por tierra, mar y aire.
saludos blogueros
hola Pedro paso a dejarte mis cariños
espero que estes bien ,y que estes pisando hojitas de otoño,
besines
:Dsau
Gracias amigo!
seguimos la senda del aprendizaje, saludos para vos
Começo a sentir-me embaraçada: também nunca li nada dele.
E podes crer que já tenho lido autores /autoras do teu país e em castelhano.
Um bom fina de semana, meu querido amigo.
el título de tu post, placer y pecado ambas palabras con P de perfecto
que pena , no puedo seguir esta lectura nunca di con el famoso libro
solo con algunos resúmenes en la web muy subjetivos
BESOS y
Feliz fin de semana !!!
abrazo grande pa'ti
gracias por volver siempre a mi rincón
No voy muy avanzada en la lectura pero me está sorprendiendo muy gratamente. Me está gustando mucho cómo incluye el paisaje; cuando el marqués y Concha se encuentran en la habitación , no puedes olvidarte del húmedo jardín que se ve por la ventana y envuelve la casa.
Besos, Pedro
Gracias por incluir mi entrada, la de los mirlos que cantan una muñeira. Los mirlos de Burgos silban como mirlos, el susto que yo me llevaría si un día les oigo silbar aquello de "por el puente de Aranda se tiró, se tiró..."
En cuanto al de Bradomín, lo veo como un fresco que sabe manejar a Concha para que olvide sus escrúpulos religiosos, de momento... Aunque luego la muy pesada siga con lo del infierno, qué pelmaza.
En cuanto a Valle Inclán, no me lo imagino como fervoroso seguidor de la estricta moral católica...
Besos
¡Creía que ya te había hecho un comentario! Me ha gustado mucho lo que dicen los colegas que me preceden. Es verdad, Brado era un sinvergüenza pero tiene su gracia... Besotes Bradominescos, M.
Después de Sonata de Otoño he leído la de invierno. Quizás me he saltado el orden, pero venían en el mismo libro y he seguido hasta el final.
Tanto en una como en otra, son admirables el lenguaje, la descripción lírica de ambientes, la riqueza de vocabulario, las sensaciones que suscitan, que van desde la melancolía hasta el rechazo... Sí, a mí me causa rechazo este marqués, no por libertino sino por hipócrita.
Mucha misa, mucha servidumbre a la religión, mucha monja y mucho cura que predican catolicismo, pero el marqués se salta a la torera los preceptos católicos que no le convienen (el sexto mandamiento, claro) y ciertas normas morales que no tienen tanto que ver con las creencias religiosas como con la ética humana, con la convivencia y, por supuesto, con el respeto a las demás personas.
Respetar la dignidad, la integridad y el bienestar de las personas a las que queremos y estimamos es una norma básica de conducta que se saltan en más ocasiones los religiosos acérrimos (del siglo XIX, del XX y del XXI) que los no creyentes, los laicos.
En ese aspecto, Bradomín actúa como otros muchos católicos (no todos, claro, pero sí muchos) a los que les importa un pimiento los preceptos de una religión en la que, en público, se muestran servidores.
El rechazo no impide leer con gusto, y con ganas de aprender, a Valle.
Buenas noches profesor Ojeda:
Me ha gustado mucho la lectura de la ‘Sonata de otoño’. El Marqués, que encontramos en sus páginas es tal como lo define Valle: un Don Juan , feo, católico y sentimental.
Él confiesa a Concha que era menos bello que Florisel, que “también podía enamorar princesas”.
Católico, pues ya lo hemos visto, de qué manera lo son los dos, y los otros.
Y sentimental y sensual, y mujeriego...
Y qué pinceladas de humor nos procura en algún momento 'serio'.
Saludos.
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