La rima 53/XXIX (Sobre la falda tenía) es perfecta técnicamente y contiene una intencionada mirada artística que se va desplegando por capas de tal manera que puede contentar a un variado tipo de lectores.
En principio es, en verso, una estampa que los pintores románticos intentaron atrapar decenas de veces: la imagen de una pareja de jóvenes lectores enamorados. Bécquer, en esto, no puede ser más de su época: la mujer que lee sirve de inspiración a los artistas del momento porque ya es una realidad social innegable. Curiosamente, en la actitud ensimismada de la lectora -que lee desentendiéndose de todo lo que hay a su alrededor o que ha dejado abandonado por un momento el libro, que sostiene con ensayado desmayo sobre su falda, para mirar hacia el vacío aunque, en realidad, mira hacia dentro de su propia fantasía- hay un componente de evidente sensualidad, de elegante sensualidad, como el que representará mucho tiempo después el de la fumadora. Pocos saben que Bécquer, entre sus muchos proyectos, quiso lanzar una colección de obras de lectura exclusivamente dirigida para la mujer con una evidente finalidad comercial. La incorporación de la mujer de clase media a la lectura de novelas es muy anterior, por supuesto, pero solo a mediados del siglo XIX es tan evidente, tan pública y constituye un mercado editorial tan importante y en crecimiento hasta hoy. De hecho, muchos escritores ya escribían pensando en este público potencial bien con fines meramente comerciales bien con intención de influir en el comportamiento de la mujer desde perspectivas ideológicas muy diversas (o ambas cosas a la vez). El éxito era creciente, para escándalo de los moralistas conservadores, que condenaban esta costumbre porque la consideraban peligrosa para su educación sentimental.
Cuando a la lectora le acompaña su enamorado, todo adquiere un significado evidente:
Sobre la falda tenía
el libro abierto;
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros;
no veíamos las letras
ninguno, creo,
y, sin embargo, guardábamos
hondo silencio.
Es una escena estática, de la que se podría haber obtenido una fotografía de época con un significado costumbrista -evidentemente, de un costumbrismo bien diferente al que retrataba los oficios que desaparecían en el cambio histórico que se producía en aquellos momentos-. Un encuentro de dos amantes en un lugar apartado, con la excusa de leer juntos un libro. Pero las pasiones se han desbordado, como era de esperar, por otra parte. De hecho, esa convulsión sentimental está representada de una forma radicalmente moderna y rupturista para su época: la mezcla de versos de ritmos par e impar en una misma composición que da la sensación de inestabilidad, de que algo está pasando aunque no lo parezca. Y es justo esa pasión interior, reforzada por la métrica, la que rompe el estatismo para que estalle la pasión:
¿Cuánto duró? Ni aun entonces
pude saberlo.
Solo sé que no se oía
más que el aliento,
que apresurado escapaba
del labio seco.
Solo sçe que nos volvimos
los dos a un tiempo
y nuestos ojos se hallaron
y sonó un beso.
Bécquer nos ha contado la anécdota con suma perfección técnica: nos ha llevado al beso de forma progresiva pero inevitable. Pero no se queda ahí, porque no es su intención y da un salto. En una primera lectura parece que el argumento de la rima continúa, sin más, lo dicho. Los amantes dialogan brevemente -retoman, en realidad, un diálogo interrumpido por la conmoción pasional- y explican lo que les ha pasado a través de la lectura:
Creación de Dante era el libro,
era su Infierno.
Cuando a él bajamos los ojos
yo dije trémulo:
-¿Comprendes ya que un pomea
cabe en un verso?
Y ella respondió encendida:
-¡Ya lo comprendo!
Pero lo que parece sencillo es, en realidad, un juego complejo de espejos y metaliteratura. Un guiño por el que Bécquer nos lleva donde él quiere llegar en realidad: a la literatura. Hay un salto en el poema, que corresponde con el salto de intensa emoción provocado por el beso y representado, en la escritura, por los puntos suspensivos que se escriben tras el beso. Pero este silencio es parte del poema: en realidad es lo que lo explica. En los puntos suspensivos se halla todo lo que significa lo que ha ocurrido antes -que prepara este silencio- como lo que ocurre después -que lo explica-. Bécquer escribe el poema entero para explicar justamente esos puntos suspensivos, que es en donde radica de verdad el poema: es decir, lo que no se puede explicar con la palabra sino a través del lenguaje metafórico. La experiencia de la belleza solo puede sentirse: a través de la lectura del verso de Dante con el que arranca el poema (La bocca mi bacciò tutto tremante...), a través del beso de los dos amantes. Dos experiencias en los que los protagonistas han estado tan cerca de la belleza que no necesitan palabras para explicarla. Excelente paráfrasis del texto de Dante: lo explica y amplía, precisamente, a través del silencio.
En esta estrofa final no la explican, solo la aceptan.
En Bécquer todo esto se hace a través de un hermoso y certero juego de espejos: en el verso de Dante (Divina Comedia, Infierno, Canto V), Francesca de Rímini cuenta que Paolo la besó mientras leían una narración en la que Lancelot besaba a Ginebra (seguirá la muerte violenta de ambos al ser descubiertos por el marido y la condena al infierno, que con fineza Dante hace derivar de un hecho desencadenado por la lectura de un libro). Bécquer hace que sus enamorados repitan la misma acción. Interesante planteamiento y relectura becqueriana del texto clásico que, a su vez, parte de otra lectura de un texto caballeresco: Fracesca y Paolo están en el Infierno porque su amor era adúltero, pero Dante se apiada de ellos precisamente por su condición de amantes y su aceptación del sufrimiento que ello les acarrea. Otro dato que puede aclarar la intención de Bécquer: en la Divina Comedia, Francesca cuenta, ante una pregunta directa del mismo Dante, que se enamoraron precisamente en ese momento de la lectura, cuando llegan al instante en el que Lancelot besa la risa amada (il disiato riso) y algo les impulso a imitar el gesto. Bécquer continúa el bucle literario ideado por Dante (cuya obra también es un camino hacia el descubrimiento de la poesía mucho más que un viaje alegórico) y lo actualiza para el siglo XIX. Pero, a la vez, lo usa para explicar cómo la belleza -que es el fin último de la poesía- no puede ponerse en palabras más que por aproximación. O, como en este caso, a través del silencio.
Incluso aquellos que lean esta rima solo desde el argumento intuyen toda esta belleza. Es sobre todo por estas razones por las que Bécquer debe leerse hoy.
Incluso aquellos que lean esta rima solo desde el argumento intuyen toda esta belleza. Es sobre todo por estas razones por las que Bécquer debe leerse hoy.
Noticias de Bécquer
Cecilia publica una entrada en la que se juntan la experiencia personal con Bécquer y una razón certera: en los estudios de literatura, al llegar a Bécquer, por muy mal que nos lo explicaran, el joven estudiante detectaba que algo había cambiado y comenzaba a entrar en territorio conocido.
Ele Bergón recrea con sutileza y contención la leyenda becqueriana Los ojos verdes. Después, resume con inteligencia, en un solo párrafo, Maese Pérez el organista.
Mª Ángeles Merino, nuestra Abejita de la Vega, da toda una lección de cómo se interioriza, actualiza e ilustra una leyenda como La promesa.
Ele Bergón recrea con sutileza y contención la leyenda becqueriana Los ojos verdes. Después, resume con inteligencia, en un solo párrafo, Maese Pérez el organista.
Mª Ángeles Merino, nuestra Abejita de la Vega, da toda una lección de cómo se interioriza, actualiza e ilustra una leyenda como La promesa.
En este enlace podrás encontrar las instrucciones para seguir la lectura de la obra de Bécquer en La Acequia, con los índices de las entradas. Si me he olvidado de alguien, avisadme para corregir el error.
Noticias de la lectura de la trilogía dantesca de Óscar Esquivias
Os invito a participar en esta lectura colectiva y virtual de la trilogía dantesca de Óscar Esquivias, continuando la variedad de estilos, propósitos y miradas que nos han enriquecido la lectura del texto cervantino en los dos últimos años.
31 comentarios:
"...en el verso de Dante (Divina Comedia, Infierno, Canto V), Francesca de Rímini cuenta que Paolo la besó mientras leían una narración en la que Lancelot besaba a Ginebra .Bécquer hace que sus enamorados repitan la misma acción. Interesante planteamiento y relectura becqueriana del texto clásico que, a su vez, parte de otra lectura de un texto caballeresco..."
esto es lo que llamamos "cuando los poemas diálogan en imágenes y sentimientos" aunque entre los autores y los textos exista una diferencia de época y de estilos en el tiempo muy marcados
otros le dicen intertextualidad
besos Pedro, desde ya Os deseo un muy Feliz CUMPLEVIDA!! lleno de energías y sobre todo mucho pero que mucho amor
Me encanta esta rima, con ese estilo intimista y sencillo, breve y suave, pero profundamente intenso.
El poema cabe en un verso, y en un beso, ¿qué cabe en un beso?
Dejo algunos de los míos, y hoy por ser un día tan especial, con mayor intensidad.
Besos mi querido Pedro!
Paso a estudiar con rigurosa aplicación, gracias 'profe', un gran amigo, abrazo para vos
La verdad es que ha sido muy interesante la entrada, la Divina Comedia me la leí en su día y la tengo en el tintero para otra relectura.
Por cierto tras leer tu explicación solo me queda decir: «¡ya lo comprendo!»
Tu explicación sencilla del tema erudito de la rima nos abre nuevos caminos de comprensión.
La Rima es un perfecto ejemplo de su intento de conjuntar las aparentemente sencillas estrofas tradicionales con una temática insólita y culta.
Me encanta cómo logra esa especie de ritmo inestable y oscilante con unos versos de métrica diferente y rima casi imperceptible que consiguen expresar la tensión del beso entre los amantes. La utilización gradual de los sentidos con el silencio como si fuera el sexto sólo al alcance de los grandes.
Qué bien suena el idioma italiano y qué poco nos entienden cuando hablamos en español.
Esta semana no he encontrado tiempo para Bécquer, es culpa mía sin excusas.
"¡Ya lo comprendo!"
He disfrutado mucho con tu entrada porque cuando la leí el mes pasado no veía muy clara la conexión con Dante. Mis conocimientos de literatura italiana son muy, muy rudimentarios. De Dante, sé ahora un poco más gracias a la lectura de Esquivias.
Bécquer, está claro, es mucho más que un poeta de señoritas enamoradas.
La lectura en la mujer no estaba bien vista, a pesar de que ya empezaba a crearse un mercado para lectoras. Muchos moralistas pensaban que podían acabar como Madame Bovary, un Quijote femenino.
No me extraña que el proyecto de Bécquer no cuajara.
A propósito de la entrada de Cecilia. Bécquer era algo diferente a las clases memorísticas de Literatura, en nuestro bachillerato, ese que era una maravilla para los nostálgicos. Era algo que nos llegaba extraescolarmente porque en clase Bécquer era un escritor más, con sus fechas, sus títulos y el movimiento que le adjudicaron.
Además como aquellos profesores tenían tanto interés en que supiéramos lo de los mesteres...no llegábamos al XIX.
Las leyendas me están haciendo mucha compañía este verano. Sigo buscando la corza blanca junto al río...
Besos, feliz agosto.
¡Qué delicia de entrada, con tu estupenda explicación y la poesía de Bécquer entrelazada especularmente a los besos de Dante! ¡Qué no daríamos por esa belleza inalcanzable! ¡Qué no daríamos por ese beso que solo se insinúa!¡Qué no daríamos por esos puntos suspensivos en los que cabe toda una vida!
Precioso y muy informativo tu análisis. No he leido esa rima pero la leeré, ahora bajo otro prisma y, creo, la entenderé mejor. Gracias querido profe y ¡¡FELICIDADES!! Besotes con pastel y velas, M.
Buenos días, profesor Ojeda:
Hace unos días en el viaje a Burgos, en la ida y vuelta, tuve ocasión de ver casi de cerca el Moncayo; y una vez más, el letrero indicando: Veruela, pero decidí aplazar la visita al Monasterio para septiembre.
En mi equipaje llevaba uno de los libros de Bécquer, con unos folios para anotaciones.
Gracias por su explicación de esta Rima, romántica y bella.
Ayer pensaba haber escrito una entrada con una leyenda, pero me ocurrió algo parecido a lo que contaba nuestro poeta -en las Cartas sexta, séptima, y octava- de la tía Casca y las brujas de Trasmoz:
(...) “Con estos cuentos sucede lo que con las cerezas, sin pensarlo, salen unas enredadas en otras. ¿Qué le hemos de hacer?.”
Abrazos.
Un libro como pretexto, un libro como coartada..una lectura conjunta que permite un beso..
Finalmente me sumaré a la lectura conjunta de Riña de gatos, alglo dentro de mí me impulsa a hacerlo..
¡ Muchas Felicidades Pedro! Me sumo a tod@s l@s Amig@s para desearte un feliz día.
Besos.
Parece Pedro que hoy nos has querido obsequiar con una lección magistral en el día de tu cumpleaños, que has dejado para el final una rima donde se aúna lectura,amor, libros, romanticismo y una Divina Comedia eres genial.
Muchas felicidades y lo que se dice que cumplas muchísimos más.
Al menos estas mujeres leen, tienen cultura y son tratadas por el escritor como personas con sensibilidad y seso.
Interesante lección, muy interesante
Querido amigo, como te agradecer a riqueza que me ofereces?
Bem hajas, Pedro!
Bécquer: hoy, mañana y siempre.Me encanta.
Fue un agrado leer tu post.
Muchos saludos y que tengas un buen fin de semana.
... Y podré compartir "Riña de gatos" ¡lo conseguí! ya lo estoy leyendo en tu/vuestra compañia.
He sentido el beso después de "un hondo silencio". No todos los días la sinestesia funciona así.
Un fuenrte abrazo
Qué bien ha sabido Becquer manejar ese silencio. Con cuánta sutileza, con qué sencillez y mágia. ¡Ha pasado un ángel! se decía cuando yo era pequeña
:-) El poema es para enamorarse de él. Y con él.
Tu entrada, Pedro, tan enriquecedora como siempre, tan amena y tan interesante.
Aunque con retraso, ¡feliz cumpleaños!
Mi Señor Ojeda, su pasión didáctica consigue por insistencia empírica cuadrar el círculo, pero debe ser que nací triángulo, que por muy perfecta técnicamente que pudiera ser la rima XXIX que menciona, le falta la emoción que a usted le sobra en abundancia.
Pero si usted lo dice, habrá que leer a Bécquer siempre con su recurrente tema, a lo que suma en éste, metaliteratura enrevesada.
Si en la tercera estrofa necesitas haberte leído el divino infierno en curso acelerado, en la segunda el último verso de Bécquer “y sono un beso” contrasta por mediocre con “la bocca mi basciò tutto tremante.” Verso último de un serventesio natural y bien hallado de Dante que describe el momento del pecado, y que sirvió de inspiración al poeta Sevillano.
“Quando leggemmo il disïato riso
esser basciato da cotanto amante,
questi, che mai da me non fia diviso,
la bocca mi basciò tutto tremante.”
Por último, la primera estrofa me la leído varias veces, “y sin embargo”, tampoco viene a cuento. A no ser... que mi mente sucísima, al pasar por el infierno, vea un escondido y delicioso 69, donde otros ven una postal romántica del XIX; porque si fuese así, entonces me cuadra la primera estrofa, la segunda y la tercera, en graciosas e inspiradas metáforas de cunnilingus y felaciones y otros pecaminosos actos; “y sono un beso” (se sobreentiende, al aíre en la distancia), porque cada uno estaba en lo suyo embelesado y succionando divina comedia en sus respectivos avernos.
Yo como ella exclamaría esta vez con éxtasis ¡ya lo comprendo! porque entendió la chica también empíricamente que “en el verso cabe un poema”; claro está, si el poema no es muy grande; mientras él seguía con el libro abierto (de ella) sobre las faldas (infierno más caliente que el imaginado por Dante) y sus rizos negros en su mejilla y mudo, porque con la boca ocupada en lo hondo ¿quién pierde el tiempo con las letras cuando puedes hacer auténtica poesía con la lengua? ;-)
Suyo, Z+-----
Querido Pedro:
Estoy redescubriendo a Bécquer gracias a usted y a sus compañeros de lectura. Así da gusto... Gracias.
Un abrazo.
Estupendo análisis, profesor, qué bien explicada la intertextualidad de la rima y cómo todo remite a todo.
Es apasionante la sencilla naturalidad, muy emocionante al tiempo por muy real y por tanto muy vivida, con la que Bécquer escribe:
no veíamos las letras
ninguno, creo,
y sin embargo, guardábamos
hondo silencio
y sonríe uno ante ese tímido "creo", como si el poeta no del todo las tuviera consigo, aunque luego, aunque trémulo y todo Pigmalión sobrevenido le hace comprender a la amada la lección implícita en el Dante, y anota el poeta, ahora ya sí, beso mediante, convencido que está ella ya "encendida", incendiada, diríase, pues exclama luego entre exaltadas admiraciones.
Me hago seguidor pero ya. Saludos blogueros
Mi Señor Ojeda,
Hoy, ya lejos de los infiernos de Dante, y releyendo mis consensuados comentarios conmigo mismo, no quisiera resultar injusto, si pareciese que al comentar a nuestro artista me mueve algún prejuicio, y mostrase su cáliz poético medio vacío en lugar de medio lleno. (Eso sí, está medio)
Como ya dije, los poemas de una sola estrofa en Bécquer me resultan doblemente golosos.
Y si el florentino en su serventesio se luce con su pecaminoso beso, también se luce Bécquer con el suyo, besando con pasión en las miradas.
“Sabe, si alguna vez tus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que al alma que hablar puede con los ojos,
también puede besar con la mirada.“
Casualmente, en algunas rimas, cuando el objeto poético, parece ser más de carne y hueso que teórico, se muestra iluminado.
El anterior poema [rima XX], en mi opinión digno de halago, nace en mi lego análisis inspirado como continuación a igual hembra (o cortejo) al que se refiere en la [XVI], y si bien ésta rima dieciséis no me gusta por su ritmo, sí me interesa porque parece un poemilla acertado para los balcones de mi Zorro, así que con todo el respeto a nuestro Bécquer, la trastoco lo justo, ordenando el fondo, para hacerla sonar como si fuese mía (lujos del copyleft;):
"Si al mecer las azules campanillas
crees que suspirando pasa el viento
sabe que, oculto entre las verdes hojas,
de tu balcón murmurador suspiro
Si al resonar confuso a tus espaldas
crees que por tu nombre te ha llamado
sabe que, entre las sombras que te cercan
vago rumor lejana voz te llamo
Si se turba medroso en la alta noche
al sentir en tus labios un aliento
sabe que, aunque invisible, al lado tuyo
tu corazón abrasador respiro."
Volví a las brasas con el Bécquer más seductor, y es que últimamente no salgo del infierno...
sabe que, será porque es agosto.
Suyo, Z+-----
Hola Pedro, paso a saludarte en tu retiro vacacional, desde mis idas y venidas que conllevan el que a veces pueda asomarme a estas ventanas de internet y otras no.
Sigo leyendo las leyendas de Bécquer, pues el libro es fácil de llevar y me siguen inspirando escritos. A veces en sus leyendas me desespera la opinión que tiene de las mujeres, ya sé que es otra época, pero me rebela su forma de tratarlas. Sin embargo esto no me ocurre con los poemas. ¡Son tan bellos, delicados, desmayados y llenos de tanta filosofía!que me entrego a ellos sin ningún reparo.
Un abrazo
Luz
Hace poco que entro en este blog y lo seguiré haciendo pues aprendo mucho.
Voy a dejar de publicar en el mio pues necesito descanso fisico y mental-
Volveré a leer y a comentar.
Gracias por todo.
Un abrazo grande y fuerte.
Pedro:
Me alegro que sigas publicando a pesar de las vacaciones, venir a tu blog es encontrarme con la cultura y el arte.
Gracias, Pedro.
Felices vacaciones.
Un beso.
"Lo que parece sencillo"
Realmente sencillo es comprender la rima tras leer el análisis de un maestro.
Gracias por la lección
Se puede tener cabal conocimiento de la rima. Pero adentrarse en ella hasta dominarla, parece don exclusivo de Bécquer.
Muy interesante el acercamiento a Dante. A mí no se me había ocurrido, sinceramente.
Gracias, profesor.
Un poema cabe en un verso como todo un sentimiento... en una mirada.
Magnífica lección, maestro.
Después de escribir mi anterior comentario aquí, decidí leer alguna biografía completa de Bécquer para ilustrarme, que no solo de rimas se hizo el hombre, y descubrí a Julia Espín, y después leí otra biografía, esta vez sobre Julia, y gracias a los comentaristas y sus blogs sobre el autor sevillano, me adentré en análisis, sugerencias y un vídeo muy ilustrativo del personaje, y después guiado por el perfil que iba mostrando el autor, seguí navegando en los bajos fondos de Bécquer hasta tocar fondo, así que con lo encontrado espero poder postear algo sobre el artista pronto, si me acompaña el tiempo para decir más de lo que he dicho.
Y me alegro de no haber profundizado antes en Bécquer, porque si lo hubiese hecho seguro que no hubiese dejado los comentarios que he dejado en la Acequia.
Acerté en algo y propuse mucho de esa educación divergente que la Acequia alienta.
Escribir lo que uno siente, es mucho más emocionante y divertido que escribir lo poco que uno sabe y saben.
Siguen sin tocarme muchas de las rimas de Bécquer y algunos de sus escritos me disgustan, pero ahora tienen una dimensión diferente con un regusto intenso, hermanado, humano y sabroso.
No me equivoqué cuando sugerí que la rima XVI era propia del Zorro, de hecho asume igual que mi personaje el gusto por la poética como instrumento cuando (según dicen las crónicas) descubrió en un balcón en su camino al Retiro a las hermanas Espín, allí elevadas.
Entró en su blogosfera particular de tertulias en la casa de ellas, y posteó en sus cuadernos dibujos, poemas y su alma al completo en un mar sin costa, publicó dirigiendo sus palabras a ellas en el periódico, revistas, escribió más rimas, leyendas y su pasión de poeta nace ahí y ya nunca le deja.
Julia sí le aparta, desde luego se alejan (públicamente), ¿o no? pero esa es otra historia.
En el cuaderno de su hermana, escribió su primera versión de la rima XX (cifrada para hacerla incomprensible a los mirones y firmada con un MOI -francés-) Mayo 1960:
“Sabe si alguna vez tus labios rojos
Qema invisible admósfera abrasada
Que si del alma labios son los ojos
Es un beso de amor cada mirada.”
En mi opinión resulta más profunda y coherente cuando la corrige para su libro de los gorriones, pero la original es más erótica y directa; también en los cuadernos de las hermanas, dejó escrita la rima XVI dedicada a Julia (varía en alguna línea y palabras). Mucho mejor mi versión adaptada que la suya, sobre las azules campanillas; y el ritmo de la original se entiende por el entorno de cortejo en el que las jóvenes vivían, y ahí Bécquer intenta marcar distancias y acortar espacio entre verso y música, así que quebrar los versos, es por el ritmo más propio de serenata y más adaptado dado su duende sevillano, en realidad habría que imaginarlo trovando y me apuesto que tocando el arpa o la guitarra a solas o brillando entre el resto, bajo el mirar de Julia. Y sin embargo, yo apostaría que en los primeros meses calló la rubia hermana Josefina de ojos azules entre sus brazos, mientras el deseaba lo que no tenía.
Z+-----
Sobre la rima que analiza Don Pedro y yo convierto en explícito sexo, me reí al descubrir que no me fui por los cerros de Úbeda; al menos no tanto, si creemos a los que opinan que su hermano y él son los autores (entre otros) bajo el seudónimo SEM (de semen) de las acuarelas tituladas “Los Borbones en Pelota”.
Porque yo, después de ver ayer muchos de esos grabados creo que de algunos fueron el pincel y el letrero, e incluso asumo que los dibujos más pornográficos los dibujó el mismo Gustavo y no su hermano; si lo anterior fuese cierto, se realizaron a la vez que trabajaba en la reconstrucción de sus poesías en Toledo, y un escritor tan visual, tan sexual (vicioso y adicto a los vicios de la época: lupanares, vino, café y tabaco...) tan versado en jugar con lo correcto y lo incorrecto, de Sevilla a Soria, de la Corte a la plebe, de la meretriz a la diva, del amor a la pena, de la ópera a la humilde seguidilla, del exceso al precario, de censor a sarcástico, del orgullo al pseudónimo, del infiel al cornudo, de la poesía a lo sórdido, del terror a la rima ... No evita el contraste, porque como poeta, todo se puede incorporar en los muchos planos del mensaje, sutilmente en múltiples velados, de Dante a lo romántico y de la falda de una Julia excitada, al sexo más rizado, solo se interpone una mirada. No la de Bécquer, la nuestra.
Z+-----
Querido SR. DE LA VEGA: Acabará usted devoto de Bécquer y abjurando del Barroco, tenga cuidado...
Buenas noches, profesor Ojeda:
Creo que un poema cabe en un verso, incluso en una sola palabra, dependiendo que monologue el poeta, que sea un diálogo de enamorados, o que sea para que lo lea un tercero externo.
En esta 53.Rima XXIX
podíamos considerarlo en
..."Y nuestros ojos se hallaron"
En la 43.Rima XVI, hay un poema completo en :
"Te llamo yo"
y con atrevimiento podemos formar uno completísimo:
Suspiro, te llamo, respiro, Yo.
incluso, podemos hacer -ya puestos- un intento de Senryu:
Sabe que suspiro yo
te llamo yo
respiro yo.
Saludos.
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