jueves, 2 de junio de 2011

Dónde leer a Bécquer, con unas quisicosas filológicas que harán dudar a los lectores y noticias de nuestras lecturas.



Como decíamos y por resumir, la lectura correcta de Bécquer tiene más dificultad de la que el lector no avisado piensa inicialmente. Alguien que quiere leer a Bécquer -que solo quiere leer a Becquer, sin más zarandajas- acude a las páginas de un volumen que ha comprado o tomado prestado en una biblioteca o consultado en alguna de las varias ediciones electrónicas disponibles y espera que la edición sea fiable. A este lector medio no le puede ir uno con quisicosas filológicas: él confía en el editor. Y aquí viene su problema -el del lector, digo, que tan ingenuamente confía en un editor responsabl- porque dispone de cuatro opciones en el mercado sin que nadie le asesore inicialmente:

-Leer los poemas de Bécquer sueltos (cosa que casi no podía hacer un contemporáneo del autor porque en vida publicó pocas de sus rimas en la prensa), que no es la mejor de las maneras puesto que en Bécquer late ya una de las modificaciones sustanciales en la poesía moderna que consiste en trasformar lo que hasta ese momento era una mera antología de poemas encuadernados juntos bajo un título más o menos significativo para llegar a un poemario sólido de lectura homogénea en el que cada parte refuerza y necesita al conjunto, tal y como supo leerlo definitivamente Rubén Darío en Azul... para la poesía en español.

-Leer la obra de Bécquer a partir de la ordenación de la primera edición, debida a sus amigos, en cuyas páginas se ordenan las rimas para que cuenten la historia de un amor (y del desamor consiguiente) y se subordina la poesía al argumento amoroso, resaltando este en perjuicio de aquella. Esta lectura es la más popular, la que todo el mundo reconoce y la de más fácil comprensión para cualquiera pero plantea la seria duda de si no lleva implícita una traición a los mismos poemas becquerianos.

-Leer la obra de Béquer en una edición que siga la ordenación tradicional (expresada con números romanos entre corchetes) sobre la que se dan los datos de la versión manuscrita (expresada con números árabes y notas a pie de página). Estas ediciones tienen la ventaja de que no asustan al lector que no quiere sorpresas y permiten que aquel que quiera profundizar pueda reconstruir la versión del manuscrito con un pequeño esfuerzo intelectual. Hay que reconocer que tienen un aval firme: continúan -con más o menos correcciones- la primera edición, es decir, la canónica y documentan la forma en la que la mayor parte de los lectores de Bécquer han accedido a sus obras; pero también presentan una seria duda: con esta opción, el editor -aunque detalle el orden y las modificaciones del manuscrito- facilita que la primera lectura, la más cómoda, siga el orden tradicional que, por lo que sabemos desde 1914, no fue el establecido por el mismo autor. Esta duda es más importante de lo que parece a primera vista: los lectores fijan su idea sobre un texto tal y como se le da en la edición y solo unos pocos hacen el esfuerzo intelectual de ir más allá.

-Por último, leer a Bécquer en una edición que respete el manuscrito becqueriano conocido como El libro de los gorriones dando cuenta -al contrario que en la opción anterior-, bien en notas o bien en un apéndice, de los cambios que se introdujeron en él a partir de la edición de 1871. Esta opción tiene una ventaja indudable: parte del manuscrito en el que Bécquer copió sus obras preparándolas para la edición. Por lo tanto, respeta la única opción conocida del autor (hay quienes han pensado en otro manuscrito intermedio considerando este un borrador, pero ni los testimonios ni las características del Libro de los gorriones parecen sustentarlo). Pero al lector le plantea un problema: esta ordenación no es tan fácil de comprender porque no cuenta argumentalmente la historia de un amor y en ella no es la poesía la que se subordina al amor, sino al contrario. Tiene otra ventaja: da la razón a los poetas que habían intuido en Bécquer algo más que la lectura decimonónica de su obra, es decir, un simbolismo de corte metaliterario que convierte al autor en el punto de partida de una de las líneas poéticas más cultivadas en la modernidad.

Lo que no se entiende, desde el lado filológico, es el respeto casi reverencial que algunos becquerianistas tienen por la edición de 1871 después de que los muchos estudios hayan demostrado las serias dudas que se tienen sobre ella. Es mucho más sorprendente que un editor que se dedica en el prólogo a destruir la fiabilidad de esta primera edición continúe su ordenación como si no existiera una contradicción entre lo que dice y lo que hace. No es lo mismo leer a Bécquer de una manera o de otra.

Una vez informado, que cada lector opte: un formato tradicional de lectura de Bécquer en el que tantas generaciones se han sentido cómodas e, incluso, identificadas emocionalmente hasta el punto de que las rimas han construido una especie de educación sentimental trasladada a las muchas copias que hacían y hacen los jóvenes de sus versos; un formato que respete el manuscrito becqueriano con la conciencia de que eso le obligará a percibir en el autor notas nuevas que son las que han dejado una huella más profunda en la lírica posterior. A los poetas españoles del siglo XX el primer Bécquer se les antojaba demasiado estrecho, el segundo les ha permitido profundizar en un sentido nuevo de la poesía. Quizá el lector medio sienta desconcierto ante esta propuesta, pero quien no se arriesga no pasa la mar.

Dicho esto, el próximo jueves describiremos El manuscrito de los gorriones y comenzaremos a dar las claves de lectura de las rimas, que nos ocuparán el mes de junio, para continuar con las leyendas en julio.


Noticias de Bécquer

Gelu nos muestra los libros con los que seguirá la lectura de Bécquer, quizá sea una buena idea para ilustrar las entradas de todos.

Pancho nos da un apunte biográfico de Bécquer que puede servirnos como un buen inicio contextualizador de la lectura.

Ele Bergón reescribe e ilustra el poema de las golondrinas de Bécquer: un poeta releyendo a otro poeta para crear. Qué delicia. 

Kety copia e ilustra otra de las rimas, que quizá sea su favorita (Del salón en el ángulo oscuro...).

Mª Ángeles Merio, Abejita de la Vega, trabaja e ilustra el tema del dolor del amor: de Bécquer a Viene la noche. No os perdáis su documentada entrada.

En este enlace podrás encontrar las instrucciones para seguir la lectura de la obra de Bécquer en La Acequia, con los índices de las entradas.


Noticias de la lectura de la trilogía dantesca de Óscar Esquivias



Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, da noticia de un correo que le dirige Jacinto Eduardo de Ontañón... y no se trata de ningún secundario al estilo de los suyos del Quijote. Luego, comenta los capítulos 18 y 19 de Viene la noche: podemos comprobar cómo el libro aumenta la sensación de soledad y tristeza cuando llega a su final.

Os invito a participar en esta lectura colectiva y virtual de la trilogía dantesca de Óscar Esquivias, continuando la variedad de estilos, propósitos y miradas que nos han enriquecido la lectura del texto cervantino en los dos últimos años.

Si me olvido de alguien, hacédmelo saber para corregir la omisión


Noticias de la lectura del Quijote


La lectura del Quijote se convierte en proyecto permanente de La Acequia (en este enlace) al que se puede incorporar todo aquel que lo desee en cualquier momento y, por lo tanto, seguiré  publicando, periódicamente, las noticias correspondientes.

22 comentarios:

El cuaderno de la mesa camilla dijo...

Verás, yo he leído a Bécquer dos veces (de cabo a rabo, quiero decir; poemas o relatos sueltos, muchas veces): una edición en tapas burdeos (Rimas y Leyendas, dos tomos), a 15 ptas el tomo, hace mil años, y otra edición posterior en tomos más pequeños y compactos. No recuerdo las editoriales, aunque reconocería los libros si los recuperara de quien me los hurtó. No tengo ni idea del criterio con el que fueron publicados, aunque me parece haber reconocido su trayectoria vital.

Euphorbia dijo...

Ui, creo que mi nivel de lectura poética no entiende de estas sutilezas. La edición que tengo es escolar y de notas a pie de página no le faltan. De la ordenación hablaban en la extensa introducción, me la releeré a ver si aclaro algo porque no le hice mucho caso a esa parte... ejem.
Un beso

Merche Pallarés dijo...

He ido al blog de GELU y me ha gustado el primer libro "Leyendas y Rimas - Cartas desde mi celda", por lo que describe, parece ser el más completo. ¿Crees que me lo debería de agenciar? Es que no me fío del que tengo (Vicens Vives). No creo que esté completo. Bueno, ya me dirás. Besotes poéticos, M.

Hernando dijo...

Yo seré fiel a la editorial Cátedra, esa que las tapas de sus libros son negras, y nos obsequia, con la imagen de un cuadro, casi siempre adecuado al tema.
Ya estamos metidos en la lectura, entre todos desmenuzaremos estas rimas que tienen tantas lecturas.

pancho dijo...

Visto desde hoy lo que más sorprende de Bécquer es el desapego a su obra poética. ¿No estaba seguro de su valía? No me lo creo, cualquier persona culta que leyera sus poemas se daría cuenta de su valer desde "Yo sé un himno gigante y extraño", que precisamente comienza con un YO como una casa, que contradice su proclamada humildad.

Delgado dijo...

Desde luego las rimas tienen lo suyo, en la edición de cátedra, te explican todos los desaguisados de la obra; es muy recomendable porque en las notas te indican correcciones, tachaduras, y las famosas aspas que dejó marcadas Bécquer indicando versos que quería cambiar; por lo visto en la edición facsímil del centenario estas aspas desaparecieron misteriosamente.

Buen artículo Pedro, yo personalmente me quedo con el Bécquer precursor del simbolismo, ya que el romanticismo puro se dio en las décadas 30 y 40 del XIX.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Pregunto, querido Pedro: ¿como leeremos a becquer? Por capitulos, como el Quijtoe, o como? Espero tus instrucciones. Un abrazo.

Casía dijo...

Tengo uno de años, intentaré ver que otras editoriales hay en la biblioteca,¡ y me llamaban cursi cuando lo compré!

matrioska_verde dijo...

a mí también me vendría muy bien [como apunta Cornelivs] que nos dieras una guía de cómo empezar o por dónde... es que todavía no me he puesto a ello y leyéndote me parece muy complicado empezar.

podías hacer como en El Quijote, una especie de "deberes semanales"... en fin, no sé, no tengo ni idea.

biquiños,

Kety dijo...

Será un placer analizar su obra de tu mano.

Un abrazo

Gelu dijo...

Buenos días, profesor Ojeda:

Haré la lectura con el enlace que usted nos aportó, cvc.Cervantes.es – Rimas Bécquer
como comprobé en el blog de Abejita de la Vega, y luego lo cotejaré con mis libros. Lástima que no tenga al menos otro que guardo en Burgos y recuperaré - cuando vaya en verano- aunque llevemos ya avanzada nuestra lectura.
Estoy realmente ilusionada con esta aventura, en la que desde los comienzos está llena de ‘descubrimientos’ para mí, con su guía y con las aportaciones valiosas de los comentaristas.

Un abrazo.

Sor Austringiliana dijo...

Será un placer conocer esas claves. Me da la impresión de que conocemos los árboles, sobre todo algunos; pero que me nos falta visión del bosque. A por el bosque y a por los árboles, lo uno no quita lo otro.


Las leyendas será buena lectura, y escritura, para las tardes veraniegas.


Besos

Sor Austringiliana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Abejita de la Vega dijo...

A Sor Austringiliana le debe gustar mucho Bécquer y se ha colado. Las leyendas están llenas de fantasmas, como ella.

lichazul dijo...

la mayoría lo tilda de romántico escritor, pero para mí es uno de los grandes impulsores de lo trasgresor y lo existencial

besos Pedro y buen fin de semana

omar enletrasarte dijo...

Mi querido profesor, mi amigo Pedro, leído el artículo me deja una gran preocupación y me respondo ¡no puede ser tan difícil leer a Bécquer aún cuando se trate de una de sus rimas sueltas...
Lo digo como lector, no como analista de literatura (que ni ahí de cerca estoy).
Finalmente, y nobleza obliga, es interesante poner a discusión la lectura de los clásicos, tantas veces ninguneados por las currículas de los colegios (por lo menos aquí).
Un abrazo, y ten la seguridad de que disfruto los artículos, aunque tenga matices para establecer.

Mª Antonia dijo...

Querido Pedro:
Estoy entusiasmada con la propuesta de esta lectura (A Bécquer le debo mi pasión poética), pero no he entendido bien cómo ni por dónde vamos a empezar.
De todas formas, pasaré por aquí el lunes a ver si me aclaro.

Tras leer su introducción becqueriana, ¡ me doy cuenta, más que nunca, que "sólo sé que no sé nada"... !

Un abrazo.

Estrella dijo...

Hola, Pedro: También te digo como Cornelivs y Aldraba. Estoy un poco desorientada sobre qué método de lectura seguiremos y me gustaría poder hacerme una idea, te agradecré mucho que nos des alguna pista.

Leeré en el enlace que nos recomendaste de la web cvc.cervantes.

Me gusta muchísimo esto de las lecturas compartidas que hacéis aquí. Se tienen puntos de vista a los que muchas veces una no llega (hablo por mí)y eso la hace más interesante y reveladora. Con la lectura del Quijote, a la que llegué tarde y la seguí desde detrás de las cortinas :-)disfruté como ninguna de las otras veces que lo había leido. Me encantó esa lectura.

Saludos a todos.

Asun dijo...

¡Vaya lío Mari Loli!

Paco Cuesta dijo...

Con seguridad la duda está sembrada, a buen seguro (espero) fructificará con éxito.

Myriam dijo...

Cuando llegue de regreso a casa, con calma, me podré al dia con Bécquer. Ahora me es imposible.

Señor De la Vega dijo...

Mi Señor Ojeda,

Me alegra este nuevo ciclo, leeré con ustedes por primera vez a Gustavo Adolfo Domínguez Bastida y no porque el pobre fuera escritor o mucho menos porque sea un referente de poetas, sino porque será entretenido y compartido aquí en la Acequia y además no deberé comprar ningún libro para ello.

La verdad es que en algo me identifico con él, compartimos igual corte de bigote, mosca y perilla, aíre romántico pero con dolor realista, sangre andaluza y vida madrileña, gustadores del paisaje, la mujer y del aire aragonés y castellano como igualmente amantes del Quijote.
Los dos posiblemente coincidimos en que la mejor poesía sería la no editada y también que la buena suena a sinfonía; por lo que me duele no ser siquiera capaz de hacer sonar ni tambor ni castañuelas, él quizás tocó la gaita (lo veremos).

Mucho más nos diferencia, pero decirlo rompería el encanto.

Gracias por guiarme en buscar el mejor texto donde empezar a leer a este Señor de Letras y como no, de Rimas.

Suyo, Z+-----