La obra de Gustavo Adolfo Bécquer es una parte sustancial de la creación del lenguaje poético de la modernidad española: por eso, leerlo solo como poeta romántico es reducirlo. Bécquer se nutre de romanticismo, por supuesto, pero en él ya está pleno el simbolismo y las características esenciales de la nueva poesía, esas que supo apreciar Rubén Darío y, a partir de él, lo mejor de la lírica española.
En primer lugar, ha de apreciarse en qué romanticismo se injerta su obra: precisamente en aquel que hoy es menos conocido. Gran parte de aquellos autores (Gil y Carrasco, Nicomedes Pastor Díaz, Eulogio Florentino Sanz, Augusto Ferrán, etc.) hoy han caído en el olvido frente a la popularidad de Zorrilla o del Duque de Rivas, por ejemplo. Conectaron con un tipo de poesía neoclásica gracias al magisterio de Lista, recogieron la poesía popular en sus obras, procedieron a una huida de la retórica del romanticismo más exaltado y buscaron la expresión directa de emociones, conectaron con la poesía que en Europa anunciaba ya el simbolismo y con nuevas teorías filosóficas sobre la realidad especialmente alemanas. Quizá no se les lea porque a todos ellos les resumió y superó Bécquer.
A partir de estas influencias, teje Bécquer su obra con cierta libertad: aunque había publicado algún poema, nadie lo reconocía como poeta público, sino como periodista o narrador. Trabaja, pues, para sí mismo y para un grupo de amigos. Y en este trabajo da con las claves de la poética moderna: la metapoesía por encima de todo (la creación poética es el tema esencial), el poema como fragmento y aproximación no como resultado cerrado, un mundo poético propio en el que todo es una variante del mismo poema con pequeños matices puesto que toda la obra del autor está relacionada entre sí.
Con estas premisas, el poema es solo una aproximación a la emoción misma y esta puede ser compartida por el poeta (que sufre para alcanzar la expresión más adecuada dada la ineficacia del lenguaje) y el receptor. Por eso mismo, el poema es la frustración de la poesía pero es un trabajo necesario, que se le impone al poeta y que siempre se afanará por conseguir, con el siguiente poema, la expresión más adecuada.
De ahí que no debamos tomar el argumento del poema como su tema: el tema amoroso no es más que la expresión argumental del doloroso y frustrante trabajo del poeta, condenado, como Sísifo, a seguir luchando para conseguir el resultado de su esfuerzo.
En primer lugar, ha de apreciarse en qué romanticismo se injerta su obra: precisamente en aquel que hoy es menos conocido. Gran parte de aquellos autores (Gil y Carrasco, Nicomedes Pastor Díaz, Eulogio Florentino Sanz, Augusto Ferrán, etc.) hoy han caído en el olvido frente a la popularidad de Zorrilla o del Duque de Rivas, por ejemplo. Conectaron con un tipo de poesía neoclásica gracias al magisterio de Lista, recogieron la poesía popular en sus obras, procedieron a una huida de la retórica del romanticismo más exaltado y buscaron la expresión directa de emociones, conectaron con la poesía que en Europa anunciaba ya el simbolismo y con nuevas teorías filosóficas sobre la realidad especialmente alemanas. Quizá no se les lea porque a todos ellos les resumió y superó Bécquer.
A partir de estas influencias, teje Bécquer su obra con cierta libertad: aunque había publicado algún poema, nadie lo reconocía como poeta público, sino como periodista o narrador. Trabaja, pues, para sí mismo y para un grupo de amigos. Y en este trabajo da con las claves de la poética moderna: la metapoesía por encima de todo (la creación poética es el tema esencial), el poema como fragmento y aproximación no como resultado cerrado, un mundo poético propio en el que todo es una variante del mismo poema con pequeños matices puesto que toda la obra del autor está relacionada entre sí.
Con estas premisas, el poema es solo una aproximación a la emoción misma y esta puede ser compartida por el poeta (que sufre para alcanzar la expresión más adecuada dada la ineficacia del lenguaje) y el receptor. Por eso mismo, el poema es la frustración de la poesía pero es un trabajo necesario, que se le impone al poeta y que siempre se afanará por conseguir, con el siguiente poema, la expresión más adecuada.
De ahí que no debamos tomar el argumento del poema como su tema: el tema amoroso no es más que la expresión argumental del doloroso y frustrante trabajo del poeta, condenado, como Sísifo, a seguir luchando para conseguir el resultado de su esfuerzo.
Noticias de Bécquer
Pancho, en una excelente entrada, da algunas claves a tener siempre en cuenta. La ilustración de su entrada propone algo en lo que yo no había caído: al igual que sucedía con Cervantes y El Quijote, hay muchos lugares con el nombre de Bécquer, especialmente cafés. ¿Nos atrevemos a traerlos todos a la lectura?
Merche Pallarés traslada el día de sus entradas y manifiesta su confusión sobre la forma en la que debemos leer a Bécquer. En un comentario a su entrada espero haber aclarado todo.
Myriam nos ofrece una magnífica perspectiva de comentario de las rimas de Bécquer a partir de las imágenes con las que el sevillano refleja el dolor.
Ele Bergón une con emoción y acierto, una rima de Bécquer ("Cerraron sus ojos...") con sus recuerdos de infancia en un pueblo castellano.
Kety actualiza a Bécquer y lo lleva de la poética a las acampadas de los indignados españoles de estos días.
Antònia se suma a la lectura de Bécquer y lo hace con fuerza, sumando sus recuerdos a la perspectiva biográfica y lanzándose a comentar la Introducción sinfónica.
Kety actualiza a Bécquer y lo lleva de la poética a las acampadas de los indignados españoles de estos días.
Antònia se suma a la lectura de Bécquer y lo hace con fuerza, sumando sus recuerdos a la perspectiva biográfica y lanzándose a comentar la Introducción sinfónica.
Mª Ángeles Merio, Abejita de la Vega, comenta un motivo esencial de la poesía becqueriana: las pupilas azules. No os lo perdáis.
La Zarzamora recrea uno de los poemas más conocidos de Bécquer, pero desde una óptica que le da un final distinto...
En este enlace podrás encontrar las instrucciones para seguir la lectura de la obra de Bécquer en La Acequia, con los índices de las entradas.
Mª Ángeles Merino, Abejita de la Vega, comenta el último capítulo de Viene la noche: tiene razón, la noche de los personajes será menos negra que la de sus lectores.
Os invito a participar en esta lectura colectiva y virtual de la trilogía dantesca de Óscar Esquivias, continuando la variedad de estilos, propósitos y miradas que nos han enriquecido la lectura del texto cervantino en los dos últimos años.
Si me olvido de alguien, hacédmelo saber para corregir la omisión
Paco Cuesta ha escrito un soberbio texto tanto en la intención, en la agudeza de análisis y en su redacción, sobre la crítica social en el Quijote. No dejéis de leerlo.
Paco Cuesta ha escrito un soberbio texto tanto en la intención, en la agudeza de análisis y en su redacción, sobre la crítica social en el Quijote. No dejéis de leerlo.
14 comentarios:
hola pedro,
hay que nunca se termina el quijote? no es que no me guste o me moleste pero como veras me sorprnde volver a ver noticias del quojote...
te cuento que esta mañana en mi trabajo entre a leerte y como tenias un video para mostrar me dije:"lo veo en casa ycomento " porque en mi trabajo etenos bloqueado los videos y las paginas referidas...bueno resulta que son las 20:40 y me doy con una nueva publicacion...me pongo a reveer tu blog...y me doy con el post "Dos meses" y que yo no sabia lo de.....bueno ...eso.... despues voy al video y pulso para ver y te veo!!!! y sabes??? auqnue no lo creas me lleno de sarisfaccion vert sonriendo y contento por tu logro y mientras comento te veo hablarle a los niños con las palabras llenas de mil palabras quirienod salir a contestar mil cosas que te preguntaran....mas que nada ver que estas satisfecho y feliz...eso solo lo muestra una cara...me entiendes?
bueno felicidades....
y te dejo un besin grandote
:D sau
(si yo seria tu alumna seguramente seria la mas porra= burra)
Seguiendo el camino del que nos muestra donde la palabra es más que palabra, es sentido, génesis de la lindura de hablar y comunicar, gracias por eso, un abrazo
Entendido, querido profe. Gracias. Especialmente me ha gustado eso de que "el tema amoroso no es más que la expresión argumental del doloroso y frustrante trabajo del poeta, condenado, como Sísifo, a seguir luchando para conseguir el resultado de su esfuerzo". Descripción muy gráfica. Besotes becquerianos, M.
todos esos autores que citas, de los que se ha nutrido Bécquer, para mí no son sólo olvidados, son totalmente desconocidos... a Zorilla y al Duque de Rivas sí que he llegado.
es una pena que nos quedemos siempre con lo que más llama la atención de algo o alguien (lo digo por lo de poeta romántico) pero sobre eso tiene mucha influencia la educación... ¿qué nos hicieron leer de pequeños en clase?: las rimas, en lugar de las leyendas u otros textos..
hay tanto por hacer!
biquiños,
Augusto Ferrán, casi el "otro yo" de Bécquer ha pasado de puntillas por la historia.
Tal era la dimensión de su amigo
El amor (la mujer), Dios y la poesía, son un sólo ser en al poesía de Bécquer, como una santísima trinidad echa a la medida del poeta, y de muchos otros poetas, sin embargo, creo que en muchas ocasiones las lecturas de las rimas se quedan en lo superficial hasta el punto de utilizarse el adjetivo "becqueriano" de forma pelín despectiva para tachar a algo de empalagoso o excesivamente afectado.
No es justo, pero creo que es así.
Besos y gracias por esta entrada tan instructiva.
Echando una ojeada a "Mil años de poesía española" de Francisco Rico, me gustó que entre ellos estuviera Augusto Ferrán. Alguien que escribió: "Yo tengo una lima sorda/ que me lima el corazón:/suspirando me anochece, llorando me sale el sol.", no podía estar tan olvidado.
"El poema es la frustración de la poesía". Eso lo saben bien los poetas.
Breve pero intensa reflexión sobre el Romanticismo tardío.
Dudo mucho que publique nada sobre las rimas, me cuesta lo suyo como para escribir sobre ellas (una hace lo que puede).
Pero en la lectura seguimos.
Besos
usar el amor como chivo expiatorio para adentrarse ahcia otros horizontes es algo absolutamente alucinante, y sin duda este escritor lo tenñia super asimilado, por eso su obra como bien dices va mucho más del simple poema romántico, lo que subyace entre sus versos es atemporal y nos suena siempre a actual
besos Pedro
y feliz fin de semana
Querido Pedro, lamento profundamente no poder sumegirme con vosotros en la figura de Bécquer, me tienen ocupada otros asuntos que atañen a mi particular neura escribidora, no lo tomes como comparación !dioses!, con las letras de ese poeta y más cosas. Una no da para más y el tiempo resulta corto.
De todos modos, bajo mi subjetivo parecer, creo que Gustavo Adolfo Bécquer no podía escapar a su tiempo y en él, de las inquietudes que implicaron a su sensiblidad. Romántico, toques costumbristas, y una manera personal de afrontar esos imponderables que ha dejado huella, más allá de las lecturas de sus Rimas que me fueron impuestas.
En ese sentido os dejo, porque no puedo ni debo opinar desde la frivolidad. Me impongo una lectura sosegada de su obra, así ahora que me callo.
El tiempo del romanticismo en música, pintura, poemas, novela...nos ofrece un abanico muy sofisticado que todavía, siempre, nos inquieta, nos retrata, nos emociona, perdura.
Os dejo con él, algo envidiosa, os seguiré en lo que pueda para aprender de vosotros y vosotras. Que lo disfrutéis !salve!
De Carrasco a Ferrán y etc no conozco a ninguno de ellos. Si Bécquer los resume, me ahorra el trabajo :-). Me colgué de la biografía en WP de Alberto Lista: Catedrático de matemática a los 13 años (ligeramente precoz el muchacho) cura, afrancesado, poeta, periodista, critico literario, oportunista, etc... y yo que pensaba que "Rosita la Pastelera" era precoz por ser abogado y catedrático a los 18... ¡¡me estoy frustrando en el mejor sentido bequeriano!!
Mañana visito los enlaces y comento en ellos.
Besos
Jamás había oído nombrar esos autores que citas entre paréntesis. O mis profesores de literatura nunca los mencionaron o esos día no fui a clase.
Besos
Pobres poetas olvidados, mas cumplieron con su misión de ayudar a traer al mundo literario a Bécquer. Ser la letra pequeña era su destino.
Me quedo dando vueltas a esto: "...el poema es la frustración de la poesía".
Besos, Pedro.
Mi Señor Ojeda,
Esta noche he dedicado una porción de mi tiempo a la lectura por primera vez de las rimas becquerianas. No sé el tiempo que he tardado en hojearlas todas, porque en algunas he sido incapaz de seguir más allá de la tercera estrofa, y aún así el periplo me ha resultado muy pesado, ¿quince o veinte minutos, máximo treinta?
Acabé decepcionado, porque salvando algún poema y alguna estrofa (en el caso del Becquer, mejor si es una sola) en general sus rimas, no me gustaron, de hecho me disgustaron.
Usaré algún aforismo ajeno para explicarme, “Al principio, los poetas repiten lo que otros dijeron, después se les ocurren algunas cosas. Lo peor viene cuando acaban por repetirse a sí mismos.”
Si algo no me gusta, no tengo ni las ganas ni las fuerzas de analizar el motivo, quizás es mi culpa, mi incultura, mi falta de lenguaje, o falta de empatía con su época, o tal vez mi miopía literaria...sin duda será eso, pero faltaría a mi ética, si reconociese lo contrario.
Podría obviar la mala impresión primera, y con esfuerzo, pararme en aquellas estrofas que considero intensas, o de calidad, pero eso lo haría si en la Acequia se hubiese tratado la lectura de ese modo, no fue el caso; aún así intentaré ir a los balcones de los/as comentaristas para no acabar antes de empezar.
Mi nota al Señor Becquer, después de hojearle en su faceta poética es, un ¡ojalá no te hubiese leído rima dopo rima!
Así, que olvidaré lo leído, sé que puedo y le guardaré en mi imaginario con las estrofas repetidas y escogidas a lo largo de los años por el populacho, que no es tonto.
Suyo, Z+-----
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