El indudable éxito de la movilización de una parte de la sociedad española a partir de la convocatoria del 15 de mayo pasado lanzada desde la plataforma denominada Democracia real ya (a la que se sumó este espacio) supone la cristalización de un clima de descontento generalizado que se detectaba desde el estallido de la última crisis económica. En gran parte de las ciudades españolas hay, en estos momentos, concentraciones de ciudadanos que han ido creciendo en número de participantes y que han llamado la atención de los medios de comunicación de todo el mundo.
El gobierno español, tras una cierta pasividad que le llevó a negar la gravedad de la crisis, giró hace algo más de un año su política, al dictado de diferentes instituciones internacionales y, en especial, por exigencia de los gobernantes conservadores de las grandes potencias europeas, en especial Alemania, y, según han informado algunos grandes medios de comunicación, por las presiones amistosas del Presidente de los EE.UU., Obama, que llamó por teléfono personalmente al Presidente español para convencerlo.
Posiblemente gracias a ello el gobierno consiguiera salvar la economía española según los parámetros que rigen el mercado en el mundo actual (es decir, entregándose a las directrices emanadas en el mismo sistema que ha causado la crisis y acentuando la irritación de la gente que veía cómo no se distribuían las cargas proporcionalmente a la responsabilidad), aunque aun no se hayan visto los frutos de una forma que tranquilice a la opinión pública: de hecho, España se alejó del terrible panorama de la intervención de sus cuentas públicas como ha sucedido en Grecia o Portugal, cosa que no interesaba ni a la mayoría de los españoles ni a la Unión Europea. En un mundo con leyes de mercado implacables basadas en el poder económico parece imposible pensar en otro tipo de medidas o, al menos, nadie ha podido articular un camino propio para salir de la crisis diferente en lo esencial y que recupere algunas de las esencias de los antiguos postulados de izquierdas y que en la actualidad parecen estar gestando un nuevo tipo de conciencia cívica que no quiere derribar el sistema sino modificarlo para que sea más justo poniendo freno a la insaciable voracidad de una economía globalizada controlada por corporaciones supranacionales difícilmente controlables desde gobiernos nacionales con escasa capacidad de coordinar políticas internacionales que den soluciones a los nuevos retos surgidos tras la caída del muro de Berlín.
Es indudable que el gobierno socialista español, con aquella decisión, se alejaba, en aras de la denominada responsabilidad política, de una buena parte de su electorado a la vez que rompía definitivamente con los sectores más a su izquierda. Con ello tampoco se ganaba adeptos entre el electorado del conservador Partido Popular, algunos de cuyos dirigentes han ejercido la oposición política de una forma un tanto irresponsable puesto que alimentaban el camino del desastre como herramienta para adelantar las elecciones y conseguir una victoria fácil gracias a la caída del PSOE ante la opinión pública. Por esas circunstancias que de vez en cuando se dan en la historia, el PSOE ha realizado ya buena parte de los recortes y medidas que hubiera tenido que hacer el PP en sus primeros meses de gobierno y que son más afines al programa del actual partido de la oposición. Estas medidas han barrido de la memoria del electorado español las indudables buenas políticas sociales de los primeros años del gobierno del actual Presidente.
Si nadie recuerda ya estas medidas ante el recorte del último año; si nadie ve todavía la eficacia de las decisiones drásticas tomadas y el temor sigue instalado en los sectores económicamente menos favorecidos (el consumo de los hogares españoles sigue paralizado); si en la conciencia de gran parte de los ciudadanos que contribuyeron en el pasado al triunfo del PSOE se igualan estas decisiones a las que hubiera tomado la derecha, es lógico que entre este sector de la población española haya cundido el desafecto, que se ha sumado a las tesis de otras posiciones más a la izquierda y que, hasta ahora, no pasaban de ser grupos minoritarios tanto en su composición como en su efectividad. Es todo este amplio abanico de la sociedad española el que ha hecho triunfar la movilización actual o, al menos, la mira con simpatía.
Aunque el movimiento no declare una procediencia ideológica concreta, es evidente para cualquier observador que quienes se están movilizando estos días no pertenecen a la derecha aunque también se haya visto afectada por la crisis económica, sino a un espectro muy general que va desde el centro izquierda -que, según los expertos sociólogos correspondería al retrato del español medio y que en algunas elecciones ha llegado a votar a un Partido Popular que no se presentaba conservador sino centrado- hasta la izquierda más extrema. Sin embargo, también hay una fuerte tendencia, en especial entre los más jóvenes que participan en estas movilizaciones, a no reconocerse en los viejos planteamientos derecha-izquierda: muchos de ellos proceden de unos años en los que, pasada la euforia de las primeras décadas de democracia, se gestó una mirada decepcionada sobre los postulados ideológicos tradicionales y, aunque pueden ser adscritos por cualquier sociólogo al abanico que mencionaba anteriormente, eso no les lleva a reconocerse en ninguno de los grandes partidos y, mucho menos, en sus dirigentes. Es una cuestión sobre la que merece la pena volver: jóvenes ciudadanos que quieren vivir en democracia pero que no ven en la oferta electoral ningún partido que los represente.
Si nadie recuerda ya estas medidas ante el recorte del último año; si nadie ve todavía la eficacia de las decisiones drásticas tomadas y el temor sigue instalado en los sectores económicamente menos favorecidos (el consumo de los hogares españoles sigue paralizado); si en la conciencia de gran parte de los ciudadanos que contribuyeron en el pasado al triunfo del PSOE se igualan estas decisiones a las que hubiera tomado la derecha, es lógico que entre este sector de la población española haya cundido el desafecto, que se ha sumado a las tesis de otras posiciones más a la izquierda y que, hasta ahora, no pasaban de ser grupos minoritarios tanto en su composición como en su efectividad. Es todo este amplio abanico de la sociedad española el que ha hecho triunfar la movilización actual o, al menos, la mira con simpatía.
Aunque el movimiento no declare una procediencia ideológica concreta, es evidente para cualquier observador que quienes se están movilizando estos días no pertenecen a la derecha aunque también se haya visto afectada por la crisis económica, sino a un espectro muy general que va desde el centro izquierda -que, según los expertos sociólogos correspondería al retrato del español medio y que en algunas elecciones ha llegado a votar a un Partido Popular que no se presentaba conservador sino centrado- hasta la izquierda más extrema. Sin embargo, también hay una fuerte tendencia, en especial entre los más jóvenes que participan en estas movilizaciones, a no reconocerse en los viejos planteamientos derecha-izquierda: muchos de ellos proceden de unos años en los que, pasada la euforia de las primeras décadas de democracia, se gestó una mirada decepcionada sobre los postulados ideológicos tradicionales y, aunque pueden ser adscritos por cualquier sociólogo al abanico que mencionaba anteriormente, eso no les lleva a reconocerse en ninguno de los grandes partidos y, mucho menos, en sus dirigentes. Es una cuestión sobre la que merece la pena volver: jóvenes ciudadanos que quieren vivir en democracia pero que no ven en la oferta electoral ningún partido que los represente.
Al recoger un abanico tan heterogéneo, las expresiones públicas que salen de las plazas en donde se concentran lo son también. Según dónde pongamos el micrófono o la cámara fotográfica, obtendremos frases e imágenes de un ama de casa que jamás ha salido a la calle a manifestarse pero que firma en las mesas de apoyo porque sus tres hijos se encuentran en el paro y ella está cansada de que siempre los desfavorecidos sean los que paguen todas las crisis mientras los grandes bancos aumentan impúdicamente los beneficios en tiempos de crisis y ella debe hacer milagros con el único sueldo que entra en la casa para mantener a todos y pagar la hipoteca; un joven de veintitantos años sobradamente preparado pero que no encuentra trabajo y sabe que jamás podrá jubilarse en buenas condiciones económicas porque su horizonte laboral será de sueldos miserables y trabajo inestable; un anciano que recuerda los tiempos de lucha antifranquista y se alegra de que los jóvenes al fin despierten; personas que vivieron la transición hacia la democracia tras la muerte de Franco y han sentido la decepción ocasionada por partidos políticos que se han ido alejando de la sociedad; personas que siempre quisieron tomar parte en la vida pública pero se vieron atrapados en una inercia de necesidades vitales a las que debieron hacer frente antes que animarse a presentarse en la calle como parte de la conciencia democrática del país; un joven que procede de las recientes luchas antisistemas y que se ve, al fin, reconocido en su combate de los últimos años aunque sus exigencias sean más extremas que las de la mayoría de los que le rodean, etc.
Ha sido curiosa la reacción de los grandes partidos nacionales españoles: el PSOE comprende a los que se movilizan estos días, a pesar de que lo hacen decepcionados por las medidas que han tomado en el gobierno; el PP va desde una utilización de las movilizaciones contra el gobierno socialista por ser el culpable de todos los males hasta la recuperación de unas ridículas teorías conspirativas según las cuales las movilizaciones estarían organizadas bien por el mismo Ministro del Interior contra la derecha para conseguir una subversión de los previsibles resultados electorales del próximo domingo bien por la misma organización terrorista ETA; Izquierda Unida ha pretendido capitalizar todo, como depositaria de las tesis de la izquierda pura, sin darse cuenta de que quienes se movilizan no la han tenido en cuenta para nada. El resto de los partidos se ha visto descolocado: ni creían en estas movilizaciones ni pensaban que fueran a tener el éxito que han tenido.
En estos días se ha vinculado la movilización española con las revoluciones ocurridas en los últimos meses en algunos países árabes. Aunque hay indudables puntos de conexión -el protagonismo inicial de los jóvenes, el uso de Intenet y específicamente de las redes sociales, el descontento de un sector de la población que ve truncado su presente y futuro, la organización asamblearia de las concentraciones-, los hay también que lo alejan radicalmente. España es una democracia y las alteraciones en el pulso democrático detectadas en los últimos años -que he intentado poner en evidencia en varias entradas en este blog desde su inicio- no se debe a un gobierno dictatorial sino a la pasividad de una sociedad que se vio, de pronto, enriquecida y aceptó a cambio cerrar los ojos ante la corrupción y la pérdida de valores y acoger sin más un mundo propio de un parque temático y una buena dosis de anestesia servida por los grandes medios de comunicación.
Han tenido que venir una brutal crisis económia; unas drásticas medidas de las que aun no se han visto los frutos -tan radicales que hasta el FMI hace unas pocas fechas dijo que condenaban a los jóvenes españoles a ser una generación perdida sin futuro, en unas declaraciones hipócritas del que entonces era su Director que ocultaba que eran medidas exigidas, entre otros, por el mismo FMI-; una decepción con los gobernantes que por ideología hubieran debido comprender mejor a los más desfavorecidos; la poca esperanza en que el principal partido de la oposición y sus dirigentes -que suspenden en todas las encuestas valorativas tanto como los que hoy gobiernan- arreglen las cuestiones sociales provocadas por la crisis; las cifras que hablan de que más del 40% de los jóvenes españoles no encuentran empleo a pesar de su formación; las medidas que los condenarán a una vejez con unas expectativas económicas peores que las de sus padres, etc., para que esta parte de la sociedad que no se encuentra ya representada por los dirigentes de ninguno de los grandes partidos nacionales despierte y tome las calles.
Como parte de esa radical diferencia de las movilizaciones españolas con respecto a las revoluciones árabes, el domingo hay elecciones locales y regionales en España, lo que ha planteado un interesante problema legal sobre la pertinencia de las concentranciones y el debate sobre si contravienen o no la jornada de reflexión, además de un problema para el gobierno sobre cómo gestionar las medidas policiales. Desde mi punto de vista no deberían levantarse las concentraciones mientras se mantengan dentro de algunos límites: no pedir el voto para ningún partido ni alterar el orden público más allá de lo estrictamente necesario para una concentración ciudada pacífica.
Como evidencia del éxito de las concentraciones se han visto irremediablemente alteradas unas elecciones que se planteaban anodinas, sin nigún tipo de aliciente en el debate entre partidos-que ha sido inexistente sin que esto haya decepcionado a nadie puesto que no se esperaba nada de la campaña electoral dado el nivel de desánimo de los ciudadanos, como ha puesto de manifiesto que en muchos mítines no se hayan conseguido llenar con fieles aplaudientes los locales en los que se celebraban-, una campaña electoral plagada de lugares fáciles y consignas que tomaban a la ciudadanía por estúpida e inmadura. Desde el 15 de mayo todos los partidos han tenido que cambiar sobre la marcha: se les nota preocupados y deben estarlo porque en las plazas se escuchan frases que refutan su actuación en los últimos tiempos, desde la conciencia cívica de ciudadanos que ejercen sus derechos desde dentro del sistema para mejorarlo y no para derribarlo. Si en las próximas horas las manifestaciones mantienen pacíficamente este pulso sin ceder ante las provocaciones que llegarán tanto desde dentro como desde fuera de las concentraciones, será toda una lección de conciencia democrática cívica.
Muchos de los que participan en las concentraciones no votarán, a pesar de que en las tesis generales del movimiento no se pide en ningún momento dejar de votar: por ideología o por decepción. El que esto firma, sí lo hará. Porque la democracia es participar en la vida pública, ejercer todas las medidas de expresión de la opinión, pedir cuentas a los políticos que nos gobiernan y a las instituciones, ejercer todas las posilidades de presión legal sobre ellos. Pero también y sobre todo votar. Eso sí, si siempre es necesario votar en conciencia, esta vez lo es más que nunca.
36 comentarios:
corren vientos de cambio y de manifiestos transversales, el pueblo se despierta del hatío que los partidos incuban, acá es lo mismo, protestas por Hidroaysén (pretenden contruír cinco mega represas en la patagonia Endesa )
fuerza y abrazos solidarios para quienes desean un cambio profundo y real
besos Pedro , me gusta leerte y saberte del lado del sentido común y de la sapiensa que el poder nopuede comprar
buen fin de semana
PRUDENCIA, POR FAVOR.
Ya veremos. Seamos prudentes. El tiempo hablará sobre la bondad o no bondad de todo este movimiento.
No entiendo muchas cosas y entre otras esta:
¿Por qué ahora?
¿Donde han estado los ultimos 7 años?´
¿Por qué ahora, en plena vispera de elecciones?
¿Por qué?
Hola Pedro,
En general estoy de acuerdo con tu reflexión, siempre se pueden poner matices...
He subido hace un rato un par de fotos de las de hoy, hemos ido a diferentes horas aunque lo importante es estar.
Saludos,
Nacho.
Clarísima tu exoposición, Pedro al igual que tu posición.
Estoy muy de acuerdo en que el ciudadano debe ejercer su derecho al voto - y su deber -, yo me esfuerzo ejerciéndolo en los piases en que soy ciudadana, con todos los dolores de cabeza incluidos que ésto me produce,
Pero quiero preguntarte: ¿Qué pasa en España si no encuentras ninguna papeleta que te guste, se puede votar voto nulo, tachándola o escribiéndole "no a la corrupción"?
Tengo muy en claro que con el voto en blanco se regala el voto a quien , quizás, no conviene.
Besos
Nem sabes quanto me alegra esta movida cívica!
Cada vez mais creio firmemente na mudança!
Aqui em Portugal, houve manifestações de apoio`junto às embaixadas espanolas.
Fuerza, España!
Um abraço grande para ti, meu querido amigo
Querido Pedro, no he leído nada tan sensato y razonado sobre sobre este ya histórico "15M". Desde que, en Burgos, empezó la movilización charlo a mediodía con algunos de los participantes. Comparto casi todo con ellos, así como comparto "casi" todo con lo que tú expones como solo tú sabes hacerlo. Pero, una vez más, NO VOTARÉ. Solo votaré cuando puedo hacerlo por Juan, Antonio, Jonás ... Es decir, cuando pueda votar a PERSONAS. Nunca me han valido las "siglas", y cada vez me dan más "repelús". Un abrazo.
Es que hay que leerse los programas electorales, que en los mítines lo pintan todo muy bonito. Yo me estoy acostumbrando a darle más credibilidad a lo escrito que a lo hablado.
Yo sí voy a votar, porque soy una Ciudadana por la Democracia, pero lo haré con una conciencia bastante particular, lo haré desde mi punto de vista, y siempre he dicho que no son necesarias, hoy en día, ni la fauna ni la flora. Tenemos otros prismas y otras personas que obviamos y que podrían ser las personas que diesen total poder al pueblo, y sin embargo, nos sometemos a la idea de que Franco resucitará y los otros también. Tontunas. Lo hecho, hecho está. Y mañana habrá que comer, estemos quienes estemos. ¿O no?. Ahora no conseguirán nada, espero que el año que viene haya más y mejor.
Felicidades por tu artículo. Buenas noches.
Se confirma el poder de las redes sociales para convocar y organizar a las gentes, no sólo jóvenes. La clave del éxito fueron las masivas manifestaciones del día 15 cuando sólo creían en ellas los jóvenes indignados sin trabajo o con salarios de miseria y los estudiantes que veían el futuro tan sombrío como sus compañeros de promociones anteriores.
También han tenido la virtud de espolear a la gente a volver a hablar de política con entusiasmo y no con gesto de hastío por la marcha anodina de la campaña. Sólo hay que entrar en cualquier noticia relacionada con los asentamientos y ver el número de comentarios. Está bien que la batalla ideológica sea sólo virtual. El anonimato anima a escribir barbaridades.
El movimiento ya ha triunfado porque ha sido portada en la mayoría de periódicos importantes extranjeros y noticia de alcance en los demás medios. Ahora hay que buscar la manera de canalizar las reivindicaciones a las que parecen adherirse todos los partidos del arco parlamentario.
Mañana pensaremos si hay que ir a votar o no.
Buenas noches, profesor Ojeda:
Excelente respuesta de la juventud en estas manifestaciones pacíficas.
Importante que todo el mundo vote. Es nuestra fuerza.
Un abrazo.
Una movilización así hace pensar. Pero los que deberían de ser receptores tienen los oídos sordos. Curtidos de mil insultos y con los bolsillos llenos. Y con ese antídoto, lo soportan todo. Y siguen a pesar del esfuerzo.
Un abrazo
Hola a ti y a todos los que por aquí pasan!!!
sin duda hay muchos de los principios que defiende esta plataforma en los que estoy de acuerdo...y en otros tantos - menos - que no.
está claro...clarísimo que la situación en la que vivimos es tan caótica que es capaz de que aparezca cualquier grupo !INDIGNADO! - como dicen - yo hace tiempo que lo estoy y ofuscado y hasta pisoteado me siento.
Lo que no entiendo es que se tengan que "manifestar " a una semana antes de las elecciones -hoy queda un para de días - ¿es que antes no era necesario levantarse? ¿es que ahora es cuando se dan cuenta de la situación terrible por la que pasamos? ¿dónde estaban los sindicatos y ellos cuando esto empezaba a reventar? ¿es ahora el momento? ¿hay una mano negra detrás?... estoy seguro amigo Pedro, con lo acomodaticios que somos los españoles....que estos grupúsculos desaparecerán dos o tres días después de las elecciones, cunado consigan si consiguen lo que desde detrás se pretende....si no es así, espero su máximo triunfo.....pero lo dudo y mucho...un abrazo.
Pd: sabes que ahora no soy muy prolífico en comentarios, pero la ocasión lo merece.
Ah!!!! yo si voy a ir votar...por supuesto que si...no votar es de cobardes.
Coincido contigo Pedro en casi todo lo que dices aquí... hay que seguir y hay que hacerlo pacíficamente, como tú dices, sin ceder a ninguna provocación, que seguro que las habrá, como tú dices, que intente desacreditar a este movimiento transformador... o ahora o nunca, unión, organización y constancia... "La unión hace la fuerza" y la organización el resto.
Yo también votaré...
Abrazos.
Estoy empezando a creer que las grandes crisis son las que logran los grandes cambios... nuestra juventud ha dado pasos de gigante en ese camino durante los últimos días, y si con su movilización se consigue una afluencia masiva a votar y esos votos se diversifican hasta romper el bipartidismo, habrá valido la pena...
yo votaré
abrazos Maese Pedro, magnífico artículo
La desilusión se convierte en indignación. Creo que no hay nadie a gusto con lo que sucede. Se oyen voces de "sueños" y "utopías" pero no se presentan alternativas factibles (ni aquí tampoco)No puede quedarse esto en la denuncia y el descontento. Yo busco soluciones prácticas y, aún pareciendo difícil, se pueden alcanzar, si hay voluntad de hacerlo. 1.No creo que España sea un país de corruptos, y aún confío en la HONRADEZ de la clase política, pero deben demostrarlo con más TRANSPARENCIA, sobretodo en las cuentas.
2. MÁS PARTICIPACION DEMOCRATICA. Si se trasladan al pueblo las decisiones importantes de la política y el pueblo las vota, por ejemplo cada año o cada 6 meses si hiciese falta, el gobierno de turno estaría satisfecho por ser el pueblo el que decide y podría delegar la responsabilidad de sus éxitos o sus fracasos en el pueblo. Además de conseguir apaciguar a las masas.
Pero si seguimos sin alternativas, esto no será más que una infantil anarquía.
Esto me recuerda a mi país(Argentina) en 2001.No soy partidaria de salir a las calles;pero se,que este tipo de movimiento puede hacer reflexionar a las clases políticas,y así poner un freno al FMI.Excelente,apoyo en un todo lo expresado.Votar es un derecho y un deber.Lindo fin de semana. Besos.
No sé adónde llevará todo esto pero como poco está siendo un buen golpe en la mesa
A los que os preguntáis ¿por qué ahora y no antes? las protestas...la respuesta es ...porque esperaban a que terminara la liga.
Yo me enteré de esta manifestación por el post que escribió ANTONIO AGUILERA y no creo que el tenga ninguna mano negra detrás, simplemente creo que los de Priego de Córdoba (he visto que han sido los más prolíficos en esta lucha pacífica en la red) les dió por echar el guante a ver cuántos lo recogían. Y han tenido éxito porque antes de las manifestaciones, los medios de comunicación no dijeron nada de nada sobre esa convocatoria. Me alegro de que les haya salido el tiro por la culata.
Muy interesante y completo tu análisis y por supuesto que hay que votar mañana. Besotes realmente democráticos, M.
Un artículo largo y jugoso. Muy completo e interesante. deberian de leerlo todos. Estoy contigo, profesor. Pienso igual. Un abrazo.
Creo que todo esto vendrá bien...Pero hay que votar.
VOTEMOS.
Pero si siguen teniendo la venda en los ojos, la jornada de refexión, me recuerda esos ejercicios espirituales, que tenía en mi época de colegio religioso, que me decían que reflexionara, está absoleta totalmente, en otras democracias, en las mismas puertas de los colegios electorales se puede protestar y pedir el voto para tal o cual grupo político. Aquí esa gente tan sabia va y prohíbe cualquier manisfestación. Es echar más leña al fuego. Espero y deseo, qu el lunes todo este movimiento del 15M no sean cenizas, y siga para tener coherencia social, y una democracia real y para que los políticos no se crean que todo el monte es orégano. Lo de los imputados clama al cielo,qué prepotencia en Valencia y en otros casos.
Iré a votar y manisfetaré mi indignaión.
sí y no, no y sí, no sé quien dijo aquello de pobre del pueblo que se crea superior al político.
Un análisis muy interesante. Me alivia que se haya producido este movimiento porque, como muy bien señalas, el biestar económico que se había alcanzado ha producido el efecto de adormecer a todo el mundo. Desde hace unos años vengo diciendo en familia que el capitalismo salvaje que nos gobierna no pretende hacer de nosotros ciudadanos, sino consumidores. Y en esa dirección van todos los esfuerzos, a través de la creación de necesidades artificiales, a través de los medios de comunicación y, en fin, con todos los instrumentos de que disponen, que no son pocos. Así que es un alivio que los jóvenes, ahora, levanten la voz y dejen patente que quieren otra cosa, aunque el definir lo que quieren pueda resultar complejo.
Desde luego, yo también votaré.
Un abrazo muy fuerte.
El que este movimiento esté teniendo tanto éxito creo que es en parte porque da cabida a un amplio abanico de ciudadanos, cada uno con su descontento particular pero que todos confluyen en uno generalizado: el descontento con el sistema actual.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en el razonamiento de por qué y cómo deben mantenerse las concentraciones, y a estas alturas creo que ya han dado toda una lección.
Mañana en las urnas también todos los ciudadanos podemos dar una gran lección. Yo también votaré.
Un beso
Me ha gustado mucho tu entrada, Pedro. Te felicito.
Lo mejor de esta campaña electoral, tediosa y desvergonzada, ha sido la movida paralela de estos jóvenes y no tan jóvenes que, por fin, han ocupado las plazas y las primeras páginas de los medios... Espero que alguna consecuencia acarre y que sea positiva.
Yo también animo a votar, aunque sea en ...BLANCO.
No hubo verdadera Transición, por eso aún estamos aquí.
Besos, Pedro.
Excelente entrada.
No creo que se pueda hablar más claro y con más sentido común. Te aplaudo como nunca.
Con tu permiso enlazo tu entrada desde mi modesto blog.
Por lo que comenta Manuel, ningún momento me parece mejor que una semana antes de las elecciones, ¿por qué no? De hecho ha sido lo más interesante de esta campaña electoral, vacía como la que más, tal como interesa.
ES MAS FÁCIL ESTAR EN CONTRA DE TODO QUE A FAVOR DE ALGO.
EL "NO" no quiere decir que la juventud despierte, no hay portavoz ni nadie que quiera la responsabilidad de asumir una alternativa FACTIBLE ... seguir soñando no es despertar.
Pedro, creo que has hecho un análisis muy interesante de este movimiento y sus movilizaciones. En algunas de sus tesis estoy de acuerdo, pero otras no las comparto, tampoco estoy segura de que haya sido acertado hacerlas en estas fechas preelectorales. Espero, por un lado, que nuestros dirigentes políticos también sepan hacer un análisis profundo y ver las causas y razones que han movido a tantas personas estos días y por otro, que estos colectivos encaucen sus demandas de forma adecuada.
Yo también pienso ir a votar el domingo, lo considero un deber como ciudadana y la mejor forma de expresar mi opinión en este momento.
No se a quién votaré mañana, pero desde luego que iré a votar porque es mi obligación como ciudadana.
Un beso.
"corporaciones supranacionales difícilmente controlables desde gobiernos nacionales" y que controlan y de que manera a estos gobiernos, les dictan sus normas..
Me sumo de todas todas, además muy ilusionada a este 15 M
¡¡Ya era hora!!
Besos para tí, para tod@s, llenos de ilusión, de esperanzas
Por cierto: siempre voté , y lo seguiré haciendo.. bastante costó obtener este derecho para no usarlo..Somos ciudadanos, no súbditos..
Necesitamos un cambio real, necesitamos una política con verdaderas convicciones políticas, dejarse ya de utilizar las debilidades ajenas para hacer campaña, necesitamos transparencia y honestidad.
LAS PALMAS
Besos Pedro y que nuestra reflexión de buen uso de nuestro voto.
Ire, sí, pero aún esty reflexionando...este movimiento me gusta, aunque aún no tenga una forma muy determinada, tiene la semilla del hartazgo y está bien que se demuestre.
Besos, Pedro
Votar en conciencia. Supongo que todos lo hacemos, aún cuando el voto propio no coincida con el del vecino (que también votó en conciencia)
Publicar un comentario