Una de las consecuencias no buscadas de la crisis económica es que los grandes y lujosos contenedores museísticos, que se abrieron en casi todas las ciudades españolas en las épocas de bonanza sin escatimar en el dinero invertido, han tenido que rebajar sus pretensiones a la hora de plantear exposiciones temporales. Da pena visitarlos ahora: salas cerradas, exposiciones que se alargan más tiempo del conveniente porque no hay otra que las sustituya, muestras montadas de mala manera, reelaboraciones de la colección permanente para que puedan ser vendidas como novedad, escasas y poco interesantes actividades paralelas porque no se puede pagar a los artistas o conferenciantes lo que se les había acostumbrado a cobrar, inauguraciones sin resonancia alguna, pocos visitantes, etc. No vemos ya en ellas costosas muestras sino exposiciones más humildes. Con sopresa, el visitante asiduo de estas salas comprueba que este peldaño hacia abajo en cuanto a la fama y el presupuesto no tiene por qué implicar que se rebaje la calidad e interés de lo expuesto. Quizá habría que volver a plantearse si lo de antes era oportuno y si no eran verdaderas las voces que advertían sobre la hinchazón artificial del circuito artístico de primer orden.
Ahora, con frecuencia, las decenas de Museos de Arte Contemporáno españoles revisan artistas locales, productos culturales o épocas del pasado reciente que no tenían cabida en estos grandes espacios. Cabe preguntarse por qué. Sea por lo que sea, el visitante más joven o menos informado descubre que en su misma ciudad o en su entorno se hacía arte con una calidad no inferior a propuestas que ha contemplado en otros lugares y que se hacía al mismo tiempo que en otros lugares. Sirve también como homenaje y reconocimiento a artistas que no siempre han tenido el que merecían quizá por la manía tan española de despreciar al que es del lugar. Si se hace con cuidado y mostrando cosas que tengan verdadero interés y calidad, bienvenida sea la crisis.
Este es el caso de la oportuna revisión de la producción artística del Grupo Simancas de Valladolid (aunque debería ampliarse, la nómina de artistas seleccionados en la exposición es: Félix Cuadrado Lomas -el que tuvo una mayor relevancia internacional de todos ellos-, Jorge Vidal, Domingo Criado, Gabino Gaona, Jacobo y Franciso Sabadell) organizada por la Fundación Villalar y el Museo Patio Herreriano de Valladolid. Este grupo de amigos con planteamientos estéticos heterogéneos coincidían en una línea fundamental: había que generar en las provincias españolas, a veces tan repetitivas y poco dadas a novedades, un arte que, entroncando con la vanguardia abordara los nuevos movimientos que se detectaban ya en toda Europa occidental. Este motor inicial de su obra en los años sesenta del pasado siglo situaba al grupo en los orígenes españoles de lo que luego se llamaría postmodernidad y coincidía con el que se promovía por igual en la literatura en toda España.
Más allá del estéril debate sobre la denominación más correcta del Grupo (conocido por unos Simancas por la localidad en la que residían varios de ellos; por otros Jacobo porque este artista y su sala de exposiciones fue la que sirvió de aglutinante y proyección exterior; por otros Jacobo-Relieve porque quieren completar -con acierto- la visión de unos artistas plásticos con otros que se dedicaron a la escritura o la edición reunidos en la libería Relieve) y de la visión excesivamente local/regional con la que está planteada con error, revisitar la producción de este grupo nos ayuda a comprender algunos aspectos de las décadas finales de la dictadura franquista, en especial la de los movimientos culturales que en provincias querían romper la visión cultural oficial del régimen proponiendo un arte más libre que, además, rompía con la estrechez de la estética social con la que se la había contestado en los años cincuenta. Por otra parte, ayuda a entender cómo se generaron en todas las capitales de provincia grupos locales que promovían a la vez una reforma en la cultura española y que, entre ellos, tejieron una red cultural que producía bajo la mirada tolerante pero severa del régimen y que permitía a muchos artistas darse a conocer sin salir de su provincia, con lo que se frenó un tanto la sangría cultural que producía la marcha, especialmente a Madrid, de muchos de los primeros nombres de aquellos tiempos.
Hay que lamentar, además de esa visión excesivamente local que resta valor a los autores expuestos, que la muestra no esté mejor explicada para aquellos que no quieran o no puedan seguir la visita guiada. El hecho de que estemos en crisis y los presupuestos sean menores no justifica que se monten exposiciones tan largas sin una didáctica que las haga más interesantes, por lo menos tanto como su valor artístico.
Este es el caso de la oportuna revisión de la producción artística del Grupo Simancas de Valladolid (aunque debería ampliarse, la nómina de artistas seleccionados en la exposición es: Félix Cuadrado Lomas -el que tuvo una mayor relevancia internacional de todos ellos-, Jorge Vidal, Domingo Criado, Gabino Gaona, Jacobo y Franciso Sabadell) organizada por la Fundación Villalar y el Museo Patio Herreriano de Valladolid. Este grupo de amigos con planteamientos estéticos heterogéneos coincidían en una línea fundamental: había que generar en las provincias españolas, a veces tan repetitivas y poco dadas a novedades, un arte que, entroncando con la vanguardia abordara los nuevos movimientos que se detectaban ya en toda Europa occidental. Este motor inicial de su obra en los años sesenta del pasado siglo situaba al grupo en los orígenes españoles de lo que luego se llamaría postmodernidad y coincidía con el que se promovía por igual en la literatura en toda España.
Más allá del estéril debate sobre la denominación más correcta del Grupo (conocido por unos Simancas por la localidad en la que residían varios de ellos; por otros Jacobo porque este artista y su sala de exposiciones fue la que sirvió de aglutinante y proyección exterior; por otros Jacobo-Relieve porque quieren completar -con acierto- la visión de unos artistas plásticos con otros que se dedicaron a la escritura o la edición reunidos en la libería Relieve) y de la visión excesivamente local/regional con la que está planteada con error, revisitar la producción de este grupo nos ayuda a comprender algunos aspectos de las décadas finales de la dictadura franquista, en especial la de los movimientos culturales que en provincias querían romper la visión cultural oficial del régimen proponiendo un arte más libre que, además, rompía con la estrechez de la estética social con la que se la había contestado en los años cincuenta. Por otra parte, ayuda a entender cómo se generaron en todas las capitales de provincia grupos locales que promovían a la vez una reforma en la cultura española y que, entre ellos, tejieron una red cultural que producía bajo la mirada tolerante pero severa del régimen y que permitía a muchos artistas darse a conocer sin salir de su provincia, con lo que se frenó un tanto la sangría cultural que producía la marcha, especialmente a Madrid, de muchos de los primeros nombres de aquellos tiempos.
Hay que lamentar, además de esa visión excesivamente local que resta valor a los autores expuestos, que la muestra no esté mejor explicada para aquellos que no quieran o no puedan seguir la visita guiada. El hecho de que estemos en crisis y los presupuestos sean menores no justifica que se monten exposiciones tan largas sin una didáctica que las haga más interesantes, por lo menos tanto como su valor artístico.
15 comentarios:
Las crisis y los tiempos revueltos siempre han sido un acicate para la creación, más que para el mantenimiento de los creadores del pasado.
La revolución está llegando al arte, y en breve notaremos sus efectos. La agonía del arte de posguerra y la rentabilidad que ha dado la dictadura casi otros cuarenta años después de su lenta evaporación toca a su fin.
Algo se está moviendo entre bambalinas.
Volvemos a las raíces, que, al fin y al cabo, es la esencia del arte.
Muy interesante lo que escribes. Besotes artísticos, M.
Qué lujo de artículo, parece que hayas trabajado toda la vida en un museo. A nosotros con la crisis, nos han quitado hasta el agua, antes escribíamos con Pilots, ahora con bolígrafos Bic y gracias, quiero decir que nos tienen que durar.
Efectivamente es mejor una exposición pequeña pero inteligente, que una grande y tirados los cuadros por las paredes de cualquier forma. El Museu Picasso de Barcelona lleva unos 5 años haciendo exposiciones pequeñas pero con un contenido muy claro, ahora se emplea una planta, antes se empleaban dos plantas.
En cuánto a los comisarios de las exposiciones, es un tema que daría para muchos libros, debo decir que hay buenos y malos como en todas partes, que hay alguno que hace una exposición para idiotas que se creen todo, por ejemplo (me invento el título) "Utopía, surrealismo, hiperrealismo y abstración en la pintura cubista del franquismo" y viven toda la vida de ello.
En España somos Quijotes para todo, cuando empezó la crisis, Estados Unidos, Alemania, enseguida anularon las que tenían previstas, y ahora empiezan a pedirnos préstamos de obras, aquí eso de anular se considera una bajeza y se han mantenido las que estaban programadas, el resultado es el que nos dice Pedro, exposiciones con los fondos del propio Museo, exposiciones prorrogadas...etc.
En el Patio Herreriano en estos momentos (desde hace meses) expone quien paga.
Si paga la Fundación Villalar, exponen lo que a la fundación se le ocurra.
Como hay un concierto o convenio con el Colegio de Arquitectos de Valladolid, expuso un arquitecto escultor, y a continuación hubo una exposición de dibujos de arquitectos de Valladolid.
Cuando el museo abrió sus puertas, dijeron muy claramente que en él no iban a exponer los artistas de Valladolid.
Ahora exponen los arquitectos por el citado convenio.
(No sé si deducir que los arquitectos vivos y los artistas ya fallecidos no son artistas o no son de Valladolid porque son de Simancas...)
Si hicieran un convenio con el Colegio de Notarios de Valladolid: ¿qué expondrían?
Los "artistas" de Valladolid podemos seguir exponiendo en bares.
Y aún hay más, como el paternalismo con el que se ha tratado a artistas a los que se llama "emergentes" para ser elegidos para exponer en cada uno de los cuatro museos o centros de la Comunidad: http://www.elnortedecastilla.es/v/20110507/cultura/artistas-profesionales-abogan-espacios-20110507.html
El tratamiento que dió otro periódico local-nacional a esta noticia fue absolutamente vergonzoso: sólo habló de lo que dijeron los artistas "consagrados" aconsejando a los "artistas emergentes"
Vaya parece questa historia se repite en todas las comunidades. La verdad es que siempre he creído un error no apoyar y proyectar a los artistas locales, por el mero echo de ser locales, aquí de lo que se trata es de si tienen talento. Ya sabemos que a veces se aprecia más lo de fuera —por alguna extraña razón que no alcanzo a comprender—. Con respecto a los artistas de renombre que se marchan porque no se les paga lo exigido...
a todos nos llega la crisis, y a lo mejor lo que no era normal era lo de antes.
De todas formas triunfar en el mundo del arte es sumamente dificil y cuando unos pocos llegan es lícito intentar sacar lo máximo, a fin de cuentas hoy estás arriba y mañana...
Así se vertebraba la sociedad antes de la RED.
Cara a cara.
Se invierte el dinero público sin mirar donde y como puede revertir en la ciudadanía. Es triste ver como al no salir de su bolsillo, la utilidad es nula en su mayoría. Besos
Pues si esperamos que el resurgir de la bonanza artística irá de la mano de estas VARIOPINTAS algaradas políticas, virando estrepitosamente a la derecha procaz...malo se atisba el horizonte. Muy malo.
Si el Arte como manifestación no lo asumimos con mimo, mucho peor ( el horizonte)
No deja de ser una oportunidad para descubrir lo que quizás antes fue considerado en segundo plano, pero bien merece exponerse.
Un abrazo y gracias por mantenernos informados.
Esa política cuidó más la aparatosidad del continente que el contenido. Craso error. Creo.
La falta de didáctica creo que poco tiene que ver a veces con el presupuesto, los hay modestos pero con ánimo de ser comprendidos, en cambio en otros se han gastado mucho pero se ha descuidado la parte educativa que deberían tener.
Estoy pensando más en museos de historia o ciencias que de arte, pero no deja de ser lo mismo.
Un abrazo
no soy de museos, el arte como el resto de faceta cultural tiene que estar abierto, compartirse, estar en la calle, lo enlatado y valioso no me va aunque parezca demagógico
Estuve unos días en Madrid y pensamos ir a Valladolid, de la que tengo un recuerdo muy leve...hace tantísimo!
Pero sé de su belleza, así que la tengo en mente. Y me intriga visitar el Patio Herreriano, así que me ha parecido muy interesante tu entrada y los links.
Besos, Pedro.
Uma das coisas que me chamou a tenção neste teu interessante texto prende-se com algo que me surpreendeu: não tinha a noção de que em Espanha se menosprezasse o que é nacional.
Pensei que era tão sómente um marcada característica portuguesa.
Abraço-te, querido amigo mio.
En épocas de escasez aprendemos a valorar lo que tenemos.
Un saludo
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