domingo, 6 de marzo de 2011

No hay mayor insatisfacción que lo cotidiano: El prisionero de la avenida Lexington, de Gonzalo Calcedo





Dos personas cruzan su soledad apagando y encendiendo una luz: son dos náufragos de lo cotidiano por diferentes razones. No se conocen, no tienen nada que ver el uno con el otro. Se encuentran en dos edificios de una avenida, uno enfrente de otro. Durante un tiempo existe la ilusión de poder comunicarse, de que el apagado y el encendido de la bombilla responda a un código y los dos náufragos puedan establecer un diálogo.

El trascurso cotidiano de una vida, de una vida cualquiera, no suele tener grandes tragedias ni dramas que puedan aparecer en los telediarios o en los periódicos: es un deshilacharse continuo de las ilusiones y los proyectos. Pero a veces uno preferiría que pasara algo, que se rompiera el mundo para poder tener una justificación a la frustración, la soledad, la insatisfacción. Mientras tanto, la vida sucede.

El prisionero de la avenida Lexington (Menoscuarto, 2010) es uno de los mejores libros de Gonzalo Calcedo, que le consolida (si no lo estaba ya) como una referencia indiscutible en el relato breve español. Los diez que componen el volumen -que, además, está muy bien editado- tratan de las cosas que suceden cuando parece que no sucede nada. Vidas normales, familias de clase media que dedican sus días a lo que se supone que deben dedicarlas, pero que arrastran una honda insatisfacción de la que no siempre son conscientes, una profunda incomunicación con su entorno y con su propia conciencia, una desoladora falta de afecto. Entre ellas, resaltan, por lo acertado del trazo y la indefensión propia de la edad, los personajes de los niños que sufren sus propias insatisfacciones y las de sus padres. El lector intuye que la cadena se repetirá hacia el futuro.

Todo en estos relatos es coherente con el tema central: la voz narradora, la construcción de los personajes, las descripciones y los diálogos, los argumentos. Algunos de ellos son obras maestras del género: el que da título al volumen, Suburbio, El árbol o Viaje a la luna. Ambientados en la ciudad de Nueva York, aportan un nuevo registro a la literatura española que no es usual en ella: el de las narraciones norteamericanas que indagan en este tipo de vidas de la clase media sin estridencias pero sin piedad. Calcedo, que nunca ha ocultado las fuentes de inspiración de su estilo, consigue un extraordinario libro del que sale el lector convencido de que las grandes tragedias de la vida son, precisamente, las que encuentra en estos relatos: aquellas que suceden dentro de cada uno y que le impiden la felicidad o que solo se la concede como espejismo fugaz.

25 comentarios:

J. G. dijo...

una tentación para mí que soy muy de relatos y cuentos

lichazul dijo...

promete!!
esperaremos su llegada por este lado del mapa:)

buena selección Pedro
abrazoooo

mojadopapel dijo...

¡Que bien nos sientan tus comentarios!.

Alimontero dijo...

Hola Maestro...leerte siempre me hace bien y me pone al día...

Gracias!
que tengas una buena semana!

Ali

Merche Pallarés dijo...

Gracias por hacerme descubrir a escritores desconocidos para mi. Besotes literarios, M.

Asun dijo...

Incluso cuando parece que no sucede nada están sucediendo miles de cosas, lo que ocurre es que el bucle de nuestra rutina hace que no las percibamos.

Besos

Myriam dijo...

Interesante reseña, me lo apunto.

Besos

LA ZARZAMORA dijo...

Acabo de terminar uno, y empiezo otro, este promete por la reseña que nos dejas...
Besos, Pedro.

pancho dijo...

Cuando lo reseñas, seguro que es bueno. Además me gusta porque es valiente, no niega sus influencias americanas. Con las pestes que se le echan por aquí a todo lo que huela a imperio yanki, tiene que hacer el doble para convencer. Lo buscaré.

Un abrazo.

Hernando dijo...

El relato breve, últimamente me está interesando gracias a tus reseñas, desde luego que un buen relato breve puede dar mucho de sí, y su contenido es corto pero intenso. Creo que no es lo mismo que un castellano escriba sobre el mundo yankee, que un yankee escriba sobre su mundo. Yo soy de la generación que piensa que todo (casi todo) lo yankee huele mal

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Deshilachamiento de proyectos e ilusiones mientras la vida sucede...

Que lindo lo has escrito PEdro. Realmente bonito.

un abrazo.

Marycarmen dijo...

Es así!
Cuando uno cree que nada ha de suceder, que ya esta lo vista son interminables de sucesos que se continúan y cuánto más hay!

Tu pluma es sensacional nos hace vivir lo relatado sin distraernos un instante.
Me pongo de pie y te aplaudo.

Un abrazo

Marycarmen
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Luis Antonio dijo...

Me encantan estas reseñas tan sugerentes de libros y siento especial debilidad por los relatos cortos. Gracias. No conocía a este autor.

Isabel Barceló Chico dijo...

Una reseña que despierta vivos deseos de leer estos relatos. Saludos cordiales.

Suhaila dijo...

Siempre se aprende algo nuevo en tu rincón, como conocer a este autor.

Abrazos

en las nubes dijo...

Vivo muy cerca de esa avenida... lo leeré! ;D

matrioska_verde dijo...

Pues sin duda será una recomendación acertada. No había oído hablar de Calcedo y veo por la entrevista del enlace que es un autor muy interesante. Además me encantan los relatos. Biquiños,

Lola Fontecha dijo...

Apuntado queda para cuando termine de leer el que tengo entre manos. Jondalar y Ayla me han enamorado, no puedo más que terminar su historia inacabada, queda un libro para completar "El Clan del Oso Cavernario" Encuentro en la lectura, aquello que la vida diaria no es capaz de darme. Gracias Pedro, un beso

MIMOSA dijo...

Queda apuntado en mi lista. Ja,ja,ja, me estoy imaginando la cara de mi librero, ja,ja,ja, pobre, lo traigo loco, la cara le cambia de color cuando saco la lista, ja,ja,ja.
Besos Pedro

Spaghetti dijo...

"La rutina mata lo que toca" Lo leí en una caja de galletas - creo.

Euphorbia dijo...

Me gustan los relatos cortos. No conocía a este autor y me lo apunto en mi lista de cosas pendientes.
Espero no sentirme excesivamente reflejada y que mi condena a lo cotidiano no resulte ser cadena perpetua.
Un beso
Gemma

virgi dijo...

Atractiva reseña, interesante la entrevista. Gracias y besos

Paco Cuesta dijo...

Es de suma importancia contar con reseñas "autorizadas"de obras y autores que no figuran en las listas de exitos. Gracias

Teresa dijo...

¿por qué será que existe tanto funcionario cuentista?

Cualquier código es una tabla de salvación para establecer una comunicación.

Spaghetti dijo...

Repasando la colección de relatos breves, he dado con una recopilación de los "Cuentos de Calleja" y me he entretenido leyendo esos viejos cuentos, nada moralizantes pero muy divertidos. Además de descubrir que Saturnino Calleja era de Burgos, que hizo una labor filantrópica editando los libros a precios muy economicos para que llegaran a los presupuestos mas bajos y al que se le atribuyen los finales clásicos de "Y fueron felices y comieron perdices y a mi no me dieron porque no quisieron". Merece la pena darse un paseo por estos cuentos que además vienen con ilustraciones, para comprender la popular frase extendida por toda España de "Tienes más cuento que Calleja"