domingo, 6 de febrero de 2011

Murciélagos, jubilación y literatura utópica.


Posiblemente, el acuerdo sobre las pensiones alcanzado en España hace unos días es el mejor de los posibles en un contexto en el que ningún país se gobierna a sí mismo en lo económico. Cabe pensar qué pactos se hubieran alcanzado con otros en el gobierno nacional.

Pero eso no quiere decir que la población no se sienta traicionada y con una gran carga de frustración, sobre todo porque desde hace ya muchos meses ve peligrar gran parte de los logros del llamado estado de bienestar alcanzado en los países desarrollados, como ha visto esfumarse la ilusión de riqueza y seguridad conseguidas a partir de un progreso basado en la pura especulación insostenible y no en los valores personales y en la productividad real. Muchos se emborracharon de alegría cuando les hicieron creer que eran ricos y disfrutaron de una vida que parecía un parque temático de vacaciones sin demasiado esfuerzo laboral o, al menos, no tanto como en países similares: parecíamos progresar hacia la riqueza sin fin  en el llamado milagro español que convirtió a España en una de las primeras economías del mundo y, aunque todos oíamos las voces que alertaban de los riesgos (tanto económicos como medioambientales o éticos),  nadie hizo caso, lo que hace a cada uno corresponsable de la crisis actual en el nivel correspondiente. La información y el sentido común parecieron no importar.

No hay nada más que ver cómo hoy nadie se siente culpable y abominamos de los bancos que nos daban hipotecas sin que tuviéramos nóminas equivalentes al préstamo o de los políticos a los que votábamos alegremente a pesar de conocer que la corrupción que se extendió en España atenazaba el sistema. No nos importaba que se diera por sentado el tanto por ciento que se llevaba por cada obra el partido de turno o el concejal de nuestra ciudad si, a cambio, el engranaje de fabricación de riqueza estaba bien engrasado y nos repartía nuestra parte de los beneficios directamente en forma de puesto de trabajo, ingresos para nuestro comercio, adoquinado nuevo para nuestras calles o festivales culturales que servían para una superficial diversión. Incluso reclamamos mano de obra barata para que los inmigrantes realizaran los trabajos más penosos o cuidaran a nuestros familiares pagándoles sueldos muy inferiores a los nuestros y aceptando que muchos de ellos no tuvieran los papeles en regla conviritiéndolos en invisibles. Mirábamos el tamaño del pastel y había para todos, como si el reparto cuando se redujera el tamaño fuera a obedecer a los mismos porcentajes o el trozo que nos correspondiera fuera a ser siempre suficiente.

Es lo que tienen las borracheras, que hasta que uno no despierta al día siguiente con una fuerte resaca no es consciente de que la alegría era falsa y tiene el hígado tocado. El riesgo es el mismo del alcohol: optar por emborracharse de nuevo a la primera oportunidad para volver a sentir esa misma emoción por mucho que racionalmente sepamos que solo se alcanza con la anestesia de la inteligencia y una futura cirrosis. Es lo que tiene la abundancia de dinero: que nadie pregunta de dónde viene y, cuando falta, nunca reconoceremos que participamos en el festín sino que o bien demandaremos que el festín siga o bien culparemos siempre a otros porque, a fin de cuentas, nosotros solo somos ciudadanos individuales que cerramos los ojos y nos tapamos los oídos para no saber nada porque qué podemos hacer para cambiar las cosas.

Lo peor de la corrupción es cuando se instala en la moral de un país: en España, los políticos acusados de corrupción -incluso condenados- obtienen más votos en las siguientes elecciones si el ciudadano detecta que con ellos las cosas funcionarán. Pero las cosas nunca funcionan mucho tiempo así: una sociedad sin valores terminará derrumbándose. Siempre habrá alguien que sepa sacar beneficio de ello o alguien que decida que ya no merecemos la pena porque nuestra economía está sobrevalorada al basarse en burbujas de aire.

Por ahora, se acabó la fiesta. Tanto es así, que peligraba el sistema público de pensiones del Estado español tal y como estaba planteado (cosa que, por otra parte, ya se sabía desde hacía más de una década). No el presente, sino el futuro, al que llegarán los nacidos en los años sesenta y setenta del pasado siglo, varias generaciones de españoles que han sido corresponsables de lo acontecido y que pensaron que ya eran ricos porque cualquier banco les daba préstamos para vivir por encima de sus posibilidades reales y abandonaron comportamientos ciudadanos muy necesarios en un país como este cuya modernización y democratización mental aun no es completa, que prefirieron la acumulación de riqueza material antes que reclamar una mejor educación o sanidad o cultura, que se comportaron de forma muy egoista con el medio ambiente y que han sostenido un sistema político en el que los dos grandes partidos optaron por la urbanización del país entero como forma de progreso económico con la colaboración de pequeños partidos conservadores embarcados en un vértigo nacionalista que terminaba derivando el discurso estatal hacia focos que se han demostrado estériles cuando han llegado las vacas flacas.

Tan ocupados estaban los ciudadanos españoles en lo suyo que el resultado es un país con la tasa de natalidad más baja de los países desarrollados, con una pirámide de la población que no podrá sostener las jubilaciones dentro de unas décadas, con una economía poco competitiva para el tipo de vida que se quiere llevar y, sobre todo, muy frágil.

Tan ocupados estaban en lo suyo que no han visto que si querían vivir como las clases medias de los países más neoliberales (eso sí, con la peculiaridad de que somos españoles y no vamos a trabajar tanto como los alemanes cuyo nivel de vida envidiamos teniendo sol y bares donde alternar con los amigos a cualquier hora del día o de la noche), deberían producir como estas clases medias y deberían corresponsabilizarse como ellas de sus planes de pensiones. Es curioso que en España queramos vivir en el siglo XXI con un tipo de estado de bienestar pensado en la dictadura de Franco: una contradicción bien profunda. En el fondo, la mayor parte de la población quiere ser neoliberal solo para lo bueno pero añora el calor paternal de la dictadura para los malos tiempos. O, sin llegar a tanto, muchos quieren vivir como lo hacen los jubilados del norte de Europa que vienen a la costa española a pasar sus últimos años de vida, pero sin haber trabajado con el mismo nivel de eficacia y productividad que ellos en su vida laboral. Y el sistema neoliberal en el que se ha instalado España es implacable y no admite estas cosas.

La literatura utópica da respuestas para las grandes cuestiones del presente antes que fijar proyecciones para el futuro. Muchas de las utopías artísticas son inversión paródica del sistema político del momento o de las costumbres sociales, para conseguir corregir los malas o, al menos, ponerlas en evidencia. Todos los textos apocalípticos del mundo claman por soluciones a problemas que parecen irresolubles por medios razonables; así como los textos que proyectan un futuro esperanzador en el que nadie tenga que trabajar porque las máquinas lo harán todo y el ser humano se dedicará en exclusiva al ocio parecen hechos para situaciones como las que hemos vivido desde los años sesenta, de borrachera intelectual, un estado en el que no atendemos las señales de alerta y nuestra guardia está tan baja que terminamos cediendo la elección de nuestro mismo sueño a las empresas de publicidad.

Si las utopías apocalípticas consiguen alarmarnos tanto que terminamos buscando soluciones a no ser que las despreciemos por exageradas o inverosímiles (de ahí la importancia de que estén bien escritas), lo malo de las utopías felices es que nos anestesian hasta que no nos damos cuenta de que estamos dejando que alguien nos chupe más sangre de la que figuraba en el contrato inicial que tan alegremente firmamos sin mirar la letra pequeña. Por ejemplo, que gran parte de la feliz jubilación que nos prometían y nosotros decidimos creernos ya la hemos malgastado. De nosotros dependerá si queremos vivir de nuevo en un estado de inconsciencia feliz o en el de la realidad. Porque los parásitos suelen inocular un anéstesico tan fuerte que solo cuando nos han dejado de chupar la sangre percibimos que lo han hecho.


28 comentarios:

Manolo dijo...

Suscribo todo tu artículo, Pedro, aunque muchos, sobre todo jóvenes, no han podido llegar a gastar lo que no tenían con los sueldillos que les pagan (a los que les pagan, muchos ni eso: desempleados sin haber tenido nunca un trabajo). También, como dices, en las épocas de crisis se añora el cobijo que dan los estados patriarcas (perdón por el eufemismo, sabes lo que quiero decir)y se piden salvadores que nos eviten la responsabilidad de tomar decisiones, un peligro.
Un abrazo

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Bien, es tu opinión ...coincido en muchos apartados, aunque no en todos; hemos hablado de esto aquí o en otro foro, no lo recuerdo...si estamos en una crisis mundial...feroz, donde han caído hasta los más fuertes... a nosotros no nos podía tocar peor suerte que un gobierno socialista plagado de inútiles, que no reconoce la crisis hasta que nos hemos caído y no se preocupa de crear trabajo...que va sino de dar paupérrimas limosnas a los parados para mantener una situación insostenible y mantenerse a duras penas en el poder... y ahora busca la solidaridad en los viejos, en los que gracias al destino tenemos un ingreso fijo, y encima marea la perdiz con leyes estúpidas como la de antitabaco...

Que hemos estado en la cresta de de la ola y ahora en las profundidades del océano.??? Eso es normal ¿que tengamos el indice más alto de paro de toda Europa y de todas las épocas??..no sigo que me enciendo...un saludo

silvi dijo...

La verdad te felicito por lo bien plantado,por lo prolijo y concreto.
Linda semana.Besos.

Teresa dijo...

Así rezaba el anuncio a toda página:"Pensiones en ofertón: lo mismo se negocian para veinte años que se moldean como la plastilina a golpe de decretazo o de estado, a escoger, que el futuro es incierto. Una ganga. Trabaja más y cobra menos. Por tu salud"

¿Nos haremos adictos al tintorro de tetrabrik para sobrevivir a la amenaza de los pajaritos que nos rodean?

Rusia, vozka y pegamento.

lichazul dijo...

concuerdo contigo , y en otras difiero un tanto, acá por ejemplo la masa que logra jubilarse bien es siempre un porcentaje muy pequeño, el resto al poco andar debe volver a buscarse un laburo o simplemente acogerse a los programas que el estado mantiene y al final termina siendo parte del aparato estatal
una problemática que es practicamente universal, elpoder adquisitivo así como el valor del dinero reunido se desvirtúa y se desvaloriza rápidamente haciéndo que los que logres juntar a la larga nunca será suficiente para mantener una calidad más o menos estable y razonable en la edad avanzada porque el costo de la vida sube a tasas mayores

Besos Pedro, quizá me fuí para otro lado jaja
a veces me pasa jajaja

buen inicio de semana

Myriam dijo...

Una sociedad sin valores se derrumba y es comida por los gusanos de la corrupción. ¡A despertar entonces!

Profundo y certero artículo. Tanto como que duele.

Besos

MIMOSA dijo...

Un artículo lleno de reflexiones a plantearse, o quizás hace tiempo se plantearan pero como bien dices en un baúl quedaron guardadas, ¿para qué preocuparse por el mañana si ahora hay vacas de sobra? Hic et nunc.
Pero siempre llega el mañana, y no hay una base estable donde poder asentarse, una educación defectuosa por no decir otra cosa (y hablo con conocimiento de causa) y una falta de valores que....da lástima.
Un mundo sostenible, ¿de qué?, ¿en qué?.
Besos Pedro, aún no deteriorados.

Señor De la Vega dijo...

Mi Señor Ojeda,
Le salió la vena narrativa, eso está bien.

Y a diferencia de otras ocasiones, en ésta, comparto todos los puntos que menciona, y otro muchos que se podrían añadir a su relato.

Y sí, los españoles somos de un 'echao palante' que asusta y también sufrimos desmemoria y miopía vergonzosa.

Entramos en depresión profunda si nos quitan las tapas, las cañitas, el vermú, el chato, nuestros chiringuitos, nuestro cigarrito en la barra (ups! perdón ese ya nos lo quitaron)

Somos de borrachera, pero de las divertidas, dando tumbos y con chirigota, cantando de todo y a todos con humor amargo, sin perder nunca el puntito, para no dejar de ser felices.

Y ahora económicamente estamos rebotados y buscando al culpable, sí ese, el ¡cabrón de Zapatitos!
Y sí, Zapatitos es el gobernante que se unió al tapeo y al cachondeo, pero no el culpable, ni tampoco Aznar, ni lo será Rajoy.
Estos gobernantes, son lo que nos merecemos, lo que nos merecimos, lo que nos mereceremos.

La democracia representativa, la de partidos, sin una democracia social y de base, sin ciudadanos interesados y participativos en los problemas diarios y en la búsqueda de un porvenir mejor y compartido, es una democracia sin expectativas, como una barcaza sin remos en un río. Lo malo es cuando anda el río revuelto y en los rápidos, los golpes desarman hasta el último trozo y lo siguiente es nadar hasta la orilla.

Pero no nos equivoquemos, aunque muchos se ahoguen, hay mucha pasta, mucha vivienda vacía, muchos patrimonio acumulado, mucho lujo y mucho vicio, de clase media que ahorró y pagó al contado, otra que especuló y vendió a tiempo, también de bastante clase alta que explotaron a los más explotables, de clase dirigente que robaron y roban con voto en blanco de todos y a todos.

En España con contadas excepciones (no recuerdo excepción ninguna, por ahora) hasta sindicar es representativo, las asociaciones de vecinos una merienda de negros, las ONG una sustitución a la vieja limosna y en la mayoría de los otros casos un servicio social teledirigido.

En las peñas solo se organizan festejos para pedir al ayuntamiento por toros + bailes y las casetas de pinchos y bebidas.
La juventud solo se reúne en un botellón que vive en continua diáspora.
Y no hay club alguno que sea menos festivo que el siguiente.
Pero también están las asociaciones deportivas y peñas futboleras (con sus porras para ver quién es el primer equipo con cojones para doblegar al Barça), no simplificaré, porque seguro que el resto de las peñas, club y asociaciones que no menciono son buenísimas y de un gran impacto político y social.

Y nuestros empresarios, esos sí, modelo de la inversión, de desarrollo investigador y de futuro a largo plazo, con productos y estrategias de valor añadido y organización horizontal donde todos participan en los logros y se promocionan los méritos desde dentro para llegar a la excelencia, porque nadie pone en duda que el patrimonio humano es el principal activo del negocio en España.

¡Qué le voy a contar! hace mucho que España dejó de ser ese país del quiero y no puedo, esa piel de toro y de cabestros, de señoritos y de listos, de sangría y de pandereta.

Y además, no tenemos que preocuparnos, la vivienda nunca bajará, nuestro futuro está garantizado.
Y España es la mejor...
bis estribillo.

Suyo, Z+-----

Txema dijo...

Querido profesor, el problema es que a los responsables de tanta estupidez no les pasa nada. El disparate lo pagamos quienes menos culpa tenemos.

Sobre las pensiones y el famoso acuerdo que, en mi opinión es nefasto, ya me he explicado en mi blog, y no quiero abusar de su paciencia ni la de sus visitantes.

Pero si añadiré algo: los sindicatos han asumido como propio el lengüaje de los mercados y han actuado de acuerdo con el principio inmutable de que la única forma de asegurar el futuro de las pensiones es por la vía que sen ha elegido, lo que es absolutamente falso.

Y como dicen los restantes contertulios magnífica entrada.

saludos

José Núñez de Cela dijo...

No puedo dejar de estar de acuerdo en bastantes de las cuestiones que planteas, y por supuesto en la forma que lo haces (magnífica), pero no en otras, claro.
De acuerdo en que hemos vivido anestasiados por la deuda que nos hacía creer capaces de todo o en la sensación de que, por muy "progresistas" que algunos se crean/creamos, en el fondo, esperamos, muchos lo esperan y parece que lo van a conseguir, ser gobernados por la internacional neoliberal, en recuerdo de esos tiempos no tan lejanos.

Ahora bien, eso de que el pacto es el mejor de los posibles, ... vamos a dejarlo.

Estoy de acuerdo también, como dices en mi propio blog, que hasta que los ciudadanos asumamos más directamente nuestras responsabilidades políticas, poco podemos oponer a quienes nos gobiernan, pero eso, siendo una verdad compartida, no quita para poder criticar a los actuales responsables de la cosa pública, en especial en cuanto a decisiones económicas y, como también apunta Txema,incluyendo en ese paquete a los sindicatos, que merecen comentario aparte.

Por otro lado, hay una serie de personas que pertenecen a esas clases medias que mencionas, que no hemos pedido créditos por encima de nuestras posibilidades, que no hemos entrado al trapo de la especulación y, al final, hemos recibido el mismo trato que los que sí lo han hecho, porque nos han metido a todos en el mismo saco y además vemos de cerca, muy de cerca, las actitudes y acciones vergonzantes de los políticos. Por eso, creo, que sí tenemos derecho a gritar nuestro descontento e idignación.

Un abrazo

Paco Cuesta dijo...

Las voces de alarma tienen en España el curioso efecto de potenciar el uso de orejeras.
Somos así. Pensamos que la Democracia consite, simplemente en votar cada cuatro años.

jg riobò dijo...

Las dos fotos dicen más que todas las palabras de ellos.

Juan Navarro dijo...

Entiendo que planteas tres planos de reflexión: la respuesta táctica a los problemas (la reforma de las pensiones, por ejemplo), que no puede ser sino reformista; la respuesta estratégica, que esbozas, y que requiriría una alternativa al sistema, otro sistema y, por lo tanto, un profundo debate; las respuestas que da el cine y la literatura ante el miedo y el extravío colectivo frente a la sensación de agotamiento que nos producen esos problemas. Seguramente no había otra salida que la reforma del sistema de pensiones y seguramente la solución del PSOE y la del PP no serían muy distintas: se trata de números, sólo números, lo que aportan los trabajadores al sistema y lo que gastan los pensionistas. La diferencia está en la concepción: el PP sólo trataría de cuadrar las cuentas y me pregunto si el PSOE, y la izquierda en general, cuando cuadra las cuentas se está planteando una reflexión sobre el concepto. ¿Por qué pensión, por qué un fondo, por qué no un derecho a cargo de los presupuestos del estado? Y la reflexión iría más lejos: cuadrar las cuentas del sistema exige el aumento progresivo de la mano de obra, más desarrollo, más PIB, más empleo,..., es decir, más consumo de materias primas, más explotación de la naturaleza, más contaminación,..., es decir, tras las pensiones está la propia concepción del sistema, el concepto de desarrollo y de crecimiento. Lo que yo planteo es, y lo plantean los nuevos verdes y los teóricos del decrecimiento: esto está agotado, pensemos en otro mundo, otra forma de estar en este mundo, empezar, por ejemplo, a pensar que no somos propietarios de nada, meros usuarios, la naturaleza es la propietario, que nos tiene, en consecuencia, a nosotros. Y, en esa reflexión, ni el cine ni la literatura me dan respuestas, sólo son lecturas apocalíticas. La literatura habla de monstruos, eso es lo que estamos construyendo, monstruos, y se trata de reconstruir al ser humano, un nuevo renacimiento, una nueva concepción en la que ni dios ni el hombre sean el centro, sino que sea el universo el centro, la tierra que ocupamos el centro. Y eso requiere un pacto con el entorno. Y sobre todo requiere reflexión.
Otra vez me he enrollado, aunque otra vez he tratado de ser sintético.

Hernando dijo...

"En el fondo, la mayor parte de la población quiere ser neoliberal solo para lo bueno pero añora el calor paternal de la dictadura para los malos tiempos."

Me duele leer este párrafo de tu brillante texto, no estoy muy de acuerdo, pues en una dictadura por muy paternal que sea diícilmente tendría en cuenta a la población.
Lo que si es cierto, que para que haya unas dignas pensiones, se tiene que crecer económicamente, y en España, con unas empresas basadas en los servicios, en estructutas turísticas, con una agricultura a la baja y con una industria de multinacionales del exterior, poco vamos a crecer sino creamos industrias fuertes, punteras y de primer orden, para mí aquí radica mi pesimismo, en esta reforma de las pensiones, pues en vez de hablar de tiempos y años cotizados, deberían de hablar de alternativas para crecer económicamente.

Anónimo dijo...

hola pedr... yo mucho de politica no entiendo...lo que si puedo decirte es que aqui la crisis esta comiendose a la sociedad...y alli la estan padeciendo no hace mucho CREO... aqui las jubilaciones son vergonsozas.... me imagino el baldaso que debe ser alli,...

besines pedro y que tengas una linda semana

:)sauvignona

Antonio Aguilera dijo...

Dices una gran verdad en que todos somos corresponsables, no nos queramos aligerar la carga echándole la culpa sólo a los bancos.
Un síntoma bien grave de la situación actual es, como bien dices, el derrumbe moral de la sociedad: algunos políticos -demasiados- cuanto más corruptos son más votos obtienen.
Somos egoístas y necios hasta el infinito.

Hemos descuidado tanto nuestra formación(tus palabras:"que prefirieron la acumulación de riqueza material antes que reclamar una mejor educación o sanidad o cultura")que ahora nos encontramos con el problemón de no saber qué producir, no somos competitivos en nada, ni en tecnología ni en manufacturas simples como ropa o calzado.

Todo se ha ido al carajo.
Empecemos por la regeneración moral de nosotros mismos, de los "corresponsables" (ésta es la pechuga, la cuestión del pavo)

matrioska_verde dijo...

¡Es tan descorazonador! Soy de las que digo que me abrocho más fuerte el cinturón, trabajo más años, lo que haga falta pero, por favor, que los políticos hagan lo mismo, que no me pidan a mí un esfuerzo que ellos no van a hacer. Biquiños.

Luis Antonio dijo...

No sé si el acuerdo sobre las pensiones es el mejor de los posibles, pero sí tengo claro que se trata de un RETROCESO. Esperemos que sea el último de esta guisa...

Un cordial saludo, Pedro

sociedaddediletantes.blogspot.com.es dijo...

Obviamente, hay que movilizarse: no queda otra.
Tal como está planteado todo en este momento parece un callejón sin salida.
De todas formas, el tema de la crisis de la seguridad social y la necesidad de esas reformas aniquiladoras, no lo veo yo tan claro. ¿Seguro que el sistema de pensiones no estaba garantizado? ¿no será una historia que nos cuentan "los que saben" para hacer con nosotros lo que queramos?

¿Por qué es tan bajo, en relación al IRPF, el porcentaje que me retienen de la nómina para cotizaciones a la seguridad social?
De ahí estaría dispuesta a pagar más.

pancho dijo...

Parece claro que nos podemos ir olvidando de esas jubilaciones anticipadas cobrando lo mismo que si estuvieras trabajando. Se veía venir que eso no hay economía que lo sostenga, pero nadie hacía nada por atajar la sangría. Al menos han venido los alemanes a poner un poco de cordura, porque también les interesamos como mercado, que tampoco lo hacen gratis. Ellos recortaron el estado de bienestar hace años ( bien que les dolió) y ahora están dispuestos a recibir a los españolitos de la maleta a cuestas. Lo peor es que ahora sólo quieren a los mejores: los más formados y jóvenes. De bobos no tienen un pelo. Para los puestos que ofrecían en los sesenta, ya tienen a otros con menores exigencias, más pastueños y manejables.

Más que meados de murciélago y gente que no hinque las rodillas en los reclinatorios de la corrupción van a hacer falta para enderezar esto.

La más clara y mejor razonada reflexión sobre la situación actual que he leído.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Lamento discrepar hoy, querido Pedro. Hasta Felipe Gonzalez criticó a Zapatero, al que urgió y aconsejó a fin de que no se dejara gobernar por los mercados. El pacto logrado, si bien calma la conflictividad social, no puede ni debe enmascarar la triste realidad: el fracaso estrepitoso de este gobierno en materia economica.

Dices: "Cabe pensar que pactos se hubieran alcanzado con otros en el gobierno nacional?

Tampoco estoy de acuerdo, querido amigo. No me vale disimular la palmaria incompetencia de los presentes achacandole una presunta incompetencia (futura) a los "futuribles" a los que pareces referirte.


Es como si deijeramos: si, este lo hace mal, pero mejor que no vengan los otros, lo haran peor. Dejemonos de perjuicios: que yo sepa, nadie tiene dotes adivinatorias del futuro.

YY sabes que no defiendo a esos otros a los que pareces referirte: no son los mios.

Un abrazo.

Antón de Muros dijo...

Hola Pedro:
Magnífico artículo, doloroso, pero perfectamente planteado.

De la pluralidad de causas que nombras, quiero en este momento resaltar una que me permito enunciar de esta manera: "mientras los maestros cobren miseria, la sociedad permanecerá anestesiada" (valido para cualquier Hemisferio)
Si la Educación no es cuestión de Estado...

Un abrazo.

Antón.

Suhaila dijo...

Aplaudo tu artículo, vivíamos en una burbuja pero que al final explotó y salió a flote nuestra incompetencia, arrastrándonos al abismo y dejando en evidencia que la educación ha sido un desastre y así tenemos una tasa de paro altísimo porque en este país un obrero de la construcción ganaba más que un sanitario o un maestro... etc.

Y los bancos dándole préstamos e hipotecas a todo el mundo, que en la mayoria de los casos no tenían un trabajo estable.

Un saludo

Spaghetti dijo...

Aceptando las culpas de la situación y el vacío de valores, ¿cual es el siguiente paso? ¿la revolución? ... No se puede plantear un problema sin aportar una solución. Pero tampoco se puede hacer un análisis mas clarividente de la situación. El asunto está muy bien explicado y sus posibles causas y la indolencia con la que manteníamos a las vacas gordas. Pero creo que le falta una salida o una propuesta hacia una solución. No sirve que se diga que eso es responsabilidad de los políticos.
Tu has repartido las culpas, apunta también una alternativa a la borrachera colectiva.

Unknown dijo...

No entiendo ciertas actitudes que comentas pero si el articulo que suscribes. Quizás no todos piensen igual, pero leyendo un par de veces el articulo uno se da cuenta que la situación era insostenible. Pero lo que sigo sin comprender el porque un político cuando toma una decisión lo hace tarde. ¿Acaso su trabajo no es encontrar la solución a tiempo?
Tanto a reflexionar.
Un abrazo

ebge dijo...

"muchos quieren vivir como lo hacen los jubilados del norte de Europa que vienen a la costa española a pasar sus últimos años de vida, pero sin haber trabajado con el mismo nivel de eficacia"
Eso, que cuando vienen a casa a hacer alguna obra o arreglo no se lo toman en serio, sino que lo hacen mal y pronto y sacan luego la mano bien abierta para cobrar que más parece que saquen la lengua para burlarse.

impersonem dijo...

En general estoy de acuerdo con lo que dices, aunque haría algunas acotaciones y puntualizaciones sobre ello.

En cuanto a lo que dices en el primer párrafo, te diré que no es el mejor acuerdo de pensiones, y además no habría que haber hecho ninguno por ser innecesario... y si hubieran estado los otros pues hubieran alcanzado un pacto neoliberal pero no ultraliberal como el que se ha alcanzado con estos (es antinatura Pedro, ideológicamente hablando). Han sido más papistas que el Papa... ¿por qué? ... se me ocurren unas cuantas razones, pero no me voy a referir a ellas... tan solo expreso mi indignación. Los otros nunca se hubieran atrevido a hacer lo que se ha hecho... y no porque su ideología natural no se lo pida sino porque saben la respuesta social y sindical que recibirían. Pero de hacerlo no estarían engañando a nadie, es su ideología natural, lo que no es natural ni comprensible es lo que han hecho estos en relación con los postulados de la ideología que les imprime carácter... y que nadie se justifique en lo coyuntural, pues en ello no hay justificación. Las razones que explican lo que se ha hecho existen, pero no son las pregonadas por los lacayos mediáticos del poder económico, son otras que han de permanecer ocultas a los ojos y los oidos del vulgo por razones que tú bien conoces. De un plumazo (de estilográfica en firma) se han cargado los derechos que otros conquistaron con sangre, sudor y lágrimas para la clase obrera... basta con mirar quiénes aplauden las medidas tomadas y quiénes las critican para darse cuenta del alcance que tiene lo que se ha hecho y de la irracionalidad con la que se ha hecho.

La única lucha contra la globalización es salirse de ella... no soy Europeísta, no me convence el totum revolutum que se ha formado en la construcción de una Comunidad que no se sabe bien lo que es pero que impone a los ciudadanos de algunos países la ideología político-económica que no han elegido en votación...

... la única solución es cambiar los patrones... reconsiderar las teorías socio-económicas, socio-políticas e históricas... y quienes tienen el poder por tener los recursos no lo van hacer voluntariamente en una catarsis hacia lo filantrópico, ha de ser una conquista ordenada y pacífica (hay que evitar víctimas), ergo cultural, del resto, que aunque desprovisto de recursos es titular de una soberanía que no debería delegar en quienes una y otra vez la malversan sino administrarla desde una asociación política ideológicamente comprometida e incorruptible... ¿utopía? ¿temeridad? ¿locura quijotesca? ... simple ideología sobre la supervivencia en este mundo.

Abrazos.

impersonem dijo...

Ah Pedro, tengo que decir que al leer tu artículo y los comentarios del resto, sobre todo el del Sr. de la Vega, aún veo atisbos de esperanza...