Una de las primeras cosas que les digo a todos mis alumnos es que es tarea del universitario cuestionarlo todo, incluso lo que yo digo en mis clases. Cuestionar no significa despreciar ni arrasar lo heredado para no dejar ni los cimientos ni rechazar sin argumentos basándonos en creencias o consignas, sino la única forma de que la ciencia avance: contrastar y aplicar nuevos conocimientos y metodologías. Sin la duda y el razonamiento que nos suscita no somos buenos universitarios: quizá sí unos técnicos aceptables, pero nada más allá. Incluso un técnico debe preguntarse si el procedimiento que usa es el más apto, aunque lo marque el libro de instrucciones o la razón de su trabajo y sus implicaciones éticas. Un sistema universitario que no trasmite esta inquietud y la convierte en metodología no fabrica más que autómatas que reproducen movimientos. Es más importante comprender esto que aprenderse de memoria un libro de texto.
A muchos les sonará lo dicho en el párrafo anterior a verdad de Perogrullo: puede serlo, pero puedo asegurar que el hecho de que lo sea no garantiza su cumplimiento. En especial, en las llamadas ciencias humanas. Continuamente me sorprendo constatando que se enseña literatura (o historia o arte) afirmando cosas como si nada hubiera cambiado en los últimos cincuenta años, de la misma manera en la que fueron canonizadas por la dictadura franquista o la inercia del postfranquismo: en este país esta herencia parece no poder arrancarse de tan arraigada que se encuentra, sobre todo por la pereza intelectual. Y así, argumentamos sobre la historia de la literatura a partir de construcciones teóricas elaboradas en los planes de estudio de la dictadura o de simplificaciones tan perversas que parecen ciertas de puro fáciles de explicar (la dualidad conceptismo/culteranismo, la imaginaria generación del 98 y su pretendida oposición al modernismo, la explicación ortodoxa y estrecha del pasado medieval y el conflicto religioso en España y su plasmación en los textos, la mirada nacionalista sobre lo que es o no es propio de España o moda extranjera, etc.).
A estas cosas se han venido a sumar la mirada empobrecedora de los que han elaborado la argumentación docente de las comunidades autonómicas y los sectarismos académicos de algunas figuras de renombre que han conseguido trasladar la idea de su visión sobre un tema concreto es la oficial y alguna circunstancia más, casi todas de condición miserable para un científico o pensador honesto. Con lo que la explicación de la literatura española (la que causa efecto, es decir, la que termina calando hasta el primer nivel de la enseñanza) se ha convertido en gran medida, por mucho que parezca increible, en una suma de cuentos al estilo de las lecturas infantiles con las que se amenizaban los antiguos libros de texto y que eran, sutilmente, una forma de catequesis ideológica. De hecho, vuelvo a oír como verdad histórica cosas que proceden de estas leyendas que figuraban en las enciclopedias de los años cincuenta del pasado siglo. Lo gracioso es que la perspectiva ni siquiera es la de nuestra época y, en muchas ocasiones, es totalmente contraria a la ideología de quien la trasmite inadvertidamente: como si se hubiera desemantizado y ya no contuviera una perversa semilla ideológica a fuerza de tanto repetirla. En realidad, esta aparente desemantización hace más peligrosa la idea trasmitida. No me extraña que los alumnos terminen sin comprender por qué tienen que leer unos textos a los que su profesor llama clásicos y que se les ofrece de una forma tan alejada que no les dicen nada (por lo tanto, dejan de ser clásicos). Como si un cirujano nos operara hoy con el equipamiento y los conocimientos de hace medio siglo teniendo a su disposición un quirófano de última generación.
- Pero con la historia de la literatura no se muere nadie.
-Bueno, quizá poco a poco agonice un país entero durante unas décadas. Nada drástico, por supuesto. Ya nos lo explicarán desde fuera con sus propias perspectivas si no somos capaces de generar universitarios que duden. Ya ha sucedido en el pasado, como cuando los hispanistas franceses o italianos tuvieron que explicarnos nuestra literatura y nuestra historia como un hecho subordinado a sus países. Pero, en efecto, de esto no se muere nadie.
36 comentarios:
Partiendo de que comparto la tesis del post, una aportación.
La duda, como generatriz del conocimiento, no es patrimonio exclusivo del "universitario". La duda debiera ser uno de los motores de cualquiera que no quiera ser esclavo. Debe dudar el técnico, el padre, el tendero -tal vez más que nadie- y el medio pensionista.
Un abrazo.
Aquello de que solo sé que no sé nada. O dudo...luego avanzo hasta la siguiente duda, pregunto, discrepo, tengo CURIOSIDAD, insaciable.
Anquilosamineto mental, comodidad, ir tirando, ¿para qué complicarse? Ni me importa lo que enseño ni me importa lo que me enseñan, apruebo y listo, eso con suerte.
Mirarse el ombligo en los planes de estudio, cada parcelita con su particular ombligo decimonónico, su banderita, su héroe, su canesú y a dos pasos...al lado, en el mundo, es otro asunto que ni importa, es más, son extranjeros de mi barrio.
Ayyy Pedro, explicar literatura, o explicar arte, lo mío, que siempre atañe además a la literatura, la geografía, las religiones, el clima, la economía, la política, la psicología del autor...de otra forma no se explica ni una pincelada ni una pirámide. Anchas miras y paciencia, dale que te pego, es lo que intento. Ánimos, y un besito.
de lo mejor o lo mejor, hay que hacerla infinita
Siempre he pensado, cuando me tocó a mí y cuando vi que les ocurría a generaciones posteriores, que había un fallo enorme en la forma de acercar a los críos a la literatura. Que se les iniciaba con libros que no eran comprensibles ni atractivos para ellos. Que si a un chaval de 14 años le haces leer La Celestina en casa, a su aire, lo más normal es que deteste este libro y todos los que sean de su época. Que se aleje de los clásicos para siempre y que no quiera oír hablar ni del Quijote, ni del marqués de Santillana ni de Calderón.
¿No se puede empezar a leer los contemporáneos y llegar después a los clásicos?
Precisamente por eso, amigo Pedro: precisamente por eso.
Cuan grande e incoloro es el libro de los gustos, ¿verdad?
Un abrazo.
Pues siguiendo tu recomendación he intentado cuestionar el contenido de tu entrada, pero he llegado a la conclusión de que es incuestionable
¿Estoy suspendido?
Cuestiono y pregunto... desde el respeto y la ignorancia que pretendo abatir. Un beso
No éramos una ciudad de gente ignorante.............todo lo contrario.Florencia era la ciudad más rica y culta del siglo XV
ojalá en todas las universidades existan Pedros Ojedas que abran mentes como lo haces tú
Besos y buena semana
Hoola Pedro...en mis días de descanso visito a algunos amigos...y como Elisa, pienso y digo que Pedros Ojedas son necesarios....no es un halago..."es un reconocimiento"!
un gran abrazo mi querido Pedro!
Ali
Si cuestionas no eres militante.
Si no eres buen militante cómo piensas progresar...
(Pensamiento negativo con un cafe en la mano)...
Muy buen post. Las dudas y cuestionamientos son MUY necesarios para avanzar en la vida. También estoy de acuerdo con el comentario de CECILIA. Es muy, muy importante las lecturas de los adolescentes para que lleguen a amar, y entender, la literatura. Besotes no cuestionados, M.
Me has hecho recordar cuando hacía 5º de Bachiller, en Literaura Española, abarcaba desde su comienzo, hasta la actualidad en aquél momento, es decir desde las jarchas hasta Delibes, Cela...etc.
Examen final en junio, más de 100 autores mas de 1000 obras, (me puedo equivocar en los números) el examen consistía en 100 preguntas, el profesor nos daba el titulo de una obra y nosotros teníamos que poner el autor.
Cuestionarse? dudar? pensar? ni cuando llegué a la Universidad, en ella me encontré con los tópicos y los cuatro estudios de gente importante, por ejemplo a Dámaso Alonso y su estudio sobre el poema de "Polifemo y Galatea" de Góngora, es ahora desde hace unos años que tengo y que puedo tener capacidad para cuestionar, o decir algo distinto de lo que ya se ha dicho.
Pienso como todos los que han dicho, que este país necesita muchos Pedros Ojedas, pero no solo en literatura,sino para todos los campos de actividades.
Comparto plenamente todo lo que dices en este texto... pero ¿permite el sistema, en general, con independencia de algunos profesores o profesionales de lo uno y de lo otro, que se cuestionen las bases o creencias de su "ciencia"?
No sé quién dijo que "la ciencia era una colección de recetas eficaces"... evidentemente es una colección de postulados, más o menos contrastados, más o menos ciertos, a los que se les ha puesto el sello de lo oficial por ser convenientes para el sistema... y así se cree y así se enseña... y puede suceder que el alumno que cuestiona esa "ciencia oficial" y en vez de tropezar con Don Pedro Ojeda tropiece con un profesor ortodoxo y ultradefensor de lo que cree y enseña (claro, descrubir de repente que lo que se cree y enseña puede no ser así, es la leche) se vaya para casa con un suspenso como una catedral... además de ser ridiculizado frente a los fervientes seguidores de los postulados oficiales sin que les importe el grado de verdad o de mentira de tales postulados, ya que lo único que les importa es ser aceptados por el sistema (supervivencia mas o menos cómoda)...
En fin, el tema es muy interesante y da para mucho, porque, en realidad, ¿qué o cuánto sabemos de la "verdadera verdad", que tal vez no sea la oficial?
Abrazos.
La foto es preciosa, el cubo blanco nos despierta a la realidad.
ES que para pensar y ejercer el juicio crítico hay que usar las neuronas. Hay que hacer un esfuerzo. Mucho más facil es actuar - como bien lo dices - automaticamente, desde nuestros creencias ( y prejuicios) o sea desde lo conocido aunque sea espurio, falso.
Estamos ante un decaimiento total de lo literario, del análisis y del sentido crítico. La pensée unique está arrasando con todo. Por aquí los estudiantes de letras son animales casi en vías de extinción.
Excelente post, Pedro.
Besos.
Sin una mente crítica que se cuestiona las cosas nos acomodamos a lo ya existente y nos convertimos en borregos, que ni sienten ni padecen.
Creo que desde pequeños hay que despertarles a los niños la capacidad de razonamiento, de que tengan su criterio propio y que poco a poco aprendan a tomar sus decisiones.
Besos
hola pedro,
m encanta el impetu con el qu escribes sobre la literatura ... o por lo menos lo he notado....o no se si estoy diciendo cualquier cosa....
te dejo un besito
:)sau
Buenos días, profesor Ojeda:
Excelente vídeo aportado por paraíso terrestre.
Locura de programas impuestos por el poder para conseguir siempre la página en blanco de sus ciudadanos, cada más más viejos e infantiles.
¡Qué productiva es para los enriquecidos manejadores la devastadora infantilización de las gentes!, ofreciendo perspectivas paradisíacas a cortos o largos plazos, depende de las creencias de cada marionetista.
Casi se llega a entender el grado de autismo de los ciudadanos para librarse de esta 'cultura impuesta', en la que estamos.
Saludos.
El espíritu crítico es algo que hay que fomentar en todos los niveles, no sólo en los universitarios.Y fuera de los estudios oficiales, también.
Esa visión que das es exactísima,así nos enseñaron, con esos esquemas rígidos y falsos.Con ellos , se resuelven unos comentarios que no consisten más que en encajar el texto propuesto con los esquemas, aunque sea con calzador.
Y si después de adiestrarse durante años llegan a una Universidad donde les rompen las ideas petrificadas...Bueno, ya era hora que alguien lo hiciera, aunque a los jovenzuelos se les pongan los pelos como escarpias.
Un aplauso para tu entrada, siempre sospeché que Azorín no tenía nada que ver con Baroja, je, je. Cuando sea mayor, iré a la UBU.
Abrazos para ti
El problema, es que no està de moda pensar.
Otro ladrillo en la pared, es mas simple y seguro. A eso se va.
Un abrazo.
"Con la historia de la literatura no se muere nadie". Ese es el error: con la historia de la literatura nos morimos todos. Cuando perdemos la capacidad de preguntarnos, de cuestionar, de poner en duda, de pensar, en definitiva, nos morimos todos. Ese el mal de nuestro tiempo, del que todos somos culpables, en las casas, en las escuelas y en las universidades. Somos malos padres, malos maestros, malos profesores y, sobre todo, malos estudiantes. Porque no pensamos, no nos cuestionamos el tiempo éste ni la realidad que vivimos. No se pueden enseñar los clásicos, por ejemplo, con los libritos de Cátedra, negros, para más señas, en lugar de llevar a los alumnos a los Veranos de la Villa. La literatura es una aventura maravillosa que describe el devenir de los pueblos. Ni se puede permitir que al final de bachillerato los alumnos no distingan (esto es matemáticas y lenguaje) entre el cuadrado de una suma y la suma de los cuadrados. La ciencia es una medida de muestra mirada inquisitiva. Un profesor de física debiera suspender por una falta de ortografía, pero la ortografía no está entre sus competencias; un profesor de lengua debiera suspender por una suma mal hecha. Pero no tenemos profesores, tenemos funcionarios. La ciencia, el conocimiento, la cultura, la literatura, también la literatura, es cosa de funcionarios.
Los catecismos matan, Pedro.
Una vez más, solo puedo estar de acuerdo contigo, Pedro. Por una parte, se acepta con demasiada facilidad y rapidez lo que alguien dice desde las clases sin ese cuestionamiento crítico tan necesario para andar por la vida; por otra parte, es escandalosa la falta de actualización del profesorado en todos los niveles. Desgraciadamente, tú y yo conocemos a profesores que manejan los mismos apuntes, mecanografiados hace años y que todavía se plantean como fuente de un saber hoy trasnochado. Hay asignaturas que se imparten como si los años no hubiesen pasado por el conocimiento no ya especializado, sino ya general.
Excelente e iluminador post, en definitiva.
Egyptian actor Mohsena Tawfik explains why she has joined the protesters in Tahrir Square
Camara en directo desde Cairo's Tahrir Square
Cuestionando es como se aprenden las cosas y yo así aprendo a escribir cada día un poco mejor: cuestionándome! Si no lo hiciera me quedaría estancado para siempre.
Aprecio y valoro tu trabajo, pues lo considero como uno de los más complicados. hay que tener mucha sesera para enfrentarse a una clase de universirtarios. Yo, no podría hacerlo. Claro que uno nunca aprenderá hasta donde se puede llegar...
Un abrazo.
Con muchas de tus entradas poco se puede añadir porque mucho de lo que dices no ofrece discusión.
Es importantísimo, creo que ya desde muy muy pequeños, no sólo desde las aulas de la universidad porque muchos no llegan a ellas, incentivar a los niños para que sientan curiosidad, y como bien explicas para que se lo cuestionen todo. No hay ninguna verdad universal, hay muchas visiones que pueden convivir en armonía.
Biquiños.
Cuestionarse es una constante en la vida, no sólo al nivel que relatas, al hacerlo nos vemos forzados a buscar respuestas, otras iniciativas, al uso de la comparación y el sentido de una verdad relativa. Quizás trasladaría tu post a la vida misma.
Un abrazo
Agradeço-te imenso a honra que me dás por permitires ser tua companheira nesta aventura internética e te felicito de coração pela tua extraordinária qualidade como docente.
Abraço bem grande, Pedro, meu querido amigo.
La duda es importante en todos los campos. Hay quien no se recicla nunca, se conforma y no cuestiona sus métodos en nada. El cuestionarse el porqué de las cosas es la manera de avanzar.
Un abrazo, Pedro
El conjunto de la sociedad pasa por la vida sin cuestionarse nada, es más fácil dejarse llevar, el inmovilismo no sólo está en la universidad
Si hay algo que caracterice al buen profesor es porque entre sus objetivos está que los alumnos lleguen a saber más que él. Que no se guarde nada y que se entregue a su trabajo. Intentar despertar la curiosidad en ellos es una buena manera de que lleguen a amar la literatura.
Se llega a amar la literatura a través de la lectura voluntaria. Se trata de una opción personal que no tiene nada que ver con planes de estudios ni exámenes. Es difícil conseguir que los chavales vean en la literatura algo útil cuando tienen otras diez asignaturas de las que responder y el tiempo escasea.
No sé si la lectura hace mejores ciudadanos porque ejemplos hay de todo, pero de lo que sí podemos estar seguros es de que enriquece la visión que de la vida tiene el lector, haciéndonos mejores en muchos aspectos. En caso de que la lectura no cumpliera esta finalidad, sería una pérdida de tiempo y como tal, mejor que el afectado buscara otra ocupación.
¿esto no es lo que se denomina libertad de cátedra?
desde el atril siempre se intenta adoctrinar, difícil es ser aséptico
es una difícil conjugación matemática:
dudar = disimular+comulgar
¿historia subordinada?
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