Hace tiempo escribí un relato a partir de una fotografía que llegó a mi poder muchos años después de que se tomara, Mujer joven con gato. En realidad, el cuento se titulaba con el nombre de la mujer, pero ahora no hace al caso.
La joven de la imagen abrazaba un gato blanco que tenía unas pocas semanas de vida. Con la derecha lo sujetaba, mientras la izquierda rodeaba su pequeño cuerpo en un gesto que revelaba el secreto de la ternura. El gato apoyaba el hocico en el brazo de la joven con la confiada seguridad de haber encontrado el regazo materno. Una parte del pelo de ella, rubio y largo, caía dulce sobre su pecho.
Hay algo, al contemplar antiguas fotografías de personas que conocemos años después de que se las hicieran, que nos orienta sobre los cambios sufridos y los rasgos que permanecen. Quien permite ver su álbum de fotos muestra más que las ilustraciones de unos recuerdos: el buen observador entra en los substratos de quien tiene delante. En este caso, todo anticipa la dulzura cotidiana, hasta el lugar en el que fue hecha la fotografía: la cocina en la que aun se puede ver la taza del desayuno. El punto exacto que lo desvela es ése: el abrazo y la actitud del gato.
La fotografía es de mala calidad y la luz con la que fue tomada impide ver con detalle otras cosas, pero el rostro ovalado de la joven es hermoso, entre la melancolía triste por el dolor de un pasado reciente que, sin duda, le ha marcado para el resto de su vida, y la suavidad de quien quiere vivir con ganas y sueños no tanto el presente como su futuro. Su mirada no se dirige tanto a la cámara que la enfoca como hacia dentro: hacia el interior de la mujer y hacia el interior de quien la observa. La boca lo certifica: una sonrisa apenas esbozada que se detiene en el momento exacto en el que podría abandonar la ternura. El que contempla la imagen, veinte, treinta, cuarenta años después de que fuera tomada, quisiera imaginar que a quien mira es a él e intenta descifrar el mensaje de esos ojos hermosos, entre avellana y verde.
Uno se puede enamorar por muchas razones. También de alguien a quien no conocimos pero llevaremos siempre dentro.
35 comentarios:
los gatos son adorables
y de personalidad absolutamente seductora:)
feliz fin de semana Pedro
besitos profe
¡Cuántos años y aún permanecen los sueños! Muchos besos profesor.
Susana.
Sigue y seguirá transmitiendo una dulzura total, el gato es un animal extraño que acompaña para estas cosas.
¡qué bello!
hay que seguir luchando para llenar todos los días tazas de desayuno, mejor dos que una ¡y qué más da si se lo bebe el gato!
La foto retuvo un momento,que perdura en el tiempo,y eso es lo mágico.El amor es magia pura.Tu escrito es puro sentimiento.Me encanto.Gracias. Besitos.
¡Sí1, tienes razón, la fotografía es de mala calidad, pero yo me quedo con la profundidad de la foto, con ese abrazo tan tierno y tan dulce, junto con todo lo que has escrito, Pedro, que nos invita a la reflexión, de los cambios sufridos y de la esencia de esos rasgos que permanecen, y el mensaje en sí de la calidad humana.
Me ha encantado este escrito, amigo y profesor. Ojeda.
Un beso.
Con qué sensibilidad y justeza logras descifrar y describir detalles tan sutiles como los que quizás vemos pero no logramos racionalizar. De eso se trata ser escritor supongo...!
un abrazo.
Ver fotografías antiguas nuestras nos puede desvelar realidades incluso de nosotros mismos, realidades de las que en aquél entonces no eramos conscientes.
Besos
Eso, es porque puedes soñar. Y luego, transformar eso en recuerdo.
Siempre añorè lo que no tuve.
Un abrazo.
Algunas fotos de "mala calidad" tienen la extraña virtud de tamizar en esencia impermutable de quien, con una leve y onírica sonrisa se gana las almas de quienes se atreven a contemplarla.
Un abrazo
Yo colecciono mitos..
Ya sé que perdería parte de la magia, pero me hubiera encantado ver sus ojos.
Un abrazo.
Por muchas razones se puede enamorar uno, y esta es una de ellas.
Besos, Pedro.
Adoro felinos!
E gostei imenso da reflexão que aqui nos deixas acerca da nossos olhares sobre fotografias antigas.
Um formoso domingo te desejo, Pedro mio.
Sé de la pasión y ternura que despiertan los gatos en muchas mujeres. ¿Será por envidia por lo que no acaban de gustarme los gatos?...
Quietud y calma, ternura y dulzura, se respiran, tanto en la imagen como en tus palabras,son tantas las razones por las que uno se puede enamorar........
Hermoso texto, detallado y lleno de sensibilidad.
Besos mi querido Pedro
Esa hermosa Niña-mujer expresa aún sin poder ver su mirada toda la ternura y la fragilidad, y este abrazo delicado, protector que brinda a este lindo gatito me deja, pero, una duda, quien protege, consuela a quien? Esa preciosa niña deja adivinar ojeras de un llanto no muy lejano.. Quien pudiera cogerla en brazos y acunarla..
Besos, Pedro
Yo también resaltaría la fragilidad y dulzura tanto del gato como de la muchacha.
De escenas así se enamora uno perdidamente, y se arrepiente de toda la maldad que volcó en el mundo.
Yo, desde mi niñez, estoy enamorado de la sencillez y la bondad. Lástima que no encontré quien me acompañara durante largo un largo trayecto con estas cualidades. Mi mejor amigo de juventud las tenía. pero dios se lo llevó para que yo sufriera el resto de mi vida.
Tal vez pedimos mucho más de lo que damos y ello nos hace infelices; quien sabe...
Hoy me quedo con la ternura de tu foto.
Buenos días, profesor Ojeda:
¡Qué descubrimiento, descubrir en los últimos comentarios de Aguilera, la ternura que guardaba tras su conocida y bien visible capa de humor!.
Me encantan los gatos. Me embobo contemplando su belleza. Son animales preciosos y perfectos. Lo entienden todo. Me gusta llamarlos, que se queden a mi lado, y que vengan conmigo; pero no soy capaz de cogerlos en brazos. Myr, quizás lo encuentre alguna explicación.
La joven de la foto bellísima y delicada. El gato, un zalamero, como todos.
Saludos. Gelu
P.D.: Ah, su escrito estupendo, y usted un inteligente y curioso provocador de respuestas.
La memoria se mueve entre claro oscuros, luces y sombras.
Puerta de recuerdo que filtra el dolor y dulcemente recuerda imágenes que inundaban de calor el alma.
Aún en el invierno más profundo, los sueños son los mismos: amar y ser amado .
Es el deseo de la mujer fotografiada y el brillo en los ojos del que la contempla.
Eso sucede al revisar fotos, se dispara la máquina del tiempo en todos los sentidos. El poder de la imagen nos convoca detalles muy precisos más lejos de esa misma imagen.
Me ocurrió ayer buscando fotos...lo mismo, y con gato incluido.
Luego si se traslada esa emoción a palabras, nos implicas, Pedro, y no me duele, al contrario, un dulcísimos placer.
Me gustan esas pequeñas fierecillas desconfiadas, que no se dejan domar del todo. Nunca estás exento de algún arañazo cuando algo les incomoda. Aprenden rápido y desaparecen como si su rebeldía les obligara a ejercer su papel en la preservación de la especie. Luego regresan avergonzados por la ausencia como si pidieran perdón por no pedir permiso.
Dentro de poco ya no habrá fotos amarillentas en el fondo de los cajones de alguien que cayó en el olvido de los que se fueron y nadie recuerda.
He leido mucho en "la acequia" pero ésta entrada me ha parecido de las mejores sino la mejor (bajo mi punto de vista siempre por supuesto). Gracias
Enamoran los sueños y los sentimientos, el pincel de lo que nos gustaria sabe dibujar los mejores deseos. No importa lo liviano del esbozo o que la fotografia se vea borrosa.
Tierna foto y tierno texto. Yo ya no me reconozco en mis fotos antiguas. Soy otra. No me reconozco y NO me gusto por mucho jersey azul eléctrico de lentejuelas que me ponga... ¡El estrago del tiempo es imparable! En fin, a vivir que son dos días. Besotes gatunos, M.
Me gusta mucho esta foto.
Muchisimo.
Abrazos.
Megusta la gente a la que le gustan los animales... la foto refleja, sobre todo, tal como dices, una gran ternura con el gato... ternura que seguramente empleaba en todo lo que hacía... no importa que la fotografía tenga mucho "ruido" por falta de buena luz... la luz está en la joven y en el gato... ¿hay algo mejor que la luz interior?
Hay recuerdos que viven no sólo en la memoria sino más si cabe en el corazón y en cuanto los ruidos de la rutina nos dejan en paz afloran; no podemos olvidar que recordar significa volver a pasar por el corazón... y hay fotografías que, testigos de un pasado, de un instante, de un esto y de un lo otro, ayudan a recordar en los flashback que hace la memoria y en aclararnos lo que siente el corazón al volver a pasar por él lo que reflejan.
Abrazos.
Me gustaría darle una colleja a Cornelius ¿puedo?
:D
Esa fotografía no tendría la fuerza y la ternura que tiene, de estar hecha con más calidad ¡estoy segura! y tampoco habría inspirado tu relato, Maese Pedro
abrazos
Su mirada debe encerrar algo muy valioso, guardado como una joya
No vemos sus ojos, su ventana al mundo, su mirada,sólo intuimos.
En esta foto hay tres ejes centrales: uno está en los ojos de la chica, otro en la leche del vaso, y el otro...bueno el otro tú lo has descrito magníficamente.
¡Cuanta ternura transmite la foto y cuanta ternura nos transmites tú!
Tú visión es como la de un forense, analizas todos los detalles exteriores pero tamién llegas a tocar el orazón, de la fotografida y el nuestro.
biquiños,
Trasunta nostalgia tu texto y la fotografía. Te dejo un beso
Pues tiene algo de misterioso y dulce. Y la foto me gusta mucho.
Besos
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