A pesar de tantas interpretaciones como se han dado a la forma en la que influyó en Cervantes la aparición de la continuación de su novela en 1614, en realidad no conocemos bien lo que ocurrió. Todo es posible, desde que Cervantes tuviera escrita parcialmente su propia continuación al acabar la primera o poco después para abandonarla temporalmente y sólo retomarla cuando se publicó la continuación falsa, hasta que ocurriera lo que parece al leerla, es decir, que el autor abandonara la primera parte y sólo la continuara años después modificando su plan inicial cuando, al tenerla ya avanzada, le llegó la noticia del volumen firmado por Alonso Fernández de Avellaneda.
Sobre esta cuestión ha caído la idea que se tuvo durante mucho tiempo de que Cervantes era lo que él dijo en alguna ocasión sobre sí mismo, es decir, un ignorante en materias literarias que tuvo la suerte de escribir la mejor novela de todos tiempos casi de casualidad. En parte esto es debido a la obsesión de algunos críticos de creerse a pies juntillas lo que dicen los autores, en especial cuando se denigran a sí mismos; también se debe a que algunos nunca perdonaron a Cervantes que escribiera como escribía y se adelantara a ellos por muchos años que llevara don Miguel enterrado y prefirieron repetir hasta la saciedad lo de ingenio lego. En la misma obra cervantina está la negación de sus afirmaciones.
Ocurriera como ocurriera, la aparición de la continuación de Avellaneda provocó que Cervantes retocara la suya propia, puesto que no parece, por sus dimensiones, que la comenzara a escribir después de la publicación de la falsa. De haber sido así, además, difícilmente Cervantes se hubiera contenido hasta el capítulo 59 para entrar en batalla.
Los retoques argumentales -el cambio de destino, de Zaragoza a Barcelona, si es que no lo tenía pensado ya antes y ahora se reafirma- y la profundización en los cambios de mayor calado -la complejidad de sus personajes, la auto-conciencia como personajes literarios y el conocimiento que de ello tenían los personajes con los que se van encontrando en el caminio, la intensificación en el realismo, el cambio sustancial de paisaje con las implicaciones temáticas, etc.- que introduce Cervantes en su propia continuación no niegan lo que ya tenía escrito (hay que suponer que Cervantes volviera sobre sus pasos en contra de la opinión generalizada de que no retocó lo anteriormente escrito), ni siquiera niegan la primera parte, sino que se construyen sobre todo lo anterior.
Aparte de las puyas sobre el el autor que se escondía bajo el pseudónimo de Avellaneda y lo que éste hizo con sus personajes en la continuación falsa, Cervantes medita sobre cómo separarse de su rival. Y encuentra el mejor camino en su propia obra, profundizando en los capítulos que van desde el 59 hasta el final en los cambios que había introducido ya en la novela pero que ahora intensifica. No hay mejor forma de venganza que demostrarle a quien se escondiera bajo el pseudónimo que es mejor escritor puesto que es capaz de ir más allá con los mismos materiales -léase a Gracián para comprender que esto es la base de la estética barroca- y que el ladronzuelo, en el fondo, sólo había comprendido la mitad de la obra, la más externa.
Myriam, que tan buenas aportaciones ha hecho a esta lectura, se ha retratado con un volumen del Quijote editado por Argos en 1950 bajo el cuidado de Martín de Riquer y que para ella tiene un valor especial. Los libros, en efecto, no valen tanto por el precio del mercado sino por nuestros recuerdos. Me cuenta que de pequeña se sintió apabullada por el peso de estos volúmenes en la casa familiar. Después de cargar con ellos en un viaje transoceánico -supongo que pagando el sobrepeso del equipaje-, reposan ya en su biblioteca. Seguro que acabarán convertidos en uno de los objetos más preciados de su casa. Gracias, Myriam.
Ocurriera como ocurriera, la aparición de la continuación de Avellaneda provocó que Cervantes retocara la suya propia, puesto que no parece, por sus dimensiones, que la comenzara a escribir después de la publicación de la falsa. De haber sido así, además, difícilmente Cervantes se hubiera contenido hasta el capítulo 59 para entrar en batalla.
Los retoques argumentales -el cambio de destino, de Zaragoza a Barcelona, si es que no lo tenía pensado ya antes y ahora se reafirma- y la profundización en los cambios de mayor calado -la complejidad de sus personajes, la auto-conciencia como personajes literarios y el conocimiento que de ello tenían los personajes con los que se van encontrando en el caminio, la intensificación en el realismo, el cambio sustancial de paisaje con las implicaciones temáticas, etc.- que introduce Cervantes en su propia continuación no niegan lo que ya tenía escrito (hay que suponer que Cervantes volviera sobre sus pasos en contra de la opinión generalizada de que no retocó lo anteriormente escrito), ni siquiera niegan la primera parte, sino que se construyen sobre todo lo anterior.
Aparte de las puyas sobre el el autor que se escondía bajo el pseudónimo de Avellaneda y lo que éste hizo con sus personajes en la continuación falsa, Cervantes medita sobre cómo separarse de su rival. Y encuentra el mejor camino en su propia obra, profundizando en los capítulos que van desde el 59 hasta el final en los cambios que había introducido ya en la novela pero que ahora intensifica. No hay mejor forma de venganza que demostrarle a quien se escondiera bajo el pseudónimo que es mejor escritor puesto que es capaz de ir más allá con los mismos materiales -léase a Gracián para comprender que esto es la base de la estética barroca- y que el ladronzuelo, en el fondo, sólo había comprendido la mitad de la obra, la más externa.
Myriam, que tan buenas aportaciones ha hecho a esta lectura, se ha retratado con un volumen del Quijote editado por Argos en 1950 bajo el cuidado de Martín de Riquer y que para ella tiene un valor especial. Los libros, en efecto, no valen tanto por el precio del mercado sino por nuestros recuerdos. Me cuenta que de pequeña se sintió apabullada por el peso de estos volúmenes en la casa familiar. Después de cargar con ellos en un viaje transoceánico -supongo que pagando el sobrepeso del equipaje-, reposan ya en su biblioteca. Seguro que acabarán convertidos en uno de los objetos más preciados de su casa. Gracias, Myriam.
Os animo a mandarme imágenes que reflejen la iconografía cervantino-quijotesca o a que las publiquéis en vuestros blogs, para acumular toda la información posible sobre Cervantes y el Quijote. Sobre todo me gustaría publicar imágenes no usuales, aquellas de pequeños lugares.
También os pido que me remitáis autorretratos quijotescos. Recordad que debéis estar con un ejemplar del libro o en actitud quijotesca.
Noticias de nuestro Quijote
Firvulag, que ya ha alcanzado el ritmo de la lectura, nos aporta dos interesantes entradas: una, sobre los documentales últimos realizados a partir del Quijote; otra, una más que intersante reflexión sobre la efectividad de las bromas que se les gastan en diversas ocasiones a nuestros protagonistas.
Pancho centra su comentario del capítulo de la semana a partir de las burlas que reciben los protagonistas y una cierta idea de que pudiera parecer prescindible. No os perdáis las ilustraciones que lo acompañan.
Merche Pallarés resume el capítulo sin que se le escape nada, ni siquiera el comentario misógino... para darle la razón en lo que viene diciendo desde el inicio.
Paco Cuesta llena de preguntas oportunas su comentario: interrogantes a los que cada uno debe dar su respuesta, porque cada uno propone su lectura de la novela.
Manuel Tuccitano escribe una excelente entrada fijándose sobre todo en la historia de la cabeza encantada, aunque también es interesante su extrañeza ante el conglomerado de cosas del capítulo.
Myriam aborda una interesante comparación entre la personalidad del Duque y la de Antonio Moreno que puede servir para comprender las diferencias y similitudes en sus bromas.
Kety se luce con los octosílabos de su entrada, en los que no falta la perspectiva humorística.
Antonio Aguilera resume las circunstancias de la estancia de don Quijote en casa de don Antonio y no se le escapa ni el poco fuelle de don Quijote...
Jan Puerta comenta el capítulo a partir de lo que denomina vorágine de situaciones. No os perdáis ni su apunte sobre Antonio Moreno ni sus ilustraciones a la entrada.
Abejita de la Vega halló una abeja laboriosa junto a un trigal burgalés para comentar las noticias anteriores. Después comenta el capítulo, comenzando por las bromas de don Antonio en la mesa y sobremesa, bien ilustradas y terminando con el resto de pormenores... sin olvidarse de lo del cerdo. Después publica la nota del Sanchico -gracias a Ele Bergón- que nos cuenta la preocupación familiar por Sancho: dispuestos todos a viajar a Barcelona.
Enlace con el índice de nuestra lectura, elaborado por Raúl Urbina : Primera parte y Segunda parte.Enlace con el blog construido por Manuel Tuccitano expresamente para esta lectura y que puede considerarse un agregador con los enlaces de todos los blogs participantes de forma regular, aquí.
Enlace con el grupo en Facebook, aquí. (Este grupo no sustituye a la lectura en este blog y no estáis obligados a uniros: lo usamos sólo como complemento, para informarnos, preguntar y debatir.)
Enlace con la entrada en la que encontraréis sugerencias si os incorporáis con la lectura ya iniciada, aquí.
Si me he olvidado de alguien, hacédmelo saber y lo subsanaré. Recordad enlazar vuestras entradas con La Acequia, para poder encontrarlas.
Vale.
14 comentarios:
Myriam, qué bien te ha quedado tu retrato quijotesco y tu estupendo Quijote, el cual merece atravesar océanos. Le puedes perdonar que pese tanto.
Pedro: que Cervantes volviera sobre sus pasos y retocara lo que había escrito antes...me cuadra más, veo que a ti también.
Lo de ignorante en materias literarias, eso sí que no me cuadra nada, aunque lo dijera el mismo don Miguel. Las flautas no suenan por casualidad.
¡Qué lección le da al tal Avellaneda! Le llegó su San Martín, por eso no me olvidé del cerdo, en mi entrada.
Es un placer aprender así. Un abrazo.
¡MYRIAM guapa! Estás estupenda con tu Quijote.
Me ha encantado tu presentación, Pedro, y lo que dices tiene mucha lógica. Besotes quijotescos, M.
hola pedro,
bueno te dejo saludos...y los retratos de myrian estan muy lindos...
besines !
:)sau
Sin duda la mejor victoria es la que tiene lugar en el terreno del adversario.
Sin dejar a un lado tu genial análisis, Mirian acapara todos los piropos con razón.
Perdonarme si no sigo con tanta asiduidad, ando un poco liada en obras.
Un abrazo
Mil gracias a todos. No se ve, pero ahora estoy sonrojada. Y efectivamente, tuve sobrepeso por ¡El Quijote!
MYRIAM, guapísima en esa foto, bueno, es que la que es guapa... ya se sabe. No me extraña que tuvieras que pagar exceso de equipaje, porque ¡Vaya "peaso" libros!
PEDRO, me ha resultado muy interesante lo que cuentas sobre las distintas interpretaciones. Siempre aprendiendo cosas nuevas. Muchas gracias por tus clases.
Besos
Me parece todo una genialidad de Cervantes como se venga de su plagiador desde dentro de su obra y va mucho más allá en la narración. ¡Cómo se reiría de tanta especulación... y de la gente envidiosa!
"Alonso Fernández de Avellaneda, el plagiario que escribió un Quijote espúreo, sigue siendo un misterio no resuelto y su identidad da para muchas teorías, algunas rozando la extravagancia. Para algunos hispanistas Cervantes conoció la identidad del plagiario y quiso castigarle con el anonimato, al no confesarnos su nombre. Según otros, Cervantes no sólo no supo quién se escondía bajo el seudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda, sino que equivocó incluso la patria aragonesa que le atribuyó. Por último están quienes sostienen, con bizantinismo borgiano, que también Avellaneda sería una invención del propio Cervantes."
Blog de Lamberto http://lacomunidad.elpais.com/lector-en-desvelo/posts/10
Al leer su publicación he pensado en este post de un buen compañero bloguero.
Me ha parecido interesante. Visitaré el blog de Myriam.
saludos.
Profesor Ojeda: leo su blog asiduamente, aunque hasta ahora no he intervenido. Soy estudiante en la universidad de Valladolid (ahora de vacaciones por tierras menos calurosas, en la que se discute mucho sobre la segunda parte del Quijote y la personalidad de Avellaneda, de Pasamoente, etc. Mis profesores Javier Blasco y Alfonso Martín Jiménez han escrito libros sobre ello. ¿Qué le parecen a usted? ¿Los ha leído? Confío mucho en su criterio y me gustaría conocer su opinión.
Un saludo y muchas gracias.
Hola MYR. Sonriente.Un saludo
Un librito para llevar en el bolso...
Myriam , un saludo guapa.
Gracias Berta, llegada hoy aqui. Besos
¡Qué emoción ver reflotada esta entrada y en especial con el Quijote en mi brazos! ! Parece mentira pero estaba en Buenos Aires para el nacimiento de mis dos nietas mellizas Mila y Vera que este 14 de Julio, cumplieron 10 años! Y son las que me hicieron abuela.
Cariños y abrazos a todos.
Besos a ti, Pedro, y gracias.
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