El pasado 10 de junio, el Jurado del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2009 acordó conceder dicho Premio a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Honra a este Jurado decidir que una institución universitaria -la más importante del mundo hispánico- sea merecedora del Premio y que lo sea antes una americana que española.
No es la primera Universidad que lo ha recibido. En 1990 se concedió a la Universidad Centroamericana José Simón Cañas (UCA). En aquella ocasión no se premiaba tanto la calidad académica de la institución como su compromiso con el entorno social y su apuesta por la paz promovida por el rector Ignacio Ellacuría, asesinado en 1989 junto a otros colaboradores de la UCA, próximos a la Teología de la Liberación, una de las líneas de pensamiento más interesantes que se ha dado en el catolicismo del siglo XX. Este asesinato conmocionó la opinión pública internacional y explica el Premio, que nos recuerda también que un centro de estudios universitarios nunca debe olvidarse de las circunstancias de su presente y de la responsabilidad social.
En otras ocasiones se ha premiado a centros de investigación como el Instituto Caro y Cuervo (1999), las grandes instituciones de promoción cultural europeas (2005) o una sociedad científica tan prestigiosa como la National Geographic (2006), pero nunca se había puesto el foco de atención sobre una institución académica por lo que esta misma representa.
Con independencia de las presiones o intereses políticos que todo premio de este tipo esconde, es un hecho que la UNAM lo merece. Desde su creación, en 1910 (como refundación de la Real y Pontificia Universidad de México, una de las primeras universidades americanas, que se creó en 1551 a imitación de la de Salamanca), ha dado muestras de ser una institución viva y permeable a las novedades, un centro de creación de ciencia y pensamiento de alto nivel.
Una de las etapas históricas más interesantes de la UNAM fue la acogida en sus centros de muchos profesores y científicos españoles exiliados tras la Guerra Civil. Ambas partes salieron notablemente fortalecidas del encuentro, pero siempre quedará el agradecimiento que debe el mundo académico español a la UNAM, como consta en el Acta del Jurado. No hay que olvidar, en este sentido, que ya en el año 2001 se concedió el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales a El Colegio de México, fundado en 1940 sobre La Casa de España en México, institución que, desde 1938 a 1940 había dado acogida a los intelectuales españoles exiliados. Al México de aquellos años y a su Presidente, Lázaro Cárdenas, la España del destierro les debe mucho. Sin duda, la Universidad española sería mucho mejor sin la sangría que supuso la Guerra Civil en el aspecto académico: algunos piensan que aun no se ha recuperado del todo y que gran parte de los males del mundo universitario español actual tienen origen en aquella laguna y lo que ocurrió durante las décadas siguientes, que han marcado unas inercias difíciles de arrancar.
El crecimiento de la UNAM se explica, en parte, por el contexto socioeconómico de México y por eso no es exportable como modelo a España, pero algo deberían aprender las Universidades españolas y de otros países de su constancia y dinamismo.
No es la primera Universidad que lo ha recibido. En 1990 se concedió a la Universidad Centroamericana José Simón Cañas (UCA). En aquella ocasión no se premiaba tanto la calidad académica de la institución como su compromiso con el entorno social y su apuesta por la paz promovida por el rector Ignacio Ellacuría, asesinado en 1989 junto a otros colaboradores de la UCA, próximos a la Teología de la Liberación, una de las líneas de pensamiento más interesantes que se ha dado en el catolicismo del siglo XX. Este asesinato conmocionó la opinión pública internacional y explica el Premio, que nos recuerda también que un centro de estudios universitarios nunca debe olvidarse de las circunstancias de su presente y de la responsabilidad social.
En otras ocasiones se ha premiado a centros de investigación como el Instituto Caro y Cuervo (1999), las grandes instituciones de promoción cultural europeas (2005) o una sociedad científica tan prestigiosa como la National Geographic (2006), pero nunca se había puesto el foco de atención sobre una institución académica por lo que esta misma representa.
Con independencia de las presiones o intereses políticos que todo premio de este tipo esconde, es un hecho que la UNAM lo merece. Desde su creación, en 1910 (como refundación de la Real y Pontificia Universidad de México, una de las primeras universidades americanas, que se creó en 1551 a imitación de la de Salamanca), ha dado muestras de ser una institución viva y permeable a las novedades, un centro de creación de ciencia y pensamiento de alto nivel.
Una de las etapas históricas más interesantes de la UNAM fue la acogida en sus centros de muchos profesores y científicos españoles exiliados tras la Guerra Civil. Ambas partes salieron notablemente fortalecidas del encuentro, pero siempre quedará el agradecimiento que debe el mundo académico español a la UNAM, como consta en el Acta del Jurado. No hay que olvidar, en este sentido, que ya en el año 2001 se concedió el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales a El Colegio de México, fundado en 1940 sobre La Casa de España en México, institución que, desde 1938 a 1940 había dado acogida a los intelectuales españoles exiliados. Al México de aquellos años y a su Presidente, Lázaro Cárdenas, la España del destierro les debe mucho. Sin duda, la Universidad española sería mucho mejor sin la sangría que supuso la Guerra Civil en el aspecto académico: algunos piensan que aun no se ha recuperado del todo y que gran parte de los males del mundo universitario español actual tienen origen en aquella laguna y lo que ocurrió durante las décadas siguientes, que han marcado unas inercias difíciles de arrancar.
El crecimiento de la UNAM se explica, en parte, por el contexto socioeconómico de México y por eso no es exportable como modelo a España, pero algo deberían aprender las Universidades españolas y de otros países de su constancia y dinamismo.
20 comentarios:
Ojala estos oasis no se sequen nunca...
En casos así el premio adquiere una total relevancia por lo que representa. Desgraciadamente no siempre se los llevan quien mas hace y merece. Ojala este punto y aparte represente una adjudicación más lógica.
Buen tema el que aportas hoy.
Un abrazo amigo
Quiero recordar aquí, que el año pasado el Premio Príncipe de Asturias fue para el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela fundado por José María Abreu, que lleva varias décadas dando ejemplo al mundo de cómo a través de la música se puede llevar a cabo todo un programa de reinserción social, y dotando a las orquestas de todos los países de músicos de primerísima fila. Si a Hugo Chávez se le pueden poner muchos peros, esta es una medalla que se merece con toda justicia pues su gobierno está impulsando y cuidando este proyecto con verdadero orgullo e interés. http://www.fesnojiv.gob.ve/
Es interesante el punto (neurálgico) de no olvidar que uno de los propósitos y fines de la Universidad es la responsabilidad social.
Saludos.
En Asturias somos así de grandes; mientras aquí andamos enfrascados en nuestros asuntos endogámicos...
Un abrazo.
GABIPROG: cuidémoslos como especies en peligro de extinción...
JAN: cuántos premios hay inútiles... Esperemos que este sea un ejemplo.
FERNANDO: magnífico y oportuno comentario el tuyo.
MUGGET: no debería olvidarse nunca. Me temo que por Europa lo olvidamos con demasiada facilidad. Saludos.
NOME ANDRÉS: qué cierto lo que dices.
Gracias a todos por vuestros comentarios. Un abrazo.
Por algo sera...
Un abrazo.
siempre que un premio es bien adjudicado nos alegramos doblemente.
biquiños,
Me encantó el comentario sobre la acogida que brindó a los exiliados tras la Guerra Civil. Qué importante papel desde la Universidad, el académico y el social.
Besitos.
Lo hermoso de este Premio es que lleva implícito premiar a todas estas Personas y recordarlas.. siempre.. por eso nos debe emocionar doblemente..
Un Beso, Pedro.. y Feliz Domingo de descanso..
La UAM se merecía este premio desde hace MUCHÍSIMO tiempo. Me alegro de que se lo hayan concedido este año. Besotes, M.
Y queda, además del análisis que has hecho, el orgullo de mostrarle a quienes posan sus rapaces ojos en ella tratando de secuestrarla de lo público para hacerla privada, que la UNAM NUNCA ha sido cueva de terroristas, holgazanes y mediocres, y si una institución que ofrece calidad educativa para todo el pueblo de México, especialmente para aquellos que, de otra manera, jamás hubieran podido acceder a este nivel educativo.
Como mexicana y egresada de la UNAM (el corazón "puma", azul y oro, henchido de orgullo) te agradezco muchísimo esta entrada. Y, como bien has dicho, la UNAM y la cultura mexicana tiene mucho que agradecerle a los intelectuales españoles que vinieron a México, durante aquellos aciagos días.
Un beso a todos...
Me alegro por México y por la UNAM, nacional y autónoma. También me alegro por Venezuela y el programa de reinserción social.
Me alegro por la institución que otorga un premio con conciencia.
Vi en el informativo de España el reportaje a los españo-mejicanos. Me encantó. Siempre creo, se debe ser agradecido con la tierra que abre sus puertas y recibe al extranjero y a la vez, nunca olvidar las raices.
Un abrazo
En Buena hora… guardo los mejores recuerdos de ese país… Besitos. Silvi.
CORNELIVS: en efecto.
ALDABRA: y deberíamos alentar que siempre fuera así.
ELENA: y el agradecimiento que les debemos.
SELMA: así es, así debe ser.
MERCHE: debemos compartir estas emociones.
INCOMBUSTIBLE: me alegro de que aportes tu experiencia y tu cercanía a esta cuestión. Gracias.
MYR: aquella etapa honra a la tierra de acogida, sin duda.
SILVI: me alegra mucho que así sea.
Tienen ademas una editorial propia muy buena. Rara es la bibliografia de una asignatura de mi carrera que no tenga unos cuantos libros editados, o cuanto menos traducidos al español, por la editorial de la Universidad autonomica de Mexico.
Estos tios se lo toman en serio y hacen las cosas bien. Es lo que nos falta aqui, me temo.
EREBUS: en efecto, un catálogo ejemplar. Invito a verlo en su web. Nos falta, nos falta.
Tengo amigos mexicanos y me hablan muy bien de la UNAM. Premio merecico. Un abrazo.
mirar y mejor que eso
aplicar y mejorar debería ser un axioma dentro de las universidades para con las otras universidades.
Nadie nace sabiendo y en el camino todo se va desarrollando, bueno sería que muchas universidades dejen ese caparazón autocomplaciente y oxigenen un poco esos pulmones ancestrales:=)
muakismuakis de sol
Perdona la nueva intromisión, pero este tipo de noticias y, especialmente, las palabras de tus comentaristas, son algo a lo que debe una acudir en tiempos como estos.
Decirles que México y la UNAM mucho tienen que agradecer por la presencia y contribución de los emigrantes de diferentes nacionalidades. Y que si en la UNAM las cosas se hacen bien, con conciencia y corazón, se debe a los esfuerzos y el trabajo conjunto de españoles, mexicanos y argentinos que han pasado por sus cátedras.
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