Una de las afirmaciones más falsas sobre lo que se pretende saber de la literatura en español es que, por no se sabe qué misterio genético, en la Historia de la literatura española apenas se ha cultivado el relato breve. Aparte de que, en gran medida, el origen del cuento como género literario de gran entidad naciera en Europa en la Edad Media a partir de la difusión, en castellano, de la narrativa breve oriental (véase el Sendebar o el Calila y Dimna), tal afirmación es igualmente falsa para el resto de las épocas y lo que delata es la ignorancia o el esnobismo del que la pronuncia.
Lo que sí ha sucedido es que, salvo excepciones notables, durante mucho tiempo las colecciones de cuentos no llamaron la atención de los editores porque no creían en el género. Aun hoy existe la leyenda de que publicar un libro de relatos no es rentable e incluso se hallan en algunos catálogos cuentos disfrazados de novelas breves que se venden como novelas a secas con el viejo truco de mal estudiante de aumentar el tamaño de la letra, los espacios en blanco y situar algunas ilustraciones. Se piensa que así el resultado es más digno y vendible.
De esta forma hemos llegado a olvidar, a fuerza de falsificar la realidad, que fue en la literatura castellana en donde se cruzó la narrativa breve árabe con la europea, que en esta lengua se dieron los primeros pasos para dignificar el cuento en una lengua romance como gran literatura y que las colecciones españolas de misceláneas o recopilatorios de historias del siglo XVI dejan fijado un canon de narrativa breve -desde el mero chiste, la anécdota, el cuento folclórico o el más elaborado- que permanecerá vivo durante varios siglos (invito a leer alguno de los cuentos del enlace anterior para que el lector se sorprenda con textos que le contaron de niño e incluso alguno que se nos ha vendido como original de otras literaturas). Ahora, que los jueves leemos el Quijote, en Cervantes hemos descubierto desde cuentos folclóricos -como el que Sancho cuenta a su amo en la aventura de los batanes- hasta relatos de locos -como los del Prólogo a la Segunda parte.
Es singular el desconocimiento del cuento español de ciertas épocas. Así, en algunos manuales parece que el género desapareció de nuestra literatura desde Don Juan Manuel hasta Clarín. Todo el mundo conoce, aunque sólo sea por el título, Adiós, cordera, uno de los cuentos más leídos de nuestra literatura, pero pocos son capaces de citar relatos anteriores del mismo siglo XIX, a excepción de los que caigan en la cuenta de que las leyendas becquerianas son relatos breves.
Durante mucho tiempo, el relato breve impreso -su puesto en la literatura oral nunca se perdió- pareció esconderse entre las páginas de las novelas largas (ya he citado el ejemplo del Quijote), sermones y otros géneros en los que el cuento servía bien como explicación de lo que se quería decir bien como pausa entretenida en una materia ardua o adoptar la trasmisión en forma de romance (esta es otra cuestión: la existencia del romancero en la literatura español es una fuerte competencia para el cuento en prosa).
Con la aparición de la prensa escrita en el siglo XVIII, las revistas y los diarios acogieron con entusiasmo el género. Tanto por su extensión como por su intención, el cuento se ajustaba perfectamente a la prensa y en ella encontró un caldo de cultivo excelente. En las páginas de las cabeceras de los siglos XVIII y XIX hay miles de relatos esperando ser leídos, algunos de sorprendente calidad pero que no llegaron a recopilarse en tomo y que, por eso mismo, quedaron sepultados en las hemerotecas. Hoy, gracias a la digitalización, podemos acceder a muchos periódicos y revistas de estos siglos con gran facilidad para leer estos cuentos en su contexto.
Borja Rodríguez Gutiérrez, el mayor experto actual en el relato breve español del citado período, ha publicado un magnífico trabajo que nos introduce en ese mundo. El cuento romántico español: estudio y antología (Santander, Real Sociedad Menéndez Pelayo, 2008) es un volumen de 952 páginas en el que se recogen decenas de cuentos del período que va desde 1800 a 1850 y que negará definitivamente la falsa afirmación con la que se abría esta entrada. En su introducción deja asentada la metodología de aproximación al cuento como género literario y el contexto histórico y literario en el que fueron publicados.
Nadie saldrá defraudado de la lectura de estos textos, la mayoría de ellos desconocidos para el lector actual.
25 comentarios:
A veces nos quieren hacer olvidar que lo breve puede tener la misma densidad que una gran novela.
Lejos como estoy, me será difícil encontrar la obra en cuestión. Pero tomo nota por si algún librero de por aquí tuviese un mal día y se le ocurriese hacer un pedido al respecto.
Un abrazo amigo
Muy interesante tu post. Muy bueno!
Pedro me cuesta mucho… tratar de entender el porque… si los cuentos… son el folclore de los pueblos… lo que se transmite de forma oral de padres a hijos… historia 1 de Ibáñez, en su primera parte dice… fue pasando de boca en boca de de generación en generación… hasta que un buen día pasan a formar parte de tu acervo cultural, una novela, opera, o leyenda. Hace 3 horas que estoy buscando un apunte en mi caja de Pandora… (Ordenador); no me quiero ir a dormir sin subirlo… “los juglares fueron los primitivos poetas en lengua románica y que por ellos inducidos entraron los clérigos a cultivar el nuevo arte, lo confirma un hecho no bastante considerado: el más antiguo clérigo que poetiza en romance español, Gonzalo de Berceo, y aun el autor del Alexandre que más pretendía ser ajeno a la escuela juglaresca, sin embargo se dieron a sí mismo el nombre de juglar por hallarlo en uso ya de antiguo con la significación del latinismo «poeta», totalmente inusitado.
En los siglos anteriores a Berceo, ocurrió sin duda varias veces que algún clérigo se asociase al arte producido por los legos (Auto de los tres Reyes) Vida de Santa María Egipciaca} etc.), pero en metro y rima juglarescos. Posteriormente muchos casos semejantes sucedieron; la historia de las literaturas occidentales durante toda la Edad Media y hasta comienzos de la Edad Moderna, es la historia de cómo los legos van entrometiéndose a tratar en su lenguaje vulgar los temas o géneros reservados a la lengua latina, y cómo los clérigos se van sintiendo tentados a abandonar su latín escribiendo en vulgar, viéndose a causa de ello menospreciados por sus colegas y hasta acusados de impiedad por poner al alcance del vulgo delicados temas religiosos; tal fue el caso del inquisidor Valdés frente a los dos Luises, de Granada y de León, como escritores en lengua vulgar”. Mendez Pidal. … Perdón Prof. Si quiere me puede reprobar… soy una fiel defensora de la historia… Besitos. Silvi.
Muy interesante tu post y el comentario de SILVI. Efectivamente, ese libro debe de ser MUY ameno. Siempre me han gustado los relatos breves, intentaré leerlo. Tambien pienso ir a todos tus links que seguro son muy instructivos. Gracias, querido Pedro. Besotes, M.
Buena recomendacion y analisis.
Saludos.
Jesus
Primero Pedro agradecerte todo lo que nos enseñas con estas entradas.
En España todo lo que lleva la etiqueta de "menor" se desprecia creo que debemos de tener un serio problema psicológico o algún síndrome colectivo, sobre el tamaño de las cosas. La literatura menor(cuentos,relatos..etc) siempre se ha menospreciado y quién lee este tipo de literatura que no se le ocurra decirlo pues se le trata poco más que como a un analfabeto. En pintura pasa lo mismo que no se le ocurra a un comisario hacer una exposición de la mal llamada obra menor de un pintor (dibujos, litografías, cerámicas) pues dicha exposición sin ser vista ya es un fracaso, y la mayoría no sabe que el (autor, pintor, artista) en sus dibujos, en su obra menor, están las pistas, las características, la estética, rasgos, motivos.etc) de su obra de género mayor.
Hay muchas cosas buenas que pasan desapercibidas y con el relato breve español es lo que sucedió, como no era vendible ¡ala! al cajón desastre; una lástima.
Besos, muackkkks.
Bueno aqui estoy sambullida, toda una clase de literatura y con tela para varios días!!!!!!. Desde luego este libro de Borja Rodriguez G. pasa a engrosar las filas de mi lista.
Con tus enlaces llegué hasta Pedro Alfonso (interesante sujeto). Después me leí los 3 primeros cuentos del Sendebar..... y oh sorpresa, pude entender el español del S XIII! Me lo grabé para seguir leyendo... Me acerqué a las Patrañas del siguiente enlace, que despertaron mi curiosidad, pero ya anoche el sueño me venció y ahora no puedo continuar leyendo, pero seguiré, seguiré, incluido Becquer (que maravilla esta digitalización).
Eventualmente te caeré aquí de nuevo con alguna pregunta.
Gracias y besos
COLGADA HOY EN MI BLOG UNA ENTRADA COMO COLABORACIÓN CON EL GRUPO DE LECTURA DE LA ACEQUIA.
UN ABRAZO, AMIGO.
HERNANDO, justamente lo que hizo Picasso. Sus dibujos infantiles ya presagiaban su talento (lo que mas me gustó fue que ya dibujaba su paloma en todos sus cuadernos). Besotes, M.
ayyyy me zambullí nuevamente y encontré la z.......!
Preciosa exposición que refleja el amor a la literatura, en este género, efectivamente también desde mi punto de vista, nunca suficientemente valorado.
Me quedo con tu recomendación bibliográfica. Muchas gracias.
Vivan los cuentos y los relatos, en sus múltiples formas, más o menos breves, entre los que tantas joyas encontramos en nuestra lengua.
Besitos.
Creo saber a que dedicaré la mayor parte de mi tiempo libre este verano.. tengo un montón de Amigos en forma de libros esperando a que los devore.. este será uno más..
Gracias, Pedro, un beso libresco y romántico...
Mi parecer es que a lo largo de la literatura se ha dado poca importancia a los relatos cortos o cuentos, valorándose las obras de peso (lineas y páginas)es como en el cine...cualquier mala película se prodiga más que un buen corto... y éstos tienen tan cuidada factura que pocos son verdaderamente malos...saludos
Buena recomendación. Me apetece leerlo. Saludos, Pedro.
Ay, el "Sendebar", el "Sendebar"... Qué daño hacen esos cuentos para los jóvenes musulmanes de hoy en dia. No me extraña que las mujeres de esos países no puedan emanciparse y progresar. No hay que olvidar que si no fuera por las mujeres, las MADRES, nadie estaría aquí. ¡¡Ya esta bien de tanta misoginia!! Besotes, M.
No es nada fácil escribir un cuento breve. Yo soy un seguidor de este tipo de literatura. Un abrazo.
Gracias!..
Para poder leer tu articulo, debo antes saber de que se trata cada palabra subarayada en rojo, Leí Adios cordera de Leopoldo Alas, aún no la había leído ni escuchado pero me encanto y me hizo llorar, pero me encanto.
Gracias, aprendo mucho aqui, leyendote.
He leído con mucho interés toda la entrada. Adios, Cordera, me lo contaba mi abuela: y yo me lo creía. Raymond Carver está muy lejos del anterior: y también me lo creo. Es lo que tienen los cuentos.
Un abrazo
Excelente disección literaria
Me apunto tus recomendaciones, corazon¡¡;)
BESITOSSSS Y FELIZ SEMANITA GUAPOOO¡¡¡¡
Me parece que el mundo blog es ideal para el cuento breve, rechazado por el mundo editorial.Creo que aquí es al revés, y lo breve funciona mejor.
Un abrazo
Buenas:
gracias por esta entrada y por los enlaces (empecé a leer el Patrañuelo)
me encantan los relatos breves, los cuentos... y hago colección desde pequeña: tradicionales y actuales...
Ficho a Borja Rodriguez, ya le comentaré.
Besos
Se hubiese podido tal vez hablar también de relato breve dentro de la picaresca, o inclusive acerca de "los entremeses" .
Un gusto leerte siempre. Un abrazo
Vaya descubrimiento este enlace de los periódicos antiguos digitalizados que nos has dejado. Ayer me tiré toda la tarde trasteando en ellos. Tiene mucho peligro este enlace.
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