-¡Oh flor de la caballería, que con solo un garrotazo acabaste la carrera de tus tan bien gastados años! ¡Oh honra de tu linaje, honor y gloria de toda la Mancha, y aun de todo el mundo, el cual, faltando tú en él, quedará lleno de malhe[c]hores, sin temor de ser castigados de sus malas fechorías! ¡Oh liberal sobre todos los Alejandros, pues por solos ocho meses de servicio me tenías dada la mejor ínsula que el mar ciñe y rodea! ¡Oh humilde con los soberbios y arrogante con los humildes, acometedor de peligros, sufridor de afrentas, enamorado sin causa, imitador de los buenos, azote de los malos, enemigo de los ruines, en fin, caballero andante, que es todo lo que decir se puede!
¿Pensó Cervantes, en algún momento, matar a su personaje al final de la primera parte? Si lo pensó, a estas alturas ya lo tenía descartado: el personaje merece la posibilidad de una continuación y así se nos promete, dándonos, incluso, algunas líneas generales de lo que, a la altura de 1604, pensaba hacer Cervantes en ella.
No es sólo por eso por lo que no muere don Quijote. Esta primera parte no puede tener este final porque se necesita la vuelta a casa del personaje molido a palos, para demostrar que el mundo ya no admite caballeros andantes. O, al menos, que los caballeros andantes de la nueva época ya no podían ser los de antes: héroes legendarios, individuales y con una fuerza sobrehumana. A la vez que defendía un tipo de novela verosímil y realista, apta para contar el mundo real desde su propio rasero, Cervantes defendía -como hemos visto en varios personajes de la novela y comprobaremos definitivamente en la Segunda parte- un tipo de héroe que pueda ver los problemas desde lo humano y, en especial, desde las necesidades colectivas: esta sociedad no admite don quijotes pero éste Don Quijote tampoco es la solución real para esta sociedad.
Pero necesita que, en algún momento, parezca que va a morir. En primer lugar, para despertar la expectativa del lector: ¿va a dejar morir, se pregunta, a este personaje que tanto nos ha acompañado en nuestro tiempo de lectura? En segundo lugar, por una cuestión de lógica narrativa interna: si toda la aventura de don Quijote es una parodia, su muerte también debe serlo y venir acompañada del planto que se les hacía a los caballeros cuando morían. Y de eso se encargará Sancho. Acto seguido, Don Quijote vuelve como Don Quijote, no como Don Alonso. Ya está preparado para su tercera salida.
Estatua cervantina en Valladolid
En Valladolid, ciudad en la que Cervantes residió unos años acompañando a la Corte en tiempos en los que redactaba el Quijote, hay varios lugares que conmemoran su figura. Traigo aquí una imagen de su estatua, que se encuentra en la Plaza de la Universidad. Obra de Nicolás Fernández de la Oliva, data de 1877. Aunque inicialmente se levantó frente a la casa en la que se cree que residió Cervantes, se situó finalmente frente a la fachada barroca de la Universidad vallisoletana en 1889. En esta imagen de Cervantes se reúnen su condición de soldado y de escritor.
Os animo a mandarme imágenes que reflejen la iconografía cervantino-quijotesca o a que las publiquéis en vuestros blogs, para acumular toda la información posible sobre Cervantes y el Quijote. Sobre todo me gustaría publicar imágenes no usuales, aquellas de pequeños lugares. En cuanto a los autorretratos quijotescos, ya sabéis que volverán, así que podéis seguir mandándomelos, que no tardaré en publicarlos. Recordad que debéis estar con un ejemplar del libro o en actitud quijotesca.
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Vale.
12 comentarios:
ya comenté algo sobre la interpretación, me parecía a mi de la muerte del protagonista... yo pienso que su idea era acabar la obra.. lo mismo la continuó debido al éxito de la primera parte??? en fin solo son conjeturas.. saludos
Especulación claro. Ciertamente el personaje parece asumir vida propia y reclamar continuación; parece que esto nos lo recuerde el personaje Augusto Pérez de Unamuno en "Niebla", obra de raíces cervantinas sin duda.
Un saludito.
El trozo atribuido a Sancho, me ha impactado sobre el conjunto de lo que analizas. Cada uno interpreta la vida dentro de su universo, la bondad es relativa y los locos necesarios.
Hola Pedro.
Muchas gracias por la referencia. A ver si puedo sacar más tiempo y darle un impulso a mi lectura que la llevo muy retrasada en cuanto a publicar mis comentarios.
Gran idea la de hacer acopio de lugares cervantinos, aunque así de pronto no recuerdo ninguno por aquí cerca. Habrá que investigar.
Un abrazo.
Siempre me ha intrigado el ultimo capitulo de la primera parte de Quijote. ¿Juega Cervantes a la despedida "sin" despedida? ¿Acaso pensaba estudiar primero el efecto de la primera parte, antes de aventurarse a escribir la segunda?
Me gustaria que nos dieras tu opinion sobre tal particular, Pedro.
Un abrazo.
Pedro...pienso lo mismo que Cornelivs,creo que era un gran estratega,y tenia mucho para decir.Un Cervantes,con una paleta amplia de conocimiento.Que llevo varios siglos interpretarlos. Besitos,Silvi.
Voy a ponerme al día con lo publicado.
Un abrazo
MANUEL: hay suficientes datos como para pensar que, en la fase final de la redacción, ya tenía pensada la continuación, pero es lógico que tuviera que esperar a la reacción del público. No es extraño: venía prometiendo la continuación de La Galatea durante muchos años, aunque nunca la llevara a feliz término. Saludos.
ELENA: en efecto, Unamuno es muy cervantino... a la manera unamuniana, claro. Bien visto.
BIPOLAR: en efecto. La bondad y la locura son siempre relativas.
JUAN LUIS: seguro que encuentras algo. Un abrazo.
CORNELIVS: puede que te sirva la respuesta que le he dado a Manuel. Estoy convencido de que ya pensaba en la continuación, pero debía esperar a la recepción del público, claro. Un abrazo.
REIKIJAI: y que llevará más, porque esta obra adquiere nuevos significados en cada época. Besos.
JAN: espero que te guste. Un abrazo.
Gracias a todos por vuestras palabras.
Es muy complicado matar al héroe de una novela. MIra lo que le pasó a Doyle con Holmes, lo mató y tuvo que resucirtarlo. Un abrazo.
Fernando: totalmente de acuerdo. Y no es el único caso...
Muy bueno lo del planto; cuando lo leí pensé que sólo era una permutación de consonantes.
Grande y engrandecido este C pucelano que nos enseñas. La silueta bien definida en un contraluz con poca luz. Todavía tenía la izquierda útil, como parece observarse.
Van aumentando los comentarios largos. Faltan otros tantos tan buenos o más que los que citas en los comentarios de La Acequia. Mérito tuyo, con una perseverancia que contagia.
No sé, no sé, los epitafios están ahí y...no sabe uno qué pensar.
Abrazos.
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